Sí, ya. Todo de lo que hablamos acaba resultando ser “un
pilar fundamental en cualquier relación BDSM”… Básicamente porque todo son
distintos aspectos de lo mismo y están todos tan íntimamente interrelacionados
que no es posible unos sin los otros. Y de hecho, es así en cualquier tipo de
relación, sea bedesemera o no, de pareja, familiar, de amigos, de negocios,…
Pero aquí hablamos de relaciones BDSM, que para eso es un blog del tema.
Las relaciones BDSM en cualquiera de sus posibles versiones
y variaciones (D/s, Sm, larga duración, encuentros ocasionales, pareja,
múltiples, abiertas, cerradas, acuerdos para bondage, o lo que sea) requieren
un importante ajuste entre sus miembros de las necesidades, deseos y
expectativas de cada uno de ellos, ya que el éxito de la relación está en que
ambas partes se complementen y todos encuentren lo que buscan y desean de forma
satisfactoria. Si no hay una comunicación fluida y exhaustiva, ¿cómo hacerlo?
El dar por entendidas las cosas, el presuponer que el otro
piensa lo mismo que yo sobre cómo va a discurrir nuestra relación, qué vamos a
hacer y qué no, bajo qué parámetros… puede llevarnos a descubrir, cuando ya es
tarde, que hay importantes incompatibilidades entre nosotros. Que nuestros
irrenunciables y nuestras limitaciones no cuadran, que no buscamos lo mismo.
Tal vez hablamos mucho de cosas que nos emocionaban o nos ponían a cien, pero
nos dejamos temas en el tintero que ahora suponen un importante obstáculo, y
ahora resulta que “es que esto no era lo que yo creía que iba a ser…”.
Entonces llega la frustración, los desengaños, la
desilusión, los reproches…
No vale aquí el “todo el mundo sabe que cuando se dice tal
cosa, quiere decirse…” ni cosas parecidas. No basta con decir “todo será muy
SSC”. Hay que hablar, hablar de todo lo que podáis imaginar, llamando al pan
pan y al vino vino. Y después de hacerlo, hay que pensar en más cosas que
puedas imaginar y hablarlas también.
La sutileza, la retórica y los adornos están muy bien para
algunos momentos, son también fórmulas de comunicación, más románticas o
poéticas y alimentan ciertos aspectos de muchas relaciones, pero para construir
y luego mantener una relación, no podemos fundamentarla en poesía. Hay que
COMUNICARSE mucho y bien. Y por desgracia el comunicarse de forma asertiva no
es una habilidad que generalmente las personas dominemos y ejerzamos de forma habitual.
.
En ocasiones, en una relación D/s, un mal entendido deber de
acatamiento de la parte sumisa respecto a los deseos y órdenes provenientes de
la parte dominante, genera una incomunicación que acaba siendo letal para la
relación. Tal vez menos frecuente, pero igual de peligrosa, es la suposición de
que la parte dominante es todopoderosa y no tiene dudas, ni nada que deba
comunicar y compartir con sus sometidas.
Por muy estricta y protocolaria que sea la relación que
hayáis elegido mantener, siempre debe haber una vía para la comunicación. Tiene
que haber espacios y momentos para que se puedan plantear con sinceridad las
necesidades de todos los implicados, para que los desajustes y problemas sean
conocidos por todos, puedan solucionarse de forma constructiva y sea posible
continuar avanzando. El “yo mando y tú obedeces”/”yo sólo estoy para obedecer
sin hablar”, no sirve de nada cuando uno de los miembros de la relación no es
feliz, por mucho que se haya acordado previamente un intercambio de poder más o
menos intenso.
Las personas sumisas SI tienen necesidades, deseos,
problemas,… y deben encontrar en la relación la satisfacción real de ellos o la
cosa no funcionarán.
Y la parte dominante, además de tener también necesidades
más allá de empuñar una fusta, NO es adivina. No es verdad eso tan bonito de
que con ver el palpitar de tu piel y mirar el profundo de tus ojos va a saber
qué necesitas en cada momento.
La comunicación no verbal es importantísima, pero no puede
sustituir la eficacia de cien conversaciones transparentes y sin tapujos.
Un paseo. Las calles se abren como las vetas del mármol
pulido y brillante. Mil edificios como atalayas desde donde los hombres esperan
e inventan mil vidas escondidos en sus rincones, mil destinos por cumplir con
cada ser humano que camina distraído, y que podría abrir con sus ojos las
puertas del paraíso. Pero ellos nada saben. Tienen los tentáculos rodeándoles
el cuello, amasando las costuras de su cuerpo con la feroz dulzura de un deseo.
Caminan ajenos, se consumen como el cuerpo iridiscente de una cerilla. Cada
flor es una tragedia que olvidar pero intensa como un crepúsculo. El cielo
sangra y sangramos todos. Hinco las rodillas en la arena y mi reverencia no
aplaca la caída cárdena del sol. Desde esa ventana alargo mis manos invisibles,
profiero los susurros mas delicados mientras el mundo baila moviendo el vientre
y los tambores crepitan quemando los campos del pudor. No puedo dejar de
imaginarme que sería si mis suplicas ahogadas fueran atendidas, si cada fruto
de la tarde resonase con mis caricias y quisiera contar un cuento dentro de
otro cuento hasta agotar los pulmones de la imaginación. Querría vivir mil
historias silenciosas. Que la muerte se vistiera de negro, de negro pupila, y
las voluntades se condujeran bajo el hechizo de ser una serpiente enroscada y
trémula, música para mis oídos, música para perder esta perfecta
individualidad. Izo las velas, tiendo los remos y diviso que el horizonte huele
a alquitrán. Preparo mi barco furtivo hecho con las entrañas de mil hombres
desalentados. El cielo augura tormenta pero mi sonrisa conjura los vientos que
han de llevarme hacia la conquista. La marea es débil, un rumor sordo tendido
como el telón del infortunio. No me importa. Soy una pirata hambrienta de
tesoros, de corazones que cambiaré por los míos. Navego alucinada con la
obsesión del abordaje. Mil hombres y mujeres han de sucumbir a mis redes. Llevo
en el pecho la canción de la sirena. El aire gris de los adoquines se tornará
melifluo a través de mi garganta. Quién reciba mi evangelio olvidará la inteligencia
de sus pasos y me pedirá que le aúpe a mi embarcación hecha de anhelos. Las
calles son enjambres que rezuman la apatía del conformismo. Atravesare sus
mejillas de nácar y vertiré mi sangre sobre las alcantarillas. No quedará una
fuente sin el olor del vértigo y la viscosidad de los efluvios prohibidos.
Allí está. Sorbe su
café y sus labios se le arrugan entre espirales de vaho. Está sentada frente al
espejo, traslúcida como una medusa de largos y ensortijados brazos, inaccesible
como la luna. Me detengo frente a ella y mis piernas querrían atravesar mil
continentes antes que permanecer quietas para que yo la contemplase. No las
culpo. Son las hijas del miedo primordial como cada una de mis células,
infectadas desde su primer desdoblamiento. Pero ya no temo. Gobierno un barco
fantasma construido con la fe del delirio y la fragancia de mil rosas
ensangrentadas cuyo último estertor conservo en un frasquito de cristal. Su
cara brilla con la baba áurea del sol. Es porcelana esmaltada por las manos del
único misterio. La sangre se remansa sobre los labios fruncidos, duros como la
invisibilidad que nos separa. La miro enloquecida, mis ojos sobrevuelan su
frente como dos cometas desorbitados, consumiéndose sin que su estela pueda
despertarla, conmoverla. Atravieso el umbral de la vigilia y me conduzco a su
lado. Sigue distraída. No me ve ni me huele. Recorre las praderas de Júpiter o
se desliza en patines por los anillos de Saturno. Quizá imagina también su
barco alado y solo espera el guiño del mar para vivir. Acerco mi cara a la
suya. La distancia no existe cuando el miedo no puede ya medirla. Poco importa
que me descubra oliendo su cabello, rozándola con mi nariz hasta el
estremecimiento. Ella está en Júpiter y yo soy un ángel caído. Continúo mi
danza de redención durante lo que me parecen mil eternidades. Cierro los ojos.
Hacia donde me dirijo no hay ya nada que ver. Tiendo mi mano y ella tiende la
suya. Siento el ritmo del mundo en cada intercambio. Vida y muerte correteando
por sus bronquios en un repiqueteo que podría interrumpirse en cualquier
momento. No debo perder mas tiempo.
Pero, ¿acaso el tiempo se pierde cuando nos fundimos en la
verdad? ¿Acaso la vida pasa cuando reposamos sobre dunas sedosas de un cuerpo
humano? No lo creo. Tengo la calma de una nube peregrina. Sé que al fin estoy
donde debo. Que mis deseos son una dinfonía perfecta y ella una bella e
infinita caja de resonancia. Giro la manivela y la bailarina entona du canción.
Despierta de su abismo y me sonríe con la suavidad de un dios. Pronuncia mi
nombre. Lo repite. Una vez. Otra. Mi cuerpo la abraza y juntos estallamos como
rompe la autora, como rompe el principio y el amor, la muerte que siempre quise
para mí.
Ahora me habla y su voz no se oye, la siento tronar en mi
alma: eres mi reflejo…
En esta entrada me gustaría contar con su ayuda, me gustaría
que ayudaran a resolver una duda que me embarga y me explico.
Todos en algunas ocasión hemos usado el sexo (imagino que el
spanking lo entendemos también como sexo, con sus características especiales,
pero sexo al fin y al cabo), como medio para canalizar. Y el ejemplo más claro
de ello, es ese dicho popular, que dice que: “lo mejor de las discusiones, son
las reconciliaciones”. Ejemplo claro de que a través del sexo, canalizamos una
situación incómoda o de malestar.
Dentro de los juegos, un ejemplo evidente sería un tema del
que ya hemos hablado en varias ocasiones, usar el spanking, para resolver una
situación de estrés, el típico mal día que todo ha salido mal y se busca juego
para canalizar ese disconfort. En los dos casos expuestos el sexo además de su
papel principal de actividad gratificante y divertida, cumple un papel de medio
para canalizar una situación incómoda o de malestar, para olvidar y es algo que
creo que todos hemos hecho en más de una ocasión.
Ahora bien, también intuyo que muchas personas, en un
determinado momento, no solo pueden usar el spanking como medio de
canalización, si no también es usado como medio de satisfacción. Ósea como
manera o apoyo para conseguir satisfacer unas necesidades que van más allá, del
deseo sexual y de en un momento determinado olvidar un mal día. Que son
necesidades más profundas y arraigadas, cuyo origen no tiene nada que ver con
el sexo, ni con el spanking y que sin embargo a través de los juegos son
plenamente satisfechas de manera indirecta. Me estoy refiriendo a colmar a
través del spanking, una necesidad de atención, de protección, de sentirse
querid@ o desead@, de ser visible no solo en lo bueno y evidente, sino también
en los defectos y lo que se muestra.
¿Y ustedes que piensan, puede ser el spanking un medio de
satisfacción, de necesidades, mas allá de las estrictamente sexuales? Ahí dejo
la pregunta.
Algunos creen que por tener experiencia en estos juegos se conoce al dedillo los entresijos; pero qué va. Aun a día de hoy me sorprendo con cada uno de ellos porque mi camino de baldosas amarillas tiene una característica: nunca se repite una baldosa. A simple vista parecen iguales pero con
detenimiento se aprecian un sinfín de matices.
Sin duda, la
sensación que más mariposas crea y no siempre se desata igual es la que hace
sentirme poderoso asumiendo el control. Un simple detalle o gesto, puede
cambiar mucho la percepción de un juego y por ello las sensaciones; incluso
dentro de ese gesto, hay un sinfín de detalles que pueden provocar muy
distintas sensaciones, según cómo juguemos. Con ese revoloteo de sensaciones
tan dispares y a la vez armónicas, devoramos nuestra inocencia dejando las
buenas formas en el rincón, consiguiendo que tu cuerpo se abandone a mi antojo,
sintiendo ambos que la mente vuela en una tormenta de emociones.
Incluso repitiendo el
mismo ritual, la postura, el instrumento o el número de azotes, las sensaciones
no se repiten. La incertidumbre conocida, la comodidad incómoda, el goce
doloroso, la ternura violenta, la dominación amorosa, la protección rigurosa,
son algunas de las sensaciones que experimentamos tú y yo a medida que jugamos
y aun conociéndolas nunca se repite ni la forma ni la intensidad de las mismas.
Todo ello hace que ambos no dejemos de sorprendernos y disfrutemos como si del
primer juego se tratase.
La realidad es que un
juego no será dos veces igual, ni en sensaciones sentidas ni en emociones
perseguidas. Haciendo de cada paso en el camino, todo un juego divertido,
sorprendente e inigualable.
Vuelvo a la carga con la serie de mecanismos de defensa de
la mente y como estos están muy presentes en el desarrollo de los juegos.
El que vamos a tratar hoy es uno de los cumbre en nuestros
juegos, es el mecanismo de defensa de racionalización. ¿Y en que consiste o
como se manifiesta?:
Pues bien tenemos que partir de la base que la mayoría de
actos no tienen una única motivación. La racionalización es el mecanismo que
escoge aquella motivación que justifica el acto, sin que este entre en
conflicto ético/moral, reduciendo la ansiedad que puede provocar una
determinada conducta. La persona se convence a si misma de una manera ficticia,
se da explicaciones a si misma para reducir la ansiedad que pensar que esta
haciendo algo intolerable o irracional. O también se usa para auto convencerse
de que una situación mala, es buena. De alguna manera es un engaño que nos
hacemos a nosotros mismos para hacer algo que puede generarnos un conflicto.
¿Y como se manifiesta la racionalización en nuestros
juegos?. Pues hay una manera muy gráfica y que todos conocemos, el ejemplo
máximo de la racionalización aplicada a los juegos, son los: castigos.
Creando esa figura ficticia, de alguna manera hacemos
racional el juego y evitamos que nos genere conflictos, con la moral y lo
políticamente correcto. En el caso de la parte spankee, esa racionalización
llega por el hecho de que ha cometido alguna tropelía que se merece ese
“castigo” o “corrección” haciendo así mas asumible el mismo. Y en el caso del
spanker, exactamente lo mismo, racionaliza su deseo de dar esos azotes, en el
hecho de que estos son consecuencia de acto de la spankee y que se “deber” es
corregir ese error.
Así que como veis, este mecanismo de defensa es fundamental
en el devenir de nuestros juegos, diría que incluso es necesario para mucha
gente.
No soy muy partidario de los ecuatoriales y demás, cada cual
vive sus deseos, según su propio parecer y expectativas sin embargo, he
encontrado estos diez pequeños consejos que me parecen muy de sentido común y
que creo que vale la pena compartir. Son diez pequeñas sugerencias para
conseguir que una relación de spanking funcione, aunque de algún modo se podría
hacer extensivo a cualquier tipo de relación, lo cierto es que las
características especiales del juego, obligan a trabajar un poco más algunos
detalles. Y además me encanta la metáfora del spanking como viaje que nos dejan
estas diez sugerencias para tener un buen viaje al mundo del spanking.
1. Tomate tu tiempo, las prisas no son buenas en este viaje,
disfruta de cada uno de los pasos del viaje.
2. Viaja con seguridad; conoce a tu pareja de viaje, déjate
conocer, comparte fantasías, muestra tus límites y comprende los límites de la
otra persona.
3. No es necesario el equipaje en este viaje: Se tu mism@ en
todo momento, los roles está muy bien para un rato, pero si tu intención es un
viaje más largo, muéstrate siempre tal y como eres, no es necesario andar
interpretando siempre.
4. Haz del viaje algo divertido: No es necesario estar
permanentemente serio, ríe, bromea, quita trascendencia a las cosas, permítete reírte
hasta del propio juego, haz que la intimidad y la desinhibición también
consigan momentos solo de reír por reír.
5. Comparte tus impresiones sobre el viaje con tu compañer@:
Este es un viaje que no se hace en solitario, no tengas miedos en compartir tus
impresiones, emociones y sentimientos del mismo, con tu compañer@ de viaje.
6.Se paciente: No quieres llegar antes de tiempo al destino,
piensa siempre que es un viaje en común y que habrá momentos, en las
circunstancias obligaran a hacer alguna parada, a reponer fuerzas y descansar.
7. Aprovecha la oportunidad de crecer durante el viaje: Un
viaje en compañía, siempre da la oportunidad de aprender, de ver las cosas con
otros ojos y de experimentar nuevas maneras de viajar, aprovecha esa oportunidad
que te brinda el viaje para crecer y experimentar.
8 Siempre que se viaja hay el riesgo de sufrir un accidente:
Si eso pasa, úsalo como aprendizaje, toda experiencia incluso las fallidas, te
pueden servir para definir lo que quieres y prevenir repetir errores en un
futuro.
9. No compares con otros viajes: Cada nuevo viaje es una
experiencia distinta, aunque repitas destino, no compares con viajes
anteriores, ni con otros compañeros de viaje, date y da la oportunidad de vivir
una nueva experiencia.
10. Recuerda siempre que no viajas solo: Este viaje al mundo
del spanking es siempre un viaje en compañía, haz que sea un viaje divertido, íntimo,
en constante comunicación y conexión con tu compañer@ de viaje, abraza esa
maleta de sensaciones y quien sabe tal vez el viaje sea eterno.
Hace unos días, alguien me preguntaba porque no usaba casi
nunca la palabra: dominación. Y tiene razón, uso poco esa palabra, de hecho es
una palabra que mas bien me gusta poco, al menos en el sentido que se le da
respecto a nuestros juegos.
Lo cual no quiere decir que no acepte o tenga claro, que en
los mismos hay un componente de dominación/sumisión, pero al menos para mi
limitado, circunscrito a un momento determinado, de todo un vinculo, por lo
tanto no me considero ni mucho menos dominante. Otra cosa bien distinta es que
pueda serlo, cuando la situación lo requiere, es mas que me guste y me excite
“dominar”, pero que nadie se lleve a engaño, al menos a mi , lo que me gusta no
es dominar a la persona, a mi compañera de juegos, lo que realmente me pone es
dominar la situación, cuando creo que debo hacerlo. Puede que haya a quien
sorprenda esta afirmación, así que voy a intentar explicarme.
L@s dominantes para cuales dominar a la otra persona, es el
aliciente de sus juegos, se crean un efecto placebo, no puedes dominar a quien
desea ser dominado, es así de claro le pese a quien le pese. Y vamos creo que
es un evidencia que en los juegos D/s uno quiere dominar y el otro quiere
someterse, ¿o no?. Entonces esta meridianamente claro, que quien se somete,
sigue manteniendo el control de la situación aun sometiéndose. En nuestros
juegos, bueno al menos en el tipo de juego que a mi me gusta, no se da ese
deseo de sumisión, como diría Cuca “unas acatan, otras atacan”. Así que no te
queda mas remedio, si quieres cumplir ese deseo de dominar la situación, que
conseguir que tu pareja de juegos, te ceda absolutamente el control, vamos que
tienes que trabajar para arrebatarselo, puesto que no te lo va a dar “ataca y
no acata”, solo cuando consigues ese control, solo en ese momento se podría
decir que si consigues esa dominación, que ademas es real, bastante mas real,
que la dominación que te regala alguien que desea desde el minuto cero
someterse, aunque en realidad esa sumisión, suponga toda una dominación de la
situación, le pese a quien le pese.
Por eso no me gusta la palabra dominación y la uso poco. No
aspiro a tanto, me conformo con llegar a dominar la situación cuando toca y así
disfrutar con la sensación de en ese momento tener el control, de verdad.
Espectacular, deseado, extremo, agresivo, difícil… estos y
muchos otros adjetivos llegan a la mente de los practicantes de BDSM cuando se
toca el tema del látigo. Así que, con estas líneas trataré de arrojar un poco
de luz acerca de este, por unos enaltecido y por otros satanizado, instrumento.
Primero definamos que en México utilizamos el término látigo
(whip), para referirnos a látigos de una cola y el término flogger para látigos
de muchas colas.
Estructura de un látigo
En términos generales podríamos decir que un látigo está
formado por: un mango, un cuerpo trenzado (la parte principal del látigo), una
caída (tira, generalmente de cuero que va sujeta al cuerpo trenzado) y un crack
o chasqueador (comúnmente de hilo de nylon, pero puede ser de muchos otros
materiales). Obviamente no todos los látigos de una cola se ajustan a esta
conformación, como ejemplos tenemos al signalwhip que no tiene caída (el crack
se une directamente con el cuerpo trenzado) o el escorpionwhip que no tiene ni
caída ni crack (al final del cuerpo trenzado va el azotador).
Un látigo está hecho por hebras trenzadas de piel (tiras)
alrededor de un alma central. Mientras más tiras tenga un látigo, más fuerte y
flexible será.
El alma central de un látigo puede ser de muchos materiales
(papel, cuerda, tela, etc.) lo ideal es que se trate de una tira de piel o,
mejor aún, de balines de plomo conectados. Los balines agregan peso, lo que
permite al látigo alcanzar una mayor velocidad.
Tipos de látigo más comunes
Existen varios tipos de látigos, pero me centraré en los 3
tipos que más fácilmente podríamos conseguir en EE. UU. (Tomo como referencia
EE. UU. porque dicho país ofrece una mayor cantidad de proveedores de látigos
de buena calidad, en comparación con las opciones que podemos encontrar en
México).
Stockwhip: Tiene un mango largo (60-70 cm), el cuerpo
trenzado es independiente al mango y va unido a éste por medio de tiras de piel
-para determinar su largo se considera solo la parte trenzada (el mango, la
caída y el crack son adicionales)-. Al contar con un mango largo, obtenemos
mucha palanca, lo que lo convierte en el látigo más veloz y que más fácilmente
crackea (claro, una vez entendidos y dominados los movimientos necesarios para
manejarlo), pero también en el más impreciso para dar en el blanco.
Snakewhip: El mango y el cuerpo trenzado forman un solo ente
que tiene la particularidad de ser muy flexible (incluso el mango puede
enrollarse sobre sí mismo). El largo se considera desde el inicio del mango
hasta el final del trenzado (la caída y el crack son adicionales). El tener un
mango tan flexible casi no permite hacer palanca, por lo que los cambios de
dirección son difíciles de realizar y da la sensación de ser un látigo pesado.
Es el más difícil de dominar, pero tiene la ventaja de ser el más preciso para
atinar a un objetivo.
Bullwhip: También en este tipo de látigo el mango y el
cuerpo trenzado forman un solo ente; el mango es rígido y tiene una longitud de
entre 20 y 30 cm, normalmente. El largo de este látigo se mide desde el inicio
del mango hasta el final de la parte trenzada (la caída y el crack son
adicionales). Podría decirse que es el punto medio entre un stockwhip y un
snakewhip, con un mango mediano que permite una palanca adecuada; nos
proporciona un balance entre dificultad de uso y precisión, siendo
respectivamente intermedia y buena.
El látigo mexicano
A pesar de que he buscado en diferentes tiendas, lamento
mucho decir que no he encontrado en la ciudad de México un lugar que venda
látigos de alta calidad, desconozco si en otras ciudades sería posible
encontrarlos. Si le vemos el lado bueno a este hecho, es que el látigo que
podemos encontrar en México es relativamente barato… pero, por lo mismo,
limitado en su funcionalidad. Lo que encontraremos en el DF son látigos tipo
bullwhips, que muy comúnmente tienen la particularidad de que el mango tiene un
tipo de conector que le permite girar sobre sí mismo. Los que han llegado a mis
manos son limitados en su capacidad de generar un correcto crackeo y con muy
poco peso, lo que hace necesario aumentar la fuerza para generar la velocidad
que permita mejorar el manejo y control. Una buena noticia: entiendo que
Krystal de Sade ya está muy avanzada en sus trabajos y creo que muy pronto
podremos tener látigos de buen desempeño en el DF.
Látigos de piel
Tradicionalmente los látigos están hechos de piel, la que
comúnmente encontramos es:
Piel de canguro: Indudablemente la elección ideal. Es la
piel animal más resistente que existe y su poco espesor permite aumentar el
número de tiras. La gran desventaja es que esta piel tiene un alto costo.
Redhide: Es piel de vaca curtida mediante un proceso
especial –que la dota del color rojizo al que debe su nombre- para que sea más
fuerte y flexible para su uso en la elaboración de látigos. Genera un bonito y
fuerte crakeo. Es menos costosa que la piel de canguro.
Piel de vaca: Piel fuerte que hace un látigo bueno y
económico.
También es posible encontrar látigos de piel de camello y de
búfalo, dependiendo de la zona
geográfica donde nos encontremos.
Látigos de nylon paracord
Un látigo también puede ser elaborado de nylon paracord.
Partamos de la base, que todo lo que se
puede realizar con un látigo de piel también se puede realizar con un látigo de
nylon. La desventaja está en que el látigo de nylon no emulará los estímulos al
tacto y al olfato que da un látigo de piel. Como contraprestación, los látigos
de nylon tienen las siguientes ventajas:
Son más económicos que los látigos de piel.
Son más resistentes.
No requieren mantenimiento.
Se pueden mojar, e incluso se pueden usar mojados.
Por el momento lo dejaremos aquí, ya en la siguiente edición
completaremos la información.
1. Me amaré a mi misma sobre todas las cosas,
incluso sobre mi Amo.
2.
Seré Sumisa, no SUMENSA ni SUTONTA.
3.
No me transformaré en sumisa por necesidad de
seguridad y afecto. Tampoco confundiré BDSM con relación de abuso o
codependencia.
4.
Sé decir NO.
5.
Leo y pregunto del tema. No me quedo con lo
primero que me dicen sobre el BDSM. Me creo mi propio criterio.
6.
Seré responsable de la salud de mi cuerpo. Me
cuido de las enfermedades y exijo condón si así lo deseo.
7.
Yo decido con quién, cuándo y dónde jugar. NO
permito el acoso. Puedo decir claramente que no me interesa un juego con
alguien.
8.
Si algo me asusta o mi instinto me dice que hay
algo mal, ME ALEJO.
9.
Soy capaz de negociar y renegociar mis límites.
Mi seguridad está ante todo.
10.
No me dejo chantajear si alguien me dice “si
fuera sumisa, lo harías”. Tampoco hago cosas que no quiero y me hacen sentir
mal sólo por dar gusto.
11.
No permitiré que NADIE me diga cosas que me
hagan sentir mal; si me gusta la humillación es como parte del “juego”, no para
que aplasten mi autoestima.
12.
No buscaré un Am@ para justificar mi “putería”
ni para buscar que alguien me castigue por disfrutar de mi cuerpo teniendo
sexo. Tengo la madurez suficiente para asumir mi sexualidad y cómo quiero
expresarla.
13.
No teñiré las sesiones de romanticismo, cuando
sé que son sólo eso, SESIONES. Si permito una buena sesión, no tengo porqué
involucrar el corazón a menos que así lo haya acordado con el Am@. Soy lo
suficientemente madura para entender que no hay “Amos Azules”.
14.
Conoceré al Am@ antes de sesionar con él.
15.
Tomaré todas las precauciones necesarias antes
de una sesión: pediré referencias del Am@, le avisaré a un amigo dónde estaré.
Negociaré previamente los límites. Estableceré mi palabra de seguridad.
16.
No me aíslo de mi mundo, ni dejo de hablarle a
la gente sólo porque un “Am@” me lo pide. Si lo hago es porque yo así lo he
decidido. Entiendo que el que me aíslen en contra de mi voluntad no es sensato,
ni seguro.
17.
No permito que me tomen ningún tipo de imagen si
apenas conozco a la persona. Soy consciente que si alguien me toma fotos o
videos, éstos pueden aparecer en internet o en otros medios; en todo caso
procuro tener una imagen del “Am@” en una circunstancia similar para que, en
caso de que me quiera chantajear, no pueda hacerlo.
18.
Entiendo que no por ser sumisa debo de hablarle
de usted a cuanto dominante se me ponga enfrente. Sé que los protocolos forman
parte de los acuerdos entre el Am@ y la sumisa cuando ya tienen una relación.
19.
No tendré miedo de mostrar enojo o sentimientos
propios. Si mi Am@ es real, me incitará a expresarme y decir lo que siento, no
me ridiculizará ni me dirá que no puedo hacerlo por ser sumisa.
20.
Entiendo que ser sumisa no es igual a ser
masoquista. No soportaré dolor en contra de mi voluntad, ni siquiera como
castigo.