Los juegos de privación sensorial pueden llevarte a un
estado alterado de conciencia sexual en el que las percepciones se agudizan y
las sensaciones se vuelven aún más eróticas y excitantes.
“La privación sensorial, en BDSM, se consigue a través del
uso deliberado de objetos básicos como vendas, capuchas o tapones para los
oídos con el fin de reducir o eliminar la capacidad natural de recibir
información con nuestros sentidos, y así conseguir sesiones de juego aún más
potentes y estimulantes.”
privacion-sensorial
La privación sensorial ha sido usada a menudo en BDSM como
un medio para que juegos eróticos controlados sean aún más excitantes,
alimentando el resto de sentidos y aumentando la percepción de los límites
corporales.
A menudo hemos escuchado historias sobre como personas
ciegas desarrollan un oído más fino o como personas sordas agudizan la vista y
aprenden a leer los labios. Sin llegar a ese extremo imagina la sensación de
ser tocado, acariciado o incluso spankeado mientras permaneces privado de
vista. Las sensaciones se intensifican y hasta la más simple caricia puede
cortar el aliento.
La incertidumbre es otro elemento de los juegos de privación
sensorial. No saber qué es lo que ocurre a tu alrededor, cuando te van a tocar,
donde te pueden acariciar… todo son elementos que pueden ayudar a disfrutar de
orgasmos más intensos de lo habitual o llegar a un grado de subespace mayor.
Si deseas probarlo…5
consejos sobre privación sensorial:
Consejo # 1
– Experimenta y negocia. Como en toda
experimentación, asegúrate de que todas las partes han hablado previamente todo
lo que se hará o no, y específicamente fija palabras de seguridad y señales que
se usaran en caso necesario. La experimentación es saludable y divertida, pero
como en todas las formas de BDSM, todo el mundo tiene que estar al corriente de
los riesgos.
Consejo # 2
– Realiza test a los juguetes. Es una buena idea
hacer pruebas con el equipo previamente antes de que comience la sesión. Por ejemplo,
utiliza los tapones de oídos para saber cuál puede ser su límite, si puede oír
algo o la privación es total etc. Prueba también la venda de ojos; asegúrate de
que cumple su función (si pueden verse sombras o si por el contrario prefieres
que sea totalmente opaca, ese tipo de cosas. Y asegúrate sobre todo de que
resulte confortable, si deseas crear atmósfera de incomodidad puedes utilizar
otros métodos combinados.
Consejo # 3
– Toma consciencia del espacio. Si se espera que
la persona privada se mueva por la escena mientras está vendada (por ejemplo,
siguiendo divertidas y estimulantes órdenes), asegúrate de que se lleva a cabo
en ambientes que resulten familiares o que al menos haya podido hacerse una
idea de cuantos ‘pasos’ son necesarios para llegar a un objeto o como de lejos
está. En cualquier caso, es importante recordar antes y durante la escena que
debemos movernos con precaución. En contrapartida el sentido del tacto se
sentirá más desarrollado por lo que se podrás “navegar” por el espacio con esta
ayuda adicional. Por otro lado, si es la
primera vez que realizas juegos estando con una venda no es necesario una gran
cantidad de movimiento, si no acostumbrarse, coger y disfrutar de las
sensaciones y no andar preocupándonos por darnos golpes con objetos.
Consejo # 4
– Ve paso a paso. ¿Piensas que eres un tipo duro
o una tía cañera? ¿Estás seguro? Al restringir algunos sentidos el cuerpo se
vuelve mucho más sensible. Si además combinamos la privación sensorial con
cualquier juego de sadomasoquismo como spank (fustazos, azotes, latigazos) o
cualquier otro tipo de contacto o dolor… puede resultar sobrecogedor, ¡empieza
poco a poco! Lo que es tolerable y placentero para cada uno durante una sesión
normal puede verse intensificado cuando hay privación sensorial involucrada.
Quizás encuentres que lo que normalmente gestionas y disfrutas cambie, ya sea
para porque puedes “tolerar más o menos”. Es hora de exprimir esas marcas rojas
y esos pelos de punta, saca todo de ello, con cuidado sí, pero explora y
disfruta un nuevo nivel de intensidad.
Consejo # 5
– Se creativo.
La privación sensorial es sencilla. Se pueden llevar a cabo con muchos
elementos comunes:
Para el oido, unos cascos con un poco de algodón, o
(recomendado) unos tapones de natación realizarán estupendamente el trabajo. En
cuanto a la visión, una corbata, fundas de almohadas, bufandas hacen a menudo
de magnificas e improvisadas vendas en nuestros juegos. ¡Aprender que elementos
funcionan (o no) es parte de un proceso muy divertido, lo importante es jugar
con cabeza y que cualquier prueba no te acabe costando un brazo o pierna!
Empezaremos por desmentir algunos mitos acerca del
tratamiento de las cuerdas.
Mito 1. Como los Gremlings,
las cuerdas de yute no se pueden mojar.
Si bien no es recomendable hacerlo todos los días, si se
mojan no pasa absolutamente nada. De hecho para suavizar uno de mis primeros
kits de cuerdas un buen amigo me recomendó meterlas al lavavajillas durante
media hora enrolladas en zig zag. Aquellas cuerdas quedaron
espectaculares y aun las conservo. Eso si, tras mojarlas es importante
secarlas muy estiradas con nivel alto de tensión y sin dobleces. De lo
contrario se nos podrían quedar marcadas o con un trenzado muy suelto.
También he tenido el placer de practicar water bondage. Tras atar y empapar a
la modelo las cuerdas siguieron siendo usables durante mucho tiempo.
(Nota: Si practicas water bondage si que debes tener en cuenta que las
cuerdas se aprietan más sobre si mismas y luego resulta mucho más difícil
desatarlas. ¡ten a mano unas tijeras de
seguridad siempre a mano por si las moscas!)
Mito 2. Hay que echar cera a
las cuerdas.
Teóricamente permite “impermeabilizarlas y darles
brillo”. La realidad es que aun usando ceras especiales las cuerdas se
quedan en cierto modo pastosas, se arruina la fluidez y ademas se convierten
en un imán perfecto para la suciedad.
Mito 3. Los aceites orgánicos son lo mejor para las
cuerdas
Hace relativamente poco, antes de comenzar a vender
cuerdas, me compré unas cuerdas maravillosas online. En aquella tienda
recomendaban aceites orgánicos para tratarlas porque según ellos “son más
naturales, igual que las fibras”. ¡ERROR!. No es que las cuerdas no tuvieran
buen aspecto, que lo tenían, pero cogieron un olor a
rancio insoportable. De hecho con el tiempo llegue a la conclusión de que
no soportaba más el olor y aun a riesgo de estropearlas las lavé con detergente
de ropa. (Había que quitar el aceite, un elemento graso, y no valía solo con
aclararlas). Así que las dejé en remojo durante un rato y conseguí eliminar
casi del todo el olor. Lección aprendida.
Para que tus cuerdas tengan un aspecto saludable te recomendamos algunos consejos que ayudarán a que tus cuerdas y tus atados luzcan impecables
Consejo 1. Utiliza aceites
minerales.
Son igual de efectivos, inoloros y además más baratos.
¿Una marca que puedes encontrar en todos los sitios? Jhonson’s Baby. ¡Además la
versión de aloevera huele genial! (Y sigue sin ser orgánica).
Consejo 2. Ata mucho.
Al atar conseguirás ir reduciendo la rigidez inicial de las cuerdas. Con el uso irán ganando flexibilidad y suavidad.
Consejo 3. No dejes las
cuerdas empaquetadas durante mucho tiempo.
De esta manera evitarás que cojan deformidades. Si
vas a estar más de uno o dos meses sin atar lo mejor es que las
dejes anudadas de manera más suelta de la habitual, de lo contrario será
difícil que consigas eliminar totalmente la forma con la que fueron
empaquetadas.
Consejo 4. Como el buen
vino; conservarlas en un lugar adecuado.
Cuando no las estés utilizando, intenta dejarlas en un
lugar fresco, sin apretar con excesiva firmeza y sin que sufran las
inclemencias del tiempo. ¡La humedad, o sequedad del ambiente son factores muy
influyentes para la conservación de las cuerdas!
Consejo 5. Suaviza las
cuerdas nuevas con las tareas más intensivas.
Dependiendo de tu nivel como rigger puede que hagas
semisuspensiones o incluso hagas suspensiones. Utiliza las cuerdas nuevas para
las lineas de vida (las centrales). De esta manera cogerán presteza
ellas mismas, y podrás utilizar las más suaves en el cuerpo de tu modelo.
¡Además al estar más nuevas son más seguras!
Consejo 6. No realices el
tratamiento únicamente al principio.
Si notas que tus cuerdas tienen algún pelillo de
más, o tras un par de usos les ha vuelto a salir algo de pelusilla puedes
quemar esas hebras salientes de nuevo. Si notas que están especialmente secas
vuelve a darles algo de aceite. Si por lo que sea cogen suciedad pasale un
trapo húmedo para capturar la capa más exterior. Siente tus cuerdas y
cuídalas cada día.
Consejo 7. Alimenta tus
cuerdas con el sudor, piel y “fluidos” de tus modelos.
Vale, quizás no deberías tomarte este punto al pie de la
letra, pero de verdad que las cuerdas se van cargando de esencia vital a medida
que atas. Con el tiempo les cogerás cariño, tendrán valor sentimental y odiarás
prestarlas. “¡Mis cuerdas son mías!”.
Consejo 8. Experimenta.
Pon en duda todo lo que aquí te estoy contando. Lo que funciona para unas personas puede no funcionar para otras. Algunos insensatos (¡Un besito para ellos!) hasta prefieren el cáñamo al yute
Consejo 9. Revisa tus
cuerdas de vez en cuando.
Por mucho que alarguemos su vida útil a veces nos toca
jubilar cuerdas. Si atamos con frecuencia a un nivel normal, lo habitual es que
nos duren dos años o incluso más, pero con el uso alguna fibra se puede ir
rompiendo, perdiendo consistencia y por lo tanto acabar siendo peligrosa. Sobre
todo si haces suspensiones, no dudes en renovar las cuerdas. La
seguridad debe de ser lo primero.
Consejo 10. Elige bien tu
forma de empaquetarlas.
De nuevo es un asunto muy personal. Hay muchas variantes,
cada una con sus pros y sus contras. Pero sobre todo ten en cuenta que
prefieres. Si practicidad a la hora de usarlas y soltarlas durante
tus atados o empaquetados menos agresivos con menos presión que aunque
dificulten los atados permitan tener cuerdas más uniformes sin deformaciones.
¡Hasta aquí los
shibari-consejos, recuerda que esto es lo que me ha funcionado a mí, siéntete
libre de echar cera a tus cuerdas, empaquetarlas a lo bruto dejarlas al sol y
echarles aceites orgánicos! Eso sí, ¡no digas que no te lo avisé!