Voy a escribir algo, sobre un tema delicado, pero a la vez
interesante y que hay que tener en cuenta, es el tema de los cuidados físicos. Para
empezar hay que tener claro una cosa y es que en este juego, se produce una
agresión física, los azotes, dicho así suena muy feo, pero es así, otra cosa
son las mareas de sensaciones que esto llega a producir, pero hay que tenerlo
claro.
Y como un azote, no deja de ser un traumatismo, conviene
tener en cuenta alguna consideraciones, la primera es el sentido común, puesto
que es la fuerza con la que se aplica su mayor condicionante, mucho más que
hacerlo con uno u otro instrumento, así que en todo momento debemos tener el
control de lo que hacemos, siempre norma básica, la intensidad o fuerza con la
que se aplican, es algo que depende de muchas circunstancias, de nosotros
depende que sea algo morboso y excitante y no una tortura. Segunda
consideración importante es conocer la zona donde se aplican, además de toda la
carga erótica y humillante, de azotar las nalgas, también es una zona protegida,
pero hay que tener en cuenta que jamás se debe golpear la zona de los riñones
es muy peligrosa, sobre todo el nervio ciático. También debemos saber, que si
bien pueden resultar morbosos ,los instrumentos utilizados, pueden lesionar y
saber las lesiones que producen, los rígidos como los de madera(paletas, reglas,
cepillos…) pueden ser muy peligrosos si golpean la zona de los riñones y
debemos saber, que pueden producir hematomas internos, en el musculo que
producen los típicos cardenales de larga duración, los flexibles y más ligeros
como son todos los de cuero, pueden producir abrasiones en la piel, pero que
son menos duraderas que los hematomas más profundos y en tercer lugar serían
los diferentes tipo de vara, instrumento que tiene una importante carga erótica
para mucha gente, pero que yo considero muy delicados y de uso muy limitado y
con mucha precaución.
Así, que en las posibles lesiones, la escala seria en primer
lugar intensidad o fuerza, después instrumento y después otros factores, como
la propia piel, las hay más propensas por su propia constitución a lesionarse y
las hay con mayor capacidad de absorción y regeneración, no existen una receta
mágica para evitar marcas, existen algunos productos tipo “trombocid”, que
pueden ayudar, pero nada definitivo también debe tenerse en cuenta, como en
todo el juego de la capacidad de creación de una atmósfera adecuada dependerá
mucho también, en el ambiente de excitación adecuado posiblemente se pueda
alargar mucho más la azotaina y eso también influirá mucho en las posibles consecuencias
a más tiempo, más posibilidad de producir lesiones.
Todo esto debe ser tenido en cuenta por ambas partes y ser
consciente que puede suceder, para no tener sorpresas no deseadas y está claro
que la parte spanker es quien en todo momento, debe poner el máximo de sentido
común, para evitar eso, aunque en un momento dado, puede significar lo que
vulgarmente se diría “una cortada de rollo”, en cuanto a la aplicación de
cremas del tipo hidratante después de la azotaina, que nadie piense que esto
puede evitar las posibles consecuencias, pero si va a proporcionar una
sensación de alivio y a la vez de protección, que es muy importante en la
cohesión entre spanker y spankee….
Si tuviera que dar una consejo al respecto, sería muy
simple, sentido común, solo con eso ya se evitan los riesgos innecesarios y en
ese momento ese sentido común, es responsabilidad del spanker, si alguien se
pone en esa situación es porque en ese momento confía ciegamente y si se asume
esa responsabilidad debe ser con todas las consecuencias, se trata de pasar un
buen rato.
Ayer alguien me pregunto, sobre la rutina sobre su necesidad
en algunos aspectos de la vida, sobre que necesitamos cierto orden y ciertas normas
para estar cómodos y en cambio lo malo que puede ser ese orden y esa repetición
en otros aspectos, como puede coartar la imaginación, que es tan necesario en
otros.
Así que hoy me voy a pasar al otro extremo de la balanza, voy
a escribir algo sobre improvisar, que muchas veces es necesario, no siempre
sale todo según lo previsto y es en ese momento donde la capacidad de
imaginación debe hacernos salir airosos. Entiendo la improvisación como un
recurso de emergencia en nuestra vida diaria, pero hay un aspecto de nuestra
vida, donde la improvisación deja de ser un recurso para salir del atolladero y
se convierte en un arte, en un aliciente más y en una parte imprescindible, la
improvisación es norma obligatoria de la intimidad y más aún en nuestra
fantasía, que es una fantasía muchas veces por etapas, unas entrelazadas con
las otras, puedes tener al inicio un desarrollo planeado que las circunstancias
te lo puede ir variando si tienes esa capacidad de improvisación, además
nuestro juego se desarrolla siempre cuando acontece algo, que lo inicia y desde
ese momento ya es ir sobre la marcha.
Este relato, sobre algo que muchos conocemos y sabemos lo
difícil y emocionante que es, cuando conoces a alguien, que intuyes especial y
entre los dos hay eso que llamamos distancia, que puede frenar muchas cosas, pero
que no es nada frente al deseo ,el deseo no conoce de distancias. Espero que
les guste.
Inés mira a la ventana, ya no siente nada y busca algo en la
inmensidad del espacio, no sabe bien qué es. Héctor recoge sus cosas y se
marcha. Esa misma noche, ambos encienden sus portátiles y entran al chat.
MissSunshine: Ya te echaba de menos por aquí.
FiveMinuts: No me lo puedo creer.
MissSunshine: Creételo.
Cuando Inés vio que Héctor se había conectado el corazón le
dio un vuelco. No había dejado de pensar en la conversación del último día.
FiveMinuts: Pequeña Inés, ¿pensaste en lo que te dije?
MissSunshine: Cuando estaba tocando el piano esta mañana, no
dejaba de pensar en la comparación de mi cuerpo con las teclas que tú tocarías
en armonía.
FiveMinuts: ¿Eso es un sí?
MissSunshine: ¿Cuánto tiempo llevamos hablando, Héctor?
FiveMinuts: Como un mes, ¿por qué?
MissSunshine: Porque necesito sentir tus labios contra mi
piel, necesito sentir tu delicadeza y tu brusquedad, yo no puedo quedarme sin
probarte.
FiveMinuts: Mi dulce Inés… ¿aguantarías?
MissSunshine: ¿Lo dudas? Alomejor el que no aguanta mi ritmo
eres tú.
Tras la conversación de esa noche Inés se tumbó en la cama.
Sus pequeñas y blancas manos trataban de apartar el enmarañado pelo negro de la
cara. ¿Qué podía haber visto Héctor en su figura etérea? Pero algo muy fuerte
tenía que ser para que él se decidiera a coger el coche, ir a por ella, y
llevársela a un hotel. Hacía tiempo que sus ojos grises miraban al techo de la
solitaria habitación en la que se encontraba, buscando un Héctor que quisiera
besar sus labios.
Mientras tanto él hacía la maleta pensando en ella.
Imaginando desnudar suavemente su fina piel, imaginando pasar los dedos por su
negro pelo y apartárselo de la cara, imaginando tener a Inés en su cama. Vivía
convencido que con solo cogerla muy fuerte ya le dejaría marcas, que era el ser
más delicado que conocía, que podía hacerle daño solo con mirarla. Pero
necesitaba sentirse entre sus piernas. Ponerla a prueba, saborearla, palparla,
verla entregada a él. Necesitaba sentirla suya aunque solo fuera una noche.
Un coche paró frente a la puerta de Inés. Ella salió
colocándose el abrigo a toda prisa y olvidando liberar al pelo del cuello del
jersey. Cuando Héctor la vio enmudeció. Era más bella aún ahora que podía
sentir su perfume. El deseo candente se marcaba en sus ojos, deseaba a esa
pequeña ninfa de mirada traviesa y despreocupada como probablemente no había
deseado nada en mucho tiempo.
-Estás preciosa. –Los ojos le brillaban.
-Tú pareces el mismísimo Diablo.-Reía.
Y es que Inés hubiese hecho un trato con el Diablo solo para
verse en los brazos del moreno de ojos verdes. Habría hecho lo imposible por
acariciar su pelo, su pecho, besar su cuello. Confiaba en él, quería dejarse en
sus manos. Enloquecía pensando en ese momento.
-Mejor nos saltamos la cena.-Apartaba un mechón rebelde de
su cara.
-Buena idea, tengo más hambre de ti que de pasta.-La miraba
con ternura.
La cena estaba prevista en un restaurante italiano, el
favorito de Inés, pero ya no importaba. El hotel era sencillo y discreto, los
típicos a los que van los amantes. Inés amaba eso, no quería una habitación
lujosa y con jacuzzi o champán y rosas, ella solo quería cualquier cama en la
que entregarse a Héctor. Con una ventana a la que mirar de madrugada, mientras
él durmiera desnudo entre las sábanas mojadas. Y es que se compenetraban tan
bien. Sus largas conversaciones habían dado frutos, y ahora creían que se
conocían el uno al otro lo suficiente. La mirada que dio inicio al desnudo fue
arrolladora. Héctor la miraba como quién mira al mayor logro de su vida. La
blanca y fina piel de la ninfa iba siendo más visible a medida que el Diablo le
arrebataba primero el jersey, luego la camisa, luego la falda, más tarde la
dejaba en completa desnudez. De pie frente a él mientras la observaba, era una
mezcla de pasión contenida y temor lo que corría por sus venas, un temor
inexplicable, tal vez a acabar convirtiendo ese esperado encuentro en algo
decepcionante. Entonces la fémina se acercó. Comenzó a despojarle de cada una
de las prendas de ropa con habilidad y rapidez. Hasta que por fin pudo entrar
en contacto con su fuerte y oscura piel.
Abrazados dos desconocidos, desprendidos de cualquier
atuendo en un hotel. Inés jura que jamás ha sentido mayor armonía. Héctor la
coge en brazos y la tiende sobre la cama, se abalanza sobre ella, lleva tanto
tiempo esperando este momento que no se podrá contener. Los labios de ella se
entreabren dejando escapar jadeos cuando las manos de su dueño bajan desde el
vientre hasta el sexo. Y el Diablo besa a su presa con mayor fuerza, juegan las
lenguas, se eriza la piel. Inés también acaricia, también sostiene, también
enciende. Y cuando menos lo espera la pequeña ninfa suelta un grito. Y el
cuerpo del uno embiste el de la otra y agarra con fuerza sus muslos.
Cuando separa los dedos han dejado marcas, tal y como él
esperaba. La convierte en su gata y a ciegas y a gatas ella simula que escapa y
él la agarra, la coge del pelo, acaricia su cuello, besa su espalda y la
tranquiliza con suavidad. Y son sus manos las que agarran las nalgas y con
fuerza arremete la cintura, y la gata no cesa en sus gritos. Y de placer la mata.
Y cuando él así lo siente, la abraza. La besa. Mira con la esmeralda al
lapislázuli. Roza los rojos labios con los dedos, sonríe y hasta se le escapa
un te quiero.
Si tuviera que existir, (igual existe ya, con tanta
tontería un día internacional del
pijama, sin duda el más adecuado sería hoy, el 1 de Enero. Vamos estoy seguro, que
muchos y muchas, no se la van a quitar en
todo el día y bien que hacen.
Así que de pijamas voy a escribir, más que nada porque es
uno de mis fetiches ,más raros, me parecen eróticos los pijamas….y no hablo de
camisones de seda cortitos, ni culotes ajustados y camiseta de tirantes, no ,no,
pijama de invierno gordo afelpadado, de pantalón y camiseta de manga larga. Sé
que para mucha gente seguro que es el anti morbo, pero a mí me parece todo lo
contrario morboso. Para empezar son muy caseros, como muy de hogar, de
calorcito, de intimidad. Luego se prestan mucho y además es fácil, meter unas
manos juguetonas por dentro y en los días de frío inviernos calentarlas con el
mejor calor y más ecológico que existe, el calor de la piel. Es relativamente
sencillo de quitar si la ocasión se pone más caliente aun, los pantalones con
goma, de un tirón están en los tobillos y muchos encima tienen unos enormes
botones en la camiseta también muy sencillos de quitar. Y para jugar a nuestro juego se prestan
mucho, son o al menos yo así el percibo como muy “spankos”, solo imaginar se me
viene a la mente una imagen. Un rincón ocupado, con alguien en pijama, esperando
instrucciones, con el pantalón del pijama bajado hasta las rodillas, mientras
yo observo la escena sentado en el sofá……o me acuerdo como alguien fue capaz de
excitarme como nunca por Skype, sin enseñarme nada, sin sugerir nada, simplemente
poniéndose boca abajo en el sofá, vestida con un pijama y con cara de picardía……
Pues bien, feliz día del pijama a tod@s
Hoy primer día del año, Es viernes 1 de Ene. de 16 y quiero escribir algo sobre prácticas o juegos
alternativos, al central del blog. Pero en este caso más bien, es un juego
complementario, como varios usos, como puede ser provocación, preparación, o
recordatorio de lo ya pasado.
Es una práctica, que puede generar reparos o en cambio mucho
morbo. Es la fotografía erótica, como juego erótico Hoy en día todos tenemos al alcance, dispositivos
que nos permiten realizar fotos de calidad decente, instantáneas, sin necesidad
de revelados y que encima podemos compartir, desde el mismo momento que se
hacen y sin que la distancia sea impedimento alguno, para el disfrute de las
mismas. Y esa facilidad hace que todos seamos un potencial fotógrafo erótico, incluso
auto fotógrafo en un momento dado. Jugar con enviar fotos, como provocación
para producir mariposas, fotos que pueden ser sugerentes, evidentes o muy
evidentes, fotos que transmitan que deseamos, que produzcan mariposas y
sonrisas. Podemos fotografiar reacciones, momentos y una foto también nos puede
servir, para ver a esa persona, cuando por el motivo que sea no lo podemos ver.
Podemos hacer un reportaje fotográfico con distintos vestuarios, es distintas
posiciones, o guardarnos un recuerdo de aquel “juego”, para revivirlo después
al volver a verlas. Eróticas artísticas o directamente porno, cada cosa tiene
su momento. A mí personalmente es algo que me atrae, aunque entiendo que
requiere de confianza, dejarse fotografiar, en situaciones comprometidas, es
algo que solo se debería hacer en confianza, desgraciadamente todos hemos
escuchado, sobre casos, donde después se han utilizado sin permiso y se han
publicado a la vista de todo el mundo. Y hay que ser muy hijo de puta, para
hacerle eso a quien tanto confió en ti.
Pero haciendo un buen uso, me parece un jueguecito, la mar
de sugerente y divertido.
Cuando llega este tiempo y en especial este día, queramos o
no todos hacemos un repaso al año que en horas dejaremos atrás y también es
inevitable iniciar el nuevo año con planes y propósitos, que luego todos
sabemos que la mayoría no se cumplen, al final acaban mandando las
circunstancias sobre los deseos muchas veces.
Esta semana, me estoy acordando mucho, de esta misma semana
hace justo un año el 2014, toda la ilusión y energía que tenía puesta en el
2015, año para el que había un proyecto que debía ser el definitivo, pero al
poco de empezar el año nuevo todo se fue al traste y eso trajo una seria de
efectos secundarios casi todos malos, pero alguno bueno, como crear este blog.
La idea inicial fue la cerrar un circulo que yo pensaba incompleto en aquel
momento y ha tenido que llegar la última semana del año, para darme cuenta que
no era así, que el circulo se cerró el mismo que día, que aquellos proyectos
quedaron en suspenso y que el final de un ciclo aunque en ese momento no
queramos darnos cuenta, es a su vez el inicio del siguiente, así es la vida.
Por eso hoy día 31 de Diciembre, sé que este blog no fue el fin de nada, si no
el principio de mucho y que espero puedan seguir acompañándonos en este camino,
el año que empieza en unas horas.
Una vez alguien me dijo, que para que los sueños se cumplan,
lo primero es creer en ellos y lo siguiente luchar por ellos, yo solo deseo de
corazón para el año que viene, que crean y luchen por todos sus sueños, quien
me lo dijo hace muy poco cumplió el suyo, en el que siempre creyó y por el que
nunca dejo de luchar. También agradecerles de corazón a todos y cada uno de ustedes,
que han perdido unos minutos de su tiempo en leer a quien aquí escribe, estoy
seguro que muchas veces han entrado en busca de algo interesante y a cambio
solo han encontrado una retahíla paranoico-filosófica y aun así repiten,
muchísimas gracias estas las hago extensivas a todos, gracias también a todos
los que encima han comentado y expresado su opinión, que sepan que son la
gasolina que me hace sentarme cada día delante de teclado, espero seguir
contando con su aportación y su energía el año que viene.
La filosofía oriental dice aquello, que dentro de lo malo, siempre
hay algo bueno y dentro de lo bueno, siempre hay algo malo, quizás por eso
dentro de un año malo, he tenido un último mes de esperanza, espero y deseo que
ustedes, tengan un año completo que ya nos toca a todos y por supuesto que se
cumplan todos sus, sueños, esperanzas y fantasías.
FELIZ 2016!!!!!!!!!!!!
Sí, ya. Todo de lo que hablamos acaba resultando ser “un
pilar fundamental en cualquier relación BDSM”… Básicamente porque todo son
distintos aspectos de lo mismo y están todos tan íntimamente interrelacionados
que no es posible unos sin los otros. Y de hecho, es así en cualquier tipo de
relación, sea bedesemera o no, de pareja, familiar, de amigos, de negocios,…
Pero aquí hablamos de relaciones BDSM, que para eso es un blog del tema.
Las relaciones BDSM en cualquiera de sus posibles versiones
y variaciones (D/s, Sm, larga duración, encuentros ocasionales, pareja,
múltiples, abiertas, cerradas, acuerdos para bondage, o lo que sea) requieren
un importante ajuste entre sus miembros de las necesidades, deseos y
expectativas de cada uno de ellos, ya que el éxito de la relación está en que
ambas partes se complementen y todos encuentren lo que buscan y desean de forma
satisfactoria. Si no hay una comunicación fluida y exhaustiva, ¿cómo hacerlo?
El dar por entendidas las cosas, el presuponer que el otro
piensa lo mismo que yo sobre cómo va a discurrir nuestra relación, qué vamos a
hacer y qué no, bajo qué parámetros… puede llevarnos a descubrir, cuando ya es
tarde, que hay importantes incompatibilidades entre nosotros. Que nuestros
irrenunciables y nuestras limitaciones no cuadran, que no buscamos lo mismo.
Tal vez hablamos mucho de cosas que nos emocionaban o nos ponían a cien, pero
nos dejamos temas en el tintero que ahora suponen un importante obstáculo, y
ahora resulta que “es que esto no era lo que yo creía que iba a ser…”.
Entonces llega la frustración, los desengaños, la
desilusión, los reproches…
No vale aquí el “todo el mundo sabe que cuando se dice tal
cosa, quiere decirse…” ni cosas parecidas. No basta con decir “todo será muy
SSC”. Hay que hablar, hablar de todo lo que podáis imaginar, llamando al pan
pan y al vino vino. Y después de hacerlo, hay que pensar en más cosas que
puedas imaginar y hablarlas también.
La sutileza, la retórica y los adornos están muy bien para
algunos momentos, son también fórmulas de comunicación, más románticas o
poéticas y alimentan ciertos aspectos de muchas relaciones, pero para construir
y luego mantener una relación, no podemos fundamentarla en poesía. Hay que
COMUNICARSE mucho y bien. Y por desgracia el comunicarse de forma asertiva no
es una habilidad que generalmente las personas dominemos y ejerzamos de forma habitual.
.
En ocasiones, en una relación D/s, un mal entendido deber de
acatamiento de la parte sumisa respecto a los deseos y órdenes provenientes de
la parte dominante, genera una incomunicación que acaba siendo letal para la
relación. Tal vez menos frecuente, pero igual de peligrosa, es la suposición de
que la parte dominante es todopoderosa y no tiene dudas, ni nada que deba
comunicar y compartir con sus sometidas.
Por muy estricta y protocolaria que sea la relación que
hayáis elegido mantener, siempre debe haber una vía para la comunicación. Tiene
que haber espacios y momentos para que se puedan plantear con sinceridad las
necesidades de todos los implicados, para que los desajustes y problemas sean
conocidos por todos, puedan solucionarse de forma constructiva y sea posible
continuar avanzando. El “yo mando y tú obedeces”/”yo sólo estoy para obedecer
sin hablar”, no sirve de nada cuando uno de los miembros de la relación no es
feliz, por mucho que se haya acordado previamente un intercambio de poder más o
menos intenso.
Las personas sumisas SI tienen necesidades, deseos,
problemas,… y deben encontrar en la relación la satisfacción real de ellos o la
cosa no funcionarán.
Y la parte dominante, además de tener también necesidades
más allá de empuñar una fusta, NO es adivina. No es verdad eso tan bonito de
que con ver el palpitar de tu piel y mirar el profundo de tus ojos va a saber
qué necesitas en cada momento.
La comunicación no verbal es importantísima, pero no puede
sustituir la eficacia de cien conversaciones transparentes y sin tapujos.
Un paseo. Las calles se abren como las vetas del mármol
pulido y brillante. Mil edificios como atalayas desde donde los hombres esperan
e inventan mil vidas escondidos en sus rincones, mil destinos por cumplir con
cada ser humano que camina distraído, y que podría abrir con sus ojos las
puertas del paraíso. Pero ellos nada saben. Tienen los tentáculos rodeándoles
el cuello, amasando las costuras de su cuerpo con la feroz dulzura de un deseo.
Caminan ajenos, se consumen como el cuerpo iridiscente de una cerilla. Cada
flor es una tragedia que olvidar pero intensa como un crepúsculo. El cielo
sangra y sangramos todos. Hinco las rodillas en la arena y mi reverencia no
aplaca la caída cárdena del sol. Desde esa ventana alargo mis manos invisibles,
profiero los susurros mas delicados mientras el mundo baila moviendo el vientre
y los tambores crepitan quemando los campos del pudor. No puedo dejar de
imaginarme que sería si mis suplicas ahogadas fueran atendidas, si cada fruto
de la tarde resonase con mis caricias y quisiera contar un cuento dentro de
otro cuento hasta agotar los pulmones de la imaginación. Querría vivir mil
historias silenciosas. Que la muerte se vistiera de negro, de negro pupila, y
las voluntades se condujeran bajo el hechizo de ser una serpiente enroscada y
trémula, música para mis oídos, música para perder esta perfecta
individualidad. Izo las velas, tiendo los remos y diviso que el horizonte huele
a alquitrán. Preparo mi barco furtivo hecho con las entrañas de mil hombres
desalentados. El cielo augura tormenta pero mi sonrisa conjura los vientos que
han de llevarme hacia la conquista. La marea es débil, un rumor sordo tendido
como el telón del infortunio. No me importa. Soy una pirata hambrienta de
tesoros, de corazones que cambiaré por los míos. Navego alucinada con la
obsesión del abordaje. Mil hombres y mujeres han de sucumbir a mis redes. Llevo
en el pecho la canción de la sirena. El aire gris de los adoquines se tornará
melifluo a través de mi garganta. Quién reciba mi evangelio olvidará la inteligencia
de sus pasos y me pedirá que le aúpe a mi embarcación hecha de anhelos. Las
calles son enjambres que rezuman la apatía del conformismo. Atravesare sus
mejillas de nácar y vertiré mi sangre sobre las alcantarillas. No quedará una
fuente sin el olor del vértigo y la viscosidad de los efluvios prohibidos.
Allí está. Sorbe su
café y sus labios se le arrugan entre espirales de vaho. Está sentada frente al
espejo, traslúcida como una medusa de largos y ensortijados brazos, inaccesible
como la luna. Me detengo frente a ella y mis piernas querrían atravesar mil
continentes antes que permanecer quietas para que yo la contemplase. No las
culpo. Son las hijas del miedo primordial como cada una de mis células,
infectadas desde su primer desdoblamiento. Pero ya no temo. Gobierno un barco
fantasma construido con la fe del delirio y la fragancia de mil rosas
ensangrentadas cuyo último estertor conservo en un frasquito de cristal. Su
cara brilla con la baba áurea del sol. Es porcelana esmaltada por las manos del
único misterio. La sangre se remansa sobre los labios fruncidos, duros como la
invisibilidad que nos separa. La miro enloquecida, mis ojos sobrevuelan su
frente como dos cometas desorbitados, consumiéndose sin que su estela pueda
despertarla, conmoverla. Atravieso el umbral de la vigilia y me conduzco a su
lado. Sigue distraída. No me ve ni me huele. Recorre las praderas de Júpiter o
se desliza en patines por los anillos de Saturno. Quizá imagina también su
barco alado y solo espera el guiño del mar para vivir. Acerco mi cara a la
suya. La distancia no existe cuando el miedo no puede ya medirla. Poco importa
que me descubra oliendo su cabello, rozándola con mi nariz hasta el
estremecimiento. Ella está en Júpiter y yo soy un ángel caído. Continúo mi
danza de redención durante lo que me parecen mil eternidades. Cierro los ojos.
Hacia donde me dirijo no hay ya nada que ver. Tiendo mi mano y ella tiende la
suya. Siento el ritmo del mundo en cada intercambio. Vida y muerte correteando
por sus bronquios en un repiqueteo que podría interrumpirse en cualquier
momento. No debo perder mas tiempo.
Pero, ¿acaso el tiempo se pierde cuando nos fundimos en la
verdad? ¿Acaso la vida pasa cuando reposamos sobre dunas sedosas de un cuerpo
humano? No lo creo. Tengo la calma de una nube peregrina. Sé que al fin estoy
donde debo. Que mis deseos son una dinfonía perfecta y ella una bella e
infinita caja de resonancia. Giro la manivela y la bailarina entona du canción.
Despierta de su abismo y me sonríe con la suavidad de un dios. Pronuncia mi
nombre. Lo repite. Una vez. Otra. Mi cuerpo la abraza y juntos estallamos como
rompe la autora, como rompe el principio y el amor, la muerte que siempre quise
para mí.
Ahora me habla y su voz no se oye, la siento tronar en mi
alma: eres mi reflejo…
En esta entrada me gustaría contar con su ayuda, me gustaría
que ayudaran a resolver una duda que me embarga y me explico.
Todos en algunas ocasión hemos usado el sexo (imagino que el
spanking lo entendemos también como sexo, con sus características especiales,
pero sexo al fin y al cabo), como medio para canalizar. Y el ejemplo más claro
de ello, es ese dicho popular, que dice que: “lo mejor de las discusiones, son
las reconciliaciones”. Ejemplo claro de que a través del sexo, canalizamos una
situación incómoda o de malestar.
Dentro de los juegos, un ejemplo evidente sería un tema del
que ya hemos hablado en varias ocasiones, usar el spanking, para resolver una
situación de estrés, el típico mal día que todo ha salido mal y se busca juego
para canalizar ese disconfort. En los dos casos expuestos el sexo además de su
papel principal de actividad gratificante y divertida, cumple un papel de medio
para canalizar una situación incómoda o de malestar, para olvidar y es algo que
creo que todos hemos hecho en más de una ocasión.
Ahora bien, también intuyo que muchas personas, en un
determinado momento, no solo pueden usar el spanking como medio de
canalización, si no también es usado como medio de satisfacción. Ósea como
manera o apoyo para conseguir satisfacer unas necesidades que van más allá, del
deseo sexual y de en un momento determinado olvidar un mal día. Que son
necesidades más profundas y arraigadas, cuyo origen no tiene nada que ver con
el sexo, ni con el spanking y que sin embargo a través de los juegos son
plenamente satisfechas de manera indirecta. Me estoy refiriendo a colmar a
través del spanking, una necesidad de atención, de protección, de sentirse
querid@ o desead@, de ser visible no solo en lo bueno y evidente, sino también
en los defectos y lo que se muestra.
¿Y ustedes que piensan, puede ser el spanking un medio de
satisfacción, de necesidades, mas allá de las estrictamente sexuales? Ahí dejo
la pregunta.
Algunos creen que por tener experiencia en estos juegos se conoce al dedillo los entresijos; pero qué va. Aun a día de hoy me sorprendo con cada uno de ellos porque mi camino de baldosas amarillas tiene una característica: nunca se repite una baldosa. A simple vista parecen iguales pero con
detenimiento se aprecian un sinfín de matices.
Sin duda, la
sensación que más mariposas crea y no siempre se desata igual es la que hace
sentirme poderoso asumiendo el control. Un simple detalle o gesto, puede
cambiar mucho la percepción de un juego y por ello las sensaciones; incluso
dentro de ese gesto, hay un sinfín de detalles que pueden provocar muy
distintas sensaciones, según cómo juguemos. Con ese revoloteo de sensaciones
tan dispares y a la vez armónicas, devoramos nuestra inocencia dejando las
buenas formas en el rincón, consiguiendo que tu cuerpo se abandone a mi antojo,
sintiendo ambos que la mente vuela en una tormenta de emociones.
Incluso repitiendo el
mismo ritual, la postura, el instrumento o el número de azotes, las sensaciones
no se repiten. La incertidumbre conocida, la comodidad incómoda, el goce
doloroso, la ternura violenta, la dominación amorosa, la protección rigurosa,
son algunas de las sensaciones que experimentamos tú y yo a medida que jugamos
y aun conociéndolas nunca se repite ni la forma ni la intensidad de las mismas.
Todo ello hace que ambos no dejemos de sorprendernos y disfrutemos como si del
primer juego se tratase.
La realidad es que un
juego no será dos veces igual, ni en sensaciones sentidas ni en emociones
perseguidas. Haciendo de cada paso en el camino, todo un juego divertido,
sorprendente e inigualable.