Ayer alguien me pregunto, sobre la rutina sobre su necesidad
en algunos aspectos de la vida, sobre que necesitamos cierto orden y ciertas normas
para estar cómodos y en cambio lo malo que puede ser ese orden y esa repetición
en otros aspectos, como puede coartar la imaginación, que es tan necesario en
otros.
Así que hoy me voy a pasar al otro extremo de la balanza, voy
a escribir algo sobre improvisar, que muchas veces es necesario, no siempre
sale todo según lo previsto y es en ese momento donde la capacidad de
imaginación debe hacernos salir airosos. Entiendo la improvisación como un
recurso de emergencia en nuestra vida diaria, pero hay un aspecto de nuestra
vida, donde la improvisación deja de ser un recurso para salir del atolladero y
se convierte en un arte, en un aliciente más y en una parte imprescindible, la
improvisación es norma obligatoria de la intimidad y más aún en nuestra
fantasía, que es una fantasía muchas veces por etapas, unas entrelazadas con
las otras, puedes tener al inicio un desarrollo planeado que las circunstancias
te lo puede ir variando si tienes esa capacidad de improvisación, además
nuestro juego se desarrolla siempre cuando acontece algo, que lo inicia y desde
ese momento ya es ir sobre la marcha.
El Muro