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Sucu's Blog

Los fantasmas me atormentaban día a día. Había aprendido que sin él, la imponente fuerza oscura acabaría con mis pocas ilusiones y me carcomería lentamente hasta desgarrar mis entrañas.


Sin saberlo, ese mismo día, conocí el amor.


Un caballero sin espada. Un caballero sin escudo, sin caballo y sin castillo. Un caballero terrenal. Un caballero sin magia y sin poderes oscuros. Un ser de luz. Un ser que irradiaba bienestar. Que me cambiaría la vida y me potenciaría como nunca antes. Me acerco a él, con un tono sutil, haciendo halago de su forma humilde de abrirse con ternura y respeto. Ya le conocía por su forma de expresarse y pensaba en que "tenía algo especial".


En el primer acercamiento, se esfuerza en adornar las palabras con tal de no parecer "del común" y conjugar los verbos perfectos. Me deleita la manera en cómo se expresa. Me seduce su ternura y su humildad.


A medida que lo voy conociendo, encuentro un alma artista y lujuriosa. Se presenta como un caballero. Me resisto a la idea de ser suya pues tengo dueño pero su fuerza viril es más potente que mi voluntad.


Un juego lleva a otro juego.


Me propone una lúdica "inocente", un juego que permita olvidarme del mundo entero, de mis responsabilidades adultas, del aburrimiento de la realidad patética, de los seres egoístas, de las amistades falsas, de los cariños posesivos. Con cierto recelo y desconfianza, acepto. Que puede pasar? Es un juego "inocente".


Se propone el reto de lamer completamente mis ideas y perforar mi mente en pocos minutos. De nuevo, dudo de su poder, pues tengo maestría en protección anti pajeros y especialización en captaciones de pseudos. Con un poco de humor lo tomo.


Me propone regalarle en ese instante una entrega "ficticia" mientras consigue alejarme del mundo real. Cierro los ojos y me concentro en su voz. Es cortéz, educado y perverso. Lentamente, como bajo efecto de hipnosis me sumerjo en las fantasías de mi propia mente bajo su guía. Me siento como una pluma que se adentra en una habitación gigante con las paredes blancas y el brillante sol reflejando el suelo. Me pide, me sienta libre, de hacer, decir y sentir lo que mi cuerpo decida. Sin límites, sin barreras. Lo que mi cuerpo decida secretar lo que mi mente desee fantasear y lo que mis sentimientos quieran fluir. Libre en esa habitación iluminada. Sola con mi cuerpo y mi mente.


Me pide me desprenda de las ropas que me aprietan y me recueste boca abajo, sobre el suelo, levantando ligeramente mis hombros, rozando apenas mis pezones contra el piso, sin tocarlo. Al mismo tiempo que, un pequeño objeto extremadamente frío de metal cubría mi sexo.


De pie, toma mis manos y cubre mis muñecas con esposas. La meta, no llegar al suelo completamente. Mis senos siempre, deben estar expuestos ante él, mis montañas no pueden cubrirse bajo ninguna circunstancia, pase lo que pase. Me parece divertido y acepto el reto.


Me toma del cabello salvaje y de las esposas y comienza a lamer mi oído, morder mi cuello, me retuerzo un poco y gimo otro tanto.


Otra regla es que, - no puedes mover tus caderas, pase lo que pase - dice.


Abre más las piernas, bien abiertas!!! - ordena.


Introduce el objeto redondo en mi vagina y lo saca inmediatamente. Lo lleva unos instantes al refri.

Está caliente tú vagina. Debes enfriarte un poco - dice.

Continúa recorriendo con su lengua mi columna hacia el coxis, subiendo de nuevo a mi cuello, lamiendo como una bestia imparable los lóbulos de mi oreja. Me invade de su saliva.


Va por aquel objeto y lo introduce de nuevo en mi vagina. Gimo fuerte. La temperatura del objeto ha bajado extremadamente y mi cuerpo intenta darle calor. Mis fluidos empiezan a correr.


Sonrríe y dice. - Muy bien. Recuerda no moverte. Ni tocar tus bellos pechos contra el suelo. Apenas pueden rozar tus pezones. Recuerda también dejar salir cada fluido que se desprenda de tí, sin vergüenza, entrégamelo todo.


Obedezco.


Comienzo a sentir el poder de sus palabras en mi oído.


Continúa lamiendome como un perro sediento. Desde la punta de los dedos hasta lo más profundo de mi oído.


- Deberás estar toda húmeda. Tanto en el exterior como en el interior. -


Lame mis pies. Me excita, y empiezo a brotar fluidos. Desliza su lengua hacia mis piernas, muslos, huele mi sexo y lame mi culo. Muerde mis nalgas y me azota cinco nalgadas secas en cada una. Gimo fuerte. Continúa lamiendome, me escupe, me babea.


- que linda PERRA tengo - dice.


Al mencionarlo. Un chip dentro de mi se activa y me niego a ser suya.


No soy tú... - le digo -


Cállate!!! Silencio!!! Concéntrate!!! - ordena - No pongas límites a tú mente. Se un animal para mí. Libérate de las cadenas. - agrega -


Si, está bien.


Después de haberme lamido entera. Me escupe y dice - deja que mi escencia penetre tu piel. Deja que navegue por tú sangre hasta tú cerebro -.


Se pone de pie y dice:


- Eres una PERRA de pedigree. Observa tú porte. Tú cabellera. Tú estilo. Tus ubres firmes y erectas. Te gusta ser una PUTA sucia. Adornaria tu cuello con un bello collar y te sacaría a pasear en medio de todos para que vean lo orgulloso que mer haces sentir. Caminarías en 4 y me lamerias los pies. Me lamerias los dedos. Olerias mi sexo. Vivieras para cumplir una única función. Tú función de PUTA sirviente. Eso es lo que te hace feliz. Dar y recibir placer. Tú arte de despierta en tú sexo. Tú creatividad es adornada por tu esclavitud mental. Quieres que te orine ahora y humillarte en suciedad. Mover la cola en señal de felicidad cada vez que me ves. Estar siempre dispuesta a complacerme. A pasearte por lugares públicos y campestres. Atarte en los árboles y violarte!!!. PERRA!!!. Te estás moviendo. Tú cuerpo se está cansando. Ponte en 4 PUTA. Cómo la PUTA que eres!!! Levanta bien el culo y escurre esos líquidos en el suelo. Pon la cabeza sobre el suelo y el culo bien parado, piernas abiertas, que te huelan los otros canes y vean como te quieres aparear con todos. Que huelan tu sexo y te laman. PERRA viciosa. Camina por la habitación, en 4, abierta, ofreciendote, PUTA!!! Ofrecete fácilmente. Que te huelan, que te quieran montar. Deja salir cada jugo que brota de ti. Orina incluso. No te reprimas. Saca la lengua, jadea, aulla como una PERRA en celo!!!!. Babea el suelo......


- por favor permítame correrme por favor - le suplico con desesperación.


- NO -


- Sólo podrás correrte en el patio como una PERRA y sólo si me llamas AMO -


- pero tengo a ...


- muy bien PERRA - dilo. Quien te pone como nadie?


- mmmm -


- camina, vamos al patio, sé una buena PERRA. Ve hacia el jardín. Al pasto. Ese es tú lugar. Ese es el lugar de una PERRA. -


Toma el vibrador más potente que tiene.


- ponte en 4, culo bien parado. Piernas abiertas lo más que puedas.


- si...


- si que?.


- si....


- si que? Dilo!!!


Prende aquel vibrador y lo presiona directamente en mi clítoris a toda potencia. Mi cuerpo se retuerce. Se mueve. Quiero ser follada por él de todas las formas y maneras. Quiero a mis agujeros llenos para siempre por y para él....


Lanzo un fuerte gemido.


Él ríe.


Eso. Que te escuchen todos PERRA!!! Que sepan quién es tú dueño real.


Gimo, más y más fuerte


Mis jugos brotan, líquidos de todo tipo cubren el suelo


- Vamos PERRA, vamos PUTA, dime... Quien te vuelve loca?.... Quién es tú dueño?... Quien... Es tu aaa....


- tú amo, tú, y sólo tú,!!!!!!!! - lo pronunció mientras lanzo un grito aterrador y de mi cuerpo cae baba, líquidos blancos, transparentes y amarillos....


Me desvanezco sobre el suelo y quedo totalmente inconsciente.


Continuará....








Aquel día que el frío invadía la carne de aquella presa herida y la muerte se acercaba a pasos estrepitosos invocándola hacía el sueño etéreo... sus latidos lentos y su mirada emblanquecida... Con su último aliento... Abrió su hocico e imitó un ligero gemido de dolor...  sus lágrimas brotaron de sus ojos... Estaba pérdida, a puertas de permanecer eternamente en otro mundo... Navegando en la oscuridad, sin ningún deseo de recuperar la vida....


Había perdido la esperanza... Y estaba perdiendo la vida...


El lobo equilibrado,  no soportaba la idea de perderla. Así que, la llena de cuidados.  Regurgita el alimento que caza, calma su hambre de su propia boca, bebe ligeras gotas de agua que deja caer en la seca lengua de su presa, le canta al oído, le cuenta historias de lobas indomables, fantásticas, poderosas, la defiende de la oscuridad, de los peligros de las bestias carroñeras que sólo esperan sustraer su carne putrefacta y hedionda, la cobija con su calor, con su pelo, día a día, noche tras noche.


Ella empieza a tomar fuerzas pero aún se encuentra demasiado débil. El lobo equilibrado   vislumbra una pequeña luz amarilla que sobre sale de su presa. Es un ligero destello que se  refleja en el agua. Recuerda la leyenda de las lobas indomables que tenían el poder de curarse así mismas cuando olían y saboreaban las acciones de protección. De alguna forma, en su ADN se activaba la autosanación. Cuando el lobo equilibrado recordó aquella leyenda, pensó que su presa tenía también un poder que ella misma ni siquiera había descubierto. Su "don" estaba muerto. Yacía en ella, esperando ser activado. El lobo equilibrado se preguntaba sí con sus mimos y cuidados, ella estaría a salvo y de alguna forma se daría cuenta de su poder. 


Pero ella estaba incompleta, aquel guía de vida la había herido sin intención y sólo los 4 lobos juntos podrían fortalecerla. Cada poder que poseían aquellos, era su fuerza. Tenía sólo uno y le hacían falta tres. Se debilitaba....


Continuará....

La traición del lobo veterano.


Posterior a una batalla victoriosa contra las hienas, yacian los 4 lobos en la esponjosa y húmeda selva junto a su bella presa a quién admiraban, respetaban y cuidaban. El lobo veterano usaba sus poderes psiquicos para instruir a su presa en la autodefensa contra las hienas, mientras el lobo equilibrado, la mantenía a flote, resguardándola de los peligros de la selva y los depredadores. De vez en cuando, cazaba para ella y le alimentaba de su propia boca. Siempre intentaba hacerla sentir segura y cómoda.


Un día, el lobo menor y el lobo onironauta (el más sabio), decidieron emigrar a tierras lejanas en búsqueda de cacería, lejos, a otro monte tropical en la búsqueda de presas frescas y tierras más fértiles, razón por la cuál la presa quedó a Merced de los dos lobos más poderosos de la manada. El lobo veterano quien además de experimentado, era sádico e impulsivo y el lobo equilibrado quién además, de escencialmente dominar su pasión y sentimiento, era un lobo humilde y protector.


Llevaban varios días sin alimentarse. La tierra se estaba tornando fría y las bestias salvajes se desplazaban en búsqueda de agua y comida lo que disminuía el número de presas a cazar, aumentando la sensación de inanición y la perturbación mental. Pasaban y pasaban los días y aquellos lobos se debilitaban, sus cuerpos escuálidos, sus patas llenas de úlceras, se podía observar a la luz del atardecer, el esqueleto en sus costillas y una mirada perturbada. Sin embargo, su fuerza, era su presa. Aquella que con su ternura y entrega había cautivado sus corazones indomables. Aquella que los había retornado a la vida y les había hecho amigos. Aquella por la que estaban dispuestos a morir si de su carne tuviese que nutrirse. Aquella a la que juraron proteger y guíar por encima de sus propios intereses y necesidades fisiológicas. Aquella que les forjó a ser mejores lobos.


Llegando a una fuente de agua, ambos lobos, junto a su presa, en la perturbación mental, y las pocas energías que tenían por la ausencia de alimento,  el lobo equilibrado y la presa se desvanecieron allí mismo. El lobo veterano usaba sus poderes psiquicos para mantener su energía y cuidarles mientras descansaban. Sin embargo, muy cerca a la fuente de agua, observó un espejo abandonado y cortado. Frente a su propio reflejo, observa desconcertado, desconfiando de su propia imágen y se da cuenta que no podía reconocerse así mismo. Saca sus colmillos y comienza a rugir insistente, aullaba intentando luchar contra aquel reflejo, odiaba desconocerse así mismo. Odiaba ver a su presa, a su PROPIEDAD durmiendo junto a otro lobo, mientras él se desvelaba protegiéndola. Mientras él, invocaba a los Wolfwalkers. Mientras él le entregaba su aliento...


Su mente comenzó a nublarse y a enceguecer. Sintió una llamarada ardiendo en su pecho. Sus ojos se tornaron a un rojo sangre, oscuro. Los espíritus de los lobos, los Wolfwalkers, intentaban calmarle y mostrarle pero sólo veía lo que que quería ver. Estaba enceguecido. Resentido. Vengativo. Quería deborar a su presa y asesinar al lobo equilibrado. Abrir sus fauces y en el último aliento, morder el cuello de quién consideraba su contrincante, directo a la yugular, sin más, una muerte segura, desangrándole hasta la última gota, mientras su presa sin poder hacer nada y totalmente aterrada, vería ésta escena sádica pensando sólo en el destino subsiguiente que a ella le esperaba. 

 
El lobo veterano se lanza entonces, sin miramientos, cegado por el espejo y su furia incontenible hacía el lobo equilibrado pero la presa despierta y se interpone en medio recibiendo una fuerte herida. Le había arrancado un pedazo de carne de su pata derecha. Herida, confundida y hambrienta, gemía, no entendía por qué el lobo veterano había optado por atacarle. Era una presa fiel y una presa herida. Babeaba herida. Su pata desangrada se arrastraba suplicando auxilio al lobo sabio. Le aullaba pero no la escuchaba. Intentaba recurrir al sus sueños pero El lobo sabio estaba demasiado lejos para ayudarla.


El lobo equilibrado al ver tal escena aterradora, sólo pensaba en sanar a su presa herida. En tomarla y subirla a su lomo. Llevarla a un sitio seguro. Lejos de la muerte. La amaba. Necesitaba protegerla. 


El lobo veterano estaba en shock, había asesinado a su presa. Le había quebrado las patas. Le había quebrado su libertad. Le había quebrado su alma. Y probablemente, la había matado. Cuando se dió cuenta lo que había hecho, el lobo equilibrado y la presa se habían alejado del territorio. Sólo le quedaba el llanto desesperante y sus gemidos de venganza, descifrando entre sus poderes la respuesta idónea para recuperarla y devolverla a la vida.


Pero ella estaba muy herida...


El lobo equilibrado logra trasladar a su presa a un sitio seguro, lejos de los peligros ciegos del lobo veterano quien había dañado lo único valioso que tenía. Le construye un pequeño refugio para protegerla de la lluvia y en algún rincón mágico de la selva tropical, obtiene algunas plantas medicinales para sanar su herida. Lame su pata y le canta al oído. Pero ella está muy herida. Sus probabilidades de vida son pocas. Se desmaya frente a sus ojos. Inconsciente. Su corazón palpita lento. Su aliento se desvanece....



... Continuará...


Advertencia!!! El próximo escrito no es como los anteriores y puede herir la suceptibilidad del lector o en el mejor de los casos, ocasionar emociones fuertes. Incluyen escenas de sadomasoquismo, humillación y animalismo extremo. Si UD es una persona sensible y moralmente correcta le pido por favor, no lo lea.


No siendo más.... A gozarlo.


7 días de encierro


Me pediste portara un traje sexy, corto ajustado al cuerpo, sin ropa interior como a tús ojos caníbales les encantaba degustarme. Me pediste, me presentará ante tí con mi piel impecable y perfumada. Mi cabello ordenado y fresco. Inquieta, por las ocurrencias de Daddy, lo hice, como siempre con la mayor dedicación y esmero, esperando de vuelta, halagos y ricos juegos.


Toqué a su puerta y lo primero que me intrigó, fue su mirada, sus ojos de fuego, parecía un lobo hambriento. Observo su rostro transformado. Sus cejas fruncidas. En sus labios se dibujaba una leve sonrisa y su mirada, no puedo olvidar su mirada... enceguecida.


- Dad...


- Entra PERRA!!! - lo dijo mientras lamía mi rostro.


Sonrojada y estupefacta por su trato, ingresé al lugar. Estaba diferente. Era un lugar oscuro y tenía un olor metálico. Había algunas sábanas tiradas en el suelo y dos puertas con llave. Di dos pasos atrás, no estaba segura de querer hacer eso....


- Desnúdate!!! - ordenó.


Así? Sin más? Pero...


- Desnúdate!!! - insistió.


Mis piernas temblaban, lentamente fuí sacándome el vestido de terciopelo que con tanto esmero había elegido para él. Se desliza por mi suave piel hasta caer en el suelo.


- Arrodíllate!!! - segunda orden


Mmmm no estoy segura de sus intenciones pero mi entrega me impide negarme a sus órdenes.


Me pongo de rodillas ante él y es cuando exclama su tercera orden, no sin antes, tomar una cadena metálica y que adornaba uno de los sillones. Adorna mi cuello con ella, la ajusta de tal forma que me es imposible escapar y ordena...


- Camina!!!


No menciona una sola palabra más.


Mis piernas tiemblan e intento ponerme en pie, no comprendo su orden.


- No!!! Exclama. - A cuatro patas!!! Me siento humillada. Me da ira su trato. No comprendo sus órdenes, su objetivo... Le digo...


- Soy tú pequeña, tú niña... Tú princesa...


Tira del collar metálico fuerte hacia abajo. Pisa mi rostro contra el suelo. Me levanta el culo hacía arriba y me propicia con rudeza 7 nalgadas tornándose de color rojo el pigmento de la piel .


- Si no acatas mis órdenes, la próxima no serán 7, serán 14!!!

Lloro, no comprendo éste juego. Pero confío tanto en Daddy que decido continuar.


Con mis nalgas rojas y en alto, me pongo de rodillas ante él. Toma un bozal con una pelota dura y la introduce en mi boca.


- Con ésto aprenderás a callar y hablar cuando se te pida!!!.


 Dice sonriendo.


Levanta su brazo izquierdo hacia una de las puertas que tiene un candado como enviándome una señal.


Entiendo el mensaje y me dirijo hacia aquella misteriosa puerta. Tiene las llaves en un collar que porta en su muñeca y procede a abrir la puerta.


Suena un leve crujido y...


Oh!!!


Me sorprende lo que observo.


Un espacio pequeño, frío, oscuro, no existe la iluminación natural, huele a anciano descuidado, el olor es fuerte y me incomoda, el piso se encuentra, destapado. En su interior, sólo hay una pequeña jaula de hierro, miles de consoladores de todas las formas y tamaños, ordenados de mayor a menor. Una cajita con arena, y un bowl pequeño y uno grande.


- Bienvenida a tú nuevo hogar - Dice con sadismo y una sonrisa.


Aterrada. Intento escapar a lo que fuertemente tira de la cadena y me detiene. Me inclina contra el piso y me propina 14 nalgadas. Jala de la cadena, estoy babeando por la pelota en mi boca, mi baba cae por mi pecho, gimo, lloro, jadeo. Mis nalgas hinchadas, rojas, palpitan, no  me puedo sentar.


- Eres una mala perra!!! Una perra necia. Tienes que aprender a obedecer a tú dueño.


No puedo defenderme. No puedo huir. No puedo hablar... Estoy aterrada y a su merced... A su sadismo.


Me señala la puerta de la jaula. Lo miro aterrada pero observo su mano. La levanta y hace un gesto. Un ademán que automáticamente me señala que el castigo será aún peor. Me dirijo sin más a la jaula, me empuja con su pie barroso para que entre completamente y me encierra con candado.


- Éste será tú nuevo hogar y hasta que no aprendas a comportarte no saldrás de aquí ni te quitaré el bozal. Lo comprendes perra necia?


Babeando, humillada en mi propia baba, con mis nalgas rojas, expuestas, encerrada en una pequeña jaula, indefensa, vulnerable, me coloco en posición fetal y cierro mis ojos hasta caer en un sueño profundo...


...


Al siguiente día, despierto con un fuerte olor y un sonido de lluvia. Alzo la vista y observo que se encuentra de pie, al frente del bowl más grande, con la verga flácida, derramando su líquido amarillo.


- Es hora de beber - me dice.


Lo miro aterrada. Había estado toda la noche durmiendo entre mi propia baba.


No haré eso. Reniego.


Abre la puerta de la jaula y me jala de la cadena. Acerca mi nariz al bowl y ordena.


- Bebe perra!!!


No!!!


Me intento dar vuelta. Definitivamente no lo haré.


- Está bien - Dice, mientras se dirige a la salida de la puerta.

Me tranquilice. Pensé que había recapacitado. Que pensaría que su trato estaba siendo fuerte. Que me abrigaria y tomaría en sus brazos como su niña.... Pero...


No duré ni tres minutos en mi estado de tranquilidad cuando...


Escucho la puerta abrirse y mi sorpresa es tal que casi me desmayo.


Portaba una caja mediana con muchos cables que sobresalían de ella como tentáculos queriendo buscar alimento. Se movían finamente y hacían sonidos extraños. Sentía el hedor de carne quemada en el aire.


Aterrada, corría por todo el lugar, intentando escalar las paredes, las arañaba con mis garras, gruñía, mujía, pero nada de lo que podía hacer, era suficiente para liberarme de lo que me esperaba. Me ví acorralada. Babeaba cada vez más fuerte. Hice un charco de orina en mi angustia. A lo que él respondió con una carcajada.


- que temerosa perra tengo - dijo. - ya aprenderás.


Me logra capturar y me posiciona en forma de cruz. Ata mis manos, pies y cuello a gruesas cadenas, comienza a propinarme 21 nalgadas secas, contundentes. Coloca los cables pellizcando mis labios vaginales uno en cada lado y otro par en mis pezones. Estoy babeando. Mi baba me cubre completa. Lloro. No puedo mover mi cuello para negarme. No puedo suplicarle. No puedo....


Primera descarga eléctrica.


Siento como la corriente atraviesa los cables a través de mi cuerpo llegando a mis terminaciones nerviosas, produciendo un pequeño espasmo, me retuerzo. Mis pezones se erectan de forma inmediata. No entiendo lo que me sucede. Mi cuerpo anhela más pero mi razón me pide, se detenga. Segunda descarga aún más fuerte.


- Lo estás disfrutando perra? - ríe sádicamente.


No... Yo ...


Sale una lágrima y babeo aún más. Se me escapa orina también y un líquido blanco.


Ríe.


- Si que disfrutas ser castigada perra caliente. Pero no es lo que deseo. Quiero que aprendas a impregnarte de mi hedor. A conocer a tú dueño, a serle fiel y reconocerle. Complacerle si hace falta - ...


Procede a tomar una fusta de cuero y me propina dos secos golpes en los pezones y en el clítoris, jadeo, me retuerzo, lloro. Mujo. Intento hablarle. Intento decirle que sí, que beberé de la suciedad de su cuerpo. Que me libere para suplicarle se detenga...


Me suelta y desprende de los cables.


Caigo al suelo, de rodillas a sus pies.


Ríe.


Ahora sí, beberas de mi suciedad?.


Hago un gesto con la cabeza en señal afirmativo.


- Buena perra - dice.


Me quita el bozal y dice.


- Alimentate del apestoso líquido amarillo del que eres parte. Nútrete de él. Siente como recorre tú sangre y te quema. Siente como llena tus riñones. Siente el pasar de aquel líquido en tú interior bajando por tus glándulas mamarias, llenándolas, abriéndose paso hacía tú estómago. Siente como te hidrata. Te completa -.


Sus palabras hacían eco en mi interior. Sentí algo extraño. Terror y deseo al mismo tiempo y con igual intensidad.

Me acerque al bowl sin mucitar palabra, incline mi cabeza, saque mi lengua y comencé a beberlo.


- Bebelo TODO!! - gritó. No quiero una sola gota desperdiciada. O... Tendremos castigo.


Asentí con la cabeza.


Su olor era fuerte y penetrante, me causaba náuseas y mi cuerpo intentaba devolverlo pero el miedo de ser castigada era más fuerte que el deseo de complacerlo. Así cerré mis ojos para imaginar que sólo bebía un jugo ácido.


- Abre los ojos perra -. - Entiende que será tú bebida diaria - No tendrás otra.


Los abro e intento cumplir sus órdenes pero nuevamente una reacción natural se apodera de mí. Intento bloquearla cerrando mis fosas nasales ya que boca y olfato se conectan. Así su olor no me causará repulsión. Había dejado el bowl casi lleno y me era difícil cumplir su cometido.
Finalmente lo logro.


- Buena perra - tendrás un premio mañana. Descansa por hoy.


Me invade el asco y el deseo de orinar y vomitar. Quiero gritarle que me preste un baño pero se que mis peticiones no serán escuchadas. Sólo hay una cajita de arena allí en el rincón. Pero mi incontinencia es tal que  derramo mi líquido amarillo en una esquina. Satisfecha, caigo profundamente dormida en el suelo, desnuda.


Al tercer día, entra mi dueño.


- mmm no hiciste en la arena?, perra - Debes aprender a cubrirlos, no quiero encontrarme con tus orines por toda la casa.


- Perdón aaaaa... mo. Le digo con mis pocas fuerzas.


- No he pedido que hables - dice.  Bebé tú líquido diario que daremos un paseo -


Un pase...o... Nooo yo... No quiero exponerme...


 Públicamente... No... Estoy preparada...


- Vamos, bebelo todo, como ayer -.


Me inclino y comienza mi lengua a recoger todo el fruto de la suciedad de su interior.


- buena perra -Las perras tienen cola y a tí, te falta una. Deberás aprender a usarla siempre.


Aciento. Si Amo. Sus órdenes comienzan a excitarme a cobrar sentido, me siento un animal a su lado. Me humedezco pese a que estoy sucia y hambrienta.

Inspecciona mi ano. Le hace un lavado e introduce una larga cola en él.


- Lista, Vamos a pasear


Pero como... Así? Desnuda? Caminando en 4? Con todos los ojos viéndome? Sucia? Con una cola en mi ano? Todos esos pensamientos me invadían una y otra y otra vez. Y como si adivinara mis temores me dice


- Sí, así como estás, preciosa. Linda perra de papi. Quiero lucirte con los canes. Que te vean


Canes? Que me vean? Quienes?. Pensaba.


Salimos por la puerta me jala del cuello, caminaba desnuda, en 4, con la cola meneandose.


- Alza tú cola perra. Bien alto -


Las personas tomaban fotos, se burlaban, mucitaban entre ellas. Entre más lo hacían, entre más me sentía humillada, más corría líquido entre mis piernas.


Él, sonreía.


No te detengas - continúa


Amo quiero ir al baño - dije.


- las perras no hablan ni piden permiso para mear - sólo, hazlo.


- dónde - aquí?


- sí cuando sientas deseo, sólo hazlo.


Pero es..


- hazlo perra. Levanta una pata y hazlo.


Levanté mi pierna izquierda y procedi a orinar.


Muchas más mentes curiosas y perversas hambrientas del amarillismo sacan fotografías de mi gran escena. No lo pueden creer. Una perra humana pública!!! Mi cuerpo está al límite del adrenalina. Se acostumbra a andar como perra y pasear de la mano de mi Dueño. A comportarse como tal, obedeciendo, sin rechistar. Sin negarme...


- Continuemos. Quiero presentarte a mis canes.

serían otros doms?. Pensé


Inquieta pero ansiosa y húmeda me contoneaba.


Llegamos a un lugar donde se escuchaban muchos ruido de perros, de bestias que parecían no haber salido en años de allí, aullidos, quejidos, azotes.


Entramos y un hombrecito pequeño, que pareciera salido de un circo abrió la puerta.


- wow que perra tan puta tienes - fue lo primero que dijo.

Era un lugar clandestino de perros y perras.


Te presento a mis dos perros alfa - dijo, volteando su mirada hacía mí.


Dos animales enormes, musculosos, con la mandíbula jadeante, daban vueltas entre sí. Gruñian y mostraban su imponente y duro miembro.


Vas a tener que aparearte con ambos - ordena mi amo.


No yo... Jamás. Con dos perros, animales reales? No. Está loco? No... Yo...


Los canes se acercaron a olerme. Olían mi trasero. Apretaba el culo para no que me sintieran.


- es una perra en celo, como ustedes, copulenla, vamos. Les hacía un ademán a los canes para que se acercaran a olerme.


No.. me niego...


Lamen mi culo y mi vagina y mis jugos empiezan a brotar. El otro empieza a lamer mi espalda y dejar su saliva en ella. Me lamen entera.


- está en celo la perra - montenla!!! Les decía mientras les pegaba cachetadas en la cara.


No.


Los canes siguen lamiendo mi ano y vagina su lengua es ancha y resbaladiza. Jugosa, me hacen gemir pero no quiero.  Siento placer y asco. No quiero. Jadeo. Me retuerzo, mis tetas se bambolean. Me empiezo a sentir como perra. Asumir mi estado animal.


- abre las piernas, deja que esa lengua se resbale por tus orificios, méalos, para atraerlos a tí. Vamos perra en celo - ríe


Mi mente está nublada.


Les orino mientras me lamen y su lengua se nota más excitada, más en movimiento, buscan tragarse mi orina. Abro las piernas y lamen mi ano.


- eso perra!!! - inclinate!!!. Cabeza contra el suelo y baja para que puedan copularte - chupale la verga al otro para estimularlo, y abrete más.


Mi cabeza está nublada.


No dudo en acatar sus órdenes. Me inclino contra el suelo, mi culo en alto y gimo como una puta en celo. Más quiero más.


Amo que me preñen!!! Amo que me perforen las bestias por favor. Le digo totalmente, insconsciente.

Ríe.


Esa es mi perrita en celo. Así quiero que estés, suplicante, siempre en celo. Siempre dispuesta a aparerte con mis canes. A dejarlos secos y sacarles el deseo perra hambrienta y lujuriosa -


Los aleja de mí. Retroceden.


No. Amo. Por favor, deja que me penetren, si quiera un poco, que me laman, quiero su lengua babosa, jugosa, grande, ningún hombre ha podido complacerme así. Quiero APAREARME AMO...


Otro día...


Dice riéndose.




Continúara....




No llamaba, no escribía, estaba ausente. Ausente por su vergüenza de dejar en celo a una fiera. 


Esa noche, abrí la ventana, impregne mi cuerpo con el más exquisito perfume y dormí completamente desnuda resongando como burro por la irá de su indiferencia. Al siguiente día, a primera hora, veo un mensaje de texto de él. Lo siento ansioso, se disculpa. Pide a gritos volverme a ver, se nota a leguas su deseo salvaje de tenerme entre sus musculosos brazos. Me invade de mensajes excitantes. Que desea lamer cada centímetro de mi piel, chuparme los pezones como un bb, (como quien se deleita con la semilla de una fruta), que desea perforar mis agujeros, que me corra a chorros en su boca. Que quiere mantenerse allí y no salir hasta recibir el nectar de mi flor, etc

 

Impresionada por su deseo irrefrenable por poseerme, aprovecho la situación y le demuestro desinterés. No quiero que perciba que con cada palabra me recuerda su sexo salvaje. Quiero dominarlo, doblegarle, obsesionarlo, hacerlo mi esclavo. Me retuerce las ideas el pensar en domar esa bestia. No quiero su poder sobre mi. No quiero ser su corderilla. Me niego a ser su perra. Lo quiero arrodillado ante mi. Sediento de mi. Que gotee al pensar en mi. Decirle perro y que se arrodille ante mi. Más eso no será nada fácil. Claro, que también, no me gustan las presas, fáciles. Su narcisismo es su escudo. Mantengo el control de mi libido como mi padre me enseñó. Recurro a él para usar algún truquillo que permita mantenerlo a mis pies. Mi padre es sabio y me conoce bien.


Su deseo por mí es su perdición. 


Ninguna hembra lo quiere sodomizar. Está acostumbrado a ser el alfa de la manada. El rey de la selva. Pero yo sé bien que es sólo un escudo dónde esconder lo puta que es. Lo excitado que se pone al tratarlo como perro. Humillado. Lo más bajo. Arañarlo, azotarlo, jalarle su miembro y golpearle con rudeza.


- A éste toro hay que domarlo - Pensé.


Le propongo un encuentro el fin de semana pero desea verme de inmediato. Me pide fotografías y se las niego. Me envía fotografías y le digo que deseo a mi macho frente a mi, no en imágenes o no le volveré a hablar. Que deseo me impregne de su aroma y su lengua como un perro baboso, que me chupe los pezones como un cabrito mamador, que no me penetre hasta que me corra en su boca.


- Obediente - me dice él.


- Así mismo -, le afirmó. - Cómo un perro callejero!!! -


Sus deseos, nublan su razón.


- Iré a tú departamento en cuanto pueda - dice.


Sonrío para mis adentros, como una Succubu satisfecha de haber atraído a su presa.


Al cabo de algunas horas, me escribe. Está abajo de mi puerta esperándome. Lo dejo unos minutos como un sabueso en la interperie mientras me perfumo con la misma fragancia de aquella noche y busco algún outfit ligero. Uso una blusa suelta de color rosa y un leggins ajustado a mi trasero. No uso ropa interior. No es necesaria. 


Un toro salvaje está ardiendo por romperme las vestiduras.

Bajo por él. Intenta acercarse para darme un beso como saludo pero me alejo y le rechazo. Siento al violador encima. Le sonrió y reímos. Esa mirada cómplice de lo que sabemos va a pasar pero nadie puede afirmar con certeza. 


Subimos por la escalera me agarra por la espalda, levanta mi blusa, me da un beso atravesando su lengua al interior de mi boca y me aprieta los pechos. Le digo al oído, - ese era el saludo que quería, muy bien -.


Se siente en el aire respirar feromonas. Puedo oler su testosterona. Él puede oler mis estrógenos. Nos desnudamos con la mirada sin quitarnos una sola prenda. 

Apenas abro la puerta de mi departamento, me acorrala contra la pared y me levanta con tanto ímpetu que me sentí como una pluma entre sus brazos. Me agarra de las nalgas y me lanza un apasionado beso con lengua. Me tira impulsa de espalda y queda mi trasero expuesto. Lame mi cuello, mis axilas, mis brazos, mi espalda, mi cintura, mi coxis.


- Eres un buen perro - le digo sonriendo y lanzando unos breves gemidos.


Parece que la idea de ser sodomizado le irrita.


Así que baja con fuerza mis leggins, se desnuda y me azota un par de nalgadas con su verga gruesa. Y otro par más con sus manos grotescas y ásperas. 


Gimo.


Intento cambiar de posición y montar a esa bestia embrutecida pero me toma del brazo y me acuesta boca arriba, abriéndome las piernas para sumergir su lengua en mi vulva y vagina. 


- Espera - dice.


Permanezco acostada boca arriba con las piernas abiertas a lo alto, preguntándome qué ocurrencia tendrá ahora.


Él va por su pantalón y saca de su bolsillo un caramelo que brinda la sensación de frío. Lo mete a su boca, me abre y pone su boca en medio de mi entre pierna. Lame como si no hubiera un mañana. Empiezo a sentir como me quema el caramelo. Arde mi sistema reproductor.


 Quiero... se detenga


.... 


pero soy masoquista. Disfruto del ardor, así como del placer que me proporciona su lengua. No puedo pedirle que se detenga pero tampoco deseo que continúe. Mis gemidos de sufrimiento sólo lo hacen más sádico. Continúa. Siento con cada lamida como si me estuviera quemando con una llama la carne de la vulva y vagina y aún así no puedo detenerme. Soy masoquista... Me quema, me arde, me irrita, que sensación tan abrasiva... Gimo, me retuerzo...


 Le paro (con las pocas fuerzas que tengo) y le jalo del pelo.

 

Entiende el mensaje.


Se tira encima mío y me da otro beso apasionado. Su aliento es fresco y dulce, es adictivo y quiero besarlo.


 Pensé que a mí ya se me había ocurrido la idea del caramelo pero para darle goce y él se me había adelantado.


 Sentí rabia y frustración. 


Para compensarlo, lo tiré a la cama e intenté montarlo pero logra bajar mi cabeza a su miembro. Aún en esa posición lograba doblegarme a sus deseos.


Me jalo del pelo.


Le tomé de sus brazos y lo mire como una fiera en celo a los ojos. Pensé que si no podía domarlo hoy, tendría que ser a mi manera su satisfacción. Lo succione como la mejor puta del mundo. Lo babosee. Lamí su verga como si fuera el manjar más exquisito del universo. Él lo sentía. No quería me detuviera. Cerraba los ojos. Se mordía los labios. Me toma del cabello y me dice - hasta la garganta -. Hago mi mejor esfuerzo pero llegó a mi tope. Arcada tras arcada. Saliva. Mucha saliva. Mucha baba escurre de mi boca hacia su miembro. Está extasiado. Su mirada incendiaria sólo refleja el inicio de una embestida poderosa.


Me recuesta de nuevo contra la cama boca arriba, me lame, le lamo, me lame, le lamo. Me lame la oreja, el cuello la boca. Paso la lengua por su cara, por su cuello, por sus mejillas y él hace lo mismo con más fuerza. Le muerdo. Es una lucha de perros, quién doma a quien. Una lucha de lamidas. Intento escapar de la prisión de su lengua y sus brazos musculosos pero me es imposible. Tiene la fuerza del rey de la selva pero 

  en celo, más encima!. Puedes imaginarlo?


Me intenta penetrar y le agarro su miembro con fuerza, lo aprieto. Parece que no siente dolor. No mucita una sola palabra. Me toma de las muñecas, alza mis brazos y me penetra. Pese a su testosterona a fuego, se calma y lo hace de forma lenta. No quiere lastimarme. Es el furor del momento. Quiere lo disfrute. Lo hace lento. Pero entre la abrasión del caramelo frío que a producido en mi vagina, su verga gruesa y dura como roca y su mirada de asesino en serie salido de la más sanguinaria película de caníbales, mi mente estaba asustada y mi vagina, seca. 

Al sentir como lentamente su miembro se abría paso entre mi agujero. Me empezaba a excitar de nuevo. Comenzó a moverse lento, luego un poco más rápido. Movía sus caderas como un master. Más y más rápido. Gemía y eso lo encendía más. Me acerque a su oido y le dije - más, más rápido, penetrame, penetrame por favor, más,. Más más PREÑAME!!!, Más más, más .....


Cómo si se tratase de activar un chip, sus ojos se tornaron rojos, ya no estaba dentro de sí, ya no era él. Ya no era un ser humano. Ya no razonaba. Sólo era una bestia indomable. Que poder tenía sobre él, pensaba. Me toma del cuello. Me asfixia. Y me perfora como quien abre un agujero enorme con un taladro. No me penetra, me taladra. Y lo hace con ímpetu.  Jamás había sentido tanto deseo y odio en un sólo acto sexual. Lo hizo hasta atravesarme de la vagina a la garganta... Lo hizo hasta dejarme en claro quien manda. Lo hizo para demostrarme que no era un "perro domesticable".


Saca su miembro y lanza chorros y chorros de leche en mis tetas. Sonríe de satisfacción. Me impregna de su leche. La esparce con sus manos. Es caliente, suave, como crema. Yo quedo inmóvil mientras él ríe.


Me propone ducharnos juntos. Es tierno, me besa dulcemente. Me recorre con la esponja, me toma suavemente de las mejillas, del cuello y me besa. Mi cara se transforma entre el vapor de agua y sus besos. La sensualidad de las gotas de agua deslizándose por su piel y la mía.


 Me dice que tengo cara de perra y toca mi clítoris. Sonríe. 


Aún estás húmeda - dice. Me sonrojo y me besa. Lo muerdo e intento asfixiarlo. Quiero domarlo. No me resisto a la idea de  doblegarme ante él. A él le divierte. Me neutraliza tomándome del cuello.


- Con una sola mano te puedo someter - dice riendo.


Me enoja e intento darle un fuerte golpe en los huevos pero me neutraliza nuevamente alzando su pierna izquierda y tomandome del cuello junto a la pared.


- hazlo de nuevo - dice sonriendo - inténtalo, vamos, hazlo! -

Cruza sus brazos en su espalda y dice - hazme lo que quieras -


Sabía que era más fuerte. Tenía que ser más inteligente.

Le di un beso a lo que él respondió con la misma pasión. Tomo la toalla y seco mi cuerpo caliente, irritado y frustrado.


Su satisfacción era evidente.


Y la mía, también..


Quice domarlo con el cuerpo pero él ya era mi sumiso en su deseo por poseerme. Estaba bajo mi control pero él no lo sabía. Yo, era su deseo. Pero él creería lo contrario....


Continuará....




Tú mirada es intensa, profunda, y penetrante. El brillo en tus canicas refleja el poder de tú alma deseosa. Poderosa. Quieres atarme, doblegarme, educarme. A veces tibi@, a veces triste, a veces sorprendid@, a veces indiferente. A veces quieres perforar el suelo con tus heridas. Tus largas pestañas que se alzan al cielo pareciendo cobrar vuelo. Tú melanina te transforma en verde, azul y café me habla de la diversidad de culturas, de formas, de tamaños, de experiencias, de sociedades. Ocasionalmente, enojad@, inocuo, ético o dramático. Observo tus temores, tus angustias y tus anhelos. Tú siempre ardes aunque quieran diluir la llama. Tú siempre brillas aún con tus demonios encima.


Así transparente, auténtic@ porque no temes al que dirán, porque no te ocultas tras un perfil falso porque tú mirada es tú espejo, porque tus ojos son mi ventana y mi reflejo también.


Dedicado a todos los ojos que ví y obviamente a @McAlberth y @Zortan

To really love a woman
To understand her
You gotta know her deep inside
Hear every thought

See every dream
And give her wings
When she wants to fly
Then when you find
Yourself layin' helpless in her arms
You know you really love a woman

Cómo lobos en celo, se fueron abriendo paso entre la oscura selva, salivando, mostrando los salvajes colmillos, sacando sus garras, impregnadolas en la húmeda tierra. Su mirada intensa, roja, penetrante, corriendo sin mirar atrás, seguros de atacar a su presa, seguros de enfrentar una guerra a MUERTE!!!. Sólo habían dos opciones: perder o ganar. No había otra opción. Una competencia exclusiva a fuego, a sangre. Con toda la furia y cada paso marcaban su poder, su fuerza interior, con cada paso demostraban su grandeza, con cada mirada reflejaban su pasión. Combatientes dignos. Todos combatientes talentosos. Lobos hambrientos. Lobos celosos. 


Llega el momento...


Se juntan en mitad del bosque entre el sonido de las hojas de los árboles y la lluvia que se aproxima tormentosa....


Se miran a los ojos, sudorosos por la corrida. Cada uno desafíante, imponente, musculoso. Sacan sus colmillos. Uno de ellos, él mayor de todos, tiene poderes psíquicos, puede leer la mente de los otros y anticiparse a sus movimientos lo que le da una ventaja en el combate. Otro, es ingenuo, confía en sus rivales, prefiere el diálogo, antes que el conflicto, es el más débil y sabe que tiene la batalla perdida, por lo que recurre a la sensatez, sin untarse las patas de greda. Otro de ellos utiliza sus visiones. Puede recurrir a evocar los sueños de sus rivales y transformarles en lo que desee quiere, vean, o transformar su cuerpo físico sí así lo desea.  Otro, es el protector innato: la mezcla perfecta entre dulzura y dominio. Con el poder de usar, desde la ternura más profunda, limpia y transparente enamorando a cualquiera hasta la fuerza de un lobo hambriento salvaje capaz de matar al que sea por obtener su presa, arrancandoles el corazón de un sólo mordisco de ser necesario. 


Poderosos, imgeniosos, todos tenían poderes psíquicos y todos deseaban lo mismo....


Se miraban astutos, suspicaces, anteponiéndose al primer paso. El mayor de todos creía estar 1000 pasos por encima, les ganaba en experiencia y con sus poderes psíquicos podía intuir cualquier acción qué atentara contra su integridad. El lobo más delgado, pensaba que podía ganar, ideando una conversación tibia entre todos, y así no tendría que enfrentarse a ninguno. El lobo orironauta pensaba que podía ganar al despertar las pesadillas inconscientes de aquellos lobos hambrientos y acomodarlas a su conveniencia para transformar las historias de las pesadillas y así generar un caos interno en cada uno del cuál les fuese difícil escapar. Un torbellino de pesadillas sería suficiente. Y, finalmente, el lobo más equilibrado. El lobo dulce y salvaje pensaba que podía ganar sí demostraba la sabiduría del equilibrio entre ambas características de igual intensidad pero con la misma serenidad y confianza.


Inquietos, pensaban en el objetivo, se aferraban en poseer a la presa, encadenarla, devorarla. Todos la amaban, la habían buscado hace mucho y ninguno estaba dispuesto a perder la guerra....


Se preparan, todos están dispuestos a morir si es necesario, todos están dispuestos a entregar su alma ahí en esa selva oscura y húmeda corriendo el riesgo de ser devorados por la hienas...


Sacan sus garras, se empinan en dos patas, muestran su pecho. Todos se observan. Ninguno quiere iniciar la guerra. Ninguno toma la iniciativa...


El lobo mayor lanza un rugido estrepitoso, resuena a 100 kilómetros, demostrando su experiencia, muestra sus colmillos, intenta robarse a la presa... Pero... el lobo equilibrado, se avalanza delante de ella, rugiendole aún más fuerte, protegiéndola, e impidiendo el paso de aquel lobo que ha tomado las riendas. Los otros dos, quedan observando. El lobo mayor usa sus poderes psíquicos, e intenta atraer a la presa, con promesas de libertad, cuidados y sexo. Pero el lobo equilibrado se interpone en medio y le hace ver la ilusión de la realidad. Con una mordida en el cuello hace reaccionar a su presa, para que no caiga en la fantasía de la ilusión de poder, en la telepatía. Le muestra que es una fantasía. Que no es realidad, lo que le muestra el lobo mayor. Mientras se encuentra nublada y confundida, el lobo menor aprovecha la situación para convencerle de que con él no será una presa pero mientras lo hace....


En una acción inesperada el lobo onironauta, decide atacar introduciéndose en los fantasmas de sus rivales, cuando... 


Llega una manada de hienas flacas y pálidas acompañadas de una manada de aves carroñeras, ríen por el festín que están por darse....


Es justo en ese momento que el lobo onironauta tiene un sueño lúcido

Y


Con un leve rugido pronuncia ...


- La guerra no conducira a nada con la presa muerta!!! - les dice.


- el verdadero peligro a llegado - les afirma angustiado.


- las hienas y las aves carroñeras no vienen a protegerla, vienen a acabar con ella!!! - insiste.


- Déjenla!!! Les dice fuerte


Es tiempo de enfrentar al verdadero rival. Hay que unirse!!! -


Los cuatro eran tan poderosos juntos que ni porque 5 millones de aves carroñeras e hienas juntas al unisono los atacaran, podrían destruirlos, jamás.


.... Continuará............

Nunca imaginé que una tubería rota me llevase a un encuentro indescriptible, cuál escenario salido de cualquier película pornográfica o quizá, aún mejor.


Le abrí la puerta. Era un hombre de estatura baja, moreno, piel tersa, manos grandes, espalda ancha, brazos y piernas trabajadas, hombros que sobresalían como dos montañas perfectas redondeadas. Era una escultura pese a que su rostro no era muy agraciado. Me contacto por una publicación de internet en la que yo solicitaba un plomero que me ayudará a destapar la tubería. 


Se presenta respetuoso, me saluda resguardando los límites. 

- Buenos días Señora xxx, vengo a diagnosticar su problema -. 


Me causa una sensación extraña en la piel y el olfato. Puedo oler a una bestia salvaje resguardada en una mirada tierna. Procede a quitarse el buzo e inspeccionar la tubería mientras le observo e imagino todo tipo de situaciones con él. Fantasías, por supuesto. Le imaginaba desnudo, y pensaba en lo marcado de su pecho, la forma de su espalda y la fuerza que podría tener aquel hombre.


Se inclina y me muestra la falla. Me sugiere soluciones y me propone precios. Acordamos al siguiente día fuese a reparar el daño.


Al sigüiente día, su aroma es aún más intenso. 


No es su fragancia. Es su olor natural, las hormonas que desprende un macho en celo. 


Yo me presento con una blusa que hacen vislumbrar mis pezones y un leggins que dibuja mis caderas y mi culo. Acostumbré a vestir sin ropa interior y para mi, ya hace parte de la vida cotidiana, ignorando que para un ojo externo ésto puede ocasionar un morbo intenso. Él ingresa, y noto como me observa los pechos y el culo, sin decir nada, manteniendo la distancia. Ignoro su mirada, aunque me causa excitación, su nerviosismo y sus ojos en mi cuerpo, disimuladamente. Procede a trabajar mientras le observo y siento pequeñas cargas eléctricas en mi piel, cuya razón escapa de mi entendimiento pero que me atraen a él, como imán. Empieza a emitir pequeños sonidos melódicos y logra sacar una sonrisa de mi rostro. Pienso que tal vez el ambiente es tenso y debería colocar algo de música.


Concluye su trabajo rápidamente pero de forma inconclusa, me sugiere otra solución al daño al sigüiente día pero indica que debe estar acompañado de otro compañero. Por la forma en que se dirige a mí. Acepto. Se despide rozando delicadamente su mano, sobre la mía.


Al tercer día, toca a mi puerta acompañado, efectivamente de su compañero de obra. Un sujeto delgado, amable, conocedor del tema. Me siento en confianza y les abro mi puerta los invito a ingresar. Al igual que en el anterior día, portaba una blusa de tiras, ésta vez con escote, sin sostén y un pantalón ajustado. Veo que observa aún más mis pezones, hacía frío. Y en ocasiones, cuando volteo el rostro, él se queda pegado atrapado en mis montañas. Percibo esa sensación de ser observada y morboseada y me excita. Saco aún más el pecho en señal de orgullo. 


Proceden a trabajar en la falla. Me explican el problema y atenta, visualizo cada movimiento.


Finalizan.


Se despide amablemente el compañero y se queda el moreno. Le ofrezco una bebida. Acepta y empezamos a conversar. Noto como me mira y lo nervioso que se encuentra. Cada tanto, humedece sus labios con su lengua y ríe de forma nerviosa. También lo estoy. Me pregunta si acaso soy casada, mi profesión, mi edad. Conversamos de la obra, de su trabajo, de sus proyectos, los míos, etc. Su rostro se torna demasiado alegre al saber que soy soltera y que no vivo con mi esposo. Noto su interés. Pensé me invitaría a salir. Pero fue aún más atrevido.....


Me pide le comparta datos de internet. Me acerco a él. Ese aroma. De nuevo. El que sentí la primera vez que lo ví. Esas hormonas que hacen juego con mi piel. Imposibles pasar desapercibidas. Se queda inmóvil mientras le enseño a compartir datos. Estábamos en el living de mi casa. Doy dos pasos atrás mientras por el contrario, él avanza dos, adelante. Siento que invade mi espacio. Le digo que además de desordenada, soy loca. Se escapa una ligera sonrisa y me dice.


 - Loca?, Por qué lo dices? -.


 Por qué hago locuras. Le digo. 


Mi cerebro estaba por hacer corto circuito. Se acerca y me dice. 


- también he hecho locuras. Una vez hice el amor en un bus -. 

Eso no es locura. Le dije. Reímos. 


Se acerca aún más y me halaga con palabras bonitas respecto a mi mirada, rostro y sonrisa.


-tienes una mirada penetrante -. - tu sonrisa es hermosa -. - eres preciosa -. - tú cabello salvaje -......



 Le doy las gracias intentando tomar fuerte la mesa del comedor, mientras, sin dejarme reaccionar, él se acerca y me dice.


 - Tus labios no se pueden ver  con ese tapabocas -.


 Me quita el tapabocas y siento que me ha desnudado completamente. Me siento como un corderillo frágil, indefenso. Se aproxima, me toma del cuello y sin poder mediar palabra, me da un beso con lengua. Juega con su lengua insinuandome sus habilidades. Mi cerebro entiende al instante que su lengua tiene potencial. Me lame el cuello, introduce su lengua en mi oído hasta el tímpano. Toca mis senos y sube un poco mi blusa de tiras para deleitarse con mis pezones. No comprendo en qué momento sucedió. Me dejó llevar por las sensaciones. Estoy inquieta. Gimo. Me retuerzo. Mi cuerpo está inmóvil, incapaz de reaccionar. Es demasiado extraño, excitante, loco, aterrador. 


Sí, aterrador. 


En ese último mensaje de mi poca consciencia, mi mente me dice, huye. Pero ignoro el cómo. No puedo resistirme a su olor de macho, a su cuerpo, a .... 



 Detente -. - Para -. Me toma de las piernas y me alza con esa fuerza de macho en celo. Me lleva a la cama. Me tumba. Se tumba sobre mi. Siento su pecho contra el mío. Su corazón late rápidamente, puedo sentir sus latidos casi saliendo de su cuerpo. Su corazón acelerado no puede detenerse así como su perversidad por poseerme. El ego de haberse comido a su cliente. El orgullo de montarme. Se siente un dios, la fantasía de cualquier hombre....


Me pregunta - a qué le tienes miedo ? - . - no te gusto? - mis palabras no salen de mis labios a pesar que quiero expresarlas. 


Mi cabeza le dice, vete pero mi cuerpo le pide a gritos que lo consuma. Dualidad. Entro en caos, en conflicto. Cómo decirle que me encanta. Que es un moreno exquisito. Que su olor natural me volvió loca desde el primer día. Que lo necesito recorriendome. Cómo decirlo sin parecer apresurada. Manteniendo el control. Manteniendo la razón. Años que no vivía aquello. Ya no recuerdo la última vez que sentía ésta química, ésta potencia viril.


Mis sentidos no me engañaban.


Lo que vendría después lo confirmaría....


Una ligera voz en mi interior me ayuda a mucitar palabras. Le pido que se vaya. Que dejemos hasta aqui. Me pide que sólo le permita hacerme sexo oral y se irá. 


Nooooo!!!!. 


Mi cabeza estalla. 


Sexo oral???? Queeee????? con esa lengua, con ese movimiento, uffff, mi poca fortaleza mental se iría al carajo!!!!


 No, definitivamente, no.


 Me pide confíe en él. Que llegará hasta donde yo quiera llegar. - No te conozco-, le digo. - nos estamos conociendo _ me dice. - me encanta tú sonrisa, tus ojos, ví tus pechos grandes y esos pezones resaltando y uff....


Mi cuerpo me pide más. Mi mente quiere detenerse. Chupa mi cuello, me lame con la punta de la lengua hasta la entrada de mi pelvis. Cómo estrategia de convencimiento. Le digo que pare. Afirma sus deseos de hacerme sexo oral. 


Me resisto.


 Acepto.


 Baja mi pantalón. Me huele como una bestia salvaje. Saca su lengua y me recorre entera los labios, el clítoris, la entrada de la vagina. Mi humedad brota a chorros. Está allí por un tiempo largo. Desea me corra en su boca. Pero estoy demasiado extasiada y sorprendida. Es como una película. 


Lo detengo. Mi clítoris está inchado. Le pido que se vaya, de nuevo. Me pide permiso para correrse. Le digo que puede hacerlo en mis pechos. Me pide permiso si es que acaso, se puede quitar la camisa. 


Aciento.


 Veo su pecho, sus hombros. Es definitivamente, una bestia, un animal salvaje. 


Pide permiso si es que puede quitarse el pantalón. Aciento. 


Sus piernas trabajadas. Su verga tieza como una roca. 


Acostada boca arriba espero su leche en mis tetas. Deseo su leche en mis tetas. Él no puede correrse aún, quiere perforarme antes de hacerlo. Le impido ingresé a mí cueva. Aún no se lo ha ganado. Lucha por resistir la tentación de hacerlo. Jugamos.


 Luchamos por el poder de hacerlo. 


Asfixia, arañazos. Le pego una cachetada. Me dice, -que rico, dame más-


 Me vuelve loca su lujuria desenfrenada. Su energía. Su potencia viril. La lucha de poder. Somos bestias. Animales iracionales. 


Le permito correrse en mi pecho finalmente. Siento el calor de su leche recorrerme. Me esparce con su áspera mano, su semen en todo mi pecho. Se siente grande al dejarme llena de leche. Y yo me siento bañada en un rico néctar, caluroso, ardiente, suave.


Me pide por favor le dejé hacerme sexo oral, de nuevo. Quiero parar pero quiero seguir. Me monto encima de su cara mientras de nuevo se jala su verga como una roca. Wow. Su recuperación es rápida y su vigorosidad es incomparable. Me lame como si estuviera comiendo el mejor postre de su vida. Me hace jadear. Gemir. Restriego mi coño en su cara, en su boca. Él lame como un animal. Mientras se la jala como si se la fuera a arrancar. Me corrooooo....


Me levanta y quiere intentar perforarme de nuevo. Se lo niego. Me asfixia. Lo asfixio. Me monto encima. Lo asfixio de nuevo. Me aprieta las tetas. Le pego en la verga. Le tomo con fuerza la verga. Lo rasguño, muerdo. Hasta terminar metiendomela en el culo salvajemente. Grito. Entre placer y dolor. Que locura. Le digo que pare. No sé detiene. Me pone como quiere, en diferentes posiciones, como si fuera una muñeca de trapo. Suda como caballo, me da como taladro, fuerte, rudo, violento... Y.... 


Segunda corridaaaaa...


Me besa. Me abraza. Y de nuevo, la lucha salvaje. A éste punto, mis energías están débiles. Me someto a él. Introduce su verga en mi boca, me jala el cabello hacía él como una bestia, me asfixia con sus poderosas piernas. Le observo desde abajo, viendo su poder. Su vitalidad. Le observo como si me hubiera desdoblado. Cómo si estuviera en otro cuerpo y no fuera yo. Me pone sus bolas en mi boca y se masturba como bestia salvaje. De nuevo, parece que se la quiere arrancar. Me toma del pelo. Le chupo los huevos con pasión. Me encanta su olor, la suavidad de las piel de su miembro. Pulcro. Intacto. Depilado. Cuida cada centímetro de su cuerpo y eso me enciende....


 Se correeee por tercera vez en mi cara... Abro la boca y pruebo su semen, aunque se encuentra tímido de llenarme la boca de leche, me encanta su sabor. Es suave. No es abundante. Lo pruebo. Quedó impregnada de su calor, su sudor, su leche......


Y él sólo....


Quiere seguirme usando.....


Y yo.... Domar a esa bestia salvaje.

Recorreme papá con tú fino tacto. El fino tacto de tus cuerdas. De tus grandes manos. De tu piel gruesa, de tú dureza. De tus carnosos labios. Amárrame hasta presionar mi alma, hasta tensar mis músculos, hasta fregarme el coño. Rozalo con presión hasta brotar mi jugos. Ata mis pies a las cuerdas hasta hacerme gemir de placer y dolor. Doblega mis piernas. Doblega mis brazos. Inclina mi cara. Aprieta mis senos hasta juntarlos como grandes melones y estira mis pezones dirigiendolos al infinito. Amarrame con un fuerte mordisco en el cuello. Con tú lengua larga como la de un tentáculo marino que atraviese el timpano de mis oídos y lama mi cerebro. Atame fuerte con los brazos cruzados y el chupo en la boca. Riegame tú nectar, deléitate con mi cuerpo. Úsame. Deja caer cada gota de tú baba por mi fina y delicada piel. Hazme sentir sucia. Putrefacta en leche, en semen. En semen y en baba. Deja mi cuerpo resbaladizo. Aceitoso. Sudoroso. NO. NO PARES. Hazme tú propiedad. Hazme tú esclava. Tú amante. Tú PUTA.  


Quemame pero que pueda cicatrizar. Márcame pero no me rompas. Atame pero no me ciegues. Corrígeme pero no me abandones. Suéltame pero no me liberes. Desnúdame. Tócame. Úsame. 


Y sabrás que soy sólo tuya, sólo parte de tí, tú propiedad. Que al mirarme otros hombres, podrán deleitarse y jugar pero siempre mi alma permanecerá atada a tí.


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