No llamaba, no escribía, estaba ausente. Ausente por su vergüenza de dejar en celo a una fiera.
Esa noche, abrí la ventana, impregne mi cuerpo con el más exquisito perfume y dormí completamente desnuda resongando como burro por la irá de su indiferencia. Al siguiente día, a primera hora, veo un mensaje de texto de él. Lo siento ansioso, se disculpa. Pide a gritos volverme a ver, se nota a leguas su deseo salvaje de tenerme entre sus musculosos brazos. Me invade de mensajes excitantes. Que desea lamer cada centímetro de mi piel, chuparme los pezones como un bb, (como quien se deleita con la semilla de una fruta), que desea perforar mis agujeros, que me corra a chorros en su boca. Que quiere mantenerse allí y no salir hasta recibir el nectar de mi flor, etc
Impresionada por su deseo irrefrenable por poseerme, aprovecho la situación y le demuestro desinterés. No quiero que perciba que con cada palabra me recuerda su sexo salvaje. Quiero dominarlo, doblegarle, obsesionarlo, hacerlo mi esclavo. Me retuerce las ideas el pensar en domar esa bestia. No quiero su poder sobre mi. No quiero ser su corderilla. Me niego a ser su perra. Lo quiero arrodillado ante mi. Sediento de mi. Que gotee al pensar en mi. Decirle perro y que se arrodille ante mi. Más eso no será nada fácil. Claro, que también, no me gustan las presas, fáciles. Su narcisismo es su escudo. Mantengo el control de mi libido como mi padre me enseñó. Recurro a él para usar algún truquillo que permita mantenerlo a mis pies. Mi padre es sabio y me conoce bien.
Su deseo por mí es su perdición.
Ninguna hembra lo quiere sodomizar. Está acostumbrado a ser el alfa de la manada. El rey de la selva. Pero yo sé bien que es sólo un escudo dónde esconder lo puta que es. Lo excitado que se pone al tratarlo como perro. Humillado. Lo más bajo. Arañarlo, azotarlo, jalarle su miembro y golpearle con rudeza.
- A éste toro hay que domarlo - Pensé.
Le propongo un encuentro el fin de semana pero desea verme de inmediato. Me pide fotografías y se las niego. Me envía fotografías y le digo que deseo a mi macho frente a mi, no en imágenes o no le volveré a hablar. Que deseo me impregne de su aroma y su lengua como un perro baboso, que me chupe los pezones como un cabrito mamador, que no me penetre hasta que me corra en su boca.
- Obediente - me dice él.
- Así mismo -, le afirmó. - Cómo un perro callejero!!! -
Sus deseos, nublan su razón.
- Iré a tú departamento en cuanto pueda - dice.
Sonrío para mis adentros, como una Succubu satisfecha de haber atraído a su presa.
Al cabo de algunas horas, me escribe. Está abajo de mi puerta esperándome. Lo dejo unos minutos como un sabueso en la interperie mientras me perfumo con la misma fragancia de aquella noche y busco algún outfit ligero. Uso una blusa suelta de color rosa y un leggins ajustado a mi trasero. No uso ropa interior. No es necesaria.
Un toro salvaje está ardiendo por romperme las vestiduras.
Bajo por él. Intenta acercarse para darme un beso como saludo pero me alejo y le rechazo. Siento al violador encima. Le sonrió y reímos. Esa mirada cómplice de lo que sabemos va a pasar pero nadie puede afirmar con certeza.
Subimos por la escalera me agarra por la espalda, levanta mi blusa, me da un beso atravesando su lengua al interior de mi boca y me aprieta los pechos. Le digo al oído, - ese era el saludo que quería, muy bien -.
Se siente en el aire respirar feromonas. Puedo oler su testosterona. Él puede oler mis estrógenos. Nos desnudamos con la mirada sin quitarnos una sola prenda.
Apenas abro la puerta de mi departamento, me acorrala contra la pared y me levanta con tanto ímpetu que me sentí como una pluma entre sus brazos. Me agarra de las nalgas y me lanza un apasionado beso con lengua. Me tira impulsa de espalda y queda mi trasero expuesto. Lame mi cuello, mis axilas, mis brazos, mi espalda, mi cintura, mi coxis.
- Eres un buen perro - le digo sonriendo y lanzando unos breves gemidos.
Parece que la idea de ser sodomizado le irrita.
Así que baja con fuerza mis leggins, se desnuda y me azota un par de nalgadas con su verga gruesa. Y otro par más con sus manos grotescas y ásperas.
Gimo.
Intento cambiar de posición y montar a esa bestia embrutecida pero me toma del brazo y me acuesta boca arriba, abriéndome las piernas para sumergir su lengua en mi vulva y vagina.
- Espera - dice.
Permanezco acostada boca arriba con las piernas abiertas a lo alto, preguntándome qué ocurrencia tendrá ahora.
Él va por su pantalón y saca de su bolsillo un caramelo que brinda la sensación de frío. Lo mete a su boca, me abre y pone su boca en medio de mi entre pierna. Lame como si no hubiera un mañana. Empiezo a sentir como me quema el caramelo. Arde mi sistema reproductor.
Quiero... se detenga
....
pero soy masoquista. Disfruto del ardor, así como del placer que me proporciona su lengua. No puedo pedirle que se detenga pero tampoco deseo que continúe. Mis gemidos de sufrimiento sólo lo hacen más sádico. Continúa. Siento con cada lamida como si me estuviera quemando con una llama la carne de la vulva y vagina y aún así no puedo detenerme. Soy masoquista... Me quema, me arde, me irrita, que sensación tan abrasiva... Gimo, me retuerzo...
Le paro (con las pocas fuerzas que tengo) y le jalo del pelo.
Entiende el mensaje.
Se tira encima mío y me da otro beso apasionado. Su aliento es fresco y dulce, es adictivo y quiero besarlo.
Pensé que a mí ya se me había ocurrido la idea del caramelo pero para darle goce y él se me había adelantado.
Sentí rabia y frustración.
Para compensarlo, lo tiré a la cama e intenté montarlo pero logra bajar mi cabeza a su miembro. Aún en esa posición lograba doblegarme a sus deseos.
Me jalo del pelo.
Le tomé de sus brazos y lo mire como una fiera en celo a los ojos. Pensé que si no podía domarlo hoy, tendría que ser a mi manera su satisfacción. Lo succione como la mejor puta del mundo. Lo babosee. Lamí su verga como si fuera el manjar más exquisito del universo. Él lo sentía. No quería me detuviera. Cerraba los ojos. Se mordía los labios. Me toma del cabello y me dice - hasta la garganta -. Hago mi mejor esfuerzo pero llegó a mi tope. Arcada tras arcada. Saliva. Mucha saliva. Mucha baba escurre de mi boca hacia su miembro. Está extasiado. Su mirada incendiaria sólo refleja el inicio de una embestida poderosa.
Me recuesta de nuevo contra la cama boca arriba, me lame, le lamo, me lame, le lamo. Me lame la oreja, el cuello la boca. Paso la lengua por su cara, por su cuello, por sus mejillas y él hace lo mismo con más fuerza. Le muerdo. Es una lucha de perros, quién doma a quien. Una lucha de lamidas. Intento escapar de la prisión de su lengua y sus brazos musculosos pero me es imposible. Tiene la fuerza del rey de la selva pero
en celo, más encima!. Puedes imaginarlo?
Me intenta penetrar y le agarro su miembro con fuerza, lo aprieto. Parece que no siente dolor. No mucita una sola palabra. Me toma de las muñecas, alza mis brazos y me penetra. Pese a su testosterona a fuego, se calma y lo hace de forma lenta. No quiere lastimarme. Es el furor del momento. Quiere lo disfrute. Lo hace lento. Pero entre la abrasión del caramelo frío que a producido en mi vagina, su verga gruesa y dura como roca y su mirada de asesino en serie salido de la más sanguinaria película de caníbales, mi mente estaba asustada y mi vagina, seca.
Al sentir como lentamente su miembro se abría paso entre mi agujero. Me empezaba a excitar de nuevo. Comenzó a moverse lento, luego un poco más rápido. Movía sus caderas como un master. Más y más rápido. Gemía y eso lo encendía más. Me acerque a su oido y le dije - más, más rápido, penetrame, penetrame por favor, más,. Más más PREÑAME!!!, Más más, más .....
Cómo si se tratase de activar un chip, sus ojos se tornaron rojos, ya no estaba dentro de sí, ya no era él. Ya no era un ser humano. Ya no razonaba. Sólo era una bestia indomable. Que poder tenía sobre él, pensaba. Me toma del cuello. Me asfixia. Y me perfora como quien abre un agujero enorme con un taladro. No me penetra, me taladra. Y lo hace con ímpetu. Jamás había sentido tanto deseo y odio en un sólo acto sexual. Lo hizo hasta atravesarme de la vagina a la garganta... Lo hizo hasta dejarme en claro quien manda. Lo hizo para demostrarme que no era un "perro domesticable".
Saca su miembro y lanza chorros y chorros de leche en mis tetas. Sonríe de satisfacción. Me impregna de su leche. La esparce con sus manos. Es caliente, suave, como crema. Yo quedo inmóvil mientras él ríe.
Me propone ducharnos juntos. Es tierno, me besa dulcemente. Me recorre con la esponja, me toma suavemente de las mejillas, del cuello y me besa. Mi cara se transforma entre el vapor de agua y sus besos. La sensualidad de las gotas de agua deslizándose por su piel y la mía.
Me dice que tengo cara de perra y toca mi clítoris. Sonríe.
Aún estás húmeda - dice. Me sonrojo y me besa. Lo muerdo e intento asfixiarlo. Quiero domarlo. No me resisto a la idea de doblegarme ante él. A él le divierte. Me neutraliza tomándome del cuello.
- Con una sola mano te puedo someter - dice riendo.
Me enoja e intento darle un fuerte golpe en los huevos pero me neutraliza nuevamente alzando su pierna izquierda y tomandome del cuello junto a la pared.
- hazlo de nuevo - dice sonriendo - inténtalo, vamos, hazlo! -
Cruza sus brazos en su espalda y dice - hazme lo que quieras -
Sabía que era más fuerte. Tenía que ser más inteligente.
Le di un beso a lo que él respondió con la misma pasión. Tomo la toalla y seco mi cuerpo caliente, irritado y frustrado.
Su satisfacción era evidente.
Y la mía, también..
Quice domarlo con el cuerpo pero él ya era mi sumiso en su deseo por poseerme. Estaba bajo mi control pero él no lo sabía. Yo, era su deseo. Pero él creería lo contrario....
Continuará....
Así transparente, auténtic@ porque no temes al que dirán, porque no te ocultas tras un perfil falso porque tú mirada es tú espejo, porque tus ojos son mi ventana y mi reflejo también.
Dedicado a todos los ojos que ví y obviamente a @McAlberth y @Zortan
To really love a woman
To understand her
You gotta know her deep inside
Hear every thought
See every dream
And give her wings
When she wants to fly
Then when you find
Yourself layin' helpless in her arms
You know you really love a woman
Cómo lobos en celo, se fueron abriendo paso entre la oscura selva, salivando, mostrando los salvajes colmillos, sacando sus garras, impregnadolas en la húmeda tierra. Su mirada intensa, roja, penetrante, corriendo sin mirar atrás, seguros de atacar a su presa, seguros de enfrentar una guerra a MUERTE!!!. Sólo habían dos opciones: perder o ganar. No había otra opción. Una competencia exclusiva a fuego, a sangre. Con toda la furia y cada paso marcaban su poder, su fuerza interior, con cada paso demostraban su grandeza, con cada mirada reflejaban su pasión. Combatientes dignos. Todos combatientes talentosos. Lobos hambrientos. Lobos celosos.
Llega el momento...
Se juntan en mitad del bosque entre el sonido de las hojas de los árboles y la lluvia que se aproxima tormentosa....
Se miran a los ojos, sudorosos por la corrida. Cada uno desafíante, imponente, musculoso. Sacan sus colmillos. Uno de ellos, él mayor de todos, tiene poderes psíquicos, puede leer la mente de los otros y anticiparse a sus movimientos lo que le da una ventaja en el combate. Otro, es ingenuo, confía en sus rivales, prefiere el diálogo, antes que el conflicto, es el más débil y sabe que tiene la batalla perdida, por lo que recurre a la sensatez, sin untarse las patas de greda. Otro de ellos utiliza sus visiones. Puede recurrir a evocar los sueños de sus rivales y transformarles en lo que desee quiere, vean, o transformar su cuerpo físico sí así lo desea. Otro, es el protector innato: la mezcla perfecta entre dulzura y dominio. Con el poder de usar, desde la ternura más profunda, limpia y transparente enamorando a cualquiera hasta la fuerza de un lobo hambriento salvaje capaz de matar al que sea por obtener su presa, arrancandoles el corazón de un sólo mordisco de ser necesario.
Poderosos, imgeniosos, todos tenían poderes psíquicos y todos deseaban lo mismo....
Se miraban astutos, suspicaces, anteponiéndose al primer paso. El mayor de todos creía estar 1000 pasos por encima, les ganaba en experiencia y con sus poderes psíquicos podía intuir cualquier acción qué atentara contra su integridad. El lobo más delgado, pensaba que podía ganar, ideando una conversación tibia entre todos, y así no tendría que enfrentarse a ninguno. El lobo orironauta pensaba que podía ganar al despertar las pesadillas inconscientes de aquellos lobos hambrientos y acomodarlas a su conveniencia para transformar las historias de las pesadillas y así generar un caos interno en cada uno del cuál les fuese difícil escapar. Un torbellino de pesadillas sería suficiente. Y, finalmente, el lobo más equilibrado. El lobo dulce y salvaje pensaba que podía ganar sí demostraba la sabiduría del equilibrio entre ambas características de igual intensidad pero con la misma serenidad y confianza.
Inquietos, pensaban en el objetivo, se aferraban en poseer a la presa, encadenarla, devorarla. Todos la amaban, la habían buscado hace mucho y ninguno estaba dispuesto a perder la guerra....
Se preparan, todos están dispuestos a morir si es necesario, todos están dispuestos a entregar su alma ahí en esa selva oscura y húmeda corriendo el riesgo de ser devorados por la hienas...
Sacan sus garras, se empinan en dos patas, muestran su pecho. Todos se observan. Ninguno quiere iniciar la guerra. Ninguno toma la iniciativa...
El lobo mayor lanza un rugido estrepitoso, resuena a 100 kilómetros, demostrando su experiencia, muestra sus colmillos, intenta robarse a la presa... Pero... el lobo equilibrado, se avalanza delante de ella, rugiendole aún más fuerte, protegiéndola, e impidiendo el paso de aquel lobo que ha tomado las riendas. Los otros dos, quedan observando. El lobo mayor usa sus poderes psíquicos, e intenta atraer a la presa, con promesas de libertad, cuidados y sexo. Pero el lobo equilibrado se interpone en medio y le hace ver la ilusión de la realidad. Con una mordida en el cuello hace reaccionar a su presa, para que no caiga en la fantasía de la ilusión de poder, en la telepatía. Le muestra que es una fantasía. Que no es realidad, lo que le muestra el lobo mayor. Mientras se encuentra nublada y confundida, el lobo menor aprovecha la situación para convencerle de que con él no será una presa pero mientras lo hace....
En una acción inesperada el lobo onironauta, decide atacar introduciéndose en los fantasmas de sus rivales, cuando...
Llega una manada de hienas flacas y pálidas acompañadas de una manada de aves carroñeras, ríen por el festín que están por darse....
Es justo en ese momento que el lobo onironauta tiene un sueño lúcido
Y
Con un leve rugido pronuncia ...
- La guerra no conducira a nada con la presa muerta!!! - les dice.
- el verdadero peligro a llegado - les afirma angustiado.
- las hienas y las aves carroñeras no vienen a protegerla, vienen a acabar con ella!!! - insiste.
- Déjenla!!! Les dice fuerte
Es tiempo de enfrentar al verdadero rival. Hay que unirse!!! -
Los cuatro eran tan poderosos juntos que ni porque 5 millones de aves carroñeras e hienas juntas al unisono los atacaran, podrían destruirlos, jamás.
.... Continuará............
Nunca imaginé que una tubería rota me llevase a un encuentro indescriptible, cuál escenario salido de cualquier película pornográfica o quizá, aún mejor.
Le abrí la puerta. Era un hombre de estatura baja, moreno, piel tersa, manos grandes, espalda ancha, brazos y piernas trabajadas, hombros que sobresalían como dos montañas perfectas redondeadas. Era una escultura pese a que su rostro no era muy agraciado. Me contacto por una publicación de internet en la que yo solicitaba un plomero que me ayudará a destapar la tubería.
Se presenta respetuoso, me saluda resguardando los límites.
- Buenos días Señora xxx, vengo a diagnosticar su problema -.
Me causa una sensación extraña en la piel y el olfato. Puedo oler a una bestia salvaje resguardada en una mirada tierna. Procede a quitarse el buzo e inspeccionar la tubería mientras le observo e imagino todo tipo de situaciones con él. Fantasías, por supuesto. Le imaginaba desnudo, y pensaba en lo marcado de su pecho, la forma de su espalda y la fuerza que podría tener aquel hombre.
Se inclina y me muestra la falla. Me sugiere soluciones y me propone precios. Acordamos al siguiente día fuese a reparar el daño.
Al sigüiente día, su aroma es aún más intenso.
No es su fragancia. Es su olor natural, las hormonas que desprende un macho en celo.
Yo me presento con una blusa que hacen vislumbrar mis pezones y un leggins que dibuja mis caderas y mi culo. Acostumbré a vestir sin ropa interior y para mi, ya hace parte de la vida cotidiana, ignorando que para un ojo externo ésto puede ocasionar un morbo intenso. Él ingresa, y noto como me observa los pechos y el culo, sin decir nada, manteniendo la distancia. Ignoro su mirada, aunque me causa excitación, su nerviosismo y sus ojos en mi cuerpo, disimuladamente. Procede a trabajar mientras le observo y siento pequeñas cargas eléctricas en mi piel, cuya razón escapa de mi entendimiento pero que me atraen a él, como imán. Empieza a emitir pequeños sonidos melódicos y logra sacar una sonrisa de mi rostro. Pienso que tal vez el ambiente es tenso y debería colocar algo de música.
Concluye su trabajo rápidamente pero de forma inconclusa, me sugiere otra solución al daño al sigüiente día pero indica que debe estar acompañado de otro compañero. Por la forma en que se dirige a mí. Acepto. Se despide rozando delicadamente su mano, sobre la mía.
Al tercer día, toca a mi puerta acompañado, efectivamente de su compañero de obra. Un sujeto delgado, amable, conocedor del tema. Me siento en confianza y les abro mi puerta los invito a ingresar. Al igual que en el anterior día, portaba una blusa de tiras, ésta vez con escote, sin sostén y un pantalón ajustado. Veo que observa aún más mis pezones, hacía frío. Y en ocasiones, cuando volteo el rostro, él se queda pegado atrapado en mis montañas. Percibo esa sensación de ser observada y morboseada y me excita. Saco aún más el pecho en señal de orgullo.
Proceden a trabajar en la falla. Me explican el problema y atenta, visualizo cada movimiento.
Finalizan.
Se despide amablemente el compañero y se queda el moreno. Le ofrezco una bebida. Acepta y empezamos a conversar. Noto como me mira y lo nervioso que se encuentra. Cada tanto, humedece sus labios con su lengua y ríe de forma nerviosa. También lo estoy. Me pregunta si acaso soy casada, mi profesión, mi edad. Conversamos de la obra, de su trabajo, de sus proyectos, los míos, etc. Su rostro se torna demasiado alegre al saber que soy soltera y que no vivo con mi esposo. Noto su interés. Pensé me invitaría a salir. Pero fue aún más atrevido.....
Me pide le comparta datos de internet. Me acerco a él. Ese aroma. De nuevo. El que sentí la primera vez que lo ví. Esas hormonas que hacen juego con mi piel. Imposibles pasar desapercibidas. Se queda inmóvil mientras le enseño a compartir datos. Estábamos en el living de mi casa. Doy dos pasos atrás mientras por el contrario, él avanza dos, adelante. Siento que invade mi espacio. Le digo que además de desordenada, soy loca. Se escapa una ligera sonrisa y me dice.
- Loca?, Por qué lo dices? -.
Por qué hago locuras. Le digo.
Mi cerebro estaba por hacer corto circuito. Se acerca y me dice.
- también he hecho locuras. Una vez hice el amor en un bus -.
Eso no es locura. Le dije. Reímos.
Se acerca aún más y me halaga con palabras bonitas respecto a mi mirada, rostro y sonrisa.
-tienes una mirada penetrante -. - tu sonrisa es hermosa -. - eres preciosa -. - tú cabello salvaje -......
Le doy las gracias intentando tomar fuerte la mesa del comedor, mientras, sin dejarme reaccionar, él se acerca y me dice.
- Tus labios no se pueden ver con ese tapabocas -.
Me quita el tapabocas y siento que me ha desnudado completamente. Me siento como un corderillo frágil, indefenso. Se aproxima, me toma del cuello y sin poder mediar palabra, me da un beso con lengua. Juega con su lengua insinuandome sus habilidades. Mi cerebro entiende al instante que su lengua tiene potencial. Me lame el cuello, introduce su lengua en mi oído hasta el tímpano. Toca mis senos y sube un poco mi blusa de tiras para deleitarse con mis pezones. No comprendo en qué momento sucedió. Me dejó llevar por las sensaciones. Estoy inquieta. Gimo. Me retuerzo. Mi cuerpo está inmóvil, incapaz de reaccionar. Es demasiado extraño, excitante, loco, aterrador.
Sí, aterrador.
En ese último mensaje de mi poca consciencia, mi mente me dice, huye. Pero ignoro el cómo. No puedo resistirme a su olor de macho, a su cuerpo, a ....
Detente -. - Para -. Me toma de las piernas y me alza con esa fuerza de macho en celo. Me lleva a la cama. Me tumba. Se tumba sobre mi. Siento su pecho contra el mío. Su corazón late rápidamente, puedo sentir sus latidos casi saliendo de su cuerpo. Su corazón acelerado no puede detenerse así como su perversidad por poseerme. El ego de haberse comido a su cliente. El orgullo de montarme. Se siente un dios, la fantasía de cualquier hombre....
Me pregunta - a qué le tienes miedo ? - . - no te gusto? - mis palabras no salen de mis labios a pesar que quiero expresarlas.
Mi cabeza le dice, vete pero mi cuerpo le pide a gritos que lo consuma. Dualidad. Entro en caos, en conflicto. Cómo decirle que me encanta. Que es un moreno exquisito. Que su olor natural me volvió loca desde el primer día. Que lo necesito recorriendome. Cómo decirlo sin parecer apresurada. Manteniendo el control. Manteniendo la razón. Años que no vivía aquello. Ya no recuerdo la última vez que sentía ésta química, ésta potencia viril.
Mis sentidos no me engañaban.
Lo que vendría después lo confirmaría....
Una ligera voz en mi interior me ayuda a mucitar palabras. Le pido que se vaya. Que dejemos hasta aqui. Me pide que sólo le permita hacerme sexo oral y se irá.
Nooooo!!!!.
Mi cabeza estalla.
Sexo oral???? Queeee????? con esa lengua, con ese movimiento, uffff, mi poca fortaleza mental se iría al carajo!!!!
No, definitivamente, no.
Me pide confíe en él. Que llegará hasta donde yo quiera llegar. - No te conozco-, le digo. - nos estamos conociendo _ me dice. - me encanta tú sonrisa, tus ojos, ví tus pechos grandes y esos pezones resaltando y uff....
Mi cuerpo me pide más. Mi mente quiere detenerse. Chupa mi cuello, me lame con la punta de la lengua hasta la entrada de mi pelvis. Cómo estrategia de convencimiento. Le digo que pare. Afirma sus deseos de hacerme sexo oral.
Me resisto.
Acepto.
Baja mi pantalón. Me huele como una bestia salvaje. Saca su lengua y me recorre entera los labios, el clítoris, la entrada de la vagina. Mi humedad brota a chorros. Está allí por un tiempo largo. Desea me corra en su boca. Pero estoy demasiado extasiada y sorprendida. Es como una película.
Lo detengo. Mi clítoris está inchado. Le pido que se vaya, de nuevo. Me pide permiso para correrse. Le digo que puede hacerlo en mis pechos. Me pide permiso si es que acaso, se puede quitar la camisa.
Aciento.
Veo su pecho, sus hombros. Es definitivamente, una bestia, un animal salvaje.
Pide permiso si es que puede quitarse el pantalón. Aciento.
Sus piernas trabajadas. Su verga tieza como una roca.
Acostada boca arriba espero su leche en mis tetas. Deseo su leche en mis tetas. Él no puede correrse aún, quiere perforarme antes de hacerlo. Le impido ingresé a mí cueva. Aún no se lo ha ganado. Lucha por resistir la tentación de hacerlo. Jugamos.
Luchamos por el poder de hacerlo.
Asfixia, arañazos. Le pego una cachetada. Me dice, -que rico, dame más-
Me vuelve loca su lujuria desenfrenada. Su energía. Su potencia viril. La lucha de poder. Somos bestias. Animales iracionales.
Le permito correrse en mi pecho finalmente. Siento el calor de su leche recorrerme. Me esparce con su áspera mano, su semen en todo mi pecho. Se siente grande al dejarme llena de leche. Y yo me siento bañada en un rico néctar, caluroso, ardiente, suave.
Me pide por favor le dejé hacerme sexo oral, de nuevo. Quiero parar pero quiero seguir. Me monto encima de su cara mientras de nuevo se jala su verga como una roca. Wow. Su recuperación es rápida y su vigorosidad es incomparable. Me lame como si estuviera comiendo el mejor postre de su vida. Me hace jadear. Gemir. Restriego mi coño en su cara, en su boca. Él lame como un animal. Mientras se la jala como si se la fuera a arrancar. Me corrooooo....
Me levanta y quiere intentar perforarme de nuevo. Se lo niego. Me asfixia. Lo asfixio. Me monto encima. Lo asfixio de nuevo. Me aprieta las tetas. Le pego en la verga. Le tomo con fuerza la verga. Lo rasguño, muerdo. Hasta terminar metiendomela en el culo salvajemente. Grito. Entre placer y dolor. Que locura. Le digo que pare. No sé detiene. Me pone como quiere, en diferentes posiciones, como si fuera una muñeca de trapo. Suda como caballo, me da como taladro, fuerte, rudo, violento... Y....
Segunda corridaaaaa...
Me besa. Me abraza. Y de nuevo, la lucha salvaje. A éste punto, mis energías están débiles. Me someto a él. Introduce su verga en mi boca, me jala el cabello hacía él como una bestia, me asfixia con sus poderosas piernas. Le observo desde abajo, viendo su poder. Su vitalidad. Le observo como si me hubiera desdoblado. Cómo si estuviera en otro cuerpo y no fuera yo. Me pone sus bolas en mi boca y se masturba como bestia salvaje. De nuevo, parece que se la quiere arrancar. Me toma del pelo. Le chupo los huevos con pasión. Me encanta su olor, la suavidad de las piel de su miembro. Pulcro. Intacto. Depilado. Cuida cada centímetro de su cuerpo y eso me enciende....
Se correeee por tercera vez en mi cara... Abro la boca y pruebo su semen, aunque se encuentra tímido de llenarme la boca de leche, me encanta su sabor. Es suave. No es abundante. Lo pruebo. Quedó impregnada de su calor, su sudor, su leche......
Y él sólo....
Quiere seguirme usando.....
Y yo.... Domar a esa bestia salvaje.
Recorreme papá con tú fino tacto. El fino tacto de tus cuerdas. De tus grandes manos. De tu piel gruesa, de tú dureza. De tus carnosos labios. Amárrame hasta presionar mi alma, hasta tensar mis músculos, hasta fregarme el coño. Rozalo con presión hasta brotar mi jugos. Ata mis pies a las cuerdas hasta hacerme gemir de placer y dolor. Doblega mis piernas. Doblega mis brazos. Inclina mi cara. Aprieta mis senos hasta juntarlos como grandes melones y estira mis pezones dirigiendolos al infinito. Amarrame con un fuerte mordisco en el cuello. Con tú lengua larga como la de un tentáculo marino que atraviese el timpano de mis oídos y lama mi cerebro. Atame fuerte con los brazos cruzados y el chupo en la boca. Riegame tú nectar, deléitate con mi cuerpo. Úsame. Deja caer cada gota de tú baba por mi fina y delicada piel. Hazme sentir sucia. Putrefacta en leche, en semen. En semen y en baba. Deja mi cuerpo resbaladizo. Aceitoso. Sudoroso. NO. NO PARES. Hazme tú propiedad. Hazme tú esclava. Tú amante. Tú PUTA.
Quemame pero que pueda cicatrizar. Márcame pero no me rompas. Atame pero no me ciegues. Corrígeme pero no me abandones. Suéltame pero no me liberes. Desnúdame. Tócame. Úsame.
Y sabrás que soy sólo tuya, sólo parte de tí, tú propiedad. Que al mirarme otros hombres, podrán deleitarse y jugar pero siempre mi alma permanecerá atada a tí.