Prejuicios, bajas expectativas y un mundo dominado por depredadores la confunden y la cohiben de recorrer los caminos como aquella niña indefensa que conoce los peligros pero aún así decide adentrarse a recorrer el bosque.
En ocasiones a oscuras, a veces, de día. Supone no hay diferencia o colores en un mismo mundo.
Ella se siente insegura, desconfiada, e incrédula pero aún así, se arriesga. Prohibición?, quizá. O su curiosidad es superior y sus fantasías, infinitas.
El miedo a lo desconocido nunca ha sido un obstáculo, no sería el primero.
Llegaste sigilosamente como un demonio protector. Como una sombra en las tinieblas que ilumina el andar y da cuenta de cada piedra en el camino. Ilustras mi mente con tú conocimiento y experiencia. Haz sido viajero de éstos caminos por mucho tiempo pero tú forma, me atrapa, me seduce, me intriga.
Escuchas, intuyes y recoges las semillas. Sabes donde y cómo sembrarlas exactamente. No burdo o explícito. Sutíl y sigiloso. Como un tigre que quiere devorar a su presa pero disfrutando de la cacería. Un ser sádico que goza del sufrimiento de su presa y a la vez la lame suave delicadamente, saboreando, disfrutando cada centímetro.
Y es que ella era una niña perdida en sus lúgubres deseos, sin motivación alguna, o reconocimiento de sus hazañas hasta que llegó su Daddy y la cobijo en un mar infinito de ideas con la única satisfacción de obtener un objeto pensante, con carácter y fuerte mentalmente. Sin historias falsas de relaciones mágicas que transforman vidas, sin idealizaciones, sin endiosar a ninguno. Entendiendo que cada uno es persona mortal pero que cada uno posee cualidades que los hacen únicos.
Daddy toma forma humana y con el foco de luz, alcanza su mano y le enseña a saltar entre avismos, a soportar piedrecillas y a dejarse llevar por sus sentidos. La invita a cerrar sus ojos, desnudar su alma, confiar por una vez y dejarse tocar, entera. Sin prejuicios, sin contemplaciones, sin miedos, libre. Allí en medio del bosque, en la oscuridad, le pide le complazca, le explica el por qué y para qué de cada paso y el objetivo del mismo. Transparentemente. Dispuesto a responder cada inquietud porque la desea toda, sumisa o esclava sadomasoquista. Pero segura, imponente, fuerte.
Aquella niña que vestía con trapos del cuello hasta los pies, cubriendo cada partecilla de su cuerpo, era ahora una hembra imperfecta sin temor a presentarse desnuda ante el mundo, o a dar rienda suelta a sus fantasías sádicas, humillantes masoquistas vouyeristas frente a las féminas y exhibicionistas.
De la mano con su Daddy, amada, fuerte, segura, protegida, anhela más, desea más, ruega por más...
El Muro