Bueno, después de unos primero artículos, densos y quizás
intensos, donde he tocado temas que a mi entender se pasa muy por encima ,en
este juego, quiero entrar en la parte más divertida, porque ante todo para los
que nos gusta esta fantasía, es una fantasía divertida, de hecho muchos la
llamamos juego, sobran más definiciones ¿no?.
Los inicios, de cualquier relación, son difíciles, nuestro
juego no es una excepción, pero si todo va bien, si se dan los pasos en la
buena dirección, empiezan a aparecer, unas
sensaciones muy especiales, empiezas a percibir una confianza mutua y una
complicidad, que te hacen sentir bien, libre y sin darte cuenta empiezas a
fluir, en una conexión especial, con la persona con la que juegas, dejas de
pactar cosas, no es necesario surgen por si solas, empiezas a conocer gestos, miradas,
tonos de voz, comportamientos que te van guiando, supongo que la otra parte
también los percibe en ti y te metes en otra dimensión del juego, la
improvisación, el juego del gato y el ratón, ese juego de provocaciones entre líneas,
del bordear los limites, del tensar la cuerda y aflojar, de la ambigüedad, donde
realmente empiezas a descubrir a quien tienes enfrente, es un juego donde cada
uno de los dos jugadores usa sus armas, por una parte se juega a llevar al límite
la paciencia, para después intentar devolverle el reposo, se alterna
provocación y rebeldía, con dulzura y obediencia, la otra parte juega a no
mostrar, un día ignoro tus provocaciones, otro día no te permito el mínimo
error, no quiero que sepas por donde puede venir, es aquello de buscarse
mutuamente y encontrarse, es como jugar al escondite, a policías y ladrones o a
la gallinita ciega, es sentir las mariposas nada más ver a esa persona, intentar
intuir donde quiere llegar hoy y además hilar fino, para no equivocarte, ella
confía en ti, lo hace porque está convencida, que vas a saber llegar, exactamente
donde ella quiere que llegues, tú debes aceptar el reto, porque ella está
aceptando el tuyo.
No sé, si alguna vez han jugado así, pero para mí es lo más
divertido que he probado nunca, además siempre quieres más.
El Muro