Desde la llegada masiva de internet a nuestras vidas, hay
que reconocer que a los “spankos”, nos ha facilitado mucho las cosas, podemos consultar,
leer, expresarnos y sobre todo conocer a gente con quien compartir esta
fantasía, con algunas simplemente compartes, hablas, preguntas resuelves dudas
o te las resuelven, comparas…Y con unas pocas, llegas a querer ir un poco más
allá y suele ser entonces cuando te das cuenta, que esto de internet también
tiene sus inconvenientes. Que la mayoría de las veces tiene un común denominador
las distancias. Lo escribo en plural, porque las hay de dos tipos, una la
física, la que se mide en kilómetros o en horas de viaje, de repente conocemos
a alguien, que se adapta a nosotros a nuestros gustos, con quien sentimos una
especial reacción química y es pasado esos primeros momentos de descubrimiento
mutuo, cuando empezamos a tomar consciencia que “Houston tenemos un problema”, problema
no valorado en una primera instancia, pero que de repente empieza a pesar como
una losa. También puede pasar que la barrera física no sea tan infranqueable, pero
que exista una quizás peor, una barrera moral, alguna de esas dos personas que
empiezan a tener un peeling especial, tiene una vida diferente, tiene pareja, tiene
compromiso y aunque no exista separación física, si existe disponibilidad
limitada o en el peor de los casos, puede ser que se unan ambas barreras la
física y la moral en una.
Dicen, que la necesidad agudiza el ingenio y he aquí una
demostración clara, yo mismo por circunstancias he vivido ambos tipos de barreras
y puedo asegurar, que cuesta esfuerzo pero pueden superarse ambas, si se tiene
claro hasta donde se puede llegar y si se es capaz de tener conciencia de la
situación y no obsesionarse con ella. Tener una disponibilidad limitada obliga
a usar la imaginación, es muy difícil mantener el juego vivo desde la
distancia, se pierden muchas sensaciones, pero eso obliga a buscar nuevas, a
usar la imaginación a sacrificarse porque esa distancia no se coma todo lo
demás, incluso es necesario entregarse más si cabe, pero eso también tiene sus
compensaciones ,los momentos al ser menos se aprovechan más y seguro que el
deseo se multiplica, hay que trabajar mucho más la imaginación y la fantasía, por
ambas partes ,eso siempre es bueno y la limitación también se convierte en
barrera de la rutina, aunque eso sí, no creo que sea una situación eterna, llegado
un momento, acaba sabiendo a poco.
El Muro