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Bajo el efecto de ella... from Sucu's blog

Bajo el efecto de ella...


Después de inhalar en la ventana esa escencia afrodisíaca y con los sentidos alerta: olfato, gusto, tacto, oido, vista múltiplicados al cuádruple, las sensaciones eran más intensas... sumergida en la oscuridad de la noche, sólo alumbraba la majestuosidad de la luna llena, reflejando con sus brillosos destellos mi cuerpo, que se escabullia entre sombras y luz.


La cortina abierta y tú observandome desde la otra ventana, apenas veía tu sonrisa pues la oscuridad te envolvía.


Deseaba que me observaras. Me recoste sobre la cama, tome aceite y lo empecé a gotear por mis senos, abdomen, brasos, piernas, muslos, esas gotitas ligeras que abren los poros de la piel para estar lista a nuevas e intensas sensaciones.


Deslice mis dedos sobre mi cuerpo lentamente, haciendo masajes circulares, desde el cuero cabelludo, cuello, abdomen, muslos, piernas, lento, mi cuerpo se arqueaba en cada tacto, en cada presión leve, un pequeño gemido se escapaba, deseaba tocar mis senos, tocar mi clítoris pero era muy pronto para eso...


Imagine aquel hombre que me observaba por la ventana, transportarse a mi alcoba y colocarme la mordaza en la boca, apretarla y decir, ¡Quieta!... recorrer mis senos con sus dedos, jalar mis pezones, estirarlos, hacerme gemir y pinzarlos, pinzarlos fuerte.

Vendarme los ojos e inmovilizar mis piernas, recogidas y muy abiertas, expuesta mi vagina a su juego.


Recorrerme con la fusta delicadamente y posteriormente, pequeños y ligeros azotes en los pezones mientras tira de las pinzas, y me dice... "¡Serás mía!"... mientras me cuelga de las pinzas y mis pezones se estiran, continúa recorriendome con la fusta hasta tocar mi clítoris y azota con un golpe seco, pero ligero.


Húmeda sedienta, jadeando, salivando, mis babas llegan a mis pezones, mi vagina desea ser penetrada. Pero juegas conmigo, sonries y dices... ¡Aún no!...

Tomás un guante de látex, sabes como me pone el látex... Mmmm... lo lubricas y das ligeros masajes en la entrada de mi ano, poco a poco, siento como se dilata y te pide más, lo introduces un poco más y se contrae, entonces, te detienes, sientes la presión de las paredes del ano esa contracción involuntaria que te impide continuar, entonces, te detienes y lo mueves un poco, circularmente.


Dejas un hielo en mi clítoris por unos segundos y lo retiras, mi cuerpo, arqueado, gimiendo, estremecido, no puede más, te desea... entonces aprovechas el momento para introducir aún más, el dedo, mi ano te pide más, desea más, así que sacas el dedo y me penetras con un dildo... lo dejas allí... y...

Me dices... !quién es tu amo ahora!?... No lo digo, te torturo, me torturo, no quiero que el placer termine, no quiero un orgasmo que finalice la tortura placer pero mi cuerpo lo exije y sabes que no me correre sino lo digo, me torturas.


No aguanto más...


Abro los ojos y estás ahí, observando en la ventana...


El Muro

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