la virtud de la vírgen from Sucu's blog

Un parásito social era todo para ella. El fruto oxidado y putrefacto. 

El ser que me había dado vida solo lamentaba haberlo hecho. Incumpliendo con sus parámetros sociales, con su proyección como persona exitosa, inconforme de su propia vida, proyectaba en mí, lo que ella era. Un ser sin cariño propio, un ser que se creía espiritual y solidaria pero vacía por dentro. Un ser ambicioso material. Cuyo único propósito de vida es la productividad. Cuyo único sentido en la vida es la producción y la reproducción. 

Carente y lejos de ser un ejemplo moral, se escuda en su “rectitud” de virgen como si hubiera engendrado a sus hijos follando con las palomas. Toda una vejación. Creyéndose un ejemplo de superación personal, cuando es esclava de sí misma, de sus prejuicios, de un falso Dios que la morbosea todo el tiempo, que observa sus pasos, que le dicta lo que es correcto y lo que no. Pobre miserable. 

Su vida se reduce a arrodillarse ante un ser invisible, a tapar su cuerpo como si fuese un templo sagrado, a cohibirse de los delirios de los placeres, a ser la esclava de su esposo, a ser un sirviente sin propósito alguno mas que ser azotada sin afecto alguno. El amor a la nada, la mantiene viva. 

Pobre ser que yace en la oscuridad creyendo estar iluminada. Que a su paso destruye todo corazón con sus palabras infernales y llenas de odio. 

La virtud no es virtud. La virtud sólo es una pesada cruz, que corrompida por los deseos externos, la malvada humanidad y la ambición de las almas, se sodomisa creyéndose libre. Su amor a Dios la ha cegado al amor a sus hijos. Se entrega a un ser invisible olvidándose de los mortales. Se arrodilla ante la nada y pisotea a todos.

Que esperas desdichado y pobre ser?... 

-No espero nada-, le conteste. 

Pues contrario a tu esclavitud sin recompensa alguna, mi libertad está en mi alma. 

-Tú, perderás la vida. Yo, no le temo a la muerte-.