Hace unos días, alguien me preguntaba porque no usaba casi
nunca la palabra: dominación. Y tiene razón, uso poco esa palabra, de hecho es
una palabra que mas bien me gusta poco, al menos en el sentido que se le da
respecto a nuestros juegos.
Lo cual no quiere decir que no acepte o tenga claro, que en
los mismos hay un componente de dominación/sumisión, pero al menos para mi
limitado, circunscrito a un momento determinado, de todo un vinculo, por lo
tanto no me considero ni mucho menos dominante. Otra cosa bien distinta es que
pueda serlo, cuando la situación lo requiere, es mas que me guste y me excite
“dominar”, pero que nadie se lleve a engaño, al menos a mi , lo que me gusta no
es dominar a la persona, a mi compañera de juegos, lo que realmente me pone es
dominar la situación, cuando creo que debo hacerlo. Puede que haya a quien
sorprenda esta afirmación, así que voy a intentar explicarme.
L@s dominantes para cuales dominar a la otra persona, es el
aliciente de sus juegos, se crean un efecto placebo, no puedes dominar a quien
desea ser dominado, es así de claro le pese a quien le pese. Y vamos creo que
es un evidencia que en los juegos D/s uno quiere dominar y el otro quiere
someterse, ¿o no?. Entonces esta meridianamente claro, que quien se somete,
sigue manteniendo el control de la situación aun sometiéndose. En nuestros
juegos, bueno al menos en el tipo de juego que a mi me gusta, no se da ese
deseo de sumisión, como diría Cuca “unas acatan, otras atacan”. Así que no te
queda mas remedio, si quieres cumplir ese deseo de dominar la situación, que
conseguir que tu pareja de juegos, te ceda absolutamente el control, vamos que
tienes que trabajar para arrebatarselo, puesto que no te lo va a dar “ataca y
no acata”, solo cuando consigues ese control, solo en ese momento se podría
decir que si consigues esa dominación, que ademas es real, bastante mas real,
que la dominación que te regala alguien que desea desde el minuto cero
someterse, aunque en realidad esa sumisión, suponga toda una dominación de la
situación, le pese a quien le pese.
Por eso no me gusta la palabra dominación y la uso poco. No
aspiro a tanto, me conformo con llegar a dominar la situación cuando toca y así
disfrutar con la sensación de en ese momento tener el control, de verdad.
Espectacular, deseado, extremo, agresivo, difícil… estos y
muchos otros adjetivos llegan a la mente de los practicantes de BDSM cuando se
toca el tema del látigo. Así que, con estas líneas trataré de arrojar un poco
de luz acerca de este, por unos enaltecido y por otros satanizado, instrumento.
Primero definamos que en México utilizamos el término látigo
(whip), para referirnos a látigos de una cola y el término flogger para látigos
de muchas colas.
Estructura de un látigo
En términos generales podríamos decir que un látigo está
formado por: un mango, un cuerpo trenzado (la parte principal del látigo), una
caída (tira, generalmente de cuero que va sujeta al cuerpo trenzado) y un crack
o chasqueador (comúnmente de hilo de nylon, pero puede ser de muchos otros
materiales). Obviamente no todos los látigos de una cola se ajustan a esta
conformación, como ejemplos tenemos al signalwhip que no tiene caída (el crack
se une directamente con el cuerpo trenzado) o el escorpionwhip que no tiene ni
caída ni crack (al final del cuerpo trenzado va el azotador).
Un látigo está hecho por hebras trenzadas de piel (tiras)
alrededor de un alma central. Mientras más tiras tenga un látigo, más fuerte y
flexible será.
El alma central de un látigo puede ser de muchos materiales
(papel, cuerda, tela, etc.) lo ideal es que se trate de una tira de piel o,
mejor aún, de balines de plomo conectados. Los balines agregan peso, lo que
permite al látigo alcanzar una mayor velocidad.
Tipos de látigo más comunes
Existen varios tipos de látigos, pero me centraré en los 3
tipos que más fácilmente podríamos conseguir en EE. UU. (Tomo como referencia
EE. UU. porque dicho país ofrece una mayor cantidad de proveedores de látigos
de buena calidad, en comparación con las opciones que podemos encontrar en
México).
Stockwhip: Tiene un mango largo (60-70 cm), el cuerpo
trenzado es independiente al mango y va unido a éste por medio de tiras de piel
-para determinar su largo se considera solo la parte trenzada (el mango, la
caída y el crack son adicionales)-. Al contar con un mango largo, obtenemos
mucha palanca, lo que lo convierte en el látigo más veloz y que más fácilmente
crackea (claro, una vez entendidos y dominados los movimientos necesarios para
manejarlo), pero también en el más impreciso para dar en el blanco.
Snakewhip: El mango y el cuerpo trenzado forman un solo ente
que tiene la particularidad de ser muy flexible (incluso el mango puede
enrollarse sobre sí mismo). El largo se considera desde el inicio del mango
hasta el final del trenzado (la caída y el crack son adicionales). El tener un
mango tan flexible casi no permite hacer palanca, por lo que los cambios de
dirección son difíciles de realizar y da la sensación de ser un látigo pesado.
Es el más difícil de dominar, pero tiene la ventaja de ser el más preciso para
atinar a un objetivo.
Bullwhip: También en este tipo de látigo el mango y el
cuerpo trenzado forman un solo ente; el mango es rígido y tiene una longitud de
entre 20 y 30 cm, normalmente. El largo de este látigo se mide desde el inicio
del mango hasta el final de la parte trenzada (la caída y el crack son
adicionales). Podría decirse que es el punto medio entre un stockwhip y un
snakewhip, con un mango mediano que permite una palanca adecuada; nos
proporciona un balance entre dificultad de uso y precisión, siendo
respectivamente intermedia y buena.
El látigo mexicano
A pesar de que he buscado en diferentes tiendas, lamento
mucho decir que no he encontrado en la ciudad de México un lugar que venda
látigos de alta calidad, desconozco si en otras ciudades sería posible
encontrarlos. Si le vemos el lado bueno a este hecho, es que el látigo que
podemos encontrar en México es relativamente barato… pero, por lo mismo,
limitado en su funcionalidad. Lo que encontraremos en el DF son látigos tipo
bullwhips, que muy comúnmente tienen la particularidad de que el mango tiene un
tipo de conector que le permite girar sobre sí mismo. Los que han llegado a mis
manos son limitados en su capacidad de generar un correcto crackeo y con muy
poco peso, lo que hace necesario aumentar la fuerza para generar la velocidad
que permita mejorar el manejo y control. Una buena noticia: entiendo que
Krystal de Sade ya está muy avanzada en sus trabajos y creo que muy pronto
podremos tener látigos de buen desempeño en el DF.
Látigos de piel
Tradicionalmente los látigos están hechos de piel, la que
comúnmente encontramos es:
Piel de canguro: Indudablemente la elección ideal. Es la
piel animal más resistente que existe y su poco espesor permite aumentar el
número de tiras. La gran desventaja es que esta piel tiene un alto costo.
Redhide: Es piel de vaca curtida mediante un proceso
especial –que la dota del color rojizo al que debe su nombre- para que sea más
fuerte y flexible para su uso en la elaboración de látigos. Genera un bonito y
fuerte crakeo. Es menos costosa que la piel de canguro.
Piel de vaca: Piel fuerte que hace un látigo bueno y
económico.
También es posible encontrar látigos de piel de camello y de
búfalo, dependiendo de la zona
geográfica donde nos encontremos.
Látigos de nylon paracord
Un látigo también puede ser elaborado de nylon paracord.
Partamos de la base, que todo lo que se
puede realizar con un látigo de piel también se puede realizar con un látigo de
nylon. La desventaja está en que el látigo de nylon no emulará los estímulos al
tacto y al olfato que da un látigo de piel. Como contraprestación, los látigos
de nylon tienen las siguientes ventajas:
Son más económicos que los látigos de piel.
Son más resistentes.
No requieren mantenimiento.
Se pueden mojar, e incluso se pueden usar mojados.
Por el momento lo dejaremos aquí, ya en la siguiente edición
completaremos la información.
1. Me amaré a mi misma sobre todas las cosas,
incluso sobre mi Amo.
2.
Seré Sumisa, no SUMENSA ni SUTONTA.
3.
No me transformaré en sumisa por necesidad de
seguridad y afecto. Tampoco confundiré BDSM con relación de abuso o
codependencia.
4.
Sé decir NO.
5.
Leo y pregunto del tema. No me quedo con lo
primero que me dicen sobre el BDSM. Me creo mi propio criterio.
6.
Seré responsable de la salud de mi cuerpo. Me
cuido de las enfermedades y exijo condón si así lo deseo.
7.
Yo decido con quién, cuándo y dónde jugar. NO
permito el acoso. Puedo decir claramente que no me interesa un juego con
alguien.
8.
Si algo me asusta o mi instinto me dice que hay
algo mal, ME ALEJO.
9.
Soy capaz de negociar y renegociar mis límites.
Mi seguridad está ante todo.
10.
No me dejo chantajear si alguien me dice “si
fuera sumisa, lo harías”. Tampoco hago cosas que no quiero y me hacen sentir
mal sólo por dar gusto.
11.
No permitiré que NADIE me diga cosas que me
hagan sentir mal; si me gusta la humillación es como parte del “juego”, no para
que aplasten mi autoestima.
12.
No buscaré un Am@ para justificar mi “putería”
ni para buscar que alguien me castigue por disfrutar de mi cuerpo teniendo
sexo. Tengo la madurez suficiente para asumir mi sexualidad y cómo quiero
expresarla.
13.
No teñiré las sesiones de romanticismo, cuando
sé que son sólo eso, SESIONES. Si permito una buena sesión, no tengo porqué
involucrar el corazón a menos que así lo haya acordado con el Am@. Soy lo
suficientemente madura para entender que no hay “Amos Azules”.
14.
Conoceré al Am@ antes de sesionar con él.
15.
Tomaré todas las precauciones necesarias antes
de una sesión: pediré referencias del Am@, le avisaré a un amigo dónde estaré.
Negociaré previamente los límites. Estableceré mi palabra de seguridad.
16.
No me aíslo de mi mundo, ni dejo de hablarle a
la gente sólo porque un “Am@” me lo pide. Si lo hago es porque yo así lo he
decidido. Entiendo que el que me aíslen en contra de mi voluntad no es sensato,
ni seguro.
17.
No permito que me tomen ningún tipo de imagen si
apenas conozco a la persona. Soy consciente que si alguien me toma fotos o
videos, éstos pueden aparecer en internet o en otros medios; en todo caso
procuro tener una imagen del “Am@” en una circunstancia similar para que, en
caso de que me quiera chantajear, no pueda hacerlo.
18.
Entiendo que no por ser sumisa debo de hablarle
de usted a cuanto dominante se me ponga enfrente. Sé que los protocolos forman
parte de los acuerdos entre el Am@ y la sumisa cuando ya tienen una relación.
19.
No tendré miedo de mostrar enojo o sentimientos
propios. Si mi Am@ es real, me incitará a expresarme y decir lo que siento, no
me ridiculizará ni me dirá que no puedo hacerlo por ser sumisa.
20.
Entiendo que ser sumisa no es igual a ser
masoquista. No soportaré dolor en contra de mi voluntad, ni siquiera como
castigo.
En mis juegos diría que hay tres tipos bien definidos de
azotes, que aun formando parte de un todo, juegan un papel distinto y le dan a
cada juego un enfoque diferente.
El primer tipo serian los que se dan por pura diversión y
cuyo único objetivo es la búsqueda de una mutua excitación sexual. Estos no
necesitan de desencadenante, ni ritual alguno.
El segundo tipo son los que yo denomino por “pecado venial”.
En este caso serian su causante ciertas actitudes mas que actos en concreto,
por ejemplo comportamiento orgulloso, nerviosismo, mal carácter…con lo que el
objetivo de los juegos en este caso, seria el de aliviar esas tensiones, que
provocan esas actitudes. En este caso, si hay un desencandenante y tienen que
tener también su ritual, para que quede claro el motivo de llevarlos a cabo.
Aunque también ese alivio de tensión del juego, va a terminar seguramente
debajo del edredón.
Y el tercer tipo serian los de “corrección”. En este caso se
busca o se pretende corregir un acto “real” y concreto. Un comportamiento
nocivo o peligroso, el incumplimiento de una norma…En este caso, también hay un
desencadenante y tiene que haber un ritual en consecuencia a la gravedad de la “falta”, donde no pueden
faltar una reprimenda, con su consiguiente azotaina y terminar con el tiempo de
reflexión en el rincón. En este caso el objetivo no es sexual, aunque es cierto
que toda la fase “consuelo” lo mas probable es que termine en la cama, no sera
de inmediato, puesto que el objetivo es una corrección “real”.
Una azotaina siempre tiene un doble objetivo, que se fusiona
durante la misma: dolor y placer o más bien hacer de dolor un placer, pero la
forma en la que se aplica puede variar mucho la supremacía de una sensación
sobre la otra. Si se desea que predomine el placer, la azotaina debe de
aplicarse de forma gradual, dándole la oportunidad a la carne de aceptar su
entrega. Si lo que se pretende es potenciar la sensación de dolor, se trata de
crear una coreografía, para resaltar el dolor y la humillación (dentro de un límite).
Para ello la posición de la azotaina juega un papel
fundamental, si queremos que predomine el placer, una posición cómoda y
relajada, es lo ideal, Cuanto menos se dobla la cintura, el relleno natural de
las nalgas mejor absorbe el impacto, cuanto más se dobla la cintura, la piel y
los músculos quedan más tensos y mayor es la picadura de cada azote. Entonces
si buscamos una azotaina que potencie el placer no ha mejor posición que otk
(sobre las rodillas), ya que permite un vinculación directa y además la
sensación de luchar sin que tener que luchar contra la reacción instintiva de
huida, para así concentrarse en las sensaciones que está sintiendo y
transformarlas en placer. El contacto corporal directo que otorga esa posición
es tranquilizador y relajante, ya no solo la palma de la mano, si no que la
mano libre en la espalda o las piernas debajo provocan un contacto físico
constante, eso lleva a conseguir un disfrute del dolor, permanecer en la cima
del mismo, sin caer al abismo, que queda tapado por una bruma de endorfinas que
difuminan la dualidad entre dolor y placer.
“Si la intención es que domine el dolor, la posición elegida
será con la cintura más doblada, hay muchísimas posiciones con más o menos
grados de inclinación, en este caso no hay sujeción de ningún tipo, salvo la
orden de que debe mantener su posición hasta que se le diga, eso provocara una
lucha entre la reacción de huida y la reafirmación de su presentación y cada
segundo que permanece inmóvil aumenta la sensación de humillación y vergüenza.
En cuanto a mí, el placer de control absoluto ante la escena es inigualable.
Cuando se azota potenciando el placer, los azotes se
empiezan a aplicar de manera suave y progresiva, me gusta la idea de empezar
con la ropa puesta, seguir por encima de la ropa interior, para terminar con la
piel desnuda, haciendo pausas, para acariciar y comunicarse durante las mismas,
esas pausas son fundamentales, para que la próxima tanda se genere una natural
resistencia al dolor y se pueda aumentar el ritmo y la intensidad, conforme
vayamos notando un aumento del dolor, esas caricias se pueden transformar en más
íntimas, estimulando directamente la zona genital, mezclando así el ardor de
los azotes, con el placer de la estimulación sexual, con el objetivo de
mantenerse siempre en esa invisible frontera de dolor y placer, disfrutando de
como la piel va mutando del ligero rosado al brillante escarlata.
Cuando se trata de potenciar la experiencia dolorosa hay una
norma a tener en cuanta, el efecto de un azote, no puede diluirse antes de
recibir el siguiente, tal vez la mejor manera de asegurarse esa sensación, es
usar instrumentos, también hay que insistir en algunas zonas en especial, más
sensibles, como el pliegue de las nalgas con los muslos. También se trata de
aumentar la humillación y la vergüenza y contar los azotes por ejemplo es un
buen sistema, ya que se toma conciencia de cuantos más tiene que soportar y de
alguna manera es consorte de su propio castigo.
Una vez terminados los azotes, también debemos asegurarnos
de una correcta vuelta a la normalidad. Dependiendo de la intensidad del juego,
esa vuelta puede ser de muchas maneras, a veces basta con un abrazo o
simplemente con tiempo de silencio para permitirle que ella sola vuelva al
estadio inicial, otras puede derivar en sexo casi inmediato, en una larga
sesión de caricias con la aplicación de cremas o refrescar la zona, algo que
puede ser un placer en sí mismo. Otras veces se impondrá un periodo de
cuarentena, que alargue psicológicamente el castigo, un tiempo en el rincón, la
prohibición de aliviarse el escozor de ninguna manera, tener que sentarse en
una áspera silla o incluso ser poseída en la misma posición de la azotaina,
haciendo que a cada embiste las pieles choquen, la variedad de finales es muy
amplia y debemos elegir el que mejor se adapte a las sensaciones que queremos
crear.
Lo primero que tengo que decir, es que aunque alguien puede
pensar que yo poco puedo hablar del dolor, salvo si es por empatía, mi rol en
el juego es el de spanker, espero que cuando lea esto cambie de opinión.
El spanking es un juego mental, aunque al acto en si sea
físico. Pero creo que nadie me pondrá en duda que si solo tuviera ese
componente físico no tendría lógica, es cuando se pone la parte física dentro
de un contexto, cuando a través del spanking también le damos salida a nuestras
necesidades, deseos y anhelos, ósea que su influencia va más allá de las
sensaciones físicas.
Mucha gente lo puede ver como un juego de recompensas y castigos y yo me
pregunto ¿exactamente que es recompensa y que castigo?, porque la distinción se
me hace realmente difícil, así que tampoco me sirve, es algo más que pretender
un castigo, para luego obtener una recompensa. Por lo tanto el dolor como
sensación física es una parte del juego más, imprescindible, pero no
definitiva, sin todo los demás no sirve de nada.
El spanking es también un acto erótico y por supuesto
sexual, solo la intuición de un juego es
más que suficiente, para que todos nosotros sintamos excitación sexual y
todavía no he tenido juego real, durante el cual yo y la otra persona no
hayamos tenido una reacción corporal de excitación innegable.
Los humanos somos
seres sensuales, y hay una seria de sentimientos profundamente contradictorios
que se gestionan en las mismas áreas de nuestro cerebro, sentimientos y
sensaciones como el dolor, el placer, la ira, el miedo o la sensación de
confort, podríamos decir que son hermanos de sangre y a poco que conozcamos
como son los juegos, vemos que todos y cada uno de estos sentimientos aparecen
durante un juego, pero es que además somos capaces de hacer algo más, podemos
cambiar el significado de lo que sentimos según la experiencia y es ahí donde
sobrepasamos la línea de lo meramente fisiológica, para adentrarnos en algo más
profundo, la estimulación mental. Sin que se diera esa estimulación mental, lo más
probable es que el acto físico nunca seria erotizado.
¿Y porque cuento todo esto? Pues para intentar explicar mi
experiencia con el dolor, desde la distancia que mi rol tiene con el dolor
físico. Porque esa es la única sensación, que no siento durante un juego, ni
dolor ni placer físico, es todo mental, a diferencia de la parte spankee, que
durante el juego tiene un desahogo físico, el dolor puede ser un eficaz
desahogo físico, el spanker yo en este caso, siento miedo, siento confort,
siento excitación….pero siempre todas esas sensaciones son gestionadas desde la
contención. En un juego toda la fase previa del mismo, sirve para subir la
tensión hasta el punto máximo, hay que generar ese deseo mental del que
hablábamos para llegar a transformar la sensación física, pero el spanker lo
hace desde la dominación y el control, no tiene la válvula de escapa de la
parte física durante un juego y eso puede llegar a ser muy doloroso, no
físicamente, pero si mentalmente, el dolor de la contención, aprieta y aprieta
mucho a veces. Habrá quien piense que los azotes, pueden ser una forma de
evacuar ese exceso de contención, pero se equivoca los azotes, son el máximo
ejercicio de contención, que se puede dar en un juego, excitantes muchísimos
pero nunca puedes permitirte dejarte ir del todo.
Y la prueba de ello es como llegamos a la final de un juego,
ósea a ese momento donde podemos dejar la contención, porque volvemos a estar
en un mismo plano. Solo hay dos finales posibles, en uno urge el desahogo
sexual puro y duro, en el otro un punto de agotamiento placentero, de paz y
comodidad muy visible, como si acabarás de salir de la ducha después de correr
una marathon.
Cada vez tengo más claro, que spanker y spankee somos en
realidad masoquistas, que mientras unos (spankees) expresan su masoquismo a
través del camino recto, otros (spankers) lo expresamos paradójicamente a través
del sadismo.
Para entender esto que en sí parece una extraña contradicción,
solo hay que entender que todos disfrutamos tanto del acto, como de todo el
contexto donde se produce el acto y el contexto puede ser tan doloroso como el
acto en sí.
Pues voy a intentar compartiros lo que siento yo y lo que
ocurre cuando se terminan mis juegos.
Sin duda lo primero que siento es calma. Una calma similar a
la paz después de un orgasmo pero con el añadido que esa paz se dilata en el
tiempo más allá de unos minutos. Puede durar horas e incluso si el juego ha
sido muy intenso, tanto física como emocionalmente, esa paz interior me dura
días. Hay otros juegos que, por la carga pícara y traviesa que han tenido, sigo
guerrera e incluso quiero más.
Cuando se terminan los juegos, a ambos nos inunda una
energía que bien nos hace sucumbir a Morfeo, bien nos excita aún más y nos
lleva a otro tipo de juegos. Necesitamos tanto como deseamos colmar con
caricias, besos y algún que otro mordisco tu piel y la mía. Te inunda el deseo
tanto de frotarte las nalgas contra mi cuerpo como que lo hagas yo con descaro
y alevosía. Pero también hay otras ocasiones en las que buscas cobijarte en mis
brazos, estar junto a mí y nada más.
Eso es lo que ocurre y sientes en los momentos inmediatos a
los juegos. Pero según pasan las horas y los días las sensaciones van
cambiando, te inunda una sensación de seguridad sin igual. Te sientes radiante
y llevas contigo una sonrisa tan especial como las marcas que te acompañan en
las nalgas. Marcas que, unas veces sin querer y otras “sin querer queriendo”,
se rozan con tu ropa, recordándote las travesuras con las que tú y yo
transgredimos.
Me sientes tan segura que eres capaz de “comerte el mundo”. Energía y
optimismo se convierten en tus motores. Una energía que no dudaras en usar para
hacer alguna que otra travesura, buscarte las cosquillas o disfrutar de un juego
mental conmigo mediante una conversación banal.
Te sientes tan bien contigo misma y tan bonita que solo
tienes ganas de ser para mí, y de ser y
de estar conmigo
Todo un juego de sensaciones, que bien podría narrarse así.
Nervios:Es
ese torrente que fluye por tu vientre,
cuando te dicen te voy a azotar, nervios que se transforman en
excitación.
Es la excitación física de saber que dentro de nada vas a
estar en mis rodillas, medio vestida pero sintiéndote más desnuda que sin nada
de ropa, sintiendo mi cuerpo caliente y como mis manos fuertes y firmes te
tocan y te sujetan. Y excitación de pensar que cuando todo termine, nos reconciliaremos
a través de nuestros cuerpos.
Es la excitación mental de saber que ya no tienes el control,
que a partir de ahora, tu mente se bloquea para obedecerte, que te pongo a mi
disposición, que soy yo quien toma las
decisiones sin consultarte, sabes que yo decido
como y cuanto, te excita, es un
extraño placer, como en un baile que me une a ti. Me excita esa sensación de
confianza ciega y mutua, no tenemos muy
a menudo esa oportunidad de confiar a ciegas en alguien.
Sé que te va a doler, pero no te voy a hacer daño.
Miedo: Estas en mis rodillas, tienes el vestido
levantado, tu ropa interior están a mitad de camino de donde deberían, sé
que notas la presión de mi mano apoyada
en tu espalda, como paso mi pierna por encima de las tuyas, te siento indefensa, sin ningún control de la
situación, pequeña y vulnerable, eso da miedo, tu cabeza te dice que luches, que me vayas!, pero ese mismo miedo es a la vez atracción, porque
a la vez sientes que cuido de ti, que nada malo me puede pasar, que todo va
encaminado a sentir y a disfrutar, te siento totalmente comprometida contigo a
pesar del miedo, te siento segura.
Dolor:Los
primeros azotes duelen sobre todo por la sorpresa y la tensión, tu cuerpo esta
tenso, pero a media que van cayendo te
relajas y toda esa excitación hace de anestesia, me relajo y siento, poco a poco voy notando el calor que
sube y reaparece el dolor, esta vez no se diluye, va en aumento, cada nuevo
azote sube un poco más su intensidad y empieza a ser la sensación dominante, lo
que invade todo y tu cabeza empiezas a suplicar en silencio que pare, vuelve la
lucha, quieres poner las manos, gritar, pero no lo haces otra parte de cabeza te pide que aguantes un poco más, que vivas
esa experiencia, las sensaciones son contradictorias de nuevo, la impotencia de
no oponerte, no casa con la excitación que moja tu entrepierna y finalmente
cesan los azotes y solo notas picor, ardor que se irradia por todo tu cuerpo,
necesitas coger aire profundamente, estas agotada.
Necesidad: Después de ese
vacío de tiempo, empiezas a sentir nuevas necesidades que colmar, toda esa
mezcla de sensaciones tensión, nervios y miedo han desaparecido, solo continua
contigo el dolor, pero aparecen de nuevas, te siento pequeña, tierna y muy
vulnerable, siento que necesitas mis
brazos, que te toque, que te que
acaricie, necesitas decir algo pero no te salen las palabras, a veces incluso
tienes ganas de llorar, sabes que tienes
que esperar, a reordenar todas esas sensaciones, que necesitas un poco de
tiempo de soledad sin que me vaya.
Enseguida el dolor y el picor que todo lo invaden, se vuelve un ardor
agradable, tu cuerpo es todo ansia de placer, de experimentación, vuelves a ser
consciente a sentir la excitación, esta vez mucho más lasciva y sexual,
necesitas que te haga mía, sentir otra vez mis
manos, mis dedos y otras cosas
corrompiendo tu cuerpo, volver a sentirte mía de otra manera.
Paz:Es
la palabra que mejor describe, el final de todo este carrusel de sensaciones,
es lo que sienten nuestros cuerpos y mentes después de un juego, una sola palabra:
paz. Después de toda la guerra de sensaciones que acabamos de sentir, todo
termina en paz.
Hace unas semanas,
dentro de todo lo que me ha pasado este mundo me dio un pequeño respiro
y una spankee me hizo una pregunta, sobre la experiencia dolorosa, desde mi
lado del juego. Sé que suena extraño, que parece una paradoja y que haya quien
se pregunte ¿Pues como no te duela la mano?, que duele y no es broma, bueno más
bien pica, aunque también hay que reconocer, que es un picor soportable y que
si la mano pica, es seguro que otra parte del cuerpo de otra persona
literalmente hierve.
El dolor en el spanker, no es físico, es un dolor mental,
psicológico. Una de las características del dolor, es que es algo que no puedes
controlar, sin embargo un spanker durante el juego debe tener el control, sobre
la otra persona y sobre si mismo, por lo tanto debe controlar el dolor. El
dolor en el spanker no lo produce la realidad, no son unos receptores
estimulados que transmiten una información al cerebro y este responde creando
una sensación de dolor, el dolor se gesta directamente en el centro de
operaciones y lo crea el deseo contenido hacia la otra persona y a la vez la
autoexegencia contigo mismo y al ser un dolor que no depende de estímulos
internos, que se gesta desde dentro y por lo tanto controlas.
Pero que sea mental y controlado no significa que no duela,
es doloroso enfrentarte a todas y cada una de tus inseguridades para poder
jugar, inseguridades que además no se rinden fácilmente y hay que golpear duro
para que se rindan. de alguna manera necesito herirme para poder sentirme con
la seguridad suficiente para afrontar un juego, eso lleva a otro dolor, el que
provoca la auto exigencia llevada al límite, que a su vez implica el romper tus
propios valores, sacar tu parte más fría y calculadora, sin dejar de parecer
cálido y cercano, no es nada fácil y realmente doloroso, llevar dos batallas
paralelas, una contigo mismo y la otra evitando a toda costa que se transmita,
tienes que gestionar todas las dudas y titubeos que te asaltan por momentos, a
la vez mostrar la firmeza y determinación imprescindibles para jugar y todo
ello sin perder la concentración necesaria, para saber interpretar toda la
información que recibes de la otra persona. Los juegos son excitantes cierto,
pero también tienen para mí una carga dolorosa,
de tensión y exigencia, estoy
seguro que si no la tuviesen, perderían su encanto.
"En el juego de niños "Confia en mi", una persona está detrás de otra. La que está delante se deja caer hacia atrás, confiando en que la otra le cogerá antes de caer al suelo. "Confía en mi" contiene un elemento de peligro, el riesgo de no ser cogido a tiempo y de hacerse daño. La persona que se deja ir deposita una gran confianza en la persona que le va a coger. Cuando la persona que cae confía lo suficiente en la persona que le va a coger como para dejarse ir completamente, y el receptor actúa como está planeado, ambos jugadores experimentan un momento de euforia que es difícil de reproducir de cualquier otra forma.
Es acerca de la confianza
El BDSM es similar. El mito es que se trata de algo abusivo y raro - !látigos y
cadenas! En realidad se trata de confianza. Cuando la confianza sobrepasa la
posibilidad de sufrir algún daño, el resultado puede sentirse como
increíblemente íntimo y erótico.
Hay varios términos para el
BDSM: un juego de poder o de Dominación-sumisión (D/s) porque un amante tiene
el control sobre el otro, al menos nominalmente; sado-masoquismo (SM), que
implica azotes, flagelación u otros tipos de sensaciones intensas; y bondage y
disciplina (BD), que implica inmovilización. Pero el término actual es BDSM.
Mucha gente considera el BDSM
como algo pervertido, deshumanizante, o algo peor. Pero los aficionados la
consideran como la más amorosa, fortalecedora e íntima forma de contacto y de
juego entre humanos. La gente puede tener sexo sin conversar, sin negociar, o
sin ninguna conexión emocional. Pero en el BDSM, los jugadores siempre preparan
las cosas con antelación con una comunicación clara e íntima, lo que crea un
lazo especialmente erótico.
Solo otra forma de jugar
Pero toda la evidencia disponible señala que la gran mayoría de entusiastas del
BDSM son personas mentalmente sanas y típicas en cuanlquier aspecto - excepto
que encuentran el sexo convencional ("vainilla") insatisfactorio y
quieren algo más intenso e íntimo. Antes de condenar el BDSM, hay que recordar
que no hace mucho el sexo oral y la homosexualidad eran considerados
"perversiones".
De un 2 al 3 % de los adultos
americanos juegan con el BDSM, muchos ocasionalmente, otros a menudo y unos
pocos lo hacen únicamente de esta manera. Eso significa alrededor de 5 millones
de personas. Mientras tanto, alrededor de un 20% de los adultos reconoce
excitarse con las imágenes e historias del BDSM.
Hay clubs de BDSM públicos y
grupos privados en cada gran área metropolitana y a lo ancho y largo de la
América rural. Y muchas ciudades tienen más de uno.
Nunca abusivo
Si sientes repulsión por el BDSM, no juegues de esa forma. Pero la imaginería
del BDSM permea la sociedad. Henry Kissinger dijo que el poder "es el
mayor afrodisiaco". Los reyes y las naciones han luchado por dominar a otros.
El Capitalismo asume un mundo en el que el pez se come al pez, donde el éxito
significa ejercer el control. Y en el deporte, los jugadores se esfuerzan en
"humillar" a los oponentes.
Pero ¿qué tipo de persona se
excita con el dolor? Muchas personas que son perfectamente normales en
cualquier otro aspecto. De nuevo, consideremos el ejemplo del deporte. Cuando
un jugador de fútbol juega brillantemente, a menudo los otros jugadores le dan
unas nalgadas, le pellizcan, le dan puñetazos amistosos o le golpean el casco.
El receptor acepta este "abuso" agradecido, como una señal de aprecio
y afecto. O consideremos al escalador de una montaña: se quema con el sol y el
viento, está lleno de arañazos, y para cuando llega a la cima está dolorido y
exhausto. Pero se siente eufórico.
Desgraciadamente, el BDSM que
se ve en los medios ha distorsionado grotescamente el dolor que los sumisos
experimentan. Son más teatrales que realistas. Cuando este dolor es infligido
por Dominantes éticos y cuidadosos ("doms" o "tops"), el
BDSM no es nunca abusivo.
"Siempre es
consensuado", dice Jay Wiseman, autor de SM 101. "El abuso no existe.
No necesitas de ataduras, mordazas o látigos para abusar de alguien. En unas
manos amorosas, este equipo estimula la excitación sexual, permitiendo que
ambos jugadores disfruten de su interacción, o "escena", como un
buen, divertido y limpio juego erótico." Cuando el BDSM inflige dolor
real, siempre está cuidadosamente controlado por el sumiso ("sub" o
"bottom") que especifica claramente sus límites por anticipado.
Los sumisos son muy
particulares acerca de los tipos de dolor - muchos prefieren llamarlo sensación
intensa - que les proporciona placer. "Los sumisos experimentan las
picaduras de avispas o los puñetazos en la cara exactamente igual que cualquier
otra persona", dice Wiseman, "y les desagrada tanto como a los
demás".
Palabra de seguridad
El BDSM es más teatral que real. Las sesiones son llamadas "escenas"
y los participantes coreografían cuidadosamente sus movimientos por adelantado.
Primero, los participantes se
ponen de acuerdo en una palabra de seguridad, una señal para parar que el
sumiso puede invocar en cualquier momento. La palabra de seguridad
inmediatamente detiene la acción - al menos hasta que los jugadores discutan la
razón por la que el sumiso la ha invocado, y se ponen de acuerdo en continuar.
Una palabra de seguridad popular es "luz roja".
Algunos términos no se pueden
usar como palabras de seguridad, como "stop", "no", o
"basta", porque tanto dominantes como sumisos a menudo disfrutan con
las "súplicas" para detener el juego, en la seguridad de que no se
detendrá.
Cualquier dominante que no
cumpla con el acuerdo de detener el juego cuando el sumiso invoca la palabra de
seguridad está violando la confianza del sumiso y destruye la relación. Los
dominantes que incumplen este pacto son apartados de la comunidad BDSM.
Los sumisos están al cargo
Aunque los sumisos aparentan servilismo y sumisión, la ironía del BDSM es que
en realidad están al cargo. Los sumisos pueden invocar la señal de seguridad y
el dominante tiene que obedecer inmediatamente. Mientras tanto, el dominante
actúa como tal, pero también deben ser cuidadosos y atentos, llevando a los
sumisos hasta el límite que han acordado, pero nunca más allá. El BDSM provee
una oportunidad para todo el mundo de experimentar con el poder de tomar y
rendirse, sintiéndose siempre a salvo y atendido. La gente que disfruta del
BDSM afirma que se convierte en una asombrosa intensidad erótica.
¿Qué es la intimidad?
Las autoridades en relaciones humanas definen la intimidad como una
comunicación emocional clara, franca, y auto-reveladora. Pero mucha gente
equipara "intimidad" con"sexo". Ser íntimo es ser sexual y
viceversa. Solo que no es así. Se puede ser sexual con una persona a la que
apenas conoces, el "perfecto extraño".
Muchas parejas no discuten
demasiado sus relaciones sexuales, lo que disminuye la intimidad. Pero el BDSM
requiere absolutamente de una discusión detallada y continua. Los jugadores
deben planificar cada aspecto de la escena por adelantado, y evaluarlos
después. Muchos aficionados del BDSM dicen que estas conversaciones previas a
la escena son íntimas, eróticas y refuerzan la relación, tanto como las propias
escenas. Y las parejas que disfrutan ocasionalmente del juego de poder, pero no
están exclusivamente enmarcadas en el BDSM, a menudo señalan que esto potencia
su sexo no-BDSM o "vainilla" porque la práctica que adquieren
negociando las escenas les facilita el poder discutir otros aspectos de su
sexualidad. Las habilidades necesarias para el BDSM incluyen confianza, una
comunicación clara, auto-aceptación, y aceptación de la otra persona. Estas
mismas habilidades enriquecen las relaciones y el sexo - no importa como los
practiques."
Michael Castleman
PSYCHOLOGY TODAY