Me saludaste tímidamente, ocultando tu lado perverso, aquel que posteriormente, me embrujaria y es que en el mundo virtual, toda fantasía es válida y cualquiera precisa de ángel enmascarado.
Me presenté ante ti con un arnés de cuerpo entero que había diseñado y confeccionado, el cuál sólo cubria lo necesario, ligado a una tanga negra, descubriendo mis senos. Tenía unas panti medias de malla de color negro ajustadas hasta un poco más allá de la rodilla y cubriendo mi cuerpo tímido, una camisa de botones masculina, de esas anchas y largas que cubrían mi trasero. Un amigo me había regalado la camisa y aún conservaba su perfume mmmm.
Verme así despertó en él sus más oscuros deseos...
en su mente pensaba atarme, vendarme, colgarme de los brazos con la mordaza y las pinzas en los pezones, darme nalgadas...
Todo ello paso por su mente en tan sólo un segundo al verme y al volver a la realidad, sólo tuvo deseo de expresarlo...
No se contuvo y me dijo, quiero follarte como a una puta. Ordenó, ponte el vibrador en el coño. Sólo así, no preguntó mi nombre, tampoco quería conocerme, como un diálogo fisiológico, mi química ya le hablaba y lo deseaba, era un llamado mudo, un llamado donde las palabras no tenían lugar, solo los gestos, sonidos, expresiones corporales.
Fue entonces que me ordenó. «"Ponte el vibrador en el coño y arrodillate en el suelo"», lo hice y enfáticamente me dijo, «abre tu camisa, lento, para mi, muestrame tu cuerpo»...
lento comence a desabrochar los botones de mi camisa ancha cuando se asomaron mis senos, mis pezones ya erectos por una orden que no comprendia el por qué me excitaba tanto, tome un poco de lubricante y meti el vibrador en mi coño, con fuerza, empujando...
Me dijo, «buena perra tengo»... ahora, «arrodillate y camina a 4 patas hacía la pared, lento, quiero ver menear ese culo, te pondría el collar en el cuello y te pasearia como mi perra».
Sin pensarlo y estando a su merced, sin cuestionar y en confianza absoluta, hice lo que me ordenó y empezó a hacer vibrar mi juguete (si, el tenía el control), salieron de mi boca pequeños gemidos y sentía pequeñas pulsaciones en mi coño, ligeras que me obligaban instintivamente a poner mi mano sobre mi clítoris, pero el enfáticamente decía, «"no te he autorizado a que te toques, alto, no puedes tocarte"», eso, definitivamente, me puso a mil, no fue una orden con desprecio sino para aumentar mi placer, una orden casi que consentida y deseada.
Me di vuelta, y regrese a 4 patas, estaba muy cachonda sin entenderlo, mis jugos empezaron a brotar de mi coño y me ordeno «Alto! ahora, chupa la polla, tragatela entera cuando vibre tu coño, sólo cuando vibre!!!», estaba en éxtasis, sólo deseaba lamerle la polla, tragarmela toda y no parar de hacerlo.
Las vibraciones me hacían desear devorarme su polla.
Fue entonces que después de algunas vibraciones, se detuvo y me dejó babeando, casi suplicando comerme su verga. Me dijo, "buena perra, escupe tus tetas, te quieres tocar?, puedes hacerlo ahora", comencé a frotar mi clítoris, mientras él, le subía la intensidad a mis vibraciones, mi coño gozaba en jugos hasta que se detuvo y preguntó quieres otro juego? Jadeando le dije, si!!!, AMO!!!.
Por primera vez y naturalmente, esa palabra cobraba sentido y salía espontáneamente de mi boca, sin que él, si quiera hubiera considerado la posibilidad de pedirme que lo llamara de tal forma.
Posteriormente, me dijo, «eres una zorra, te recompenzare si te portas bien».
Expectativa, a lo que iba a suceder, continuaba jadeando y esperando en 4 patas.
Me dijo, «ahora pensarás un número del 1 al 10, y lo escribire en una hoja para tener respaldo, si aciertas, te premiare, si no lo haces, no serás castigada pero tampoco premiada».
Continuaba tan excitada, que accedí.
Inicio el juego. En una hoja blanca escribió el número, alce la cabeza y me dijo, «baja la cabeza zorra, no mires».
Sumisa, baje la cabeza y me dijo, listo, tienes 4 oportunidades. Dije, «está bien, amo».
Dije un número, en seguida el otro, el tercero y un cuarto, todos, fallidos, lo mire y le suplique, «por favor, una última oportunidad amo» (pues su ausencia de premio no era total, pequeñas y sutiles vibraciones me hacían desearlo más) haciendo suplicar más. Dijo, «quieres jugar de nuevo?». Le dije «si!!!, por favor amo!!!». Me dijo, «ok. Nuevamente tienes 4 oportunidades», le dije, «5 oportunidades?». Dijo, «ok. Iniciemos».
La primera, piensa bien, dije un número y falle nuevamente. Decidida a acertar y obtener mi premio, (añoraba correrme), le dije, 3, y en seguida, un conjunto de vibraciones continuas en mi coño, me hacían saltar y gemir de placer, «¿acerte amo?», pregunté y el sólo respondió.... «correte para mi, puta, meate, ahora eres mía»......
La sumisa encara la forma correcta de ejercitar cada tarea desnuda con la mayor naturalidad ante su Maestro. La desnudez del sometido ha de ser total : corporal, mental, y espiritual.
Es importante que una persona sumisa aprenda a sentirse cómoda desnuda; a unas les humilla, a otras les da rubor, otras disfrutan… pero las sumisas sabrán que es una obligación que complace al amo y demuestra su disponibilidad a sus deseos.
La desnudezPrescindir de las prendas de ropa interior, para estar en disposición de ofrecerse; pensar siempre como sumisa y con atención a lo que el maestro desea. Pensar siempre que un amo orgulloso de la educación, docilidad y obediencia de su sometido, tiene el control absoluto sobre el cuerpo de la sumisa, y por ello puede disponer de él para disfrutar mirándolo o mostrándolo a otros, ayuda a enfrentarse al aprendizaje sobre la desnudez con mayor energía a pesar de que el exhibicionismo no sea una cualidad propia de la naturaleza especifica de su sumisa.
Todo se aprendeTanto en su presencia física, como cuando no se puede dar; cuando hablan por teléfono, chatean, etc. la sumisa acata las órdenes de su Maestro sobre como presentarse ante él, cada maestro puede tener gustos propios.
Para inculcar en la sumisa la disponibilidad, el Maestro le impondrá ejercicios y pautas de conducta y comportamiento que debe observar en todo momento, aunque con dependencia de la oportunidad o la situación, puedan ser modificadas en momentos puntuales.
Lo adecuado es mostrarse siempre desnuda ante el Maestro, esté presente físicamente o por Chat, mensajes de mail, el teléfono, etc. Completamente desnuda, si por algún motivo de importancia no fuera posible, (situación familiar, enfermedad, clima) al menos sin ropa interior y con las piernas abiertas, en señal de disponibilidad. Se puede completar la desnudez mediante el uso de cámara web o mostrando al Maestro fotografías o grabaciones de vídeo de su sumisa obedeciendo las órdenes recibidas, los “deberes” realizados o cualquier actividad que pueda agradar a su Amo.
Acostumbrarse a la desnudez puede resultar complicado al principio si se comparte casa y no se conocen los horarios de cada persona que viva en ella, es imprescindible controlar los momentos en que se pueden efectuar los ejercicios para el Maestro con tranquilidad y concentración, si se tiene la precaución de tener siempre cerca un batín o algo que permita cubrirse, los problemas derivados de ser sorprendida dejarán de ser un obstáculo.
EjerciciosComenzar por permanecer una hora seguida desnuda haciendo las tareas cotidianas es adecuado, se irá ampliando el número de horas y momentos, adoptando costumbres nuevas en cuanto a la forma de dormir, (desnuda siempre) por ejemplo. Si no hay problemas para vivir desnuda, un ser sumiso debe permanecer así en su casa en perfecta disposición de obedecer al instante las órdenes que puede recibir de su amo en cualquier momento.
El EspejoEnsayad ante el espejo, mejorad la postura, controlad cada día más la gracia y la desenvoltura al adoptar las posiciones básicas de espera, humillación, servicios concretos. Prueba a controlar el lenguaje corporal, diviértete haciéndolo, juega… sé una puta viciosa, una dama o un perrito faldero para tu amo, un criado, etc. La sumisa crecerá en seguridad al poder ejecutar correctamente cualquier cosa que el Maestro le demande. Verse reflejado en un espejo en actitud y postura de sumisión, ayuda a que el sentimiento se vaya afianzando en el sometido.
A la muchacha:
La sumisión se ha practicado entre personas desde el amanecer de los tiempos. Se sanciona en escrituras y filosofías religiosas; ha sido el hecho más notable de la vida para mucha gente en esta tierra. La esclavitud es una condición humana.
El castigo de tu señor es un símbolo de interés y de preferencia por ti, sumisa. Anhelar a tu señor y sus días de castigo es una experiencia que demuestra una voluntad madura. Dedicas tu mente y tu cuerpo a tu señor y a su voluntad. Muchacha, no te entregas a una causa, no lo haces ni por dinero o gloria. Hay una semilla que empieza a crecer en ti.
La ceremonia
Esta ceremonia es importante. Hay que ir a ella convencida y resueltas las preguntas y las dudas con tu señor. Con este rito te entregas a una persona que será tu señor por un tiempo convenido. Antes de someterte debes entender que el cambio de tu estado actual al de sumisa será profundo y te afectará. El contrato no puede ser roto durante ese periodo y puede ser renovado o no a su finalización.
En la mesa se fija una vela encendida sin ninguna otra luz en el cuarto. Se coloca en frente el regalo. El señor está quieto a un lado de la mesa, la muchacha frente a él. Ella tiene los brazos caídos a lo largo del cuerpo y muestra las palmas de sus manos a su señor.
El consentimiento de ella
Señor: ¿Vienes aquí por tu propia voluntad libre?
Sumisa: Sí, vengo libremente.
Señor: ¿Aceptas libremente que te someterás a mi hasta la medianoche del día X del mes de X y del año XXXX?
Sumisa: Sí, soy desde ahora tu esclava hasta entonces.
Señor: ¿Juras solemnemente por todas las cosas que me darás cuanto pida totalmente, sometiéndote sin trabas a mi disfrute de ti durante ese tiempo?
Sumisa: Sí, lo juro por todo, mi señor.
Señor: Repite estas palabras: Juro solemnemente someter a tu voluntad, mi corazón.
Sumisa: Juro solemnemente someterme a tu voluntad, mi corazón (toca su pecho y toca el de su señor), mi mente (toca su frente y la de su señor) y mi alma (toca sus labios y luego los de su señor). Juro solemnemente obedecerte inmediatamente, sin reserva y sin vacilación en lo que me pidas. Juro solemnemente parecer hermosa a tus ojos, sonar graciosa en tus oídos.
(El señor levanta la barbilla de la esclava, que echa los pechos adelante)
Señor: Soy tu señor.
Sumisa: Eres mi señor.
Señor: Soy tu amo.
Sumisa: Eres mi amo
Señor: Soy tu dueño. Eres mi sierva. Eres mi esclava. Tu cuerpo es mío. Sirves mi voluntad. Tu boca es mía. Sirves mi palabra. Tu sexo es mío. Sirves mi placer.
Sumisa: Eres mi dueño, soy tu (el nombre elegido), soy tu esclava. Mi cuerpo es tuyo (la sumisa abre los brazos y lo deja en el aire en forma de T), mi boca es tuya, mi sexo es tuyo. Tu voluntad es la mía. Tus palabras son órdenes. Sirvo a tu placer.
(Después de esta declaración, el señor puede dar una palmada a la muchacha en la cara o la otra parte de su cuerpo y ella baja los brazos)
Señor: Ahora que he tomado la posesión de ti para el período, llevaré tu regalo como símbolo de todo lo que deseo gozar en ti. (El señor coge su regalo que la sumisa le ofrece con dos manos). Dame tu flor, símbolo de tu sometimiento (la sumisa da su flor y se arrodilla ante su señor, con las manos a la espalda de ella. El señor deshoja la flor, pétalo por el pétalo y la sumisa mira caer los pétalos). De la misma forma que he hecho uso esta flor, hago uso de ti. Ahora desnúdate. (La sumisa se quita la ropa y los adornos y vuelve a arrodillarse ante su señor, las manos unidas detrás de ella y las piernas levemente separadas).
(El señor fija sus condiciones)
Señor: Viniste desnuda a mí. (El señor pone en el cuello de la sumisa el collar del dominio). Lo usarás siempre que te lo ordene. (El señor coge la venda negra y con ella tapa la boca de la muchacha). Hablarás cuando lo ordene. Tu cuerpo está para mi placer. Muéstralo. (La sumisa alza sus caderas ofreciendo su sexo). Mi voluntad penetra las barreras de tu cuerpo. Ahora póstrate ante mí. (La sumisa de rodillas pone la cabeza en el suelo). Soy tu señor. No aceptarás más señor y sólo a mi me rogarás que te posea. (Pone un pie sobre la espalda de ella como símbolo del derecho de pernada).
El final
La sumisa ofrece al señor la posibilidad de azotarla, lo cuál hace éste o no, a su voluntad. La sumisa elige el instrumento de azote: fusta, látigo, toallas, las manos… Tras los azotes, el señor pone una cadena al collar de la sumisa y la conduce al lecho. Allí le quita la mordaza y con ella le venda los ojos. Es atada a la cama. El señor decide si dar o recibir placer. Puede hacerlo el tiempo que desee o hacer sencillamente un gesto ritual. Termina la ceremonia cuando la sumisa baja de la cama y se abraza a las piernas de su señor.
Cosas para el rito
Una mesa de altura normal.
Vela, blanca.
Regalo de sumisa a su señor: algo que la muchacha elige ofrecer porque simboliza la esencia de su sumisión.
Collar auxiliar y cadena (no unidos).
Azote, fusta o toalla no muy grande.
Consolador.
Venda negra para los ojos (colocada junto a la cama).
Vendas o cuerdas (atadas ya a las cuatro esquinas de la cama en la preparación).
Flor roja que la muchacha lleva como símbolo de su entrega.
Es deber de la muchacha asegurarse de que todo lo necesario está listo.
La muchacha
Vestido
La muchacha debe vestir con ropas donde deje claro que ella está ofreciendo su cuerpo a su señor y deben complacer su gusto. Ella debe perfumarse con cuidado. Vestirá al señor si él así lo desea.
Comportamiento general
La muchacha se comporta con humildad, sin ocultar sus partes sexuales a su señor. Su voz debe ser baja pero no un susurro y ella mantiene la cabeza baja en actitud de sumisión. En ningún caso puede corregir a su señor.
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Anhelaba ser presa fácil de aquel hombre fornido, espalda ancha, calvo, con barba, que sólo aparentaba rudeza pero era un niño en su interior. Las veces que iba a su encuentro, él al querer besarla, ella corría la cara con indiferencia, su mente estaba vacía, su cuerpo seco.
Recorre a la fiel guía de su señor para ser una buena zorra, una PUTA jugosa, apetitosa, con ganas de verga y de éste modo, entregarse a complacer.
"Serás un depósito de semen, quiero que seas su depósito de semen con dueño, deberás ir sin ropa interior. Vestir sin bragas y masturbarse antes de vestirse, es una orden!!!, llevar sostén es opcional", dijo su señor. Agregó, "Esta noche masturbece , corrase , tenga en mente una sola cosa , desde ahora su único fin es ser un deposito de semen". Ese pensamiento invadió mente y cuerpo la noche anterior. Desnuda en su cama, como cada noche, se entregó a su propio placer, corriendose tres veces en la noche y dos a la madrugada del día siguiente.
Despertó húmeda, brotando una fuente de lascividad.
Dispuesta a cumplir obediente su tarea, recordando que su único fin era ser un depósito de semen. Recordó también que la pulcritud era lo más importante y lavo su sexo. Antes de vestirse, desnuda, sobre su cama, tocó ligeramente su clítoris, pellizcando, estimulando, sin ir más allá pero alcanzando una ligera humedad. Primera orden, cumplida. El sol se asomaba, auguraba un día muy caluroso. Se vistió de jean como frecuentaba, sin bragas. Segunda orden, cumplida. Y finalmente, dispuesta a cumplir correctamente su tarea, vistió de remera larga oscura y una tela ligera encima para dar una pequeña seguridad a sus voluptuosas tetas que anhelaban rebotar libres al caminar. Sin ropa interior, sin pensarlo mucho, sin dejarse embargar por pensamientos negativos, salió de casa.
El viento soplaba fuerte y aquella tela delgada volaba cuál cometa, exponiendo su escote y tetas sueltas. Pese al temor de dar un paso, sus tetas se mantenían firmes, se resistían a bailar a voluntad. Cosa que le dio una ligera tranquilidad. Sensación de libertad sin la prisión de la ropa interior, cabeza en alto, erguida, caminaba con una sonrisa, burlándose internamente de la esclavitud mental en la que el mundo vive, al tiempo que se dirigía a tomar el transporte que la llevaría a encontrarse con aquél hombre. Pocas personas caminaban por allí.
Tomó el bus con el mismo ímpetu, se sentó y se entregó a la tranquilidad que emana la libertad de la ropa interior. Sin embargo, por culpa de las calles rotas, inevitablemente sus tetas bailaban de cuando en cuando, saltando, brincando, llamando la atención de algunos hombres, sentados al frente de ella. No bajo la guardia, no demostró vergüenza, sonrrio al ver el nerviosismo de esos hombres, que entre ojos miraban su escote y no podían evitar retirar la mirada de esas tetas saltonas pero que disimulaban verlas y se intimidaban con su mirada fuerte, penetrante. Uno que otro tragaba saliva (no puede imaginar sus oscuras perversiones al ver sus tetas bailando, gozando, riendo) y uno que otro intentaba bajar su erección que ya se empezaba a notar, soltando el pantalón un poco.
Dichosa, plena y húmeda anhelando verga, llega al lugar de destino. Toca a la puerta y la abre él. También es evidente su nerviosismo. Ésta hembra no cabe de la dicha al poner de rodillas a todos esos hombres. De leguas se veía que salivaba y sólo deseaba manosearla. Saluda nervioso, invita a pasar y antes de tener tiempo de cerrar la puerta, la embiste por la espalda cuál perro rabioso, tocando sus tetas, masajeandolas, apretando sus pezones, al tiempo que le dice al oido temblando... "viniste sin sostén" a lo que ella responde riendo, "y también sin bragas", activando su salvajismo instintivo, casi rompe el botón de su jean, baja su cremallera y toca su sexo. Goza, se deleita con aquel regalo. Chupa sus dedos y le dice al oido... "hueles delicioso mujer". Ella sonríe, ríe y le lleva nuevamente las manos a sus tetas y sexo, desea que le hunda los dedos en su vagina, está hambrienta de verga y desea ser usada. Recuerda las palabras de su señor... sólo quiere ser un depósito de semen.
Entonces el caballero le da vuelta salvajemente y mete su lengua en la boca de ella, jala hacia abajo su remera dejándo a la vista sus grandes tetas, se arrodilla ante ella y la succiona con pasión, succiona como si nunca hubiera probado unas tetas tan exquisitas. Se deleita. Chupa, muerde del gozo... mmmm... Ella gime cuando la muerde y apreta su cabeza contra su pecho. Desea cada vez más la posea. Él, mete los dedos nuevamente por su húmedo y palpitante coño, mientras muerde sus tetas. Se detiene. La viste, y dice, "mejor subamos, nos pueden ver". No estaban solos, pero a ese punto, a diferencia de él, a ella le importaba poco la vieran o no, sumergida en lujuria sólo deseaba ser usada. Él intenta morder su cuello pero queda atrapado en su cabellera.
Suben al segundo piso y saca una excusa para estar sólo unos minutos. Se la lleva a su oficina y la embiste nuevamente. Ella queda atonita de su frenesí. Será su aroma?, será que él puede oler su sexo?, su mente?... nuevamente mete su lengua simulando su falo, la retuerce dentro de la boca de ella, extasiado le pregunta si puede lamerla. Ella asiente. Y él le dice, "espera, quiero que cuando regrese, te desabroches el pantalón". Ella sigue su órden recordando las sabias palabras de su dueño... "estás para complacer a los hombres"... él cierra la puerta de su oficina, salvajemente baja el pantalón de ella, se agacha y lame su sexo, ella gime, jadea, babea. La besa para que ella pruebe su sexo y la obliga a arrodillarse. Ella está PUTA, zorra, caliente. Se inclina, el saca su verga con aroma a macho y la mete en la boca de ella. Ella empieza a lamerlo, chuparlo, succionarlo. Recuerda las palabras de su señor... "por lo menos una mamada", y "haga que ese hombre termine en su boca". Dando su mejor esfuerzo, en menos de un minuto de chupar su verga, éste empuja su verga fuerte a su garganta haciéndole tener arcadas y tragando su néctar, su semen. Ha cumplido su tarea. Es un depósito de semen. Extasiada por serlo, toma una foto a su señor del momento. Aunque plena, aún sigue húmeda sedienta de verga y orgasmo.
En ese momento irrumpe un cliente.
Se despide ésta humilde servidora más húmeda que antes, deseosa de ser penetrada, humillada en jugos, lamida, sucia. Al bajar las escaleras, ella siente que le toman por la espalda nuevamente, las tetas y meten las manos por su jean, penetrandola con varios dedos, ella gime, jadea, pide que por favor detenga su agonía, se inclina y su culo sin bragas roza su verga dura, erecta, ella menea su culo masajeando su verga. Él no la quiere soltar, ella no quiere irse....
Sale entonces a su casa, pero se detiene a un local a comprar ropa. Humillada en sus jugos, elige algunos shorts, baja su jean y se toca en el vestidor del local. Quiere tener un orgasmo pero sólo se toca para tranquilizar su deseo. Chorreando se prueba algunas prendas, algunas las deja impregnadas de su olor, de sus jugos, ésto le calienta aún más y en lugar de secar su sexo, la situación le produce mayor excitación, mayor humedad. Elige un par y se va a casa.
En el camino nota que al haber sido manoseada, su remera está más suelta, desordenada y su pelo alborotado. Sus tetas parecen brincar mucho más, están dichosas de haber sido tocadas y succionadas. Miradas de hombres y mujeres van de cuando en cuando. Ella pellizca sus pezones un poco para mantenerlos erectos. Su humedad no desaparece.
Llega al bus, se sienta y toca su sexo por encima de la ropa, sus piernas desean ser abiertas y sus tetas expuestas... le hablan, pasa por una construcción y saca una teta, se toca el pezon, un hombre queda asombrado y ella sigue su camino. Siente la necesidad de correrse ahí mismo pero se abstiene. Erecta sus pezones y se comporta como una PUTA, desea que sus pezones estén siempre erectos. Una buena zorra que es tomada fácilmente.......
En medio de las conversaciones sugeriste elegir una prenda: sostén o bragas. La humillación que despierta exponerse en público sin ropa interior es más potente cuando la seguridad del sostén se desvanece y el movimiento de los senos subiendo y bajando al caminar y el frío erecta los pezones. La mente engañada trae a alusión toda clase de pensamientos pervertidos y al mismo tiempo, humillantes. Distorsionada, comunica a los sentidos que está expuesta a todas las miradas de los transeúntes, que es vulgar, que es el centro de atención, que es obscena, y que es una puta de fácil acceso. Una jugada mental mediada entre la realidad y la fantasía.
Bragas. Dispuesta y atrevida a salir a la calle sin bragas, llevaba un jean y una camiseta de tiras con un escote pronunciado pero con sostén. En la curiosidad de arriesgar un poco más de lo sugerido, abierta a más experiencias, en un primer intento, pobré lubricando e insertando un tapón anal debajo de mi jean pero al sentirlo dentro mi cuerpo, éste exigía más sensaciones, más placer. Empezaba a hablar mi vagina. Así que tome un vibrador y sin pensarlo, lo introduje en mi vagina. Entró con suavidad, por la expectativa lujuriosa de mi mente. Sentí incertidumbre y temor por la salida involuntaria de aquellos dos objetos, así que deslice una cuerda por mi cintura, ano, labios mayores y sostén para sujetar aquellos objetos y que no cobraran vida en un infame acto por soltarse.
Me subí el jean. Al inicio el morbo era demasiado, salí a la calle y sentí la necesidad de tocarme pero no podía puesto que estaba al frente de mi casa un vecino que me observaba por la ventana. Tuve que agacharme para recoger las llaves y sentí temor porque el tapón y el vibra decidieran salirse. Me empecé a sentir incómoda con el tapón, comenzó a apretarme y la sensación era de un dolor molesto. Así que decidí que no era el día de portar éste objeto. Entré nuevamente a la casa, lo saqué suavemente y dejé únicamente el vibrador.
Salí finalmente con el vibra en mi vagina, sin bragas, con sostén y un escote pronunciado. Las sensaciones fueron varias... por temor a que saliera el vibra, contraí y aprete mi vagina fuertemente mientras caminaba. Al agacharme fue la misma sensación... de temor... además iba acompañada, así que, se incrementó ésta sensación. El hecho de andar sin bragas en general, fue liberadora, de seguridad y confianza... como cuando he estado en medio del bosque, desnuda.
Al regresar a casa, corrí al baño, saque el vibra y lave la vagina y la cuerda... decidí quedarme sin bragas durante todo el día. En general, me sentí empoderada y dueña de mi cuerpo donde el otro (con el que tuve contacto, vendedor, distribuidor, transeunte, etc) se hizo pequeño a mi lado.
El no llevar bragas en la casa y con el jean me ha resultado excitante y es difícil contener el deseo de tocarme, con cada roce, al sentarme, la sensación es casi imperceptible pero al agacharme y abir mis piernas, siento como se abren mis labios mayores dejando al descubierto mi clítoris con ganas de ser rosado y al cerrar las piernas siento también un pequeño roce, o al caminar, un poco después de haberme agachado y mis labios abiertos, la cremallera del jean, rosa mi clítoris y me es difícil contenerme, no desnudarme, no tocarme, todo ello no lo percibía con bragas.
Sumergida en mis perversidades, fui por más. La situación pública me había dejado cachonda durante todo el día. Aplique una pequeña cantidad de pasta de dientes en el ano, de acuerdo a sus indicaciones y en los labios superiores y entrada de la vagina. El efecto fue inmediato. Comence a sentir ardor en mi ano y vagina, deseo de sacarme la pasta dental y a la vez, contenerme. Me contuve, no estaba sola, el ardor en ano y vagina se incrementaba, al tiempo que una rara excitación. A los pocos minutos sentí un calor profundo y ganas de desnudarme, deseos de quitarme el sostén y rodear los pezones con pasta. Al primer momento sola, baje mi sostén y aplique pasta en mis pezones, el efecto de la pasta en mi ano disminuía así que aplique un poco más. La sensación no era tan intensa como la primera vez, pero mis deseos de tocarme y ser penetrada crecían aún más...
Entonces, baje me jean, saque un dildo, una mordaza que puse en mi boca, aceptando ser una puta, tome la cámara y comencé a grabarme. Me puse la mordaza en la boca, el dildo en el piso, de rodillas en el piso, de espalda a la cámara comencé a saltar sobre el dildo, gimiendo desenfrenada, me poseía el deseo. Pero recorde sus palabras acerca de verme a la cara, verme puta... así que me di vuelta, de frente a la cámara, montando el dildo, saltaban mis tetas y chorreaba baba, goteaba muchísimo. Sentí que hacía falta algo... así que me puse las pinzas en los pezones, pero éstas se soltaban de mi fuerte cabalgada y no apretaban lo suficiente. Así que fuí al patio de la casa y tome un par de pinzas de plástico de ropa. Las puse de inmediato y era justo la sensación deseada. Subí de nuevo a mi habitación. Activé nuevamente la cámara y vi como babeaba aún más, apretaban las pinzas, tome mi vibra y continúe cabalgando. Las tetas saltando, mi rostro de puta ido en el placer, deseaba más y más, babeando, escurría saliva a mis tetas, a mis pezones, me chorreaba entera. Tome el vibra y lo puse en mi clítoris, mientras seguía gozando y saltando, gimiendo, babeando, hasta que tuve un largo e intenso orgasmo, fue tan intenso que no logré mantener el vibra en el clítoris y lo solté. Quizá si lo hubiera mantenido me hubiera meado o quizá otro orgasmo, no lo sé... pero fue muy intenso.
El próximo paso, dormir desnuda, salir sin sostén y permanecer sin bragas.....
Esclava Arkadia: Te miro con tranquilidad, noto que mis pezones se endurecen, me cosquillean los labios de abajo.
Señor: me recuesto y me bajo los pantalones para liberar mi sexo, agarro mis huevos con una mano y con la otra empiezo a frotarme pasando el pulgar por la punta y por el frenillo.
Esclava Arkadia: se me abre la boca que la tengo llena de saliva, esperaba ese momento, poder verte la verga; un escalofrío me recorre la espalda y con una mano me acaricio la barriga y me abrazo a mi misma yo.
Señor: doy la vuelta y me pongo boca abajo, me sujeto con los brazos sobre el sofá para aumentar la presión y froto mi polla entre el sofá y mi cuerpo, despacio, muy despacio.
Esclava Arkadia: Deseo ir hacia tu cuerpo, inclinarme, besarte una vez en la nalga, inclinarme más y lamer tus testículos, pasar la lengua entre los cachetes y morderte. Pero me quedo donde estoy, instintivamente al imaginar mi lengua un dedo se me ha escurrido entre mi sexo.
Señor: giro y miro al frutero, cojo una sandía y, con un cuchillo, le practico una abertura que quiere ser redonda. Boca arriba, con las piernas recogidas, meto mi polla por el agujero de la sandía, húmeda, y comienzo a follarla sujetándola con una mano mientras la otra recorre mi vientre y mi pecho. Ahora la agarro con las dos manos y la embisto mientras mis manos la empujan arriba y abajo, mis ojos miran tu cuerpo mientras siento el líquido de la fruta resbalar por mi verga y mis testículos, paso la lengua por mis labios, mis caderas se agitan cadenciosas, mi culo se eleva.
Esclava Arkadia: Abro la boca, rozo mis pechos, chupo el dedo impregnado de mis fluidos. Me pellizco los pezones y abro las piernas, te contemplo, me muerdo el labio, quiero ir a ti pero me reprimo también reprimo el placer más allá de rozarme para tentarme.
Señor: abandono la fruta y me pongo de pie, mis dos manos recorren mi sexo impregnado del zumo de la sandía, mis brazos se tensan, mis manos aprietan mi verga y la hacen crecer y brillar, mis ojos se entornan.
Esclava Arkadia: “Ojalá viniese a por mi” pienso mientras aguanto la respiración
Señor: digo tu nombre, te ordeno que te arrodilles ante mí.
Esclava Arkadia: termino de abrir la puerta despacio, avergonzada, te miro a los ojos, me pongo de rodillas sosteniendo la mirada, apoyo las manos en el suelo mientras me miras, avanzo a cuatro patas esta vez con los ojos fijos en tu polla.
Señor: detengo tu avance con una mano, pego mi pie a tu sexo, y sigo masturbándome mirándote fijamente a los ojos. De tarde en tarde, como por descuido, mi falo roza tu cara, miro recorriendo tu cuerpo con los ojos, mis dedos abren tu boca, estoy llegando al paroxismo.
Esclava Arkadia: con mucho esfuerzo y un nudo en la garganta te desafío, me quedo impasible, aunque obedezco estoy enfadada.
Señor: recojo el cinturón y te azoto mientras continuó masturbándome, mi verga está a dos centímetros de tu hermosa faz.
Esclava Arkadia: ahogo cualquier quejido como puedo.
Señor: grito tu nombre, me vierto en tu cara, en tus pechos.
Esclava Arkadia: abro la boca, recibo lo que caiga, cuando deja de llover te miro.
Señor: entonces me tumbo a tu lado pero al revés y mi boca se abre camino entre tus muslos, mi lengua saluda a tu clítoris antes de bucear en tu coño, mordisqueo tus labios vaginales a la par.
Esclava Arkadia: gimo, no puedo evitar gemir, mis caderas se mueven poco a poco.
Señor: mis manos aprisionan tus nalgas para acercarte más, abrirte más y mi lengua camina en todo tu sexo, cojo el clítoris con los labios y lo chupo, mi lengua lame todo tu sexo.
Esclava Arkadia: “muérdeme, mi señor” te digo.
Señor: meto dos dedos en tu cuerpo, uno en tu coño, otro en tu ano y mi lengua gira y golpea tu botón mágico, bombeo con mis manos en tu interior.
Esclava Arkadia: me estremezco, me muevo a tu ritmo, quiero sentirlo todo, lleno, hondo.
Señor: mis dedos describen círculos en tu coño, otro profundiza en tu culo, mi lengua abrasa tu monte de Venus mientras mi falo golpea tu rostro, con el dedo corazón acaricio la pared frontal de tu vagina.
Esclava Arkadia: lamo, lamo allá donde alcanzo, deseo que me tomes y que lo hagas fuerte pero despacio.
Señor: el pulgar entra y sale de tu culo apretado.
Esclava Arkadia: estoy en un punto crítico, quiero que me folles pero no quiero que pares.
Señor: mi verga resucita en tu boca, me tumbo y te ordeno que te sientes sobre mi polla de espaldas a mi
Esclava Arkadia: la animo con la lengua, aprieto los labios.
Señor: llevo el ritmo agitando tus caderas, buscando tus tetas, magreándolas, torturando tus pezones, empujándote por los hombros para entrar más en ti.
Esclava Arkadia: me sujeto a mis caderas.
Señor: te sujeto del pelo para hacerte girar la cabeza.
Esclava Arkadia: abro la boca, quiero besarte y que me penetres con la lengua.
Señor: azoto tus nalgas con mis manos antes de ordenarte que gires, de rodillas nos abrazamos, te beso con fuerza, con ganas, antes de empujarte y quedas boca arriba y vuelvo a penetrarte metiéndotela despacio y con fuerza agarro tus tetas, te beso, aprieto tu cuello, te abofeteo suavemente sin apartar mis ojos de los tuyos, muerdo tus labios.
Esclava Arkadia: no sé si gimo o si grito, estoy al límite.
Señor: busco tu lengua con la mía, mi cuerpo se funde con el tuyo en las caderas, mi falo en tu vagina entra y sale ansioso, te sujeto de las muñecas.
Esclava Arkadia: el baile de lenguas me hace sujetarte la cabeza para que no te vayas, mis caderas ayudan a tu ritmo.
Señor: ato tus manos a la pata de la mesa y mordisqueo tu cuerpo sin dejar de cabalgarte, te ordeno que saques la lengua y la lamo, la chupo, la succiono.
Esclava Arkadia: quiero sufrir una larga agonía, que no me dejes llegar hasta que no aguante más…
Señor: hago que la base de mi polla al entrar y salir roce tu clítoris, cuando te veo a punto de llegar, te abofeteo sin dejar de follarte, mis manos van de tus nalgas a tu pelo, a través de tus caderas, de tu vientre, de tus senos.
Esclava Arkadia: me desconciertas, me vuelves loca.
Señor: muerdo tus hombros, lamo tu cuello, succiono tus pezones, los rozo con los dientes.
Esclava Arkadia: te pido más, mis caderas se mueven más rápido, mi boca se abre.
Señor: levanto tus piernas y paso mis hombros bajo ellas ahora estás tumbada pero te follo arrodillado, pellizco tus nalgas, afianzo tus caderas.
Esclava Arkadia: intento escapar de los pellizcos.
Señor: te grito la lujuria que me invade, saco la polla y aporreo con ella tu sexo, vuelvo a meterla pero ahora te sodomizo.
Esclava Arkadia: voy a reventar, me hierve tu calor.
Señor: mientras meto dos dedos en tu coño y se retuercen vibrantes en él.
Esclava Arkadia: me cuesta respirar, estoy acelerada.
Señor: meto la otra mano en tu boca.
Esclava Arkadia: mi piel te pide a gritos.
Señor: los dedos húmedos relevan a los anteriores en tu sexo, me acelera sentir el choque de mis huevos contra tu cuerpo.
Esclava Arkadia: a mi me encanta, me pone, me dan ganas de comérmelos.
Señor: libero tus manos y vuelvo a follarte, abrazado a tí, sujetando tu cabeza, tirando de tu adorable pelo, el ritmo crece imparable.
Esclava Arkadia: te susurro que estoy a punto de correrme, que quiero correrme.
Señor: te beso, lamo tu cara, muerdo tu cuello, tus orejas, te susurro en ellas mi deseo, todo lo que haremos esta noche y cuando amanezca la fuerza de mis embistes te arrastra por el suelo.
Esclava Arkadia: te susurro que te quiero, mi señor, mientras el orgasmo llena mi boca y engordan las palabras.
Señor: al escucharte me vierto de nuevo, en tu interior, una explosión de dicha, te beso mientras continuo, quiero beber tu orgasmo.
Esclava Arkadia: se me humedecen los ojos, no lloro, estoy emocionada, soy feliz.
Señor: te miro fijamente a ellos mientras sigo haciéndote mía.
Esclava Arkadia: me encanta que sigas, soy tuya, disfruto con la fricción, le da un gusto más agradable al orgasmo, lo hace más largote beso por todos los sitios que alcanzo de tu cuerpo, te huelo y te aprieto, me aprieto a ti.
Señor: me tiendo a tu lado feliz, te miro expresando mi deseo: haz lo que quieras con mi cuerpo.
Esclava Arkadia: me pongo de costado, te acaricio el pecho con la nariz, te hago cosquillas en la cara con mi pelo.
Señor: me hace sonreir.
Esclava Arkadia: recorro tu torso con mi mano abierta, rozo tu vientre con la yema de los dedos, abro la palma para atrapar tu muslo, te beso la barriga, te miro los ojos, te miro la boca y te beso los ojos y la boca.
En ocasiones, ella es una niña caprichosa... hace su voluntad pero siempre tiene en mente acatar de la mejor forma posible los deseos de su señor. De su tortura, ambos gozan. Su humillación es su placer. Su ternura es su motor.
Tragicomica le decía. Ésta historia lasciva bordea el humor y también, limita el éxtasis. Como siempre, dispuesta. Enamorada de su rol. Curiosa de mente. Ansiosa de cuerpo.
Un día diferente a los otros. Ella se encuentra irritada, enojada, no lo comunica porque desea complacer y porque la dopamina que se liberará de la ejecución de la tarea solicitada, la hará olvidarse de su emoción. Decide liberarse de su negativa, de su enojo y dominio y se entrega.
La tarea era relativamente sencilla y al mismo tiempo, no. Su sexo empezaba a acostumbrarse, a expandirse. El dolor que le producía mantener una verga durante toda la noche se difuminaba en placer y no más que eso. Esa vagina traga vergas que palpita deseosa constantemente.
Se viste de verde, para confundirse con el entorno y evitar la humillación. De acuerdo a lo pedido, toma su dildo, 16cm insertables x 3cm de ancho (una verga promedio diria el humilde o una verga enana, diría el presumido, jajaja) Ud juzgue querido lector. Para ella, era suficiente, pues recién empezaba a adaptar su sexo a formas y tamaños.
Disculpe sí me desvío en mi intención descriptiva. Es mi interés, pueda imaginar los detalles de lo que le relato. Continúo. A escondidas, toma un vaso de agua lo deja un tiempo en el frío y después de ducharse, humedece su coño e introduce esa verga dura y falsa con huevos deformes. El agua tiene su efecto, le anestesia el sexo y esa vagina traga vergas la succiona fácilmente. Intenta salir de la ducha y caminar con esa verga pero los huevos se lo impiden, es incómodo, reniega de su dueño por esas tareas tan complejas y a la vez ríe puesto que imagina "que difícil es ser hombre", con huevos impidiendo el paso, y falos duros, gruesos obstáculo del camino. Piensa ello un momento, ríe y dice "a la verga con las vergas". Se lo saca y decide optar por un dildo un poco mas grueso y largo pero sin esos huevos molestos. Y piensa, "debe ser más fácil ser hombre sin huevos" jajajajajaja. Sin ánimo de ofender su masculinidad querido lector.
Lo introduce. Es un dildo vibrador en cuya base tiene una rosca que al girarla se acciona y comienza a vibrar. Lo introduce, se pone una tanga para sostenerlo, un jean (como es su costumbre) y sale a la calle.
Al inicio es incómodo en tanto no puede cerrar las piernas y le hunde a las entrañas, haciendo contacto con su vegija pero lo acepta y lo goza. Cada paso que da al caminar es un paso de adrenalina en su mente y de fluido en su sexo. Sus jugos comienzan a brotar por en medio de la tanga alrededor de su dildo cuando de pronto.... empieza a sentir que éste juguetito cobra vida y vibra!!, nerviosa, no sabe si detenerse o continuar. Detenerse sería un suicidio, muchas personas a su alrededor mirando menear el trasero. Continúa. Se pregunta ¿como pudo pasar?. ¿Por que de la nada su dildo cobraba vida?. Entonces recordó todo. Había dejado las pilas (batería) puestas y con el roce al andar, éste había cobrado vida. Intentaba rozar, girarse, contenerse para que se detuviera pero empeoró la situación. El nivel de vibración subió y el dildo por efecto de la gravedad, comenzaba a bajar, y como si tuviera destino, a rozar el clítoris.
Ella gemia mientras caminaba, se tocaba el pelo, la cara, sudaba, temblaba.
Estaba a punto de correrse en plena calle, cuando....
Si señores!!!!
La verga falsa salió de su vagina y se apagó. Ella maldijo al mismo tiempo que soltó una carcajada.
Había terminado su tortura al mismo tiempo que su placer. De esas dicotomias de la vida que uno no sabe que pudo haber sido mejor o que, peor!!!.
Viene el incómodo momento de sentirse hombre de nuevo, con un falo duro que se quiere escapar del pantalón. Intenta disimularlo, ocultarlo con su blusa larga. Agradece no tenga huevos. Pero no sabe como acomodarse. Será que mete su mano y lo saca de una buena vez. No!!!. Demasiado evidente. Entonces será que por encima del pantalón lo corre de abajo hacia arriba? o quizá hacia un lado? O hacia el otro?... ufff que tormento de nunca acabar y ni siquiera había realizado las compras.
Respira.
Acepta ser un macho.
Un macho excitado.
Jajajajajaja...