En esta entrada me gustaría contar con su ayuda, me gustaría
que ayudaran a resolver una duda que me embarga y me explico.
Todos en algunas ocasión hemos usado el sexo (imagino que el
spanking lo entendemos también como sexo, con sus características especiales,
pero sexo al fin y al cabo), como medio para canalizar. Y el ejemplo más claro
de ello, es ese dicho popular, que dice que: “lo mejor de las discusiones, son
las reconciliaciones”. Ejemplo claro de que a través del sexo, canalizamos una
situación incómoda o de malestar.
Dentro de los juegos, un ejemplo evidente sería un tema del
que ya hemos hablado en varias ocasiones, usar el spanking, para resolver una
situación de estrés, el típico mal día que todo ha salido mal y se busca juego
para canalizar ese disconfort. En los dos casos expuestos el sexo además de su
papel principal de actividad gratificante y divertida, cumple un papel de medio
para canalizar una situación incómoda o de malestar, para olvidar y es algo que
creo que todos hemos hecho en más de una ocasión.
Ahora bien, también intuyo que muchas personas, en un
determinado momento, no solo pueden usar el spanking como medio de
canalización, si no también es usado como medio de satisfacción. Ósea como
manera o apoyo para conseguir satisfacer unas necesidades que van más allá, del
deseo sexual y de en un momento determinado olvidar un mal día. Que son
necesidades más profundas y arraigadas, cuyo origen no tiene nada que ver con
el sexo, ni con el spanking y que sin embargo a través de los juegos son
plenamente satisfechas de manera indirecta. Me estoy refiriendo a colmar a
través del spanking, una necesidad de atención, de protección, de sentirse
querid@ o desead@, de ser visible no solo en lo bueno y evidente, sino también
en los defectos y lo que se muestra.
¿Y ustedes que piensan, puede ser el spanking un medio de
satisfacción, de necesidades, mas allá de las estrictamente sexuales? Ahí dejo
la pregunta.
Algunos creen que por tener experiencia en estos juegos se conoce al dedillo los entresijos; pero qué va. Aun a día de hoy me sorprendo con cada uno de ellos porque mi camino de baldosas amarillas tiene una característica: nunca se repite una baldosa. A simple vista parecen iguales pero con
detenimiento se aprecian un sinfín de matices.
Sin duda, la
sensación que más mariposas crea y no siempre se desata igual es la que hace
sentirme poderoso asumiendo el control. Un simple detalle o gesto, puede
cambiar mucho la percepción de un juego y por ello las sensaciones; incluso
dentro de ese gesto, hay un sinfín de detalles que pueden provocar muy
distintas sensaciones, según cómo juguemos. Con ese revoloteo de sensaciones
tan dispares y a la vez armónicas, devoramos nuestra inocencia dejando las
buenas formas en el rincón, consiguiendo que tu cuerpo se abandone a mi antojo,
sintiendo ambos que la mente vuela en una tormenta de emociones.
Incluso repitiendo el
mismo ritual, la postura, el instrumento o el número de azotes, las sensaciones
no se repiten. La incertidumbre conocida, la comodidad incómoda, el goce
doloroso, la ternura violenta, la dominación amorosa, la protección rigurosa,
son algunas de las sensaciones que experimentamos tú y yo a medida que jugamos
y aun conociéndolas nunca se repite ni la forma ni la intensidad de las mismas.
Todo ello hace que ambos no dejemos de sorprendernos y disfrutemos como si del
primer juego se tratase.
La realidad es que un
juego no será dos veces igual, ni en sensaciones sentidas ni en emociones
perseguidas. Haciendo de cada paso en el camino, todo un juego divertido,
sorprendente e inigualable.
Vuelvo a la carga con la serie de mecanismos de defensa de
la mente y como estos están muy presentes en el desarrollo de los juegos.
El que vamos a tratar hoy es uno de los cumbre en nuestros
juegos, es el mecanismo de defensa de racionalización. ¿Y en que consiste o
como se manifiesta?:
Pues bien tenemos que partir de la base que la mayoría de
actos no tienen una única motivación. La racionalización es el mecanismo que
escoge aquella motivación que justifica el acto, sin que este entre en
conflicto ético/moral, reduciendo la ansiedad que puede provocar una
determinada conducta. La persona se convence a si misma de una manera ficticia,
se da explicaciones a si misma para reducir la ansiedad que pensar que esta
haciendo algo intolerable o irracional. O también se usa para auto convencerse
de que una situación mala, es buena. De alguna manera es un engaño que nos
hacemos a nosotros mismos para hacer algo que puede generarnos un conflicto.
¿Y como se manifiesta la racionalización en nuestros
juegos?. Pues hay una manera muy gráfica y que todos conocemos, el ejemplo
máximo de la racionalización aplicada a los juegos, son los: castigos.
Creando esa figura ficticia, de alguna manera hacemos
racional el juego y evitamos que nos genere conflictos, con la moral y lo
políticamente correcto. En el caso de la parte spankee, esa racionalización
llega por el hecho de que ha cometido alguna tropelía que se merece ese
“castigo” o “corrección” haciendo así mas asumible el mismo. Y en el caso del
spanker, exactamente lo mismo, racionaliza su deseo de dar esos azotes, en el
hecho de que estos son consecuencia de acto de la spankee y que se “deber” es
corregir ese error.
Así que como veis, este mecanismo de defensa es fundamental
en el devenir de nuestros juegos, diría que incluso es necesario para mucha
gente.
No soy muy partidario de los ecuatoriales y demás, cada cual
vive sus deseos, según su propio parecer y expectativas sin embargo, he
encontrado estos diez pequeños consejos que me parecen muy de sentido común y
que creo que vale la pena compartir. Son diez pequeñas sugerencias para
conseguir que una relación de spanking funcione, aunque de algún modo se podría
hacer extensivo a cualquier tipo de relación, lo cierto es que las
características especiales del juego, obligan a trabajar un poco más algunos
detalles. Y además me encanta la metáfora del spanking como viaje que nos dejan
estas diez sugerencias para tener un buen viaje al mundo del spanking.
1. Tomate tu tiempo, las prisas no son buenas en este viaje,
disfruta de cada uno de los pasos del viaje.
2. Viaja con seguridad; conoce a tu pareja de viaje, déjate
conocer, comparte fantasías, muestra tus límites y comprende los límites de la
otra persona.
3. No es necesario el equipaje en este viaje: Se tu mism@ en
todo momento, los roles está muy bien para un rato, pero si tu intención es un
viaje más largo, muéstrate siempre tal y como eres, no es necesario andar
interpretando siempre.
4. Haz del viaje algo divertido: No es necesario estar
permanentemente serio, ríe, bromea, quita trascendencia a las cosas, permítete reírte
hasta del propio juego, haz que la intimidad y la desinhibición también
consigan momentos solo de reír por reír.
5. Comparte tus impresiones sobre el viaje con tu compañer@:
Este es un viaje que no se hace en solitario, no tengas miedos en compartir tus
impresiones, emociones y sentimientos del mismo, con tu compañer@ de viaje.
6.Se paciente: No quieres llegar antes de tiempo al destino,
piensa siempre que es un viaje en común y que habrá momentos, en las
circunstancias obligaran a hacer alguna parada, a reponer fuerzas y descansar.
7. Aprovecha la oportunidad de crecer durante el viaje: Un
viaje en compañía, siempre da la oportunidad de aprender, de ver las cosas con
otros ojos y de experimentar nuevas maneras de viajar, aprovecha esa oportunidad
que te brinda el viaje para crecer y experimentar.
8 Siempre que se viaja hay el riesgo de sufrir un accidente:
Si eso pasa, úsalo como aprendizaje, toda experiencia incluso las fallidas, te
pueden servir para definir lo que quieres y prevenir repetir errores en un
futuro.
9. No compares con otros viajes: Cada nuevo viaje es una
experiencia distinta, aunque repitas destino, no compares con viajes
anteriores, ni con otros compañeros de viaje, date y da la oportunidad de vivir
una nueva experiencia.
10. Recuerda siempre que no viajas solo: Este viaje al mundo
del spanking es siempre un viaje en compañía, haz que sea un viaje divertido, íntimo,
en constante comunicación y conexión con tu compañer@ de viaje, abraza esa
maleta de sensaciones y quien sabe tal vez el viaje sea eterno.
Hace unos días, alguien me preguntaba porque no usaba casi
nunca la palabra: dominación. Y tiene razón, uso poco esa palabra, de hecho es
una palabra que mas bien me gusta poco, al menos en el sentido que se le da
respecto a nuestros juegos.
Lo cual no quiere decir que no acepte o tenga claro, que en
los mismos hay un componente de dominación/sumisión, pero al menos para mi
limitado, circunscrito a un momento determinado, de todo un vinculo, por lo
tanto no me considero ni mucho menos dominante. Otra cosa bien distinta es que
pueda serlo, cuando la situación lo requiere, es mas que me guste y me excite
“dominar”, pero que nadie se lleve a engaño, al menos a mi , lo que me gusta no
es dominar a la persona, a mi compañera de juegos, lo que realmente me pone es
dominar la situación, cuando creo que debo hacerlo. Puede que haya a quien
sorprenda esta afirmación, así que voy a intentar explicarme.
L@s dominantes para cuales dominar a la otra persona, es el
aliciente de sus juegos, se crean un efecto placebo, no puedes dominar a quien
desea ser dominado, es así de claro le pese a quien le pese. Y vamos creo que
es un evidencia que en los juegos D/s uno quiere dominar y el otro quiere
someterse, ¿o no?. Entonces esta meridianamente claro, que quien se somete,
sigue manteniendo el control de la situación aun sometiéndose. En nuestros
juegos, bueno al menos en el tipo de juego que a mi me gusta, no se da ese
deseo de sumisión, como diría Cuca “unas acatan, otras atacan”. Así que no te
queda mas remedio, si quieres cumplir ese deseo de dominar la situación, que
conseguir que tu pareja de juegos, te ceda absolutamente el control, vamos que
tienes que trabajar para arrebatarselo, puesto que no te lo va a dar “ataca y
no acata”, solo cuando consigues ese control, solo en ese momento se podría
decir que si consigues esa dominación, que ademas es real, bastante mas real,
que la dominación que te regala alguien que desea desde el minuto cero
someterse, aunque en realidad esa sumisión, suponga toda una dominación de la
situación, le pese a quien le pese.
Por eso no me gusta la palabra dominación y la uso poco. No
aspiro a tanto, me conformo con llegar a dominar la situación cuando toca y así
disfrutar con la sensación de en ese momento tener el control, de verdad.
Espectacular, deseado, extremo, agresivo, difícil… estos y
muchos otros adjetivos llegan a la mente de los practicantes de BDSM cuando se
toca el tema del látigo. Así que, con estas líneas trataré de arrojar un poco
de luz acerca de este, por unos enaltecido y por otros satanizado, instrumento.
Primero definamos que en México utilizamos el término látigo
(whip), para referirnos a látigos de una cola y el término flogger para látigos
de muchas colas.
Estructura de un látigo
En términos generales podríamos decir que un látigo está
formado por: un mango, un cuerpo trenzado (la parte principal del látigo), una
caída (tira, generalmente de cuero que va sujeta al cuerpo trenzado) y un crack
o chasqueador (comúnmente de hilo de nylon, pero puede ser de muchos otros
materiales). Obviamente no todos los látigos de una cola se ajustan a esta
conformación, como ejemplos tenemos al signalwhip que no tiene caída (el crack
se une directamente con el cuerpo trenzado) o el escorpionwhip que no tiene ni
caída ni crack (al final del cuerpo trenzado va el azotador).
Un látigo está hecho por hebras trenzadas de piel (tiras)
alrededor de un alma central. Mientras más tiras tenga un látigo, más fuerte y
flexible será.
El alma central de un látigo puede ser de muchos materiales
(papel, cuerda, tela, etc.) lo ideal es que se trate de una tira de piel o,
mejor aún, de balines de plomo conectados. Los balines agregan peso, lo que
permite al látigo alcanzar una mayor velocidad.
Tipos de látigo más comunes
Existen varios tipos de látigos, pero me centraré en los 3
tipos que más fácilmente podríamos conseguir en EE. UU. (Tomo como referencia
EE. UU. porque dicho país ofrece una mayor cantidad de proveedores de látigos
de buena calidad, en comparación con las opciones que podemos encontrar en
México).
Stockwhip: Tiene un mango largo (60-70 cm), el cuerpo
trenzado es independiente al mango y va unido a éste por medio de tiras de piel
-para determinar su largo se considera solo la parte trenzada (el mango, la
caída y el crack son adicionales)-. Al contar con un mango largo, obtenemos
mucha palanca, lo que lo convierte en el látigo más veloz y que más fácilmente
crackea (claro, una vez entendidos y dominados los movimientos necesarios para
manejarlo), pero también en el más impreciso para dar en el blanco.
Snakewhip: El mango y el cuerpo trenzado forman un solo ente
que tiene la particularidad de ser muy flexible (incluso el mango puede
enrollarse sobre sí mismo). El largo se considera desde el inicio del mango
hasta el final del trenzado (la caída y el crack son adicionales). El tener un
mango tan flexible casi no permite hacer palanca, por lo que los cambios de
dirección son difíciles de realizar y da la sensación de ser un látigo pesado.
Es el más difícil de dominar, pero tiene la ventaja de ser el más preciso para
atinar a un objetivo.
Bullwhip: También en este tipo de látigo el mango y el
cuerpo trenzado forman un solo ente; el mango es rígido y tiene una longitud de
entre 20 y 30 cm, normalmente. El largo de este látigo se mide desde el inicio
del mango hasta el final de la parte trenzada (la caída y el crack son
adicionales). Podría decirse que es el punto medio entre un stockwhip y un
snakewhip, con un mango mediano que permite una palanca adecuada; nos
proporciona un balance entre dificultad de uso y precisión, siendo
respectivamente intermedia y buena.
El látigo mexicano
A pesar de que he buscado en diferentes tiendas, lamento
mucho decir que no he encontrado en la ciudad de México un lugar que venda
látigos de alta calidad, desconozco si en otras ciudades sería posible
encontrarlos. Si le vemos el lado bueno a este hecho, es que el látigo que
podemos encontrar en México es relativamente barato… pero, por lo mismo,
limitado en su funcionalidad. Lo que encontraremos en el DF son látigos tipo
bullwhips, que muy comúnmente tienen la particularidad de que el mango tiene un
tipo de conector que le permite girar sobre sí mismo. Los que han llegado a mis
manos son limitados en su capacidad de generar un correcto crackeo y con muy
poco peso, lo que hace necesario aumentar la fuerza para generar la velocidad
que permita mejorar el manejo y control. Una buena noticia: entiendo que
Krystal de Sade ya está muy avanzada en sus trabajos y creo que muy pronto
podremos tener látigos de buen desempeño en el DF.
Látigos de piel
Tradicionalmente los látigos están hechos de piel, la que
comúnmente encontramos es:
Piel de canguro: Indudablemente la elección ideal. Es la
piel animal más resistente que existe y su poco espesor permite aumentar el
número de tiras. La gran desventaja es que esta piel tiene un alto costo.
Redhide: Es piel de vaca curtida mediante un proceso
especial –que la dota del color rojizo al que debe su nombre- para que sea más
fuerte y flexible para su uso en la elaboración de látigos. Genera un bonito y
fuerte crakeo. Es menos costosa que la piel de canguro.
Piel de vaca: Piel fuerte que hace un látigo bueno y
económico.
También es posible encontrar látigos de piel de camello y de
búfalo, dependiendo de la zona
geográfica donde nos encontremos.
Látigos de nylon paracord
Un látigo también puede ser elaborado de nylon paracord.
Partamos de la base, que todo lo que se
puede realizar con un látigo de piel también se puede realizar con un látigo de
nylon. La desventaja está en que el látigo de nylon no emulará los estímulos al
tacto y al olfato que da un látigo de piel. Como contraprestación, los látigos
de nylon tienen las siguientes ventajas:
Son más económicos que los látigos de piel.
Son más resistentes.
No requieren mantenimiento.
Se pueden mojar, e incluso se pueden usar mojados.
Por el momento lo dejaremos aquí, ya en la siguiente edición
completaremos la información.
1. Me amaré a mi misma sobre todas las cosas,
incluso sobre mi Amo.
2.
Seré Sumisa, no SUMENSA ni SUTONTA.
3.
No me transformaré en sumisa por necesidad de
seguridad y afecto. Tampoco confundiré BDSM con relación de abuso o
codependencia.
4.
Sé decir NO.
5.
Leo y pregunto del tema. No me quedo con lo
primero que me dicen sobre el BDSM. Me creo mi propio criterio.
6.
Seré responsable de la salud de mi cuerpo. Me
cuido de las enfermedades y exijo condón si así lo deseo.
7.
Yo decido con quién, cuándo y dónde jugar. NO
permito el acoso. Puedo decir claramente que no me interesa un juego con
alguien.
8.
Si algo me asusta o mi instinto me dice que hay
algo mal, ME ALEJO.
9.
Soy capaz de negociar y renegociar mis límites.
Mi seguridad está ante todo.
10.
No me dejo chantajear si alguien me dice “si
fuera sumisa, lo harías”. Tampoco hago cosas que no quiero y me hacen sentir
mal sólo por dar gusto.
11.
No permitiré que NADIE me diga cosas que me
hagan sentir mal; si me gusta la humillación es como parte del “juego”, no para
que aplasten mi autoestima.
12.
No buscaré un Am@ para justificar mi “putería”
ni para buscar que alguien me castigue por disfrutar de mi cuerpo teniendo
sexo. Tengo la madurez suficiente para asumir mi sexualidad y cómo quiero
expresarla.
13.
No teñiré las sesiones de romanticismo, cuando
sé que son sólo eso, SESIONES. Si permito una buena sesión, no tengo porqué
involucrar el corazón a menos que así lo haya acordado con el Am@. Soy lo
suficientemente madura para entender que no hay “Amos Azules”.
14.
Conoceré al Am@ antes de sesionar con él.
15.
Tomaré todas las precauciones necesarias antes
de una sesión: pediré referencias del Am@, le avisaré a un amigo dónde estaré.
Negociaré previamente los límites. Estableceré mi palabra de seguridad.
16.
No me aíslo de mi mundo, ni dejo de hablarle a
la gente sólo porque un “Am@” me lo pide. Si lo hago es porque yo así lo he
decidido. Entiendo que el que me aíslen en contra de mi voluntad no es sensato,
ni seguro.
17.
No permito que me tomen ningún tipo de imagen si
apenas conozco a la persona. Soy consciente que si alguien me toma fotos o
videos, éstos pueden aparecer en internet o en otros medios; en todo caso
procuro tener una imagen del “Am@” en una circunstancia similar para que, en
caso de que me quiera chantajear, no pueda hacerlo.
18.
Entiendo que no por ser sumisa debo de hablarle
de usted a cuanto dominante se me ponga enfrente. Sé que los protocolos forman
parte de los acuerdos entre el Am@ y la sumisa cuando ya tienen una relación.
19.
No tendré miedo de mostrar enojo o sentimientos
propios. Si mi Am@ es real, me incitará a expresarme y decir lo que siento, no
me ridiculizará ni me dirá que no puedo hacerlo por ser sumisa.
20.
Entiendo que ser sumisa no es igual a ser
masoquista. No soportaré dolor en contra de mi voluntad, ni siquiera como
castigo.
En mis juegos diría que hay tres tipos bien definidos de
azotes, que aun formando parte de un todo, juegan un papel distinto y le dan a
cada juego un enfoque diferente.
El primer tipo serian los que se dan por pura diversión y
cuyo único objetivo es la búsqueda de una mutua excitación sexual. Estos no
necesitan de desencadenante, ni ritual alguno.
El segundo tipo son los que yo denomino por “pecado venial”.
En este caso serian su causante ciertas actitudes mas que actos en concreto,
por ejemplo comportamiento orgulloso, nerviosismo, mal carácter…con lo que el
objetivo de los juegos en este caso, seria el de aliviar esas tensiones, que
provocan esas actitudes. En este caso, si hay un desencandenante y tienen que
tener también su ritual, para que quede claro el motivo de llevarlos a cabo.
Aunque también ese alivio de tensión del juego, va a terminar seguramente
debajo del edredón.
Y el tercer tipo serian los de “corrección”. En este caso se
busca o se pretende corregir un acto “real” y concreto. Un comportamiento
nocivo o peligroso, el incumplimiento de una norma…En este caso, también hay un
desencadenante y tiene que haber un ritual en consecuencia a la gravedad de la “falta”, donde no pueden
faltar una reprimenda, con su consiguiente azotaina y terminar con el tiempo de
reflexión en el rincón. En este caso el objetivo no es sexual, aunque es cierto
que toda la fase “consuelo” lo mas probable es que termine en la cama, no sera
de inmediato, puesto que el objetivo es una corrección “real”.
Una azotaina siempre tiene un doble objetivo, que se fusiona
durante la misma: dolor y placer o más bien hacer de dolor un placer, pero la
forma en la que se aplica puede variar mucho la supremacía de una sensación
sobre la otra. Si se desea que predomine el placer, la azotaina debe de
aplicarse de forma gradual, dándole la oportunidad a la carne de aceptar su
entrega. Si lo que se pretende es potenciar la sensación de dolor, se trata de
crear una coreografía, para resaltar el dolor y la humillación (dentro de un límite).
Para ello la posición de la azotaina juega un papel
fundamental, si queremos que predomine el placer, una posición cómoda y
relajada, es lo ideal, Cuanto menos se dobla la cintura, el relleno natural de
las nalgas mejor absorbe el impacto, cuanto más se dobla la cintura, la piel y
los músculos quedan más tensos y mayor es la picadura de cada azote. Entonces
si buscamos una azotaina que potencie el placer no ha mejor posición que otk
(sobre las rodillas), ya que permite un vinculación directa y además la
sensación de luchar sin que tener que luchar contra la reacción instintiva de
huida, para así concentrarse en las sensaciones que está sintiendo y
transformarlas en placer. El contacto corporal directo que otorga esa posición
es tranquilizador y relajante, ya no solo la palma de la mano, si no que la
mano libre en la espalda o las piernas debajo provocan un contacto físico
constante, eso lleva a conseguir un disfrute del dolor, permanecer en la cima
del mismo, sin caer al abismo, que queda tapado por una bruma de endorfinas que
difuminan la dualidad entre dolor y placer.
“Si la intención es que domine el dolor, la posición elegida
será con la cintura más doblada, hay muchísimas posiciones con más o menos
grados de inclinación, en este caso no hay sujeción de ningún tipo, salvo la
orden de que debe mantener su posición hasta que se le diga, eso provocara una
lucha entre la reacción de huida y la reafirmación de su presentación y cada
segundo que permanece inmóvil aumenta la sensación de humillación y vergüenza.
En cuanto a mí, el placer de control absoluto ante la escena es inigualable.
Cuando se azota potenciando el placer, los azotes se
empiezan a aplicar de manera suave y progresiva, me gusta la idea de empezar
con la ropa puesta, seguir por encima de la ropa interior, para terminar con la
piel desnuda, haciendo pausas, para acariciar y comunicarse durante las mismas,
esas pausas son fundamentales, para que la próxima tanda se genere una natural
resistencia al dolor y se pueda aumentar el ritmo y la intensidad, conforme
vayamos notando un aumento del dolor, esas caricias se pueden transformar en más
íntimas, estimulando directamente la zona genital, mezclando así el ardor de
los azotes, con el placer de la estimulación sexual, con el objetivo de
mantenerse siempre en esa invisible frontera de dolor y placer, disfrutando de
como la piel va mutando del ligero rosado al brillante escarlata.
Cuando se trata de potenciar la experiencia dolorosa hay una
norma a tener en cuanta, el efecto de un azote, no puede diluirse antes de
recibir el siguiente, tal vez la mejor manera de asegurarse esa sensación, es
usar instrumentos, también hay que insistir en algunas zonas en especial, más
sensibles, como el pliegue de las nalgas con los muslos. También se trata de
aumentar la humillación y la vergüenza y contar los azotes por ejemplo es un
buen sistema, ya que se toma conciencia de cuantos más tiene que soportar y de
alguna manera es consorte de su propio castigo.
Una vez terminados los azotes, también debemos asegurarnos
de una correcta vuelta a la normalidad. Dependiendo de la intensidad del juego,
esa vuelta puede ser de muchas maneras, a veces basta con un abrazo o
simplemente con tiempo de silencio para permitirle que ella sola vuelva al
estadio inicial, otras puede derivar en sexo casi inmediato, en una larga
sesión de caricias con la aplicación de cremas o refrescar la zona, algo que
puede ser un placer en sí mismo. Otras veces se impondrá un periodo de
cuarentena, que alargue psicológicamente el castigo, un tiempo en el rincón, la
prohibición de aliviarse el escozor de ninguna manera, tener que sentarse en
una áspera silla o incluso ser poseída en la misma posición de la azotaina,
haciendo que a cada embiste las pieles choquen, la variedad de finales es muy
amplia y debemos elegir el que mejor se adapte a las sensaciones que queremos
crear.
Lo primero que tengo que decir, es que aunque alguien puede
pensar que yo poco puedo hablar del dolor, salvo si es por empatía, mi rol en
el juego es el de spanker, espero que cuando lea esto cambie de opinión.
El spanking es un juego mental, aunque al acto en si sea
físico. Pero creo que nadie me pondrá en duda que si solo tuviera ese
componente físico no tendría lógica, es cuando se pone la parte física dentro
de un contexto, cuando a través del spanking también le damos salida a nuestras
necesidades, deseos y anhelos, ósea que su influencia va más allá de las
sensaciones físicas.
Mucha gente lo puede ver como un juego de recompensas y castigos y yo me
pregunto ¿exactamente que es recompensa y que castigo?, porque la distinción se
me hace realmente difícil, así que tampoco me sirve, es algo más que pretender
un castigo, para luego obtener una recompensa. Por lo tanto el dolor como
sensación física es una parte del juego más, imprescindible, pero no
definitiva, sin todo los demás no sirve de nada.
El spanking es también un acto erótico y por supuesto
sexual, solo la intuición de un juego es
más que suficiente, para que todos nosotros sintamos excitación sexual y
todavía no he tenido juego real, durante el cual yo y la otra persona no
hayamos tenido una reacción corporal de excitación innegable.
Los humanos somos
seres sensuales, y hay una seria de sentimientos profundamente contradictorios
que se gestionan en las mismas áreas de nuestro cerebro, sentimientos y
sensaciones como el dolor, el placer, la ira, el miedo o la sensación de
confort, podríamos decir que son hermanos de sangre y a poco que conozcamos
como son los juegos, vemos que todos y cada uno de estos sentimientos aparecen
durante un juego, pero es que además somos capaces de hacer algo más, podemos
cambiar el significado de lo que sentimos según la experiencia y es ahí donde
sobrepasamos la línea de lo meramente fisiológica, para adentrarnos en algo más
profundo, la estimulación mental. Sin que se diera esa estimulación mental, lo más
probable es que el acto físico nunca seria erotizado.
¿Y porque cuento todo esto? Pues para intentar explicar mi
experiencia con el dolor, desde la distancia que mi rol tiene con el dolor
físico. Porque esa es la única sensación, que no siento durante un juego, ni
dolor ni placer físico, es todo mental, a diferencia de la parte spankee, que
durante el juego tiene un desahogo físico, el dolor puede ser un eficaz
desahogo físico, el spanker yo en este caso, siento miedo, siento confort,
siento excitación….pero siempre todas esas sensaciones son gestionadas desde la
contención. En un juego toda la fase previa del mismo, sirve para subir la
tensión hasta el punto máximo, hay que generar ese deseo mental del que
hablábamos para llegar a transformar la sensación física, pero el spanker lo
hace desde la dominación y el control, no tiene la válvula de escapa de la
parte física durante un juego y eso puede llegar a ser muy doloroso, no
físicamente, pero si mentalmente, el dolor de la contención, aprieta y aprieta
mucho a veces. Habrá quien piense que los azotes, pueden ser una forma de
evacuar ese exceso de contención, pero se equivoca los azotes, son el máximo
ejercicio de contención, que se puede dar en un juego, excitantes muchísimos
pero nunca puedes permitirte dejarte ir del todo.
Y la prueba de ello es como llegamos a la final de un juego,
ósea a ese momento donde podemos dejar la contención, porque volvemos a estar
en un mismo plano. Solo hay dos finales posibles, en uno urge el desahogo
sexual puro y duro, en el otro un punto de agotamiento placentero, de paz y
comodidad muy visible, como si acabarás de salir de la ducha después de correr
una marathon.
Cada vez tengo más claro, que spanker y spankee somos en
realidad masoquistas, que mientras unos (spankees) expresan su masoquismo a
través del camino recto, otros (spankers) lo expresamos paradójicamente a través
del sadismo.
Para entender esto que en sí parece una extraña contradicción,
solo hay que entender que todos disfrutamos tanto del acto, como de todo el
contexto donde se produce el acto y el contexto puede ser tan doloroso como el
acto en sí.