Al segundo día, me propone un nuevo juego y me lleva a las afueras de la ciudad, a un lugar sobrio, de madera, me pide porte sólo un par de tacones y el fino collar de cuero que ha elaborado con sus propias manos.
- Serán tus únicas prendas - ordena.
Intrigada y a la expectativa ingreso a ese antigüo lugar donde las piezas del suelo crujen y el vacío de las paredes hace eco.
Desnuda, camino hacía el lugar central y me topo con una fina y gruesa estaca de hierro, maciza como un poste de luz que en su punta trae consigo incrustada una verga falsa de metal, gruesa y firme. Me pide, pose entre medio de aquel poste y abra las piernas de tal forma que aquella vara metálica quedé entre medio de mis muslos. De a poco, va subiendo aquel poste hasta la entrada de mi vulva abriéndose paso por mi conducto vaginal, dilatando los labios, abriéndose como una delicada flor, llegando a lo más profundo de ella. Lanzo un breve gemido al llegar al tope y siento como aquel metal helado comienza a cambiar de temperatura por mi calor interno. Con un movimiento, se asegura de que el poste quede en perfecta posición, fijandolo con una llave.
Quedo prisionera en mi propia vagina.
Mis brazos, manos y piernas se encuentran libres pero mi carne está inmóvil. Al cabo de algunos minutos, la impotencia comienza a hacerse presente. Me doy cuenta que no puedo moverme hacía ningún lado por más que lo desee. Muevo mis caderas circularmente y lo único que obtengo es el ligero brote de mis líquidos vaginales alrededor del dildo metálico.
Él se acerca lentamente hacía mi, dibujando una pequeña sonrisa sádica en su rostro y me pregunta:
- te gusta?
- yooo...
- quieta!! - ordena. - no puedes moverte pase lo que pase u obtendrás un castigo!!! - agrega.
Quieta. Inmóvil. Sigo sus instrucciones.
Me prensa los pezones con un par de pinzas de ropa habiéndolos erectado al tope previamente y tapa mi boca con una mordaza.
- así evitaremos el escándalo - dice.
Lo miro aterrada e inquieta pensando en mi fragilidad e inmovilidad. Ésta vez no podré escapar. Soy presa de mi propia vagina. Víctima de mi propio cuerpo....
Tira de mis pezones fuerte y comienzo a gemir de dolor. Estoy libre pero no puedo moverme. Lo hace un par de veces intercambiando con secos azotes en mis nalgas. Sólo me queda sufrir y disfrutar. Aceptar mi destino. Aceptar que me veje en las formas y maneras que desee.
- ésto no es suficiente para una perra adicta como tú - dice. - necesitas más - ríe.
Toma el más grande vibrador que encuentra, lo nivela a la máxima potencia y lo pasa por todo mi cuerpo.
- abre la boca PERRA !!! - ordena.
Lo introduce en mi boca y siento como todas mis neuronas juegan y se desequilibran. Es un masaje cerebral y dental.
- chúpalo como lo chupan las PERRAS!!! - sonríe. - es la verga gruesa y perforadora de tú AMO.
Gimo y babeo. Mi cuerpo se estremece, comienzan a temblar las piernas. Mi propia baba escurre por mis tetas y abdomen.
Lo baja hacia mis pezones. Siento un cosquilleo insoportable. Se doblan un poco mis rodillas pero al hacer ésto, me penetra más profundo esa verga artificial. Se me escapa una lágrima.
- debes mantenerte quieta, te he dicho!!! Sino quieres ser atravesada hasta el cuello por esa estaca. - me advierte.
Empiezo a suplicar que me libere pero hace caso omiso.
- por qué habría de hacerlo si comienzas a disfrutarlo? - ríe.
En eso, baja con la vara vibratoria hacía mi clítoris y lo presiona fuerte al mismo tiempo que lanzo un aullido de loba herida.
- detente por favor, detente!!! - le suplico.
Toma un balde de aceite y lo esparce sobre todo mi cuerpo.
- así todo perfora mejor!!! - dice riendo.
Estoy bañada en aceite. Mi carne resbaladiza. Las pinzas de mis pezones desean soltarse, el dildo metálico entra aún más profundo en mi cavidad vaginal. Introduce en mi ano una cola de zorra y estimula mi clítoris al límite. Se hincha. Mi cuerpo no puede resistir mantenerse en pie, gimo, grito, aúllo, lloro.
- detente por favor, deten....
Todo tipo de líquidos brotan de mi cuerpo... Baba, orina, eyaculación blanca...
- mantente firme, quieta - ordena.
No puedo. Mis piernas están por quebrarse.
Se detiene en un breve acto de compasión y me da la llave.
- gracias AMO - le digo extasiada, feliz de encontrar el final de mi sufrimiento.
Pero no es tan sencillo.
Soy prisionera de mi vagina y no puedo moverme. No puedo doblar mis caderas para alcanzar el orificio dónde pueda insertar la llave y poder liberarme porque no alcanzo y el dildo metálico insertado en mi conducto vaginal me mantiene inmóvil. Tampoco puedo sujetarme de nada en el techo porque es demasiado alto. No puedo alzar una pierna porque es inútil.
Estoy a su Merced.
Me doy cuenta que ni teniendo la llave puedo liberarme.
Me frustró.
Él ríe.
- vamos, no querías liberarte? - dice riendo.
Bajo la mirada y suelto la llave.
Es inútil.
- estoy a su voluntad AMO - le digo con la mirada gacha - haré lo que usted...
No puedo terminar la frase, estoy a punto de desmayarme, cuando él se dirige hacía mí, me libera y me toma entre sus brazos muy afectuosamente...
by Golan_Trevize 44M Sadist
Se que he lanzado varios artículos sobre la humillación y degradación recientemente, pero, uno de los temas más polémicos es aquel que se refiere a la humillación pública en nuestro estilo de vida. Es un tema amplio que trataré de resumir, por sus diferentes vertientes trataré de que sea muy objetivo y no desviarme por las ramas de este inmenso árbol, que pareciera que nunca dejara de crecer. Para las personas, unidas por preferencias aparentemente idénticas, este término tiene diferentes significados y pareciera que todo es muy simple cuando tratas de ejecutar cualquier dinámica que tenga que ver con ésta. Por ejemplo, la humillación de la esclava significa disminuir el estado de una persona al insultar o llevar a cabo cualquier acción con ese propósito. Y la mayoría de las botas están felices de pisotear y ellas de cumplir órdenes específicas de los Dominantes. Pero no todo es así, y suele estar equivocados o resultar mal las dinámicas cuando las haces...
Influencia del medio ambiente
De hecho, el medio ambiente es un factor predeterminante. Un ejemplo simple: en privado, el dominante le da a la sumisa(o) cierta orden, al cual obedece con placer. En una fiesta temática, donde ya no están solos, hacer las mismas acciones hace que la sensación inferioridad sea menos cómoda, esa incomodidad de ser vista, de ser observada, de dar a entender que es inferior es el motivo per se. La humillación se trata de ello, hacer que la persona se sienta menos, y deba humillarse a consecuencia de cumplir sus deseos, de servir o de complacer a ese "Amo, Ama, Dominante, Sádico"
Las humillaciones BDSM similares en público , que no pertenecen a su subcultura, hacen que la sumisa, la bottom experimente una verdadera sensación de vergüenza y del orgullo ultrajado. Y si el dominante intenta dar la misma orden en presencia de personas cercanas, en la mayoría de los casos, el sumiso simplemente se niega a cumplirlo, hasta el cese completo de cualquier relación con su pareja si no está en consenso el juego de la humillación.
Rigidez del ataque
Antes de aplicar la humillación y/o tortura, un Dominante con experiencia necesariamente estipula con su sumisa o masoquista, esclava, qué cosas están estrictamente prohibidas violar. Después de todo, un ataque demasiado serio a la autoestima puede causar una explosión de agresión, incluso a la sumisa más sumisa, a la masoquista más masoquista. Es por eso que casi nunca se practica una humillación excesivamente dura en dentro del estilo de vida . Incluso si la sumisa o masoquista pregunta a su dominante por dicho servicio, la parte Dominante, Sádica, por regla general, no va a un paso muy de prisa, arriesgado. Algo que siempre he dicho, es conocerse a si mismo, antes de conocer a los demás. La prisa en ejecutar dinámicas de humillación o degradación sean en privado o en público, suelen resultar catastróficas, por el desconocimiento de los pro o los contra con respecto a su pareja.
Hay formas de humillación que a veces confundimos con la disciplina. Por ejemplo, dar nalgadas a una sumisa o sumiso delante de otras personas es una manera de humillarlo. Decir que ella "eres un inútil" cuando le indicamos que haga algo y no sabe hacerlo, también constituye una humillación. Criticarle y compararle con otro, como sus hermanas de collar, o amigas, también puede hacer que ella se sienta subestimada, lo cual va en detrimento de su autoimagen y el respeto para sí misma. Además, los actos humillantes pueden enviar el mensaje a tu sumisa de que no lo valoras, y por eso se debe estar pendiente de lo que puedes hacer y cuales son los limites. Siempre es divertido jugar de esta forma, y más en público, las endorfinas suben a millón por cada centímetro cuadradado de piel, pero, se debe tener cuidado ya que no todos toleran la humillación a buen grado, y cada quien reacciona de manera diferente.
Nunca subestimes el daño emocional que puedes causar al humillar a tu sumisa, masoquista, pues para ellas es muy importante la valoración de sus Dominantes, Sádicos.
Las palabras duelen como muchas otras acciones
La mayoría de los dominantes novatos están seguros de que es posible infligir una humillación BDSM rígida solo al dar órdenes para que ellas realicen cualquier acción. Sin embargo, el abuso verbal a menudo tiene un efecto igualmente doloroso, humillante, y no siempre es adecuado. Por ejemplo, para dar una humillación grave y fuerte a las sumisas o masoquistas, a veces es suficiente hablar negativamente sobre su apariencia o pertenencia social. Esto puede ser suficiente para que la escena termine con una interrupción completa y la relación. Si tienes experiencia, necesariamente estipulas que tipo de limites puedes tener para con ellas... La mayoría de los Dominantes Novatos, o los Seudos, tienden a sacrificar las relaciones o las futuras relaciones por estas pequeñeces de conocerse a si mismo, para conocer luego a los demás. El éxito de una buena dinámica es conocer los limites, de conocer los gustos, de conocer a ese ser que esta recibiendo la dinámica. Siempre, y que no quepa duda en ello, los procesos de humillación y degradación son recíprocos entre el ejecutante y el ejecutado, en un clic, la dinámica cuando la ejecutas sobre alguien, puede revertirse en ti por haberla ejecutado mal.
Existen formas solapadas o algo confusas de humillar a otras personas, o sea, de herir su dignidad y autoestima. Tal vez, sin darte cuenta, puedes incurrir en conductas humillantes con tu sumisa o masoquista, con otros seres queridos e incluso con amistades o colegas de trabajo. He aquí algunas de ellas:
Denigración
En ocasiones, menospreciamos o nos burlamos de las opiniones de los demás y damos a entender que somos nosotros los que pensamos de forma correcta. Esto puede ser especialmente perjudicial para un sumisa o masoquista novata, ya que están en etapas de descubrimiento, experimentación, planteamientos personales, cuestionamientos y también muchas inseguridades y dependerán casi exclusivamente de todo lo que le digas o le trasmitas; debes recalcar y dar a entender que siendo una dinámica consensuada, es el proceso de denigración y de humillación lo que se está ejecutando y se respetarán los límites para no dañar a esa sumisa o masoquista.
Tu sumisa o masoquista puede estar equivocado en ciertos conceptos pero no obtendrás resultados satisfactorios si no le escuchas con atención y luego le haces razonar, sin peleas e imposiciones. La postura altanera de "yo soy quien sabe" no te llevará lejos con ella, a menos que es lo que se requiera, es un juego, debe haber consentimiento por parte de ambos.
Para llegar a un entendimiento tal vez es necesario que te examines y procures evitar características de tu personalidad, como la soberbia o el deseo de prevalecer, que pueden interferir en un diálogo correcto con tus sumisas o masoquistas, sobre todo si son novatas y están aún experimentando y aprendiendo de este estilo de vida.
Exclusión
Mientras los sumisas son novatas (o masoquistas) es lógico que les ahorremos preocupaciones y les dejemos ser, pero cuando ya tienen un poco de experiencia acumulada no es una buena costumbre marginarlos o excluirlos de las decisiones que se toman, ya que a ellos también les afectan y deberán recibir esas dinámicas para su satisfacción personal. Marginar suele ser un acto de humillación bastante fuerte, se debe aplicar en su correcto momento, de manera comedida y solo si vas a conseguir satisfacer ese placer para ambos. Es reciproco te recuerdo, las dinámicas de humillación son reciprocas. Como ejemplo, me acuerdo que hace muchos años tuve a mi cuidado una sumisa novata, en un evento público, ejecutaban una dinámica de Petplay, que ella fácilmente podía ejecutar sin problemas, imploro por varias horas hacer esa dinámica para demostrar que ella sabía hacerlo, y que haría sentirme orgulloso de ello, para demostrar lo bien que ella aprendía y su entrenamiento dio resultado. Me negue al asunto, la deje que implorará y mientras más rogaba más le privaba de ese placer que quería ella disfrutar. Frases denigrantes, humillantes de que ella era incapaz fueron siempre el motivo de su degradación, que al final, le recordé que ella había consensuado esa dinámica de humillación. Siendo ella novata no se daba cuenta de la situación, por eso, conocete a ti mismo, para luego conocer a los demás, resulta divertido hacerlo, pero, no debe haber daño psicológico.
Calumnia
Acusar a alguien falsamente puede ser humillante, insultante e irritante. No es infrecuente, por ejemplo, que a un Dominante se le pierda algo, como un bolígrafo predilecto u otro objeto personal y después de buscar sin éxito se acerque a su sumisa o masoquista, sin pruebas concretas, y les diga: "Se sincera y no pasará nada. ¿Dónde está el bolígrafo?" La calumnia, además, puede provocar castigos ejemplares, y humillantes para que no se vuelva a "perder" el bolígrafo.
Humillación Verbal
la humillación de un esclavo con respecto a su religión, raza, orientación sexual, atractivo externo, tamaño y elasticidad de los genitales también puede provocar una reacción inapropiada en la sumisa o sumiso. Es por eso que no se recomienda utilizar este método de influencia para principiantes, y los dominantes experimentados lo aplican con extrema precaución.
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Siendo Sádico, Dominante se debe tener mucho cuidado con estás dinámicas, para evitar humillar a otros sin motivos o razones, y estoy seguro de que no te gusta que te lo hagan a ti, lo más conveniente es tratar de controlar los impulsos y pensar en las consecuencias de tus palabras y acciones. Dominar este sutil arte sádico es muy difícil y no es para todo el mundo, ya que habemos muchos que al dominarlo, ejecutamos esas dinámicas para placer propio y tendemos a dañar a terceros, sean personas dentro de este estilo de vida o no.
Cristhian_CeD aka Golan Trevize.
P.D.: Les recuerdo que escribo desde mi punto de vista, Sádico, Dominante, +40 años, heterosexual...
byGolan_Trevize43M Sadist
Para empezar, se debe entender que la Humillación y la Degradación son totalmente distintas. La humillación erótica y la degradación erótica no son lo mismo, aunque a menudo se habla de manera que pueden interactuar y agruparse como "humillación y degradación" en una sola dinámica en el BDSM
Son muchas las emociones que podemos sentir de manera intensa. La culpa, la ira, la tristeza y la rabia son algunas de ellas. Sin embargo, hay una que no hemos mencionado y que provoca un impacto tan fuerte que puede llegar a destrozarnos es: la humillación.
La humillación es un estado emocional que deja una profunda huella en cada uno de nosotros. Sentir que carecemos de valía, que somos mediocres, que hagamos lo que hagamos quedaremos en ridículo, es una cruz que podemos arrastrar durante largo tiempo. En cambio la Degradación es la disminución de la dignidad de una persona o la categoría moral de una cosa siempre y cuando, esa persona acepte esa dinámica, de forma consensuada, para el placer de disfrutar de esta.
Se puede decir, que la Degradación, es una dinámica que usa la humillación, la vergüenza, como herramientas principales para ejecutarlas en una persona, que logra ser una interacción sexual, mental y física, siempre y cuando se tenga consenso en ello.
La humillación es un estado mental, y lo que humilla a una persona no puede humillar a otra. Por ejemplo, decirle a un hombre que tiene un pene pequeño puede ser humillante, si daña su dignidad o reduce su autoestima. Sin embargo, no necesariamente es degradante. Hacerlo un cornudo público podría ser degradante porque a los ojos del mundo y de él mismo le haría algo menos de lo que era.
La Universidad de Ámsterdam realizó un estudio en el que participaron 46 voluntarios con el objetivo de comparar sus reacciones antes diferentes estados emocionales. Los investigadores analizaron las ondas cerebrales de los participantes mientras veían en una pantalla insultos y halagos.
También se les contó a los participantes diversas historias en las que tenían que ponerse en la piel del protagonista. De esta forma, serían capaces de conectar su emoción al ponerse en su lugar. Por ejemplo, una de las situaciones consistía en que acudían a una cita y en cuanto la persona con la que habían quedado les veía, se daba la vuelta y se iba.
Los investigadores descubrieron que el sentimiento de humillación ocasionaba una actividad cerebral mucho más rápida e intensa que la alegría, más negativa que la ira, y que además, las áreas vinculadas al dolor se activaban.
Aunque los halagos despertaban alegría, el sentimiento de humillación era mucho más intenso que esa emoción tan placentera. Pero, lo más increíble, es que incluso se observó que no podía competir con la ira. Los insultos hacía que muchos de los participantes se enfadasen o se mostrasen molestos, no obstante la humillación tenía una carga mucho más negativa.
¿Cuando es degradación y humillación?
La humillación erótica es el uso consensual de la humillación psicológica en un contexto sexual. Por el cual una persona gana excitación o excitación erótica de las poderosas emociones del ser humillado y degradado, o de humillar, degradar a otro; a menudo, pero no siempre, se acompaña de estimulación sexual de uno o ambos miembros de la pareja en la actividad.
La humillación no necesita ser de naturaleza sexual; como ocurre con muchas otras actividades sexuales, son los sentimientos derivados de ella los que se buscan, independientemente de la naturaleza de la actividad real. Por lo general, se trata de un sentimiento de sumisión por la persona que es humillada, y de dominio, por la persona que hace la humillación.
Puede ser verbal o físico, o en privado o público. A menudo se puede ritualizar y, a diferencia de algunas variaciones sexuales, también se puede llevar a cabo fácilmente a larga distancia (como en línea). La humillación es un ejemplo de la dinámica de poder que existe en una relación Dominante/sumisa(o) o Master (Mistress, Amo, Ama)/esclava(o). Por ejemplo, en una actividad como el Spanking, el efecto buscado es principalmente la humillación; la actividad es solo un medio para ese fin.
También puede ser parte del sadomasoquismo emocional, que no siempre tiene un elemento Dominante/sumisa(o). Alguna humillación sexual implica un dolor físico que se inflige, pero mucha de ella está mucho más relacionada con el ridículo, la burla, la degradación y la vergüenza.
El juego de humillación puede llevarse a un punto en que se vuelve emocional o psicológicamente angustiante para uno u otro compañero, especialmente si es una humillación pública. La humillación erótica puede llegar a ser lo suficientemente extrema como para ser considerada una forma de juego bordeline, juegos extremo, o juego borde.
Es importante entender, que la humillación y la degradación erótica se basan firmemente en el consentimiento, en lo consensuado. Si no hay consentimiento, entonces es abusivo. Esto no tiene que ser consentimiento dado en ese momento exacto, podría ser un acuerdo entre la pareja de consentimiento sin consentimiento o como se tiene presente ese "Racsa" que tanto usamos los que estamos dentro de las relaciones sadomasoquistas (S/m, SM).
Un poco de psicología de la humillación y la degradación.
La humillación en general estimula las mismas regiones del cerebro que están asociadas con el dolor físico, con la inferencia de que los humanos evolucionaron para recordar las recompensas sociales y los castigos tan fuertemente como recuerdan la recompensa física o el dolor en respuesta a su entorno. Al igual que con cualquier forma de experimentación del dolor en un contexto sexual, el consentimiento y (paradójicamente) un alto grado de conciencia y comunicación son necesarios para garantizar que el resultado sea deseable, en lugar de abusivo. Por ejemplo, un sumiso puede disfrutar de ser insultado de alguna manera, pero puede ser realmente castrado y devastado si es humillado o insultado de otras maneras.
El juego de la humillación también está conectado con el fetichismo sexual, en el que las actividades no sexuales pueden volverse sexuales al relacionarse con la excitación, y también pueden asociarse al exhibicionismo en el sentido de querer que otros den testimonio (o que otros se den cuenta) de la degradación sexual.
Para algunas personas, actividades como los insultos son una forma de lograr la reducción del ego o superar las inhibiciones sexuales. Por ejemplo, entre personas homosexuales, pueden usarse términos generalmente asociados con la homofobia, como el "marica" y "camionera"...
Al igual que con todas las actividades sexuales, algunas personas tienen fantasías sexuales sobre la humillación, y otras lo hacen como estilo de vida o en una escena. Las fantasías sexuales relacionadas con la humillación leve son comunes. Algunos juegos de rol de humillación (Petplay y Ageplay en particular) se combinan con lealtad y cuidado en la medida en que estos fetiches se pueden ver como ejercicios de confianza en lugar de como un fetiche de humillación. El deseo de estar debajo de la otra pareja durante el coito, la idea de "quedar atrapado" (como tener relaciones sexuales en el jardín o en el bosque) y fantasías leves de violación (en las que las personas se imaginan a sí mismas forzadas de la manera que les gustaría, y que son diferentes de cualquier forma real de violación) son juegos emocionales leves que enfatizan el estado, la vulnerabilidad y el control.
Sin embargo, para la mayoría de las personas, tales ideas siguen siendo fantasías; la gente tendría fuertes reservas acerca de que las fantasías se hicieran públicas, o se comprometieran con un compañero en la vida real, por más erótica que sea la idea. Cuando alguien revela un fetiche a un compañero, esto generalmente es el resultado de una gran confianza. Sin embargo, el deseo de ser humillado puede ser una causa motivante para la confesión, ya que el acto de confesar puede ser en sí mismo humillante. Muchas personas se preocupan por ser ridiculizadas por sus fetiches, y tal ridículo por parte de sus parejas podría ser psicológicamente catastrófico. Por lo tanto, muchas personas usan la humillación en línea (en la cual el humillante y otros están involucrados a través de Internet, usando chat, correo electrónico, sitios web, etc.) como un compromiso entre el exhibicionismo y la realidad por un lado, y la seguridad y el anonimato por el otro.
La humillación es una emoción que está presente en el día a día. De hecho, muchas personas no son capaces de comunicarse si no es humillando a los demás, creyendo que en realidad les están haciendo un bien. Sin embargo, carecen de la empatía necesaria para transmitir lo que quieren decir de una manera más agradable y sutil. Un ejemplo sería aquella madre que alaba al compañero de su hijo y lo señala como un referente en diversas tareas y comportamientos. Sin saberlo, puede estar despreciando el esfuerzo de su hijo. Si esta comparación la realiza estando ambos niños presentes, el malestar de su hijo puede ser aún mayor por la humillación recibida. Situaciones de este tipo abundan en nuestros días, sobre todo en el ámbito laboral. Incluso, en las relaciones de pareja esta emoción también puede estar presente. Aparece cuando uno de los miembros se burla del otro y le hace sentir inferior. Por ende, se debe tener cuidado, ya que este tipo de dinámica si es bien llevada, termina en el placer de los involucrados, pero, si sucede algún error, será catastrófico para los involucrados, por aquel que ejecuta y por el otro lado, el que recibe.
La humillación es una emoción desagradable e intensa que suele perdurar en el tiempo por la profundidad de su herida. Afecta a nuestra autoestima y de algún modo hace que sea muy complicado volver a aumentarla, si no sucede bajo el termino de lo consensuado.
¿Qué puede humillar o degradar?
En gran medida, lo que es humillante o degradante es bastante individual y varía mucho de persona a persona. El Petplay se menciona varias veces en este artículo como degradante, pero, algunas amistades que conozco, el juego del Petplay no es nada de lo anterior y estarían totalmente en desacuerdo. Lo mismo ocurre con el Ageplay, el exhibicionismo, el travestimos, la servidumbre y casi todo lo demás en la lista. La "humillación" de una persona no es necesariamente es la de otra persona.
Algunos escenarios pueden basarse en el abuso verbal y otros en aspectos físicos. Algunos ejemplos posibles son:
Humillación y degradación verbal.
Humillación física y degradación.
Lo que se debe y no se debe hacer durante o en el proceso de humillación.
Estas son algunas de las cosas que debe hacer al utilizar la humillación como forma de entrenamiento:
Cuanto más practique la dinámica de humillación para divertirse, o entrenamiento, más se beneficiarán ambos. Comprenderá cómo motivar a su esclava, sumisa o masoquista para ayudarla a pasar por momentos de sentirse muy vulnerable. Y la esclava, sumisa o masoquista entenderá que su entrenamiento les permite enfrentar sus miedos y seguir haciendo lo que se les pide.
Que no hacer en las dinámicas o entrenamiento de Humillación.
En cualquier entrenamiento BDSM, hay cosas que NO DEBES HACER, ya que pueden causar daño a tu esclavo y pueden comenzar a ser abusivas en lugar de apoyar el crecimiento.
Voy manejando mi carro por el centro de la ciudad. Suena el celular, y contesto rápidamente: es mi dueña.,al sentir su voz, pienso que debe ser urgente para que se haya dignado llamarme. Me tiene aleccionado para que cuando ella diga aló, yo reconozca su voz y le conteste: A sus pies, mi ama! De lo contrario, ella me castigará. Me excita y causa temor el pensar que se enoje conmigo, y trato siempre de no darle motivos de disgusto.
- ¡Aló, a sus pies, mi ama.!contesto.
- Mira, mi sirviente: Necesito que estés hoy en el Hotel Hilton a las 9 p.m.. Una de mis jefes viene del exterior hoy y le ofrecí un sirviente para que pase varios días sirviéndola y así olvide el stress del trabajo. Es muy importante para mí, ella es un poco mayor y mi futuro depende de que se sienta satisfecha del servidor que le voy a prestar. Obedécela en todo. No quiero quejas ni reclamos de ella , al mínimo disgusto de su parte, te castigaré y te arrepentirás. Si lo haces bien, a lo mejor te permito que me beses todo el cuerpo y me chupes donde sé que te gusta., ¿entendiste, bruto?
- Si, mi señora, le contesto, lo que Ud. ordene! Ud. dispone de mí como lo desee le contesto.
- Bueno, ya sabes, a las 9 p.m. preguntas en la recepción por la Srta. Camila Sterling, diciéndole que vas de mi parte. ¡Ahora, apúrate, que mi tiempo sí es importante!,despídete con respeto!
- A sus pies, mi señora
- OK: Chao.
Paso toda la tarde en medio de una gran expectativa, porque no imagino como puede ser esta dueña ocasional que me envía mi ama, y porque tengo miedo de fallar y no poderles cumplir. Salgo del trabajo hacia la casa, y no tengo tiempo de comer. Regreso al centro y llego al Hotel justo a las 9.55, con temor de retrasarme y ser castigado. Hay una muchacha en la recepción. me mira de arriba a abajo y me dice:
- La señorita Camila lo espera en la Suite 422.Me dejó dicho, que al llegar Ud. Lo envíe. Que entre, se siente en el living y la espere mientras ella puede salir.
Subo, entro a la suite, al encontrar la puerta abierta y llego a un pequeño recibidor con varias silla, sofá, mesa y revistas en las esquinas. Hay un ambiente de oscuridad, un solo bombillo lateral alumbra el espacio. Dos puertas separan este salón de un salón más grande en el que otras puertas deben ser habitaciones. Me siento en una de las sillas, inmóvil y espero al menos diez minutos. Luego, las puertas se abren de repente y aparece mi ama ocasional.
Camina lentamente, con mucha seguridad y altivez que se deben al hecho de sentirse hermosa y además con poder sobre las personas. Tiene el pelo largo, rojizo, una edad entre los 35 y los 40 años y una elegancia de aquellas personas acostumbradas a lo mejor. Observo en todo su cuerpo una piel suave, con pecas y vellos amarillos en las partes visibles. Viste un vestido negro y ceñido donde se observa claramente la marca de unas tangas , sin nada arriba. El vestido es corto, al agacharse se notan sus senos y al caminar observo sus rodillas redondas y hermosas. Calza zapatos de tacón altísimo con bastante facilidad a pesar de la alfombra gruesa que cubre toda la suite. Se dirige hacia mí con cara de enfado, me mira lentamente, y me ordena: ¡De pie! al mismo tiempo que bate sus palmas para reforzar la orden. No me saluda ni me hace ningún gesto de cortesía.
Me levanto un poco nervioso y asustado. ¡Acércate! su voz es delgada y delicada y no corresponde a una mujer de su edad. Parece la voz de una quinceañera mimada y caprichosa. Pero sus gestos y ademanes son muy autoritarios. No me sonríe. En su rostro se nota el hecho de saberse superior a mí y lo disfruta.
- Tu ama me ha prestado su juguete. Me ha dicho que eres un sirviente bastante entrenado, me dice, si lo hizo bien debes saber que las amas no permitimos miradas directas hacia nuestra persona. Yo no las tolero, a menos que te lo pida directamente. Eso debes saberlo. No tienes ningún derecho de observar a tu ama y menos mirarla a la cara como lo has hecho. Tu mirada cuando estés frente a mí, debe apuntar al suelo, a mis zapatos, ¿entendiste, sirvientillo? Yo sí soy estricta y parece ser que mi amiga no te ha entrenado lo suficiente. ¡Acércate más!
Me acerco otro poco más y siento su perfume, cuidando ahora sí de tener la mirada en los pies de mi ama. Siento una cachetada fuerte en una mejilla y sin reponerme de la sorpresa, otra en la otra mejilla. Las siento calientes y me arden. Todo fue inesperado.
- Ahora, arrodíllate, y me lambes los zapatos uno por uno como agradecimiento por mi trabajo de corregirte.
Me arrodillo rápidamente sintiendo todavía el ardor en mis mejillas y comienzo por su zapato derecho. Lo acerco con mi mano y veo que cometí otro error.
- No me toques, animal , ni siquiera los zapatos sin mi permiso. Debes besarlos y chuparlos como puedas, aunque yo me mueva . Ese es tu problema y más vale que lo hagas bien.
Acerco mi cara al otro zapato y comienzo mi labor aunque de verdad, los zapatos se ven relucientes. Me canso en esa posición y trato de levantarme pero eso la enfurece otra vez.
- ¡No te he dicho que te levantes, flojo y bruto! ¡Continúa hasta que yo
te lo diga!
Sigo con el otro zapato por la punta, el tacón y los lados. Ella aparta sus pierna un poco para permitirme besar la parte interna de sus zapatos entre uno y otro. Cuando está satisfecha, levanta un pie, lo apoya en mi hombro y me empuja bruscamente hacia atrás. Es repentino y caigo violentamente sobre mi espalda. Entonces, la veo sonreír. ¡Yo, la divierto, por fin! Eso me agrada porque tengo que complacerla ,no debo hacer enojar a mi ama y no quiero que me castigue. Me incorporo con la cabeza agachada, esperando que ella se dirija a mí recordando que no debo hablarle si ella no me habla primero.
- ¡Así me gusta, pedazo de esclavo! Vas aprendiendo que eres un objeto que me prestaron hoy y no tienes derecho a hablar, opinar, a moverte, ni mirarme si yo no te lo autorizo, ¿entiendes?
- Sí mi ama, entiendo.
- Quédate quieto mientras regreso, me dice, y sale hacia la cocina.
La veo de reojo regresar colocándose guantes de látex en las manos. Comienza a explorar minuciosamente mis genitales, con ojo crítico, lentes una seriedad que me cohíbe.
- Todo lo que tengo en las manos me pertenece ahora y lo voy a utilizar para divertirme y creo que lo haré cada vez que me venga en gana. Me divierte agarrar tu pequeño miembro, esclavo, me hace olvidar mis problemas de trabajo. Creo que mi amiga va a tener que cederme este esclavo cada vez que yo lo necesite, a lo mejor los fines de semana. Le preguntaré si no tiene objeciones para afeitarte todo este pelo que tienes por las bolas, no quiero que se enoje conmigo si te devuelvo así, rasurado y ella no lo desea. Ahora, mientras yo te observo te vas a desnudar, y te dejas las medias y los zapatos, ¿ok?
Pasa para el salón de la suite, me dice abriendo las puertas que dan acceso a un salón grande con un enorme ventanal encortinado desde donde se divisa un paisaje marino totalmente azulado. Me señala un sitio en el centro del salón para que cumpla su orden.
¡Vamos, hazlo ya!, dice dando otra palmada de forma impaciente. Se sienta entonces en un sofá cruzando sus bellas piernas ,apoyando los brazos detrás de la cabeza mientras me observa apreciativamente. Ven acá, me dice, como llamando un perrito para darle comida chasqueando los dedos. Yo todavía no había empezado a desnudarme un poco aturdido por sus maneras autoritarias.
¡En cuatro patas! me grita viendo que yo me acercaba de pie. Al llegar cerca de ella, se acerca agarrándome la camisa por los costados y de un tirón, la rompe botándole algunos botones, luego empieza a rasgarla con determinación hasta quitármela toda violentamente.
- ¡Fuera toda esa ropa! ¡Dame las gracias por ayudarme a desvestirte!
- Gracias , mi ama, le digo.
Abre la boca ahora, me dice mientras se quita un zapato de su pie derecho y me mete el pie totalmente hasta la garganta de un solo envión. Lo tiene un rato hasta que me siento presionado y sin aire, luego de lo cual lo saca con la misma fuerza.
- Ahora, lo vas a tomar en tus manos con delicadeza, y poco a poco vas a besar palmo a palmo todos los dedos, pasando la lengua con cuidado por las separaciones , no olvides la planta de abajo, el tobillo y tómate tu tiempo, animal, porque esos pies que tienes en las manos merecen la mejor atención de una bestia como tú.
Comienzo y durante un largo rato me concentro en chupar cada dedo que tiene uñas muy cuidadas y rojas, sintiendo un saborcito un poco salado pero agradable. Además, es un pie pequeño y bello. A la altura del tobillo tiene una cadena delgada que lo envuelve dándole un toque de gracia. Parece satisfecha observándome mientras se oye el chasquido de mi lengua. De reojo la veo recostarse en el sofá , con sus bellos ojos apuntando al techo y deja escapar un suspiro. Siento que disfruta mi trabajo y el hecho de tener totalmente humillado a sus pies a un sumiso dócil, y complaciente. Yo dentro de mí agradezco que se digne permitirme tomar sus pies, besarlos y acariciarlos. Me siento en éxtasis y quisiera que se prolongara mucho tiempo. Pasa un largo rato y voy perdiendo la noción del tiempo, porque este bello pie me excita mucho.
Luego de un rato, siento un tirón fuerte en el pelo y la vocecita acaramelada de mi ama :
- ¡Empieza con el otro ,veo que te estás emocionando!
Agarro el otro pie y empiezo a repetir mi labor, viendo que le agrada mucho y procura no demostrármelo, Al cabo de un largo rato, me ordena:
- ¡Basta ya, es suficiente. Levántate porque esas rodillas ya no te deben aguantar! Camina hasta aquella esquina y te vas quitando el pantalón y el interior, pero te colocas luego los zapatos, dándole la cara a la pared.
Me quito el pantalón, el interior y me dejo las medias luego me coloco los zapatos. Pienso que ella me verá así un poco más ridículo, desnudo totalmente, pero con medias y zapatos. Se acerca y me ordena acostarme sobre el espaldar de una silla, con las nalgas en alto y las manos apoyadas en el piso. Mis pies quedan colgando y así siento expuestas todas mis partes íntimas a su disposición.
- Para mi gusto prefiero todo esto sin pelos, ni obstáculos para poder jugar.,creo que te voy a rasurar completamente si mi amiga lo autoriza. Ahora, prepárate porque te voy a calentar esas nalgas con mis manos. Lo haré porque quiero sentir el calor y porque espero con ello demostrarte que soy una ama estricta y te voy a domesticar a mi gusto, eso me encanta. Además, serás entrenado para recibir mis azotes o palmadas aunque no
haya razón ninguna.
Al decir esto, empieza a darme fuertes palmadas en ambas nalgas alternativamente, siento el ardor y parece que a ella le gusta porque lo hace más rápido y con más fuerza cada vez. Sólo se escucha el sonido y su respiración jadeante. El ardor se mezcla en mí con una sensación de placer por saber que mi ama lo disfruta y le pertenezco por ahora. Al cabo de un rato se quita los guantes para sentir en sus manos el contacto directo con mi carne. El ardor es bastante fuerte y siento que sus golpes aumentan de intensidad a cada momento.
- Tienes unas nalgas bastante blancas: pero cuando yo termine, estarán totalmente rojas. Debes acostumbrarte a mis palmadas porque eso me divierte , me excita y me relaja, y porque es parte de tu entrenamiento como sumiso de mi propiedad.
Al decir esto, siento que aparta duramente mis nalgas con las manos ordenándome:
- Coloca tus manos una en cada nalga y las abres todo lo que puedas, manteniéndote así hasta que yo te lo ordene. ¡Ya!
Siento su orden acompañada de otra palmada. En la posición en que me encuentro y con lo adoloridas que siento mis nalgas, se me hace difícil obedecerla. Pero aún así, lo hago apartando mis nalgas todo lo que puedo. Siento cerca su respiración mientras me examina detalladamente.
- Me encanta ese huequito virgen. Desde ahora, es mío y debes saber que lo voy a acostumbrar a mis caprichos . Ahora, vas a caminar con mucho cuidado y te arrodillas aquí a mis pies porque te voy a dar unas instrucciones: ¿O.K? ¡YA!
Así lo hago, me bajo con cuidado de la incómoda posición con ardor en las nalgas y una extraña sensación en mi recto.
- Estas son mis órdenes: vas a limpiar mi cuarto. vas a tender la cama, cuidadosamente , vas a lavar minuciosamente el baño , vas a guardar la ropa que he comprado y vas a lavar mis pantaletas y sostenes. Quiero el trabajo bien hecho. Si encuentro algo que no me guste, vas a ser castigado.
Me tiende un delantal bastante femenino.,con tira para amarrar y encaje en la parte inferior.
- ¡Colócatelo!
Lo amarro a mi cintura, apenas me tapa el miembro y por supuesto, mis nalgas quedan a su vista. Eso la divierte. Se acerca, me lo agarra fuertemente y con una palmada más finaliza su inspección.
- Mi sumiso debe ser además mi mucamo y mi sirviente. Hablaré con tu ama, mi amiga, porque de ahora en adelante te voy a entrenar con mucha dedicación y vas a tener que venir bastante seguido. Tengo mucho trabajo contigo para convertirte en el sirviente que necesito. Debes aprender a leerme el pensamiento, a obedecer rápidamente cualquiera de mis órdenes,, a estar dispuesto a mis pies en posición de saludo cuando me veas, a no hablar nunca si no te lo ordeno, a cuidar de mi cuerpo cuidadosamente. Y además, a atender mis reuniones con amigas sobre negocios. Quiero exhibirte obediente , pero lo haré solamente cuando vea que estás totalmente domesticado. Luego, tomaré control total sobre tu miembro y no vas a botar ni una gota
de semen sin mi permiso.. Con el control cuidadoso que voy a llevar, sabré si me has desobedecido. De ahora en adelante, cero masturbación sin mi permiso, y mucho menos sexo con nadie a menos que yo lo autorice, entendiste, ¿tonto?
- Si, señora, como Ud. disponga.
- Ahora, de doy dos horas para que realices tus labores en mi cuarto y con mi ropa. Voy a estar en la sala examinando unos papeles de trabajo. Si escuchas una palmada, es señal de que algo se me ofrece. No quiero repetir mis instrucciones nunca, porque eso me molesta. No me importa qué estés haciendo: cuando escuches la palmada, corres donde yo esté. Y, para mí, no tienes nombre. Eres mi cosa, mi propiedad. No esperes que te llame de ninguna manera, sólo los golpes de mis manos son el sonido que debes reconocer como tu llamado, por lo menos mientras estés entrenado, domesticado y te hayas ganado tu nombre. Cuando llegue ese momento, te llamaré como me plazca...
Voy manejando mi carro por el centro de la ciudad. Suena el celular, y contesto rápidamente: es mi dueña.,al sentir su voz, pienso que debe ser urgente para que se haya dignado llamarme. Me tiene aleccionado para que cuando ella diga aló, yo reconozca su voz y le conteste: A sus pies, mi ama! De lo contrario, ella me castigará. Me excita y causa temor el pensar que se enoje conmigo, y trato siempre de no darle motivos de disgusto.
- ¡Aló, a sus pies, mi ama.!contesto.
- Mira, mi sirviente: Necesito que estés hoy en el Hotel Hilton a las 9 p.m.. Una de mis jefes viene del exterior hoy y le ofrecí un sirviente para que pase varios días sirviéndola y así olvide el stress del trabajo. Es muy importante para mí, ella es un poco mayor y mi futuro depende de que se sienta satisfecha del servidor que le voy a prestar. Obedécela en todo. No quiero quejas ni reclamos de ella , al mínimo disgusto de su parte, te castigaré y te arrepentirás. Si lo haces bien, a lo mejor te permito que me beses todo el cuerpo y me chupes donde sé que te gusta., ¿entendiste, bruto?
- Si, mi señora, le contesto, lo que Ud. ordene! Ud. dispone de mí como lo desee le contesto.
- Bueno, ya sabes, a las 9 p.m. preguntas en la recepción por la Srta. Camila Sterling, diciéndole que vas de mi parte. ¡Ahora, apúrate, que mi tiempo sí es importante!,despídete con respeto!
- A sus pies, mi señora
- OK: Chao.
Paso toda la tarde en medio de una gran expectativa, porque no imagino como puede ser esta dueña ocasional que me envía mi ama, y porque tengo miedo de fallar y no poderles cumplir. Salgo del trabajo hacia la casa, y no tengo tiempo de comer. Regreso al centro y llego al Hotel justo a las 9.55, con temor de retrasarme y ser castigado. Hay una muchacha en la recepción. me mira de arriba a abajo y me dice:
- La señorita Camila lo espera en la Suite 422.Me dejó dicho, que al llegar Ud. Lo envíe. Que entre, se siente en el living y la espere mientras ella puede salir.
Subo, entro a la suite, al encontrar la puerta abierta y llego a un pequeño recibidor con varias silla, sofá, mesa y revistas en las esquinas. Hay un ambiente de oscuridad, un solo bombillo lateral alumbra el espacio. Dos puertas separan este salón de un salón más grande en el que otras puertas deben ser habitaciones. Me siento en una de las sillas, inmóvil y espero al menos diez minutos. Luego, las puertas se abren de repente y aparece mi ama ocasional.
Camina lentamente, con mucha seguridad y altivez que se deben al hecho de sentirse hermosa y además con poder sobre las personas. Tiene el pelo largo, rojizo, una edad entre los 35 y los 40 años y una elegancia de aquellas personas acostumbradas a lo mejor. Observo en todo su cuerpo una piel suave, con pecas y vellos amarillos en las partes visibles. Viste un vestido negro y ceñido donde se observa claramente la marca de unas tangas , sin nada arriba. El vestido es corto, al agacharse se notan sus senos y al caminar observo sus rodillas redondas y hermosas. Calza zapatos de tacón altísimo con bastante facilidad a pesar de la alfombra gruesa que cubre toda la suite. Se dirige hacia mí con cara de enfado, me mira lentamente, y me ordena: ¡De pie! al mismo tiempo que bate sus palmas para reforzar la orden. No me saluda ni me hace ningún gesto de cortesía.
Me levanto un poco nervioso y asustado. ¡Acércate! su voz es delgada y delicada y no corresponde a una mujer de su edad. Parece la voz de una quinceañera mimada y caprichosa. Pero sus gestos y ademanes son muy autoritarios. No me sonríe. En su rostro se nota el hecho de saberse superior a mí y lo disfruta.
- Tu ama me ha prestado su juguete. Me ha dicho que eres un sirviente bastante entrenado, me dice, si lo hizo bien debes saber que las amas no permitimos miradas directas hacia nuestra persona. Yo no las tolero, a menos que te lo pida directamente. Eso debes saberlo. No tienes ningún derecho de observar a tu ama y menos mirarla a la cara como lo has hecho. Tu mirada cuando estés frente a mí, debe apuntar al suelo, a mis zapatos, ¿entendiste, sirvientillo? Yo sí soy estricta y parece ser que mi amiga no te ha entrenado lo suficiente. ¡Acércate más!
Me acerco otro poco más y siento su perfume, cuidando ahora sí de tener la mirada en los pies de mi ama. Siento una cachetada fuerte en una mejilla y sin reponerme de la sorpresa, otra en la otra mejilla. Las siento calientes y me arden. Todo fue inesperado.
- Ahora, arrodíllate, y me lambes los zapatos uno por uno como agradecimiento por mi trabajo de corregirte.
Me arrodillo rápidamente sintiendo todavía el ardor en mis mejillas y comienzo por su zapato derecho. Lo acerco con mi mano y veo que cometí otro error.
- No me toques, animal , ni siquiera los zapatos sin mi permiso. Debes besarlos y chuparlos como puedas, aunque yo me mueva . Ese es tu problema y más vale que lo hagas bien.
Acerco mi cara al otro zapato y comienzo mi labor aunque de verdad, los zapatos se ven relucientes. Me canso en esa posición y trato de levantarme pero eso la enfurece otra vez.
- ¡No te he dicho que te levantes, flojo y bruto! ¡Continúa hasta que yo
te lo diga!
Sigo con el otro zapato por la punta, el tacón y los lados. Ella aparta sus pierna un poco para permitirme besar la parte interna de sus zapatos entre uno y otro. Cuando está satisfecha, levanta un pie, lo apoya en mi hombro y me empuja bruscamente hacia atrás. Es repentino y caigo violentamente sobre mi espalda. Entonces, la veo sonreír. ¡Yo, la divierto, por fin! Eso me agrada porque tengo que complacerla ,no debo hacer enojar a mi ama y no quiero que me castigue. Me incorporo con la cabeza agachada, esperando que ella se dirija a mí recordando que no debo hablarle si ella no me habla primero.
- ¡Así me gusta, pedazo de esclavo! Vas aprendiendo que eres un objeto que me prestaron hoy y no tienes derecho a hablar, opinar, a moverte, ni mirarme si yo no te lo autorizo, ¿entiendes?
- Sí mi ama, entiendo.
- Quédate quieto mientras regreso, me dice, y sale hacia la cocina.
La veo de reojo regresar colocándose guantes de látex en las manos. Comienza a explorar minuciosamente mis genitales, con ojo crítico, lentes una seriedad que me cohíbe.
- Todo lo que tengo en las manos me pertenece ahora y lo voy a utilizar para divertirme y creo que lo haré cada vez que me venga en gana. Me divierte agarrar tu pequeño miembro, esclavo, me hace olvidar mis problemas de trabajo. Creo que mi amiga va a tener que cederme este esclavo cada vez que yo lo necesite, a lo mejor los fines de semana. Le preguntaré si no tiene objeciones para afeitarte todo este pelo que tienes por las bolas, no quiero que se enoje conmigo si te devuelvo así, rasurado y ella no lo desea. Ahora, mientras yo te observo te vas a desnudar, y te dejas las medias y los zapatos, ¿ok?
Pasa para el salón de la suite, me dice abriendo las puertas que dan acceso a un salón grande con un enorme ventanal encortinado desde donde se divisa un paisaje marino totalmente azulado. Me señala un sitio en el centro del salón para que cumpla su orden.
¡Vamos, hazlo ya!, dice dando otra palmada de forma impaciente. Se sienta entonces en un sofá cruzando sus bellas piernas ,apoyando los brazos detrás de la cabeza mientras me observa apreciativamente. Ven acá, me dice, como llamando un perrito para darle comida chasqueando los dedos. Yo todavía no había empezado a desnudarme un poco aturdido por sus maneras autoritarias.
¡En cuatro patas! me grita viendo que yo me acercaba de pie. Al llegar cerca de ella, se acerca agarrándome la camisa por los costados y de un tirón, la rompe botándole algunos botones, luego empieza a rasgarla con determinación hasta quitármela toda violentamente.
- ¡Fuera toda esa ropa! ¡Dame las gracias por ayudarme a desvestirte!
- Gracias , mi ama, le digo.
Abre la boca ahora, me dice mientras se quita un zapato de su pie derecho y me mete el pie totalmente hasta la garganta de un solo envión. Lo tiene un rato hasta que me siento presionado y sin aire, luego de lo cual lo saca con la misma fuerza.
- Ahora, lo vas a tomar en tus manos con delicadeza, y poco a poco vas a besar palmo a palmo todos los dedos, pasando la lengua con cuidado por las separaciones , no olvides la planta de abajo, el tobillo y tómate tu tiempo, animal, porque esos pies que tienes en las manos merecen la mejor atención de una bestia como tú.
Comienzo y durante un largo rato me concentro en chupar cada dedo que tiene uñas muy cuidadas y rojas, sintiendo un saborcito un poco salado pero agradable. Además, es un pie pequeño y bello. A la altura del tobillo tiene una cadena delgada que lo envuelve dándole un toque de gracia. Parece satisfecha observándome mientras se oye el chasquido de mi lengua. De reojo la veo recostarse en el sofá , con sus bellos ojos apuntando al techo y deja escapar un suspiro. Siento que disfruta mi trabajo y el hecho de tener totalmente humillado a sus pies a un sumiso dócil, y complaciente. Yo dentro de mí agradezco que se digne permitirme tomar sus pies, besarlos y acariciarlos. Me siento en éxtasis y quisiera que se prolongara mucho tiempo. Pasa un largo rato y voy perdiendo la noción del tiempo, porque este bello pie me excita mucho.
Luego de un rato, siento un tirón fuerte en el pelo y la vocecita acaramelada de mi ama :
- ¡Empieza con el otro ,veo que te estás emocionando!
Agarro el otro pie y empiezo a repetir mi labor, viendo que le agrada mucho y procura no demostrármelo, Al cabo de un largo rato, me ordena:
- ¡Basta ya, es suficiente. Levántate porque esas rodillas ya no te deben aguantar! Camina hasta aquella esquina y te vas quitando el pantalón y el interior, pero te colocas luego los zapatos, dándole la cara a la pared.
Me quito el pantalón, el interior y me dejo las medias luego me coloco los zapatos. Pienso que ella me verá así un poco más ridículo, desnudo totalmente, pero con medias y zapatos. Se acerca y me ordena acostarme sobre el espaldar de una silla, con las nalgas en alto y las manos apoyadas en el piso. Mis pies quedan colgando y así siento expuestas todas mis partes íntimas a su disposición.
- Para mi gusto prefiero todo esto sin pelos, ni obstáculos para poder jugar.,creo que te voy a rasurar completamente si mi amiga lo autoriza. Ahora, prepárate porque te voy a calentar esas nalgas con mis manos. Lo haré porque quiero sentir el calor y porque espero con ello demostrarte que soy una ama estricta y te voy a domesticar a mi gusto, eso me encanta. Además, serás entrenado para recibir mis azotes o palmadas aunque no
haya razón ninguna.
Al decir esto, empieza a darme fuertes palmadas en ambas nalgas alternativamente, siento el ardor y parece que a ella le gusta porque lo hace más rápido y con más fuerza cada vez. Sólo se escucha el sonido y su respiración jadeante. El ardor se mezcla en mí con una sensación de placer por saber que mi ama lo disfruta y le pertenezco por ahora. Al cabo de un rato se quita los guantes para sentir en sus manos el contacto directo con mi carne. El ardor es bastante fuerte y siento que sus golpes aumentan de intensidad a cada momento.
- Tienes unas nalgas bastante blancas: pero cuando yo termine, estarán totalmente rojas. Debes acostumbrarte a mis palmadas porque eso me divierte , me excita y me relaja, y porque es parte de tu entrenamiento como sumiso de mi propiedad.
Al decir esto, siento que aparta duramente mis nalgas con las manos ordenándome:
- Coloca tus manos una en cada nalga y las abres todo lo que puedas, manteniéndote así hasta que yo te lo ordene. ¡Ya!
Siento su orden acompañada de otra palmada. En la posición en que me encuentro y con lo adoloridas que siento mis nalgas, se me hace difícil obedecerla. Pero aún así, lo hago apartando mis nalgas todo lo que puedo. Siento cerca su respiración mientras me examina detalladamente.
- Me encanta ese huequito virgen. Desde ahora, es mío y debes saber que lo voy a acostumbrar a mis caprichos . Ahora, vas a caminar con mucho cuidado y te arrodillas aquí a mis pies porque te voy a dar unas instrucciones: ¿O.K? ¡YA!
Así lo hago, me bajo con cuidado de la incómoda posición con ardor en las nalgas y una extraña sensación en mi recto.
- Estas son mis órdenes: vas a limpiar mi cuarto. vas a tender la cama, cuidadosamente , vas a lavar minuciosamente el baño , vas a guardar la ropa que he comprado y vas a lavar mis pantaletas y sostenes. Quiero el trabajo bien hecho. Si encuentro algo que no me guste, vas a ser castigado.
Me tiende un delantal bastante femenino.,con tira para amarrar y encaje en la parte inferior.
- ¡Colócatelo!
Lo amarro a mi cintura, apenas me tapa el miembro y por supuesto, mis nalgas quedan a su vista. Eso la divierte. Se acerca, me lo agarra fuertemente y con una palmada más finaliza su inspección.
- Mi sumiso debe ser además mi mucamo y mi sirviente. Hablaré con tu ama, mi amiga, porque de ahora en adelante te voy a entrenar con mucha dedicación y vas a tener que venir bastante seguido. Tengo mucho trabajo contigo para convertirte en el sirviente que necesito. Debes aprender a leerme el pensamiento, a obedecer rápidamente cualquiera de mis órdenes,, a estar dispuesto a mis pies en posición de saludo cuando me veas, a no hablar nunca si no te lo ordeno, a cuidar de mi cuerpo cuidadosamente. Y además, a atender mis reuniones con amigas sobre negocios. Quiero exhibirte obediente , pero lo haré solamente cuando vea que estás totalmente domesticado. Luego, tomaré control total sobre tu miembro y no vas a botar ni una gota
de semen sin mi permiso.. Con el control cuidadoso que voy a llevar, sabré si me has desobedecido. De ahora en adelante, cero masturbación sin mi permiso, y mucho menos sexo con nadie a menos que yo lo autorice, entendiste, ¿tonto?
- Si, señora, como Ud. disponga.
- Ahora, de doy dos horas para que realices tus labores en mi cuarto y con mi ropa. Voy a estar en la sala examinando unos papeles de trabajo. Si escuchas una palmada, es señal de que algo se me ofrece. No quiero repetir mis instrucciones nunca, porque eso me molesta. No me importa qué estés haciendo: cuando escuches la palmada, corres donde yo esté. Y, para mí, no tienes nombre. Eres mi cosa, mi propiedad. No esperes que te llame de ninguna manera, sólo los golpes de mis manos son el sonido que debes reconocer como tu llamado, por lo menos mientras estés entrenado, domesticado y te hayas ganado tu nombre. Cuando llegue ese momento, te llamaré como me plazca...
Suplicar (begging) en BDSM
Suplicar (begging) es algo que muchos incluyen en su relación BDSM Cada individuo tiene sus razones para usarla y les causa reacciones diferentes. Suplicar afecta a los implicados tanto en el plano mental como emocional.
Suplicar es cuando un sumiso ruega a su Dominante para recibir algo. Comúnmente se utiliza para que el sumiso pida placer, orgasmo o una escena/sesión de placer. Utilizado para que se le conceda desahogo también puede ser un método que recuerde al sumiso que su cuerpo ya no le pertenece y que incluso el placer físico del dolor o el orgasmo han de ser concedidos por el dominante.
Suplicar puede ser una forma de controlar o ejercer el poder sobre el sumiso. Hacer que el sumiso suplique por algo es una forma poderosa de recordarle que ya no es libre para determinar sus propias elecciones sin, como mínimo, el permiso del Dominante. Esto puede poner de manifiesto las respuestas emocionales del intercambio de poder. De esta forma se utiliza básicamente como una de las muchas cosas que recuerdan el intercambio de poder a los participantes.
Suplicar también puede ser utilizado por el Dominante durante un castigo. Puede pedir u ordenar al sumiso que previamente agradezca cada golpe al Dominante y que pida otro. De esta forma, suplicar es una forma de asumir las razones del castigo y de que las consecuencias son, de hecho, ese castigo. Para muchos sumisos el hacer esto impide que su mente se relaje hacia el sumi-espacio (subspace) y transforme el dolor del castigo corporal en placer. Se consigue porque fuerza al sumiso a participar activamente en su castigo, proporcionando a la mente algo en lo que ha de concentrarse. Ayuda a mantener al sumiso centrado durante el castigo, centrado su enfoque en lo que le esta ocurriendo, cada suplica reforzando el hecho de que la mala conducta tiene consecuencias.
El acto físico de suplicar puede ser morboso para muchos. Ver al sumiso en una postura evidentemente sumisa, rogando al Dominante, puede producir excitación sexual en ambos sujetos. Estar arrodillados es la mas común de las posturas sumisas, y solo ver a una persona en esta posición puede excitar al Dominante. Sin embargo no hace falta estar de rodillas para suplicar. La posición para suplicar depende del Dominante, y algunos prefieren ciertas posiciones para ciertas situaciones.
Suplicar puede tomar muchas formas. Desde un simple "Por favor Amo/Ama ¿puedo hablar libremente?", a un largo proceso de imploraciones repetidas en una posición particular usando un lenguaje y tono específicos. Por ejemplo, un sumiso de rodillas, desnudo, piernas abiertas, brazos cruzados detrás de la espalda, cabeza erguida, ojos bajados, en un tono de voz suave suplica a su Amo/Ama que le dé permiso para orgasmar. La imploración en si misma podría ser algo de tipo "Por favor Amo, ¿tu zorra se puede correr para ti" o "Por favor Amo/Ama, ¿puedo corredme ya? Por favor Amo/Ama". Semejantes imploraciones pueden incluir movimientos corporales para mostrar al Amo/Ama todas las partes del cuerpo que poseen, así como el grado de excitación sexual.
Algunos Dominantes prefieren que cuando sus sumisos suplican incluyan declaraciones de quien esta al mando o devoción y sumisión. La forma de suplicar realmente depende del Dominante, y es el Dominante quien debe dejar claro al sumiso que prefiere en cada situación.
Suplicar contiene un factor de humillación inherente para el sumiso. La humillación puede ser muy morbosa para algunos. Este factor de humillación puede ser aumentado en intensidad requiriendo lenguaje "vulgar" mientras se suplica. De esta forma, el factor de humillación puede ser utilizado como forma de enseñar humildad al sumiso si este se muestra demasiado orgulloso o arrogante. Sin embargo, cualquier actividad que incluya humillación obvia ha de ser manejada con cuidado y con mucha premeditación, para asegurar que se esta llevando a cabo de la forma más segura posible para el bienestar mental del sumiso. Enseñar humildad es una cosa, destruir la autoestima es otra completamente diferente.
Suplicar también es a menudo utilizado en escenas de juegos de rol. Donde con mas frecuencia lo he visto, ha sido cuando los individuos describen escenas en las que un miembro hace el papel de "niño" y suplica a su "mama" o "papa" que les azoten o les concedan un privilegio que desean. De esta forma suplicar aumenta el realismo de la escena del juego de rol y la hace más satisfactoria para los involucrados, ya que pone al sumiso en una mentalidad más infantil.
Suplicar, como puede uno ver, es otro aspecto del BDSM que tiene gran variedad de usos, morbos y significados. Es una opción personal incluir o no las suplicas en la relación.
Author:Raven Shadowborne