Haz tu entrega por etapas. A medida que vayas conociendo a tu Amo vas profundizando en tu sumisión. De hacer la primera sesión hasta llegar a ser su esclava (si tienes deseo, vocación y aptitudes para ello).
A nosotros se nos azota, o se nos humilla porque así lo aceptamos, o porque lo queremos y nos gusta, pero NUNCA se nos maltrata. Un mal Amo confunde ambas cosas, y NO es lo mismo. No consientas ser maltratada. El maltrato NO es BDSM.
Si un Amo te maltrata más cuanto más sumisa te muestres, es signo evidente de que se trata de una personalidad enferma.
Dejarte humillar o jugar con tus emociones en una escena puntual, como un juego puede ser hasta positivo, siempre que tu Amo sea muy cuidadoso con lo que tiene entre manos y termine con lo que se ha venido en llamar el “afer care“ (cuidado emocional posterior). Pero la humillación constante, como forma de vida, es algo repulsivo y abyecto. Es el auténtico lado oscuro del BDSM. La humillación pasajera dentro de una escena consensuada puede estar bien. La humillación continua como forma de vida es una enfermedad y NO es BDSM..
No te preocupes demasiado si tu Amo comete pequeñas transgresiones de las normas y los límites de manera esporádica, siempre que él te pida disculpas y confiese que se ha equivocado. Si ese comportamiento anómalo se convierte en habitual termina la relación , no es ni debería ser, el amo de nadie.