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Maestrolatigo's Blog

LA VENDA: La venda es un símbolo de confianza y de entrega ciega. Es el respeto y el control del amo sobre las acciones de la esclava, ya que es dueño absoluto en ese momento y  es responsable de su sumisa, en sus manos está la ciega confianza de su esclava, que espera sin saber qué va a hacerla.

EL LATIGO, LA FUSTA: Son los instrumentos que más veneración despiertan en la sometida, vehículos del castigo y el gozo, símbolos de autoridad y dominio del amo. Un dominio consentido por la sumisa, que en el ritual de iniciación entrega por su propia mano a su dueño estos instrumentos, y con ellos su completa sumisión a sus deseos.



LA CADENA, LA CUERDA: Las ataduras simbolizan la total sumisión, quien se deja atar, se pone por completo en manos del amo. A veces en la iniciación se suele atar las manos de la sumisa con ataduras simples, o con una cadena fina, que puede ser rota con facilidad, al igual que basta la palabra de la sumisa pidiendo ser desatada para finalizar una sesión. Se entrega por voluntad propia, y es libre de marcharse. Algunos usan la  fina cadena de plata para atar las manos de la sierva en su rito de iniciación. No es el grosor la que retiene la sumisa junto al amo, sino la pureza de la entrega, noble como la plata.

LA MASCARA: Despojada de lo más elemental de su identidad, su rostro, la sometida se siente como un objeto a merced de los deseos del amo.  Para la sierva, la máscara oculta emociones, miedos, sentimientos... para mostrar al sumiso que su entrega está por encima de sus emociones. Tiene que dar lo mejor, para ser digno de su aprobación.



LA MORDAZA, LA PALABRA: El uso de la mordaza requiere confianza entre amo y esclava. Si bien escuchar sus dudas, sus miedos, sus anhelos... A veces el silencio de la sumisa no indica que se sea un excelente amo...también se calla por devoción y respeto. Un buen amo ha de saber oír a su esclava, hasta cuando calla.

LAS BOTAS: Estar literalmente a los pies del amo, ser tan solo digna de besar sus pies... Suelo recordar a mi sumisa que no es preciso el uso de botas para pisotear su rebeldía y su orgullo. Próximo y con los pies en el suelo, cercano a su sierva para atenderla y enseñarle el camino.

EL COLLAR: La sumisa porta el collar como símbolo de pertenencia a su señor,  indica que es su posesión exclusiva. Para el amo, el que una esclava lleve su collar implica una serie de obligaciones hacia ella, como amo y como dueño. La sometida acepta servir al amo, quien guía y enseña a su esclava, además de abrir ante ella nuevos horizontes. Cuando se acepta un collar, se fijan una serie de metas, unos límites que marcan el desarrollo de la relación. Un collar puede abrirse y cerrarse, puede quebrarse si una de las partes no cumple lo pactado y esperado por la otra mitad. Los horizontes de la relación pueden expandirse, tanto por deseo de la sumisa, como por iniciativa del amo.

El rito de la esclava
26 FEBRERO, 2020"EL RITO DE LA ESCLAVA"

A la muchacha:

La sumisión se ha practicado entre personas desde el amanecer de los tiempos. Se sanciona en escrituras y filosofías religiosas; ha sido el hecho más notable de la vida para mucha gente en esta tierra. La esclavitud es una condición humana. 

El castigo de tu señor es un símbolo de interés y de preferencia por ti, sumisa. Anhelar a tu señor y sus días de castigo es una experiencia que demuestra una voluntad madura.  Dedicas tu mente y tu cuerpo a tu señor y a su voluntad. Muchacha, no te entregas a una  causa, no lo haces ni por dinero o gloria. Hay una semilla que empieza a crecer en ti.

La ceremonia

Esta ceremonia es importante. Hay que ir a ella convencida y resueltas las preguntas y las dudas con tu señor. Con este rito te entregas a una persona que será tu señor por un tiempo convenido. Antes de someterte debes entender que el cambio de tu estado actual al de sumisa será profundo y te afectará. El contrato no puede ser roto durante ese periodo y puede ser renovado o no a su finalización.

En la mesa se fija una vela encendida sin ninguna otra luz en el cuarto. Se coloca en frente el regalo. El señor está quieto a un lado de la mesa,  la muchacha frente a él. Ella tiene los brazos caídos a lo largo del cuerpo y muestra las palmas de sus manos a su señor.

El consentimiento de ella

Señor: ¿Vienes aquí por tu propia voluntad libre?

Sumisa: Sí, vengo libremente.

Señor: ¿Aceptas libremente que te someterás a mi hasta la medianoche del día X del mes de X y del año XXXX?

Sumisa: Sí, soy desde ahora tu esclava hasta entonces.

Señor: ¿Juras solemnemente por todas las cosas que me darás cuanto pida totalmente, sometiéndote sin trabas a mi disfrute de ti durante ese tiempo?

Sumisa: Sí, lo juro por todo, mi señor.

Señor: Repite estas palabras: Juro solemnemente someter a tu voluntad, mi corazón.

Sumisa: Juro solemnemente someterme a tu voluntad, mi corazón (toca su pecho y toca el de su señor), mi mente (toca su frente y la de su señor) y mi alma (toca sus labios y luego los de su señor). Juro solemnemente obedecerte inmediatamente, sin reserva y sin vacilación en lo que me pidas. Juro solemnemente parecer hermosa a tus ojos, sonar graciosa en tus oídos.

(El señor levanta la barbilla de la esclava, que echa los pechos adelante)

Señor: Soy tu señor.

Sumisa: Eres mi señor.

Señor: Soy tu amo.

Sumisa: Eres mi amo

Señor: Soy tu dueño. Eres mi sierva. Eres mi esclava. Tu cuerpo es mío. Sirves mi voluntad. Tu boca es mía. Sirves mi palabra. Tu sexo es mío. Sirves mi placer.

Sumisa: Eres mi dueño, soy tu (el nombre elegido), soy tu esclava. Mi cuerpo es tuyo (la sumisa abre los brazos y lo deja en el aire en forma de T), mi boca es tuya, mi sexo es tuyo. Tu voluntad es la mía. Tus palabras son órdenes. Sirvo a tu placer.

(Después de esta declaración, el señor puede dar una palmada a la muchacha en la cara o la otra parte de su cuerpo y ella baja los brazos)

Señor: Ahora que he tomado la posesión de ti para el período, llevaré tu regalo como símbolo de todo lo que deseo gozar en ti. (El señor coge su regalo que la sumisa le ofrece con dos manos). Dame tu flor, símbolo de tu sometimiento (la sumisa da su flor y se arrodilla ante su señor, con las manos a la espalda de ella. El señor deshoja la flor, pétalo por el pétalo y la sumisa mira caer los pétalos). De la misma forma que he hecho uso esta flor, hago uso de ti. Ahora desnúdate. (La sumisa se quita la ropa y los adornos y vuelve a arrodillarse ante su señor, las manos unidas detrás de ella y las piernas levemente separadas).

(El señor fija sus condiciones)

Señor: Viniste desnuda a mí. (El señor pone en el cuello de la sumisa el collar del dominio). Lo usarás siempre que te lo ordene. (El señor coge la venda negra y con ella tapa la boca de la muchacha). Hablarás cuando lo ordene. Tu cuerpo está para mi placer. Muéstralo. (La sumisa alza sus caderas ofreciendo su sexo). Mi voluntad penetra las barreras de tu cuerpo. Ahora póstrate ante mí. (La sumisa de rodillas pone la cabeza en el suelo). Soy tu señor. No aceptarás más señor y sólo a mi me rogarás que te posea. (Pone un pie sobre la espalda de ella como símbolo del derecho de pernada).

El final

La sumisa ofrece al señor la posibilidad de azotarla, lo cuál hace éste o no, a su voluntad. La sumisa elige el instrumento de azote: fusta, látigo, toallas, las manos…  Tras los azotes, el señor pone una cadena al collar de la sumisa y la conduce al lecho. Allí le quita la mordaza y con ella le venda los ojos. Es atada a la cama. El señor decide si dar o recibir placer. Puede hacerlo el tiempo que desee o hacer sencillamente un gesto ritual. Termina la ceremonia cuando la sumisa baja de la cama y se abraza a las piernas de su señor.

Cosas para el rito

Una mesa de altura normal.

Vela, blanca.

Regalo de sumisa a su señor: algo que la muchacha elige ofrecer porque simboliza la esencia de su sumisión.

Collar auxiliar y cadena (no unidos).

Azote, fusta o toalla no muy grande.

Consolador.

Venda negra para los ojos (colocada junto a la cama).

Vendas o cuerdas (atadas ya a las cuatro esquinas de la cama en la preparación).

Flor roja que la muchacha lleva como símbolo de su entrega.

Es deber de la muchacha asegurarse de que todo lo necesario está listo.

La muchacha

Vestido

La muchacha debe vestir con ropas donde deje claro que ella está ofreciendo su cuerpo a su señor y deben complacer su gusto. Ella debe perfumarse con cuidado. Vestirá al señor si él así lo desea.

Comportamiento general

La muchacha se comporta con humildad, sin ocultar sus partes sexuales a su señor. Su voz debe ser baja pero no un susurro y ella mantiene la cabeza baja en actitud de sumisión. En ningún caso puede corregir a su señor.

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¿Qué haces? ¿qué no harías? Aquí tienes el test para saber tus límites


https://instructordesumisas.home.blog/2020/07/27/test-de-esclava/

La sumisa encara la forma correcta de ejercitar cada tarea desnuda con la mayor naturalidad ante su Maestro. La desnudez del sometido ha de ser total : corporal, mental, y espiritual.

Es importante que una persona sumisa aprenda a sentirse cómoda desnuda; a unas les humilla, a otras les da rubor, otras disfrutan… pero las sumisas sabrán que es una obligación que complace al amo y demuestra su disponibilidad a sus deseos.

La desnudez

Prescindir de las prendas de ropa interior, para estar en disposición de ofrecerse; pensar siempre como sumisa y con atención a lo que el maestro desea. Pensar siempre que un amo orgulloso de la educación, docilidad y obediencia de su sometido, tiene el control absoluto sobre el cuerpo de la sumisa, y por ello puede disponer de él para disfrutar mirándolo o mostrándolo a otros, ayuda a enfrentarse al aprendizaje sobre la desnudez con mayor energía a pesar de que el exhibicionismo no sea una cualidad propia de la naturaleza especifica de su sumisa.

Test de esclava

 Todo se aprende

Tanto en su presencia física, como cuando no se puede dar; cuando hablan por teléfono, chatean, etc. la sumisa acata las órdenes de su Maestro sobre como presentarse ante él, cada maestro puede tener gustos propios.

Para inculcar en la sumisa la disponibilidad, el Maestro le impondrá ejercicios y pautas de conducta y comportamiento que debe observar en todo momento, aunque con dependencia de la oportunidad o la situación, puedan ser modificadas en momentos puntuales.

Lo adecuado es mostrarse siempre desnuda ante el Maestro, esté presente físicamente o  por Chat, mensajes de mail, el teléfono, etc. Completamente desnuda, si por algún motivo de importancia no fuera posible, (situación familiar, enfermedad, clima) al menos sin ropa interior y con las piernas abiertas, en señal de disponibilidad. Se puede completar la desnudez mediante el uso de cámara web o mostrando al Maestro fotografías o grabaciones de vídeo de su sumisa obedeciendo las órdenes recibidas, los “deberes” realizados o cualquier actividad que pueda agradar a su Amo.

Acostumbrarse a la desnudez puede resultar complicado al principio si se comparte casa y no se conocen los horarios de cada persona que viva en ella, es imprescindible controlar los momentos en que se pueden efectuar los ejercicios para el Maestro con tranquilidad y concentración, si se tiene la precaución de tener siempre cerca un batín o algo que permita cubrirse, los problemas derivados de ser sorprendida dejarán de ser un obstáculo.

 Ejercicios

Comenzar por permanecer una hora seguida desnuda haciendo las tareas cotidianas es adecuado, se irá ampliando el número de horas y momentos, adoptando costumbres nuevas en cuanto a la forma de dormir, (desnuda siempre) por ejemplo. Si no hay problemas para vivir desnuda, un ser sumiso debe permanecer así en su casa en perfecta disposición de obedecer al instante las órdenes que puede recibir de su amo en cualquier momento.

El Espejo

Ensayad ante el espejo, mejorad la postura, controlad cada día más la gracia y la desenvoltura al adoptar las posiciones básicas de espera, humillación, servicios concretos. Prueba a controlar el lenguaje corporal, diviértete haciéndolo, juega… sé una puta viciosa, una dama o un perrito faldero para tu amo, un criado, etc. La sumisa crecerá en seguridad al poder ejecutar correctamente cualquier cosa que el Maestro le demande. Verse reflejado en un espejo en actitud y postura de sumisión, ayuda a que el sentimiento se vaya afianzando en el sometido.

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