Fantasías de Violación Consensual
La violación es un crimen
terrible que no tiene nada que ver con el sexo y sí todo que ver con alguien
que usa el sexo como un medio de alcanzar poder personal mediante la
subyugación de otra persona. Es un juego de poder de alguien que probablemente
siente que no tiene ningún poder personal, así que usa la violación como un
medio de sentirse poderoso. Es un acto horrible, devastador para la víctima,
sea varón o mujer. Curiosamente, la violación sigue siendo una fantasía común
entre las mujeres. No estoy diciendo que las mujeres que piensan o fantasean
sobre la violación deseen de verdad experimentar una violación real. En general
estas mujeres prefieren ser dominadas, sentirse desvalidas, y de alguna manera
este escenario les libera de toda responsabilidad por disfrutar de los actos
sexuales a que son “obligadas”. Pero lo desean de un modo seguro. Con alguien
que saben que no les hará daño de verdad.
Estas fantasías tienen un
papel en el BDSM. Muchos lo consideran uno de los aspectos más oscuros del
BDSM. Mucha gente representa estas fantasías de violación consensuada con sus
compañeros, y yo me he visto envuelta en discusiones sobre ellas. Un grupo de
gente con el que lo he discutido prefirió llamar a estas fantasías “raptos”,
porque la palabra “violación” tiene una bien merecida reputación de violencia.
Para algunas personas la
representación de una fantasía de violación es una manera de recuperar el
propio poder que perdieron a causa de una violación o abuso en el pasado (no es
un tratamiento que yo recomendaría, pero sí puedo entenderlo). Para otros el
desvalimiento y el “predominio” del varón sobre la mujer en tales escenas es la
fuente principal de excitación, mientras que saben siempre que en realidad
están a salvo de cualquier daño real. Puede ser una escena muy liberadora.
También es algo muy delicado, y nada que deba hacerse sin una cuidadosa
planificación y mucha discusión previa. Es un “juego de rol”, como los de
profesor / alumna, papi / hija, o jefe / empleada; pero una escena de violación
tiene características específicas propias. Por ejemplo, para que parezca real
las personas que intervienen deben interpretar sus papeles correctamente,
mientras que a la vez vigilan atentamente en busca de signos de que la escena
va mal. Para la “víctima”, es fácil que se desencadene un ataque de pánico al
emerger algún antiguo abuso reprimido. Si hay episodios de abuso en el pasado
de la persona sumisa, es extremadamente importante que se discutan en profundidad
antes de intentar siquiera una escena semejante. Intente encontrar cualquier
posible “disparador” y evítelos en la escena.
Una fantasía de violación bien
hecha puede ser una escena muy intensa para todos los participantes. Incluye
efectos psicológicos además de físicos; los participantes deben ser conscientes
de estos efectos. Es una buena idea que ambos investiguen algo los efectos
psicológicos de la violación; esto puede hacer más fácil al dominante la
detección de cualquier posible disparador, o el darse cuenta de que la escena
va mal antes de llegar al punto de producir daño real. Recuerden, estas escenas
son peligrosas psicológica y emocionalmente, además de físicamente. Creo que
nunca deben hacerse sin palabra de seguridad. Es demasiado fácil que se pierda
el control y la persona sumisa debe tener una manera de detenerla si surge la
necesidad. Si se está discutiendo una escena de violación y el dominante no
ofrece una palabra de seguridad, en mi opinión la sumisa debería pedirla. Si no
se le da, no debería consentir en la escena. Recuérdese que todas las escenas
(excepto el castigo) se hacen por mutuo placer, y para alcanzar el placer los
participantes deben sentirse seguros y tan relajados como sea posible. La
palabra de seguridad ayuda a conseguir ambas cosas.
Una escena de violación
requiere cuidadosa planificación y desarrollo. Creo que no debería hacerse
pronto en una relación, porque sencillamente los participantes no se conocen
tan bien cuando la relación es aún incipiente. Los cuidados después de la
escena son muy importantes. La persona sumisa puede haber entrado en un
auténtico estado mental de “víctima” (dominado por el miedo) y tener problemas
para reajustarse cuando la escena ha terminado. Es imperativo que la persona
dominante haga sentir a la sumisa que está segura, que le quiere y le cuida.
Cosas como abrazos, masajes, algunos mimitos u otras acciones calmantes pueden
ayudar a la transición del juego de la violación al funcionamiento normal.
Después de la escena es también imperativo que los participantes discutan la
escena; qué ha ocurrido, qué ha ido mal, qué les ha gustado, qué no les ha
gustado y todo lo que salga. Lo más
probable es que estas conversaciones se repitan.
Así como la principal
diferencia entre violencia doméstica y BDSM es la elección informada de
consentir en las actividades, lo mismo se aplica aquí. Un opción informada de
consentir en la realización de estas fantasías es lo que evita que sean una
violación real. Una víctima de violación no ha tenido elección. Una persona
sumisa que participa en una fantasía de violación ha elegido hacerlo.
Author:Raven Shadowborne ©
1998