Para quienes lo practicamos , el BDSM va más allá de solo dolor, se enfoca en el placer a través de sensaciones de poder o control.
El Dominante pone normas claras que se establecen previo al acto.
es decir, se realiza un acuerdo libre, pleno e informado entre los participantes, donde cada uno pone sus propios límites.
Por otro lado, están los que se muestran en contra del BDSM, debido a que consideran que son prácticas abusivas que buscan propiciar el dolor en el otro, exponiendo a una persona a situaciones de riesgo para su vida pudiendo ocasionar lesiones musculares, heridas en la piel o asfixia. Algunos piensan que las personas (sumisos) qué le gusta el BDSM necesitan ayuda psicológica.