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Sucu M


Advertencia!!! El próximo escrito no es como los anteriores y puede herir la suceptibilidad del lector o en el mejor de los casos, ocasionar emociones fuertes. Incluyen escenas de sadomasoquismo, humillación y animalismo extremo. Si UD es una persona sensible y moralmente correcta le pido por favor, no lo lea.


No siendo más.... A gozarlo.


7 días de encierro


Me pediste portara un traje sexy, corto ajustado al cuerpo, sin ropa interior como a tús ojos caníbales les encantaba degustarme. Me pediste, me presentará ante tí con mi piel impecable y perfumada. Mi cabello ordenado y fresco. Inquieta, por las ocurrencias de Daddy, lo hice, como siempre con la mayor dedicación y esmero, esperando de vuelta, halagos y ricos juegos.


Toqué a su puerta y lo primero que me intrigó, fue su mirada, sus ojos de fuego, parecía un lobo hambriento. Observo su rostro transformado. Sus cejas fruncidas. En sus labios se dibujaba una leve sonrisa y su mirada, no puedo olvidar su mirada... enceguecida.


- Dad...


- Entra PERRA!!! - lo dijo mientras lamía mi rostro.


Sonrojada y estupefacta por su trato, ingresé al lugar. Estaba diferente. Era un lugar oscuro y tenía un olor metálico. Había algunas sábanas tiradas en el suelo y dos puertas con llave. Di dos pasos atrás, no estaba segura de querer hacer eso....


- Desnúdate!!! - ordenó.


Así? Sin más? Pero...


- Desnúdate!!! - insistió.


Mis piernas temblaban, lentamente fuí sacándome el vestido de terciopelo que con tanto esmero había elegido para él. Se desliza por mi suave piel hasta caer en el suelo.


- Arrodíllate!!! - segunda orden


Mmmm no estoy segura de sus intenciones pero mi entrega me impide negarme a sus órdenes.


Me pongo de rodillas ante él y es cuando exclama su tercera orden, no sin antes, tomar una cadena metálica y que adornaba uno de los sillones. Adorna mi cuello con ella, la ajusta de tal forma que me es imposible escapar y ordena...


- Camina!!!


No menciona una sola palabra más.


Mis piernas tiemblan e intento ponerme en pie, no comprendo su orden.


- No!!! Exclama. - A cuatro patas!!! Me siento humillada. Me da ira su trato. No comprendo sus órdenes, su objetivo... Le digo...


- Soy tú pequeña, tú niña... Tú princesa...


Tira del collar metálico fuerte hacia abajo. Pisa mi rostro contra el suelo. Me levanta el culo hacía arriba y me propicia con rudeza 7 nalgadas tornándose de color rojo el pigmento de la piel .


- Si no acatas mis órdenes, la próxima no serán 7, serán 14!!!

Lloro, no comprendo éste juego. Pero confío tanto en Daddy que decido continuar.


Con mis nalgas rojas y en alto, me pongo de rodillas ante él. Toma un bozal con una pelota dura y la introduce en mi boca.


- Con ésto aprenderás a callar y hablar cuando se te pida!!!.


 Dice sonriendo.


Levanta su brazo izquierdo hacia una de las puertas que tiene un candado como enviándome una señal.


Entiendo el mensaje y me dirijo hacia aquella misteriosa puerta. Tiene las llaves en un collar que porta en su muñeca y procede a abrir la puerta.


Suena un leve crujido y...


Oh!!!


Me sorprende lo que observo.


Un espacio pequeño, frío, oscuro, no existe la iluminación natural, huele a anciano descuidado, el olor es fuerte y me incomoda, el piso se encuentra, destapado. En su interior, sólo hay una pequeña jaula de hierro, miles de consoladores de todas las formas y tamaños, ordenados de mayor a menor. Una cajita con arena, y un bowl pequeño y uno grande.


- Bienvenida a tú nuevo hogar - Dice con sadismo y una sonrisa.


Aterrada. Intento escapar a lo que fuertemente tira de la cadena y me detiene. Me inclina contra el piso y me propina 14 nalgadas. Jala de la cadena, estoy babeando por la pelota en mi boca, mi baba cae por mi pecho, gimo, lloro, jadeo. Mis nalgas hinchadas, rojas, palpitan, no  me puedo sentar.


- Eres una mala perra!!! Una perra necia. Tienes que aprender a obedecer a tú dueño.


No puedo defenderme. No puedo huir. No puedo hablar... Estoy aterrada y a su merced... A su sadismo.


Me señala la puerta de la jaula. Lo miro aterrada pero observo su mano. La levanta y hace un gesto. Un ademán que automáticamente me señala que el castigo será aún peor. Me dirijo sin más a la jaula, me empuja con su pie barroso para que entre completamente y me encierra con candado.


- Éste será tú nuevo hogar y hasta que no aprendas a comportarte no saldrás de aquí ni te quitaré el bozal. Lo comprendes perra necia?


Babeando, humillada en mi propia baba, con mis nalgas rojas, expuestas, encerrada en una pequeña jaula, indefensa, vulnerable, me coloco en posición fetal y cierro mis ojos hasta caer en un sueño profundo...


...


Al siguiente día, despierto con un fuerte olor y un sonido de lluvia. Alzo la vista y observo que se encuentra de pie, al frente del bowl más grande, con la verga flácida, derramando su líquido amarillo.


- Es hora de beber - me dice.


Lo miro aterrada. Había estado toda la noche durmiendo entre mi propia baba.


No haré eso. Reniego.


Abre la puerta de la jaula y me jala de la cadena. Acerca mi nariz al bowl y ordena.


- Bebe perra!!!


No!!!


Me intento dar vuelta. Definitivamente no lo haré.


- Está bien - Dice, mientras se dirige a la salida de la puerta.

Me tranquilice. Pensé que había recapacitado. Que pensaría que su trato estaba siendo fuerte. Que me abrigaria y tomaría en sus brazos como su niña.... Pero...


No duré ni tres minutos en mi estado de tranquilidad cuando...


Escucho la puerta abrirse y mi sorpresa es tal que casi me desmayo.


Portaba una caja mediana con muchos cables que sobresalían de ella como tentáculos queriendo buscar alimento. Se movían finamente y hacían sonidos extraños. Sentía el hedor de carne quemada en el aire.


Aterrada, corría por todo el lugar, intentando escalar las paredes, las arañaba con mis garras, gruñía, mujía, pero nada de lo que podía hacer, era suficiente para liberarme de lo que me esperaba. Me ví acorralada. Babeaba cada vez más fuerte. Hice un charco de orina en mi angustia. A lo que él respondió con una carcajada.


- que temerosa perra tengo - dijo. - ya aprenderás.


Me logra capturar y me posiciona en forma de cruz. Ata mis manos, pies y cuello a gruesas cadenas, comienza a propinarme 21 nalgadas secas, contundentes. Coloca los cables pellizcando mis labios vaginales uno en cada lado y otro par en mis pezones. Estoy babeando. Mi baba me cubre completa. Lloro. No puedo mover mi cuello para negarme. No puedo suplicarle. No puedo....


Primera descarga eléctrica.


Siento como la corriente atraviesa los cables a través de mi cuerpo llegando a mis terminaciones nerviosas, produciendo un pequeño espasmo, me retuerzo. Mis pezones se erectan de forma inmediata. No entiendo lo que me sucede. Mi cuerpo anhela más pero mi razón me pide, se detenga. Segunda descarga aún más fuerte.


- Lo estás disfrutando perra? - ríe sádicamente.


No... Yo ...


Sale una lágrima y babeo aún más. Se me escapa orina también y un líquido blanco.


Ríe.


- Si que disfrutas ser castigada perra caliente. Pero no es lo que deseo. Quiero que aprendas a impregnarte de mi hedor. A conocer a tú dueño, a serle fiel y reconocerle. Complacerle si hace falta - ...


Procede a tomar una fusta de cuero y me propina dos secos golpes en los pezones y en el clítoris, jadeo, me retuerzo, lloro. Mujo. Intento hablarle. Intento decirle que sí, que beberé de la suciedad de su cuerpo. Que me libere para suplicarle se detenga...


Me suelta y desprende de los cables.


Caigo al suelo, de rodillas a sus pies.


Ríe.


Ahora sí, beberas de mi suciedad?.


Hago un gesto con la cabeza en señal afirmativo.


- Buena perra - dice.


Me quita el bozal y dice.


- Alimentate del apestoso líquido amarillo del que eres parte. Nútrete de él. Siente como recorre tú sangre y te quema. Siente como llena tus riñones. Siente el pasar de aquel líquido en tú interior bajando por tus glándulas mamarias, llenándolas, abriéndose paso hacía tú estómago. Siente como te hidrata. Te completa -.


Sus palabras hacían eco en mi interior. Sentí algo extraño. Terror y deseo al mismo tiempo y con igual intensidad.

Me acerque al bowl sin mucitar palabra, incline mi cabeza, saque mi lengua y comencé a beberlo.


- Bebelo TODO!! - gritó. No quiero una sola gota desperdiciada. O... Tendremos castigo.


Asentí con la cabeza.


Su olor era fuerte y penetrante, me causaba náuseas y mi cuerpo intentaba devolverlo pero el miedo de ser castigada era más fuerte que el deseo de complacerlo. Así cerré mis ojos para imaginar que sólo bebía un jugo ácido.


- Abre los ojos perra -. - Entiende que será tú bebida diaria - No tendrás otra.


Los abro e intento cumplir sus órdenes pero nuevamente una reacción natural se apodera de mí. Intento bloquearla cerrando mis fosas nasales ya que boca y olfato se conectan. Así su olor no me causará repulsión. Había dejado el bowl casi lleno y me era difícil cumplir su cometido.
Finalmente lo logro.


- Buena perra - tendrás un premio mañana. Descansa por hoy.


Me invade el asco y el deseo de orinar y vomitar. Quiero gritarle que me preste un baño pero se que mis peticiones no serán escuchadas. Sólo hay una cajita de arena allí en el rincón. Pero mi incontinencia es tal que  derramo mi líquido amarillo en una esquina. Satisfecha, caigo profundamente dormida en el suelo, desnuda.


Al tercer día, entra mi dueño.


- mmm no hiciste en la arena?, perra - Debes aprender a cubrirlos, no quiero encontrarme con tus orines por toda la casa.


- Perdón aaaaa... mo. Le digo con mis pocas fuerzas.


- No he pedido que hables - dice.  Bebé tú líquido diario que daremos un paseo -


Un pase...o... Nooo yo... No quiero exponerme...


 Públicamente... No... Estoy preparada...


- Vamos, bebelo todo, como ayer -.


Me inclino y comienza mi lengua a recoger todo el fruto de la suciedad de su interior.


- buena perra -Las perras tienen cola y a tí, te falta una. Deberás aprender a usarla siempre.


Aciento. Si Amo. Sus órdenes comienzan a excitarme a cobrar sentido, me siento un animal a su lado. Me humedezco pese a que estoy sucia y hambrienta.

Inspecciona mi ano. Le hace un lavado e introduce una larga cola en él.


- Lista, Vamos a pasear


Pero como... Así? Desnuda? Caminando en 4? Con todos los ojos viéndome? Sucia? Con una cola en mi ano? Todos esos pensamientos me invadían una y otra y otra vez. Y como si adivinara mis temores me dice


- Sí, así como estás, preciosa. Linda perra de papi. Quiero lucirte con los canes. Que te vean


Canes? Que me vean? Quienes?. Pensaba.


Salimos por la puerta me jala del cuello, caminaba desnuda, en 4, con la cola meneandose.


- Alza tú cola perra. Bien alto -


Las personas tomaban fotos, se burlaban, mucitaban entre ellas. Entre más lo hacían, entre más me sentía humillada, más corría líquido entre mis piernas.


Él, sonreía.


No te detengas - continúa


Amo quiero ir al baño - dije.


- las perras no hablan ni piden permiso para mear - sólo, hazlo.


- dónde - aquí?


- sí cuando sientas deseo, sólo hazlo.


Pero es..


- hazlo perra. Levanta una pata y hazlo.


Levanté mi pierna izquierda y procedi a orinar.


Muchas más mentes curiosas y perversas hambrientas del amarillismo sacan fotografías de mi gran escena. No lo pueden creer. Una perra humana pública!!! Mi cuerpo está al límite del adrenalina. Se acostumbra a andar como perra y pasear de la mano de mi Dueño. A comportarse como tal, obedeciendo, sin rechistar. Sin negarme...


- Continuemos. Quiero presentarte a mis canes.

serían otros doms?. Pensé


Inquieta pero ansiosa y húmeda me contoneaba.


Llegamos a un lugar donde se escuchaban muchos ruido de perros, de bestias que parecían no haber salido en años de allí, aullidos, quejidos, azotes.


Entramos y un hombrecito pequeño, que pareciera salido de un circo abrió la puerta.


- wow que perra tan puta tienes - fue lo primero que dijo.

Era un lugar clandestino de perros y perras.


Te presento a mis dos perros alfa - dijo, volteando su mirada hacía mí.


Dos animales enormes, musculosos, con la mandíbula jadeante, daban vueltas entre sí. Gruñian y mostraban su imponente y duro miembro.


Vas a tener que aparearte con ambos - ordena mi amo.


No yo... Jamás. Con dos perros, animales reales? No. Está loco? No... Yo...


Los canes se acercaron a olerme. Olían mi trasero. Apretaba el culo para no que me sintieran.


- es una perra en celo, como ustedes, copulenla, vamos. Les hacía un ademán a los canes para que se acercaran a olerme.


No.. me niego...


Lamen mi culo y mi vagina y mis jugos empiezan a brotar. El otro empieza a lamer mi espalda y dejar su saliva en ella. Me lamen entera.


- está en celo la perra - montenla!!! Les decía mientras les pegaba cachetadas en la cara.


No.


Los canes siguen lamiendo mi ano y vagina su lengua es ancha y resbaladiza. Jugosa, me hacen gemir pero no quiero.  Siento placer y asco. No quiero. Jadeo. Me retuerzo, mis tetas se bambolean. Me empiezo a sentir como perra. Asumir mi estado animal.


- abre las piernas, deja que esa lengua se resbale por tus orificios, méalos, para atraerlos a tí. Vamos perra en celo - ríe


Mi mente está nublada.


Les orino mientras me lamen y su lengua se nota más excitada, más en movimiento, buscan tragarse mi orina. Abro las piernas y lamen mi ano.


- eso perra!!! - inclinate!!!. Cabeza contra el suelo y baja para que puedan copularte - chupale la verga al otro para estimularlo, y abrete más.


Mi cabeza está nublada.


No dudo en acatar sus órdenes. Me inclino contra el suelo, mi culo en alto y gimo como una puta en celo. Más quiero más.


Amo que me preñen!!! Amo que me perforen las bestias por favor. Le digo totalmente, insconsciente.

Ríe.


Esa es mi perrita en celo. Así quiero que estés, suplicante, siempre en celo. Siempre dispuesta a aparerte con mis canes. A dejarlos secos y sacarles el deseo perra hambrienta y lujuriosa -


Los aleja de mí. Retroceden.


No. Amo. Por favor, deja que me penetren, si quiera un poco, que me laman, quiero su lengua babosa, jugosa, grande, ningún hombre ha podido complacerme así. Quiero APAREARME AMO...


Otro día...


Dice riéndose.




Continúara....




Sucu M

No llamaba, no escribía, estaba ausente. Ausente por su vergüenza de dejar en celo a una fiera. 


Esa noche, abrí la ventana, impregne mi cuerpo con el más exquisito perfume y dormí completamente desnuda resongando como burro por la irá de su indiferencia. Al siguiente día, a primera hora, veo un mensaje de texto de él. Lo siento ansioso, se disculpa. Pide a gritos volverme a ver, se nota a leguas su deseo salvaje de tenerme entre sus musculosos brazos. Me invade de mensajes excitantes. Que desea lamer cada centímetro de mi piel, chuparme los pezones como un bb, (como quien se deleita con la semilla de una fruta), que desea perforar mis agujeros, que me corra a chorros en su boca. Que quiere mantenerse allí y no salir hasta recibir el nectar de mi flor, etc

 

Impresionada por su deseo irrefrenable por poseerme, aprovecho la situación y le demuestro desinterés. No quiero que perciba que con cada palabra me recuerda su sexo salvaje. Quiero dominarlo, doblegarle, obsesionarlo, hacerlo mi esclavo. Me retuerce las ideas el pensar en domar esa bestia. No quiero su poder sobre mi. No quiero ser su corderilla. Me niego a ser su perra. Lo quiero arrodillado ante mi. Sediento de mi. Que gotee al pensar en mi. Decirle perro y que se arrodille ante mi. Más eso no será nada fácil. Claro, que también, no me gustan las presas, fáciles. Su narcisismo es su escudo. Mantengo el control de mi libido como mi padre me enseñó. Recurro a él para usar algún truquillo que permita mantenerlo a mis pies. Mi padre es sabio y me conoce bien.


Su deseo por mí es su perdición. 


Ninguna hembra lo quiere sodomizar. Está acostumbrado a ser el alfa de la manada. El rey de la selva. Pero yo sé bien que es sólo un escudo dónde esconder lo puta que es. Lo excitado que se pone al tratarlo como perro. Humillado. Lo más bajo. Arañarlo, azotarlo, jalarle su miembro y golpearle con rudeza.


- A éste toro hay que domarlo - Pensé.


Le propongo un encuentro el fin de semana pero desea verme de inmediato. Me pide fotografías y se las niego. Me envía fotografías y le digo que deseo a mi macho frente a mi, no en imágenes o no le volveré a hablar. Que deseo me impregne de su aroma y su lengua como un perro baboso, que me chupe los pezones como un cabrito mamador, que no me penetre hasta que me corra en su boca.


- Obediente - me dice él.


- Así mismo -, le afirmó. - Cómo un perro callejero!!! -


Sus deseos, nublan su razón.


- Iré a tú departamento en cuanto pueda - dice.


Sonrío para mis adentros, como una Succubu satisfecha de haber atraído a su presa.


Al cabo de algunas horas, me escribe. Está abajo de mi puerta esperándome. Lo dejo unos minutos como un sabueso en la interperie mientras me perfumo con la misma fragancia de aquella noche y busco algún outfit ligero. Uso una blusa suelta de color rosa y un leggins ajustado a mi trasero. No uso ropa interior. No es necesaria. 


Un toro salvaje está ardiendo por romperme las vestiduras.

Bajo por él. Intenta acercarse para darme un beso como saludo pero me alejo y le rechazo. Siento al violador encima. Le sonrió y reímos. Esa mirada cómplice de lo que sabemos va a pasar pero nadie puede afirmar con certeza. 


Subimos por la escalera me agarra por la espalda, levanta mi blusa, me da un beso atravesando su lengua al interior de mi boca y me aprieta los pechos. Le digo al oído, - ese era el saludo que quería, muy bien -.


Se siente en el aire respirar feromonas. Puedo oler su testosterona. Él puede oler mis estrógenos. Nos desnudamos con la mirada sin quitarnos una sola prenda. 

Apenas abro la puerta de mi departamento, me acorrala contra la pared y me levanta con tanto ímpetu que me sentí como una pluma entre sus brazos. Me agarra de las nalgas y me lanza un apasionado beso con lengua. Me tira impulsa de espalda y queda mi trasero expuesto. Lame mi cuello, mis axilas, mis brazos, mi espalda, mi cintura, mi coxis.


- Eres un buen perro - le digo sonriendo y lanzando unos breves gemidos.


Parece que la idea de ser sodomizado le irrita.


Así que baja con fuerza mis leggins, se desnuda y me azota un par de nalgadas con su verga gruesa. Y otro par más con sus manos grotescas y ásperas. 


Gimo.


Intento cambiar de posición y montar a esa bestia embrutecida pero me toma del brazo y me acuesta boca arriba, abriéndome las piernas para sumergir su lengua en mi vulva y vagina. 


- Espera - dice.


Permanezco acostada boca arriba con las piernas abiertas a lo alto, preguntándome qué ocurrencia tendrá ahora.


Él va por su pantalón y saca de su bolsillo un caramelo que brinda la sensación de frío. Lo mete a su boca, me abre y pone su boca en medio de mi entre pierna. Lame como si no hubiera un mañana. Empiezo a sentir como me quema el caramelo. Arde mi sistema reproductor.


 Quiero... se detenga


.... 


pero soy masoquista. Disfruto del ardor, así como del placer que me proporciona su lengua. No puedo pedirle que se detenga pero tampoco deseo que continúe. Mis gemidos de sufrimiento sólo lo hacen más sádico. Continúa. Siento con cada lamida como si me estuviera quemando con una llama la carne de la vulva y vagina y aún así no puedo detenerme. Soy masoquista... Me quema, me arde, me irrita, que sensación tan abrasiva... Gimo, me retuerzo...


 Le paro (con las pocas fuerzas que tengo) y le jalo del pelo.

 

Entiende el mensaje.


Se tira encima mío y me da otro beso apasionado. Su aliento es fresco y dulce, es adictivo y quiero besarlo.


 Pensé que a mí ya se me había ocurrido la idea del caramelo pero para darle goce y él se me había adelantado.


 Sentí rabia y frustración. 


Para compensarlo, lo tiré a la cama e intenté montarlo pero logra bajar mi cabeza a su miembro. Aún en esa posición lograba doblegarme a sus deseos.


Me jalo del pelo.


Le tomé de sus brazos y lo mire como una fiera en celo a los ojos. Pensé que si no podía domarlo hoy, tendría que ser a mi manera su satisfacción. Lo succione como la mejor puta del mundo. Lo babosee. Lamí su verga como si fuera el manjar más exquisito del universo. Él lo sentía. No quería me detuviera. Cerraba los ojos. Se mordía los labios. Me toma del cabello y me dice - hasta la garganta -. Hago mi mejor esfuerzo pero llegó a mi tope. Arcada tras arcada. Saliva. Mucha saliva. Mucha baba escurre de mi boca hacia su miembro. Está extasiado. Su mirada incendiaria sólo refleja el inicio de una embestida poderosa.


Me recuesta de nuevo contra la cama boca arriba, me lame, le lamo, me lame, le lamo. Me lame la oreja, el cuello la boca. Paso la lengua por su cara, por su cuello, por sus mejillas y él hace lo mismo con más fuerza. Le muerdo. Es una lucha de perros, quién doma a quien. Una lucha de lamidas. Intento escapar de la prisión de su lengua y sus brazos musculosos pero me es imposible. Tiene la fuerza del rey de la selva pero 

  en celo, más encima!. Puedes imaginarlo?


Me intenta penetrar y le agarro su miembro con fuerza, lo aprieto. Parece que no siente dolor. No mucita una sola palabra. Me toma de las muñecas, alza mis brazos y me penetra. Pese a su testosterona a fuego, se calma y lo hace de forma lenta. No quiere lastimarme. Es el furor del momento. Quiere lo disfrute. Lo hace lento. Pero entre la abrasión del caramelo frío que a producido en mi vagina, su verga gruesa y dura como roca y su mirada de asesino en serie salido de la más sanguinaria película de caníbales, mi mente estaba asustada y mi vagina, seca. 

Al sentir como lentamente su miembro se abría paso entre mi agujero. Me empezaba a excitar de nuevo. Comenzó a moverse lento, luego un poco más rápido. Movía sus caderas como un master. Más y más rápido. Gemía y eso lo encendía más. Me acerque a su oido y le dije - más, más rápido, penetrame, penetrame por favor, más,. Más más PREÑAME!!!, Más más, más .....


Cómo si se tratase de activar un chip, sus ojos se tornaron rojos, ya no estaba dentro de sí, ya no era él. Ya no era un ser humano. Ya no razonaba. Sólo era una bestia indomable. Que poder tenía sobre él, pensaba. Me toma del cuello. Me asfixia. Y me perfora como quien abre un agujero enorme con un taladro. No me penetra, me taladra. Y lo hace con ímpetu.  Jamás había sentido tanto deseo y odio en un sólo acto sexual. Lo hizo hasta atravesarme de la vagina a la garganta... Lo hizo hasta dejarme en claro quien manda. Lo hizo para demostrarme que no era un "perro domesticable".


Saca su miembro y lanza chorros y chorros de leche en mis tetas. Sonríe de satisfacción. Me impregna de su leche. La esparce con sus manos. Es caliente, suave, como crema. Yo quedo inmóvil mientras él ríe.


Me propone ducharnos juntos. Es tierno, me besa dulcemente. Me recorre con la esponja, me toma suavemente de las mejillas, del cuello y me besa. Mi cara se transforma entre el vapor de agua y sus besos. La sensualidad de las gotas de agua deslizándose por su piel y la mía.


 Me dice que tengo cara de perra y toca mi clítoris. Sonríe. 


Aún estás húmeda - dice. Me sonrojo y me besa. Lo muerdo e intento asfixiarlo. Quiero domarlo. No me resisto a la idea de  doblegarme ante él. A él le divierte. Me neutraliza tomándome del cuello.


- Con una sola mano te puedo someter - dice riendo.


Me enoja e intento darle un fuerte golpe en los huevos pero me neutraliza nuevamente alzando su pierna izquierda y tomandome del cuello junto a la pared.


- hazlo de nuevo - dice sonriendo - inténtalo, vamos, hazlo! -

Cruza sus brazos en su espalda y dice - hazme lo que quieras -


Sabía que era más fuerte. Tenía que ser más inteligente.

Le di un beso a lo que él respondió con la misma pasión. Tomo la toalla y seco mi cuerpo caliente, irritado y frustrado.


Su satisfacción era evidente.


Y la mía, también..


Quice domarlo con el cuerpo pero él ya era mi sumiso en su deseo por poseerme. Estaba bajo mi control pero él no lo sabía. Yo, era su deseo. Pero él creería lo contrario....


Continuará....




Sucu Feb 23 '22 · Valorar: 5 · Comentarios: 7 · Tags: #dominación, #dominacion, #sumision, #sumisión, #petplay