Me gusta verte desnuda, me gusta la sensualidad, y erotismo que expresas.
Como juegas con tú cuerpo para resaltar tus atributos, el como abres la boca para provocar, el como usas tú cabello seductor y tú piel magnética que atrae la mirada, tus pechos grandes como montañas, coronados con esos dulces y largos pezones que prometen sabrosas recompensas.
Me gustan las poses de tú cuerpo, curvilíneas y agradables, como una escultura digna de admirar, como cincelada por un gran maestro, exquisita.
Me gusta tú expresión pura, inocente y como poco a poco con cada imagen te vas convirtiendo, vas revelando un lado más profundo. Como te vas transformando en animal, en perra, aún inocente pero más sucia, jugando con tú juguete, exhibiéndote como te gusta, elevando los sentidos y aún más allá.
Pasando de una perra alegre, obediente y juguetona a mí prostituta sumisa, deseosa de ser usada, deseando ser sometida, sujeta, atada en el suelo, simbólicamente humillada, en el piso, deseosa de que disfruten cada rincón de tú ser, de ser acogida y cuidada.
Con esa dualidad que te caracteriza y tanto me gusta.
Porque a la luz del día, desnuda y pura, con tú talento desatado, eres un espectáculo sublime y maravilloso de observar.
A ti que estás leyendo esto
Con alma de niña y cuerpo de mujer
Con la esperanza en los ojos
Y el anhelo en el corazón
Aceptas tus oscuros deseos
Entregas tú cuerpo
Pero expandes tú mente
Sin miedo porque él está ahí
Cuidándote y protegiéndote
Acompañándote y disfrutándote
Compartiendo solitarias fantasías
Volviéndolas en una sola mente
Y una realidad llena de complicidad
Te amo y me amas
Te entregas y te cuido
Un vínculo poderoso y hermoso
Lleno de placer y confianza
Perversión y satisfacción
Luz y calor
Revelando quién eres en realidad
Y dejándote en la más pura libertad
De elegirlo a él cada día
Entregándote con emoción y felicidad
Porque con él eres tú
¿Qué es lo que realmente buscamos?
Ilusión
Comprensión
Satisfacción
Comodidad
Estabilidad
Amor
Cariño
Placer
Complementación
¿Algunas de las anteriores?
¿todas ellas?
Algunos pocos afortunados las encuentran a la vuelta de la esquina.
Otros muchos las encontramos a decenas de miles de kilómetros
de distancia, o tal vez, no las logramos encontrar nunca.
Y al encontrarlas ¿Qué hacemos?
Nos quedamos en una cómoda complacencia, esperando a que llegue algo mejor.
O luchamos por ellas, llevándonos al límite de nosotros mismos
y más allá.
Logrando cosas que nunca imaginamos que podríamos hacer, por
miedo, por conveniencia o por comodidad.
Que haríamos por nosotros mismos o por esa persona que nos complementa
y nos hace ser mejores.
No hablo solamente del sexo, o la intimidad, sino de nuestra
vida, de tomar riesgos para alcanzar nuestros sueños y volver realidad nuestras fantasías.
¿¡Qué harías tú!?
Porque ahora me pregunto ¿Qué haría yo?
Me atrajo su belleza desde un principio y quise retratarla, verdad a medias, pues aunque me encantaría captar sus atributos con mis trazos, era más una excusa para acercarme.
No me costó trabajo convencerla, la idea le interesó desde el principio y al mostrarle uno de mis trabajos la intensión quedó sellada.
¿Cómo me dibujarías? -me dijo.
Pensaba en un busto, me gusta dibujar cabello, ¿te parece bien? -le dije.
Pensaba más en un desnudo. -me dijo coqueta.
Me impactó su afirmación, obio quería verla desnuda, incluso más, quería recorrer toda su piel y probar todas sus dulzuras, pero pensé que me llevaría más tiempo.
Claro, un desnudo será, recomponiéndome de la sorpresa y optando por mi lado más profesional.
Pactamos el lugar: mí estudio, una hora y nos despedimos. Fué difícil contener mi emoción y mi expectativa, deseaba mucho a esa mujer, pero me enfoque en preparar mis materiales y hacer un buen trabajo.
El momento había llegado, trataba de mantenerme sereno cuando sonó la puerta, caminé hacia ella y tomé unos segundos para entrar en mi profesionalismo. Abrí la puerta y vaya sorpresa.
No Lucía como siempre, traía el cabello suelto, arreglado, perfectamente maquillada, sus gruesos labios rojos, con un vestido negro ajustado y escotado, tacones altos, un bello collar de adornos entrelazados y anillos en sus dedos.
Wow, estás deslumbrante, parece que vas a una cena de gala. -Le dije.
Es la primera vez que me van a retratar, quería verme bien. -me dijo coqueta mientras volvía su cabeza después de dejar su bolso en una mesita.
Emm, ¿recuerdas que es un desnudo cierto? -le dije mientras me cosquilleaba mi pene al pensar que estaría desnuda.
¿Claro, quieres que me desnude ahora? -Lo dijo con naturalidad, pero noté malicia en su mirada.
Esta chica quiere provocarme, dije para mis adentros, ¿quién quería seducir a quién en primer lugar?.
Por favor, -le dije, he hice un gesto con un ademán, mientras me sentaba y colocaba mi tabla con las hojas sobre mi regazo. agradecí poder sentarme pues ya mi erección era irremediable.
Ella empezó a desabrochar su vestido mientras movía su cadera, sabía que la estaba viendo, que tenía mis ojos clavados en ella, pude ver que le gustaba, quería darme un espectáculo.
Bajó sus tirantes lento por sus hombros y con sus manos iba deslizando su vestido por esa bella figura, esforzándose un poco para que la tela pasara por sus anchas caderas de mujer, que tanto me gustan.
Quedó con su ropa interior negra, yo respiraba agitado, una gran escena contemplaban mis ojos, se lo que viene y lo espero ansioso. Desabrocha su brasier, lo sostiene un momento. Me mira, quiere ver mi reacción, sabe que deseo sus pechos, mi gran debilidad.
Mueve sus manos y deja caer el sostén al suelo, dejando ver toda la magnitud de sus tetas, que se balancean lentamente hasta acomodarse en su posición, perfectas, coronados por unos grandes pezones parados y unas anchas aureolas rosadas que se camuflan con su piel blanca.
Yo casi me salgo de mí, un escalofrío me recorrió y luego un calor se empezó a extender de mi pecho a todo mi cuerpo, mi respiración agitada y la excitación me estaban volviendo loco, quería saltar sobre ella, pero tuve que usar toda mi voluntad para evitarlo, debo hacer mi trabajo.
Vi como ella gozaba torturándome, sabía que estaba loco por ella, lo estaba disfrutando, pude distinguir sus pezones erectos y su respiración agitada aunque lo disimulaba.
Finalmente bajó su calzón y se quitó los zapatos, quedó desnuda, con la excepción de la joyería que traía puesta, se veía como una princesa persa. No pude ver su intimidad, la estaba ocultando apropósito, se recostó en un sillón que tenía preparado y me sonrió, esa era mi señal.
Tuve que reaccionar de mi estupefacción, tomé mis lápiz la miré rápidamente y empecé a esgrimir mis trazos. Hice un boceto rápido y pasé a los detalles, me era difícil hacer las líneas correctamente, mi excitación me daba problemas al dibujar.
Ella me veía trabajar, clavaba sus ojos en mí, sabía que recorría todo su cuerpo con mi mirada, que la estudiaba, la medía y la recreaba, cada curva, cada detalle, la suavidad de su piel, la textura de sus pezones, la humedad de sus labios, la intensidad de sus ojos.
Le pregunté que si podía sentir como recorría su cuerpo con mis líneas, si sentía mi tacto de artista, ella se estremeció y me dijo que quería sentirlo. Le dije que usara sus manos, que me sintiera a través de su su tacto.
Con mi voz la iba guiando, mientras seguía trabajando en mi dibujo, ahora tenía control de ambas, una se iba formando con mi lápiz y la otra se iba recorriendo con mis órdenes.
Le dije que tocara lento su cuello con las puntas de sus dedos, que fuera bajando por su pecho, que se acariciara los pechos, pero no los pezones, aún necesitaba algo más de tiempo para terminar mi trabajo. La dirigía a tocar su abdomen, sus caderas, el interior de sus muslos, ese tacto suave y estimulante.
Ella estaba muy excitada, podía ver como daba pequeños gemidos de excitación, claramente quería más, quería darse placer mientras era observada, mientras era inmortalizada. Pero yo la reprendía cada vez que dirigía su mano a sus pezones o a su entrepierna. Me encantó el poder que estaba ejerciendo sobre ella.
Pude ver como su humedad se extendía de su entrepierna, y humedecía las sábanas sobre el sillón.
Déjame tocarme por favor, ya no aguanto, por favor. -dijo con voz ahogada y suplicante.
Si te dejo hacerlo arruinarás la obra, ¿qué harás para compensarlo? -Le dije amenazante.
Haré lo que sea, por favor, ya no aguanto, aaahh.
Le dije que me llamara Amo y que la dejaría darse placer.
¡Sí Amo! ¡Sí Amo!, decía mientras rápidamente se acariciaba su húmeda y necesitada vagina. Noté como su excitación creció enormemente al llamarme Amo. Esa idea le gustó en exceso, disfrutaba ser comandada.
Finalmente pude ver su vagina, blanca, bien afeitada y cuidada, hinchada y húmeda por la excitación, pude ver como bajaba el líquido por sus nalgas y se abría como una flor al estar madura, un manjar que aguardaba por mí.
Ella empezó a acariciar su vagina con pasión, llegando rápidamente a un intenso orgasmo, me encantó como sus piernas temblaban, su cadera se balanceaba y su cuerpo se estremecía, sus gemidos eran una melodía para mí, su rostro reflejaba sus sensaciones, sus palabras se volvían ininteligibles al perder control de su cuerpo. Hasta que poco a poco fue pasando.
Yo pude resistir con dificultad porque estaba muy concentrado en acabar el dibujo, pero mis ansias estaban por reventar.
Hice mi último trazo, me levante de un tirón. Y me dirigí eufórico a saciar mi lujuria. Ella no se había recuperado aún pero me le abalancé encima, la tomé de la cadera con una mano y con la otra sujeté su cabeza por detrás y le estampé un beso, ella se sorprendió pero no opuso resistencia.
El tacto era maravilloso, tenía una piel tersa, suave, como seda. Sentir la humedad de sus labios, ese néctar que había deseado tanto tiempo, chupé sus labios, lamí su lengua y exploré toda su boca, bebí de su saliva, delicia exquisita, no podía detenerme. Sentía su aliento y su respiración, ese contacto, esa cercanía por fin, era lo que deseaba desesperadamente.
Empecé a besarla por la barbilla, por el cuello, dando pequeñas mordidas y lengüetazos, quería probarla toda, saborear toda su esencia. Finalmente llegué a sus tetas, la locura se apoderó se mí.
Introduje su pezón en mi boca y empecé a succionar con fuerza mientras que mi mano masajeaba su otra teta. Sabía que estaba siendo rudo, esa no era la manera de darle placer a sus pechos, pero no me importaba, estaba en un frenesí de excitación. Ella solo gemía y me rodeaba con sus brazos.
Me incorporé y saqué mi pene duro como el acero de mi pantalón y tomándola del pelo acerqué su cabeza a mi verga. Ella lo tomó sin rechistar y se lo metió en la boca, yo me deleite, su humedad y su succión apretando mi pene palpitante y dando sensaciones maravillosas en mí, no tuvo que hacer mucho para que liberase toda mi carga en ella, mi semen, mi semilla. Fuera de molestarse lo saboreó y se lo tragó.
Eso me puso a mil, ¿de dónde salió esta mujer? -Me pregunté. No he acabado aún, le dije, le pedí que siguiera chupado y ella accedió, mi pene se incorporó de prisa.
Vi como ella se tocaba mientras sus labios mamaban a la perfección mi glande. Que puta eres le dije, mientras que ella afirmó con un sonido sin sacarse mi pene de la boca.
Ese gesto y esa afirmación activaron una reacción en mí, la tomé del cabello, la levanté y la llevé y la puse contra la pared. Mi cara muy cerca se la suya, viéndola directo a los ojos.
Vi en sus ojos un poco de miedo pero más que nada exitación, algunas de esas emociones y el trato un poco rudo era nuevo para ella, pero su expresión me daba pie a continuar.
Con una de mis manos acariciaba su vagina asegurándome de darle placer mientras le decía: te quiero, quiero que seas para mí, quiero que seas mi hembra, mi musa, mi puta, no se de dónde saliste, pero no quiero que te vayas.
-No quiero irme, quiero que me uses, quiero que me penetres por favor, por favor Amo. -me rogó, entre jadeos mutuos. Mis sentidos y mi pene reaccionaban cada vez que me llamaba Amo, una emoción y una energía surgía de mí, me daba poder.
Tomé unos de sus muslos y lo
levanté, para darme acceso total a su vagina que chorreaba humedad por sus
piernas, la energía sexual estaba a mil. Introduje mi pene y empecé a
penetrarla, ella gimió de placer y excitación, deseaba tenerme en su interior,
ser poseída, llenada, amada, segí mis embestidas con ritmo, con fuerza. Estas
entre mi pene y la pared. -le dije.
Sí, lo sé, lo sé, afirmó, no pares por favor Amo.
Nuestros cuerpos comulgaban, se saciaban, se golpeaban, se estremecía, rosaban, en una interacción caliente, húmeda, a veces pegajosa, entre alientos y líquidos sabrosos.
Cambiamos de posición, la puse de cuatro, la penetraba con fuerza y mí pelvis golpeaba contra sus grandes y gordas nalgas, sus gemidos de hembra en celo me volvían loco. Luego cambiamos, ella arriba, movía sus caderas con una destreza asombrosa, yo veía rebotar sus perfectas tetas, mientras las acariciaba y jalaba sus pezones, vi como su perfecto peinado y su maquillaje iban sucumbiendo a nuestro desenfreno, hasta que no aguanté más y solté mi semen en su abdomen.
Ella pensó en incorporarse al verme acabar, pero le dije: no he acabado contigo perrita. La empujé para que cayera de espalda a la cama, abrí sus piernas y me dispuse a darle una chupada excepcional. Su vagina estaba tan humeda y lubricada que empapada mi cara, puse a trabajar mi lengua con todos los trucos que sabía, hice mío su clítoris mientras que estimulaba su vulva con mis dedos.
Pronto sus piernas empezaron a temblar y su espalda se arqueaba cada vez más seguido.
Mmmm aaah, sí por favor, me voy a venir, me vengo, por favoooor!!!
Hasta que se vino en un tremendo y sabroso orgasmo, yo la sostuve con mis manos, quise que se sintiera poseída, protegida, quería que supiera que ese placer que estaba sintiendo era por mi causa, me encantaba sentirla, ver su éxtasis y su placer, hasta que fue pasando, me miró atraída, jadeante, cansada, complacida, mientras aún sentía las réplicas en sus entrañas.
Te quiero, te quiero para mí, que seas mía, no puedo vivir sin tenerte otra vez. -Le dije.
Ella me miró, puso su mano en mi mejilla, y me dijo: quiero estar contigo, quiero que me pintes, que me dirijas, que me estremezcas de placer, dije que eras mi Amo y me ha gustado, ahora soy tuya, no me dejes.
Nos besamos y sin darnos cuenta, sería el inicio de muchas aventuras en un mundo nuevo y maravilloso.
En cuanto al dibujo, bueno sería uno de muchos.
Fuíste la luz que me sacó de la oscuridad.
Promesa de mí otra mitad.
Anhelo de mis fantasías, perversiones y pasiones.
Sumisa y complaciente decías que sí a mis locuras.
Abrazabas mí alma y calentabas mí cuerpo con tú entrega.
Ansiabas mis cuerdas, ser mí prisionera,
Ansiabas ser aquel tesoro que cuidaría con recelo.
Y yo, deseaba atarte para que no escaparas,
para tenerte cerca de mí.
Mí voz fue la guía de tu éxtasis,
Fue la cuerda que ataba tú barco a mí muelle.
Aquello fue tan cercano y tan lejano a la vez.
Ahora mí voz se pierde en el vacío,
y mis cuerdas han perdido su propósito
Ahora que puedo ver el horizonte, ¡comprendo todo!
Y ya no estás…