Me gusta verte desnuda, me gusta la sensualidad, y erotismo que expresas.
Como juegas con tú cuerpo para resaltar tus atributos, el como abres la boca para provocar, el como usas tú cabello seductor y tú piel magnética que atrae la mirada, tus pechos grandes como montañas, coronados con esos dulces y largos pezones que prometen sabrosas recompensas.
Me gustan las poses de tú cuerpo, curvilíneas y agradables, como una escultura digna de admirar, como cincelada por un gran maestro, exquisita.
Me gusta tú expresión pura, inocente y como poco a poco con cada imagen te vas convirtiendo, vas revelando un lado más profundo. Como te vas transformando en animal, en perra, aún inocente pero más sucia, jugando con tú juguete, exhibiéndote como te gusta, elevando los sentidos y aún más allá.
Pasando de una perra alegre, obediente y juguetona a mí prostituta sumisa, deseosa de ser usada, deseando ser sometida, sujeta, atada en el suelo, simbólicamente humillada, en el piso, deseosa de que disfruten cada rincón de tú ser, de ser acogida y cuidada.
Con esa dualidad que te caracteriza y tanto me gusta.
Porque a la luz del día, desnuda y pura, con tú talento desatado, eres un espectáculo sublime y maravilloso de observar.