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Bases de la Dominación Femenina from Adrenaline's blog

Bases de la Dominación Femenina
Es un hecho que las mujeres nos dominan. Hay un ejemplo que siempre pongo, estereotipo pero real, el de los compa
ñeros de trabajo, que tras un animado caféen el que se habla de fútbol, de política y de tías, de esa forma masculina tan característica, conversaciones en las que se arregla el mundo en los veinte minutos del desayuno, de repente, ves que a esos mismos hombretones les suena el móvil y se ponen a hablar con su Señora esposa, bajan la voz, bajan las orejas, pierden la virilidad, y dóciles y mansos dicen a todo que sí, cambiando completamente de actitud.




No hay demasiada información en la red sobre la Dominación Femenina, y la que hay, al menos la que yo he encontrado, en mi opinión y siempre desde el respeto, muestran a Dominantes Femeninas con cierto toque despiadado y un poco robótico ciertamente estereotipado que no comparto en absoluto.
Desde de pongo en común mi sentir y mi naturaleza sumisa con mi Ama, Due
ña y Señora, hemos hablado de esto. No todas las Mujeres Dominantes son como en las páginas o los vídeos que rondan por ahí. En realidad hay verdaderas Damas que nos dominan todos los días, quizás a veces no somos ni siquiera conscientes de que lo hacen, sólo Ellas tienen ese sexto sentido femenino por el cual saben manejarnos con una elegancia y una virtud incomparables.
La primera vez que hablamos de esto mi Se
ñora y yo, Ella me remitióeste texto que se puede encontrar en varios blogs de Dominación Femenina. Mediante su lectura, podemos darnos cuenta de que las bases de la FemDom pueden no ser las del estereotipo que está más extendido, sino que son bases con una naturaleza muy distinta. Leámoslo, y luego, comentemos.
La mujer FemDom hace lo que quiere. La mujer FemDom no hace lo que no quiere. Su poder es genuino, nace de Ella y no es una graciosa concesión otorgada por otro (mucho menos un hombre, mucho menos un hombre que dice ser sumiso). En el proceder de su vida radica el secreto de su poder. Ella domina, no doma; ella sugiere, no ordena.  Ante Ella, todo es docilidad y adoración. Podrás ser el centro de su mundo si logras su amor pero Ella será siempre tu universo completo. Ella no teme ni se inclina ante ningún Poder que no sea propio.


La única ley que vale es la de su deseo. Ese deseo puede mutar inesperadamente en capricho y en arbitrariedad, así lo decida Ella. En muchas oportunidades, el varón es su objeto o herramienta de deseo pero nunca de desprecio. Ella no necesita elevarse sobre la base de disminuir a otro porque Ella está elevada por sí misma, por su propia majestad.
La noche, por su natural contexto seductor - morboso - estelar, es la gran aliada de la FemDom. La general ausencia de amigas mujeres, celosas de su poder es su maldición y a la vez, el módico precio a pagar por tan fortuito destino, por tanta felina libertad. Ella sabe lo que vale, sabe lo que busca, sabe lo que el mundo está ávido de otorgarle y está dispuesta a tomarlo, sin dar explicaciones ni rendir cuentas.


La mujer FemDom es la mujer más deseada sexualmente cualesquiera sea la elección sexual que hayas hecho. Esta gema del universo sexual humano brilla y resplandece con luz propia. Hace brillar a los que la rodean. Su luz tiene tres tonos básicos que se entremezclan, potenciándose y fusionándose entre sí.
Cuando me propusieron hacer este mini ensayo sobre la Dominación Femenina, no tenía ni idea de por dónde empezar. Soy sumiso y hombre, por lo que no soy el más indicado para hablar de ello, pues no puedo sentir lo que una Mujer Dominante siente cuando tiene a Su sumiso a Sus pies.
Sin embargo, como sumiso que pertenece a mi Due
ña, Ama y Señora, sísépor quéestoy a Sus pies, y creo que la mejor forma en la que yo puedo explicar la Dominación Femenina, es expresando por quéadoro, y me entrego en cuerpo y alma a mi Señora. Descubrirá así el lector una forma, una de tantas, tan válida como cualquier otra, de sumisión masculina y de Dominación Femenina, que está basada en el amor y el respeto que nosotros sumisos sentimos por nuestr@s Dominantes, y por el cual, nos entregamos a ell@s. Ante todo, es una forma de sentir, una forma de amar, una forma de sexualidad, una forma de respeto, en base a unas reglas y unos protocolos; aprendiendo y practicando todo ello, nuestras vidas cambian, y nos hacen libres y felices.

Adoración.
Una de las acepciones de la RAE para la palabra “adorar” es “reverenciar con sumo honor o respeto a un ser, considerándolo como cosa divina”. Personalmente, no es precisamente esta la acepción que más me gusta, sino una que aparece un poco más abajo, muy escueta, pero con mucha fuerza: “amar con extremo”.


En el texto que hemos leído sobre Dominación Femenina, el término “adoración” se utiliza en el primer párrafo: “Su poder es genuino, nace de Ella y no es una graciosa concesión otorgada por otro (mucho menos un hombre, mucho menos un hombre que dice ser sumiso). En el proceder de su vida radica el secreto de su poder. Ella domina, no doma; ella sugiere, no ordena.  Ante Ella, todo es docilidad y adoración. Podrás ser el centro de su mundo si logras su amor pero Ella será siempre tu universo completo. Ella no teme ni se inclina ante ningún Poder que no sea propio.”
La clave de la adoración a una FemDom, es sin duda, el sue
ño del sumiso por lograr el amor de Su Señora, y sentirlo en extremo, hasta el punto que Ella sea tu mundo. Es en efecto, amar con extremo, es docilidad, es adoración.
Particularmente el sumiso adora a su Se
ñora de muchas formas, pero esa adoración es realmente plausible cuando se acerca a Sus pies, y los lame, los besa, con una mezcla de respeto y devoción reales; o cuando le hace un masaje, porque viene cansada del trabajo y lo necesita; o cuando le pide un beso, sensual, húmedo, largo y profundo; cuando recorre todo Su cuerpo con la lengua, acariciándola, besándola, comunicándose mutuamente deseo. Es una forma de amarla, de estar por Ella, por lo que necesita, con devoción y amor, porque Ella se lo devuelve generosamente con creces.

Deseo.
Según el mencionado diccionario, desear es “aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo”, “anhelar que acontezca o deje de acontecer algún suceso” o  “sentir apetencia sexual hacia alguien”. Cuando un sumiso dice que la desea a su Se
ñora, las tres acepciones se mezclan y revuelven en una ilimitada pasión, sin posibilidad de diferenciar cuál esta sintiendo en cada momento. En el texto anterior, se habla sobre el deseo: “La única ley que vale es la de su deseo. Ese deseo puede mutar inesperadamente en capricho y en arbitrariedad, así lo decida Ella. En muchas oportunidades, el varón es su objeto o herramienta de deseo pero nunca de desprecio. Ella no necesita elevarse sobre la base de disminuir a otro porque Ella está elevada por sí misma, por su propia majestad.”
El sumiso, al amar a su Se
ñora, tiene necesidad de satisfacerla en lo que Ella desea. Ese deseo pueden ser caprichos o no, ganas de tenerle, ganas de usarle, siendo Su objeto y herramienta para satisfacer Sus deseos. Pero no de forma despreciativa, sino todo lo contrario, la forma en que Ella le usa para satisfacer Sus deseos está llena de respeto por él, y al tiempo que Ella disfruta, él también lo hace, es un camino de dos direcciones, es un deseo mutuo que se retroalimenta entre ambos.




Castidad.
El deseo del Ama porque el sumiso mantenga y guarde castidad es una forma de que éste demuestre su entrega, sometimiento, obediencia y fidelidad, al tiempo que mantiene vivo el deseo de servir a su Se
ñora como Ella merece.
La castidad tiene varias consecuencias. Una de ellas es sentir la intensidad de la denegaci
ón. El Ama es Dueña del placer de Su sumiso, éste sólo sentirá placer cuando Ella lo decida, el Ama es Dueña de la voluntad del sumiso. Ello le permite controlar el estado de deseo y excitación de Su sumiso, tiene la capacidad de excitarle pero de denegarle la satisfacción sexual, con el fin de mantener vivo en él, el deseo por Ella. La consecuencia de potenciar el binomio abstinencia/excitación, es que el sumiso estará deseoso y preparado para servirla sexualmente cuando Ella desee y lo necesite, manteniéndole permanentemente ofrecido y ansioso por servirla, y estar preparado para ello en todo momento.

Sexo oral.
El sexo oral está relacionado con el hecho de que las Mujeres pueden alcanzar el orgasmo a través del masaje del clítoris en lugar de mediante la penetración vaginal. La sexualidad del sumiso en la Dominación Femenina tiene como objetivo fundamental el placer del Ama, para complacerla a Su gusto y con la frecuencia que Ella desee. En este sentido, el sumiso dispone de labios, manos y lengua para practicar masajes clitorianos a Su Ama, y el pene pierde protagonismo a la hora de complacerla, al tiempo que se potencia la sensación de entrega y pertenencia del sumiso al verse obligado a practicar sexo manteniendo su propia castidad y abstinencia, aunque su excitación por esta situación se potencie. Así, el sexo oral va íntimamente ligado a la castidad y al fin último de esta que antes se comentaba. Por ello, el sumiso debe ser educado convenientemente y aprender y conocer las técnicas para practicar el sexo oral femenino.


Por ejemplo, una de las técnicas que puede aprender el sumiso, es estimular las glándulas de Skene durante la excitación de Su Ama para provocar la eyaculación femenina. Estas glándulas producen y se llenan de un líquido que finalmente expulsan durante el orgasmo, aunque también suele ser expelido sin necesidad de alcanzar el orgasmo cuando las glándulas rebalsan de fluido y como resultado lo dejan fluir poco a poco.
 
Control del orgasmo.
La práctica del sexo oral por parte del sumiso para satisfacer a su Se
ñora tiene la característica añadida que el sumiso puede proporcionar tantos orgasmos consecutivos a su Dominante como Ella desee, quedando plénamente satisfecha y relajada. En esta situación, el Ama puede decidir sobre el orgasmo del sumiso, que probablemente estará muy excitado. Puede permitirle llegar a la eyaculación a través de la masturbación, de forma que el sumiso entienda que se le permite como premio por su buen comportamiento, estando obligado a agradecérselo. Sin embargo, el Ama puede también decidir simplemente denegarle el orgasmo, bien como castigo, bien porque simplemente no le apetezca.  Este control del orgasmo tiene una doble consecuencia, el Ama puede sentir el placer de Su Dominio sobre Su sumiso, y a su vez, el sumiso puede sentir el placer de la pertenencia y la sumisión, de la cesión de su voluntad hacia Su dominante, que en su día firmara en el contrato de sumisión.




Disciplina.
La disciplina se basa en la corrección encaminada al logro de una meta positiva. El Ama entrenará, educará, guiará la conducta y alterará comportamientos y actitudes del sumiso. El sumiso debe llevar una vida disciplinada y hacer sacrificios para entrenarse y mejorar en Su actitud de sumisión, observando un conjunto de reglas, normas y protocolos que debe seguir. La confianza del sumiso hacia Su Ama y unas bases conceptuales sobre sumisión bien estructuradas, junto con una educación y un aprendizaje apropiados, harán que el sumiso cumpla las metas y obligaciones que se le asignen, y cambiará la percepción del sumiso en algunas materias, por ejemplo, el dolor. Su Se
ñora podráevaluar su progresión y mejora en el comportamiento. Diferentes disciplinas que el Ama vaya imponiendo, irán mejorando y adaptando el comportamiento del sumiso hacia Su Dominante.

Castigo.
Un castigo es una sentencia por la violación de una de las normas, reglas y protocolos que el sumiso debe seguir, para reprobar, penalizar y rega
ñar al sumiso por una desobediencia. Cuando el sumiso viola con conocimiento de causa alguno de estos términos debe ser castigado por su comportamiento. Los errores del sumiso son castigados para que no vuelvan a ocurrir, con el fin de reprimir la desobediencia.

Penetración masculina y uso del arnés.
Usar un arnés con un dildo para penetrar al sumiso es un acto muy Dominante y placentero para el Ama, la cual rompe barreras, se introduce en el cuerpo de Su sumiso. Es uno de los más excitantes y placeres de poder psicológico y de control. El sumiso se vuelve vulnerable, tanto física como emocionalmente, se siente usado. Se trata de un acto de sumisión y entrega total en la que esta sexualmente dominado y penetrado. Cuando el sumiso es penetrado, se estimula la glándula prostática, situada más allá del canal anal y hacia el ombligo. Esta glándula produce el líquido seminal al pene para la eyaculación y provoca una sensación increíblemente agradable cuando se estimula.
 
Conclusión: Femdom, sadismo, sensualidad, sexualidad y feminidad.
La apetencia y el deseo acaban catalizándose en un deseo sexual, avivado por el propio poder femenino que emana de la FemDom y el deseo masculino de sumisión: Mezcla de sadismo, sensualidad y feminidad.

La Mujer Dominante es sádica, porque sabe cómo obtener placer de Su sumiso indefinidamente, de forma que el sumiso sólo desee entregarle ese placer.
La luz del sado: la FemDom, desea, busca, y al encontrar, lo toma por asalto. No repara en deserotizantes moralinas ineficaces ni en legislaciones promulgadas por supuestos dominantes varones. Ella no busca hacer da
ño sino todo lo contrario porque alrededor de Ella sólo hay goce y placer. Ella no espera. A Ella la esperan. Es augusta en su apetito de poder erótico. Tiene el sabor a femenina feromona camuflando su dulce veneno letal. La conquista y la seducción la erotizan. Es una mujer de "armas  tomar", así que es mejor que nunca intentes desafiarla. Ella te exigirá dedicación completa a su servicio y no tu vida a su antojo. Cuando la sirvas, dale todo. Ni más ni menos. Ella  no se conforma con dádivas y  los gladiadores que la idolatren rogarán porque ella abuse de su poder ante ellos. Ella es la causa y consecuencia del festín, se sirve golosamente del banquete y te hace lavar los platos muy gustoso. Desparrama lujuria sin consenso y te envicia con su altanería pedante, siempre de sonrisa firme, siempre  feliz. Es absolutamente excluyente en rechazar a masocas inseguros y a víctimas de la vida con dudosas historias. Quien pretenda acceder al servicio de la Dama deberá ser eficiente en atenderla y despojarse de sus inseguridades masculinas. El motivo del sadismo de la FemDom no es el dolor carnal causado al otro, sino el placer carnal obtenido del otro. Por eso es sádica.


En efecto, alrededor de un Ama sólo hay amor, goce y placer; goce y placer que toma por asalto y sin preguntar si puede tomarlo, simplemente lo toma, porque puede. Emana una sensualidad y un erotismo, una seducción, una lujuria, que hacen que el sumiso la espere lo que haga falta para entregarse a Ella sin remilgos, sin dudas, libremente, con el único objeto de satisfacerle Su deseo, de servirla, de ingerir Su veneno amoroso y transformarte en Su sumiso, para darle todo, para pedirle y suplicarle que abuse de él, que le ponga Su collar y tire de la correa, que le ate de pies y manos entre dos columnas bien ofrecido, desnudo, indefenso, que le castigue si ese es Su deseo, que le azote, le imprima en la piel la lengüeta de Su fusta o le cruce de latigazos la espalda, porque acto seguido lo sabrá mezclar con el más dulce de los placeres, de los besos, embriagando su cuerpo, su mente, todos tus sentidos, envenenándole de amor por Ella, de entrega por Ella, de sumisión por Ella, bebiendo ese elixir que alimenta la necesidad de satisfacerla.

La sensualidad de la Mujer Dominante es verdadera pasión a flor de piel.
La luz sensual: la FemDom es pasión por las sensaciones a flor de piel. Como mujer, goza de los perfumes, de las caricias, de la estética, de la música y del arte culinario. Es obstinada en la belleza propia y en la de su entorno. Su delicadeza entremezclada con su firme personalidad es sabiamente femenina. No matiza, exagera las cualidades. Ama la naturaleza y la cuida, la preserva, la nutre. La FemDom colorea el ambiente y aterciopela el aire que la acompa
ñan. Ella no anula al hombre, lo estimula en sus sentidos y potencia su virilidad a partir de su omnipotente sensualidad. Si te la imaginas, no te equivocas pues Ella ya estaba en tu mente antes que la conozcas personalmente. Ella valora su propio cuerpo y lo mantiene saludable y estético y establece una directa relación con tus sensaciones positivas, no traumáticas ni tampoco tóxicas ni autodestructivas
De ese elixir ingerido, la necesidad de entrega, nace el deseo de acariciarla, de besarla, de mimarla, de embellecerla más si cabe, de cocinar Sus platos preferidos y servírselos con devoción y amor, de hacer que se sienta bien a toda costa. La Mujer Dominante es una verdadera amazona, le gusta vivir en plena naturaleza y le encantan los animales. Siempre estimula los sentidos de Su sumiso, lo quiere vivo, despierto, viril, preparado en todo momento, ofrecido, lo quiere bello y saludable, enfatizando toda sensación positiva que crea a Su alrededor, y se la ofrece, para que la absorba y llene cada rincón de su cuerpo y de su mente, haciéndole sentir el hombre más feliz de la tierra.

La Mujer Dominante es pura feminidad.
La luz femenina: la FemDom jamás reniega ni sufre de su condición femenina sino todo lo contrario, la goza. Bendice haber nacido mujer pero no para odiar al macho ni para vengar viejas afrentas de género sino para ser complacida por aquellos a quienes Ella considera como grandes caballeros. Sabe coser, sabe bordar y siempre te abre la puerta con picardía para ir a jugar. Con Ella siempre te querrás casar. No se excita promoviendo reglas de conducta como lo hacen esas amas que parecen ser madres sustitutas sino que te aceptará a su lado si sabes formar parte de su guardia pretoriana. No decidió vivir como la amarga directora de escuela en una sociedad incorregible sino ser Cleopatra en la alcoba perfecta. Es vaginal y luce sus tetas en coquetos soutiens. Tiene sedosa la cabellera aunque sea calva y siempre pone su culo en el asiento que más le place, cruzando las piernas con gatuna estirpe (nunca la encontrarás de brazos cruzados). Sabe hacer las cosas prácticas de la vida. Usa su femenina (y por lo tanto bífida) lengua cual látigo, tanto para humillar como para besar. Seductora y carismática, va siempre adelante con un segundo pensamiento por encima de lo coyuntural. Su fusta no necesariamente pega pero es seguro que Ella te pegará a su fusta de por vida.


En efecto, la Mujer Dominante es la Cleopatra, la Reina que le hace ser al sumiso el hombre más feliz de la tierra, porque le considera como Su caballero, Su Arturo, Su Perceval, le acepta tal y como es porque él la acepta tal y como Ella es. En Su seguridad va siempre un paso por delante, Su sensualidad, Su coquetería, Su melena, Sus piernas, Su culo, todo Su ser, emanan poder femenino, emana ese sexto sentido que tiene, es práctica, lógica, seductora, emocionalmente inteligente, y sabe ser seria y recta, meterle en cintura cuando es necesario, y besarle pasionalmente cuando así lo desea.
Fuentes: sadobyroxy.blogspot.com.es


El Muro

MISY M
Dic 18 '20
Muy interesante!!
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