Un juego que se practica habitualmente en BDSM es el de utilizar velas para derramar cera caliente sobre el cuerpo de la sumisa o el sumiso.
Es una práctica morbosa y que puede resultar inofensiva siempre que se tengan unas mínimas precauciones. Sin embargo, usada con desconocimiento o imprudencia puede ocasionar quemaduras graves y marcas permanentes, así que vamos a dar una serie de nociones y consejos:
Como siempre, antes de probar con nuestr@ sumi@, conviene practicar en casa,y probar en carne propia lo que se va a hacer. No os limitéis a probar en el dorso de la mano o en la cara externa del antebrazo, porque ahí la piel es más gruesa y resistente. Si vais a usarla en otras zonas de vuestr@s sumis@s, tenedla decencia de hacer lo mismo con vosotr@s.
Recordad también que la temperatura de la cera puede ser muy variable y depender de muchos factores, como veremos más adelante.
Por si se producen accidentes, hay que tener una pomada antiquemaduras. En varios sitios he visto que recomiendan gasas de linitul. No vale ir a comprar la pomada DESPUÉS del accidente. Hay que tenerla preparada, porque el tiempo que se tarde en aplicar es fundamental.
Si se produce la quemadura, inmediatamente echar agua fría, y luego la pomada.
Nunca utilicéis remedios caseros, como lo de la pasta de dientes.
Por ello, además de estar siempre pendiente de no arrimar la vela a nada combustible, y de apagarla adecuadamente, conviene tener cerca un extintor, o al menos, un cubo de agua.
La temperatura de la cera depende de tres factores: La composición química de la vela, la altura desde la que caiga y el tiempo que lleve encendida la vela.
En cuanto a la composición, las que menos posibilidades tienen de producir quemaduras son las velas comunes de parafina. Las corrientes de iglesia,baratas y fáciles de conseguir, son muy manejables y seguras.
Evitad aquellas velas con la cera de colores o con olores. Las sustancias químicasque incorporan pueden producir daños sobre la piel.
A muchas personas les resultan muy atractivas estas velas de colores o con olores, mi consejo es que las uséis como adorno morboso durante las sesiones, pero no para derramar su cera sobre el cuerpo.
Evitad también las de cera natural (de abejas), porque al contener pequeñas cantidades de miel alcanzan una temperatura mucho más alta, así como las velas de gel.
No utilicéis cera de depilar, que puede alcanzar unas temperaturas altísimas. Y si la usáis, esperad el tiempo necesario a que se temple (y comprobadlo).
Muchas velas tienen alrededor un plástico que las contiene. Esto tiene algunas ventajas e inconvenientes.
La principal ventaja es que al no derramarse la cera por los bordes de la vela, se queda acumulada y líquida alrededor de la mecha. Esto permite disponer en cada momento de una buena cantidad de cera derretida, y hace también más fácil sujetarla.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que al quedarse la cera derretida cerca de la llama, formando un charquito, sigue calentándose y va aumentando su temperatura. También, si tenemos mal pulso, se puede derramar una gran cantidad de cera de repente, con lo que caerá a una temperatura más alta.
Un truco es hacer un corte en forma de “V” en el borde del plástico, que permitirá controlar mejor el goteo.
Una advertencia: Ese plástico está diseñado suponiendo que la vela va a estar siempre derecha. Al inclinar la vela para derramar la cera, recordad que la llama no se va a inclinar, y corremos un peligro de que esa llama alcance el borde del plástico y lo funda.
El plástico fundido, si se cae sobre la piel, produciría graves quemaduras.
Otro aspecto fundamental de la temperatura es la altura desde la que se derrame.
Si se derrama desde una altura grande, da tiempo a que las gotas de cera se vayan enfriando con el aire. Si se derrama desde poca altura, la temperatura será mucho más alta.
Lo más recomendable es empezar desde una altura de medio metro (más o menos como la distancia que hay desde nuestra mano a nuestro codo), y progresivamente, ir bajando un poco esa altura. Un poco, ¿eh?
Si tenéis mal pulso, apoyad el brazo, el antebrazo o la muñeca en algún objeto fijo.
El otro factor que determina la temperatura de la cera es el tiempo que lleva encendida la vela. A más tiempo, más temperatura. Conviene, entonces, llevar dos velas, y cuando una lleve un rato encendida, apagarla y encender la otra.
A la hora de elegir las zonas del cuerpo donde echar la cera, creo que es obvio recordar que hay que evitar la cara y el cuello. Otras zonas muy sensibles a las quemaduras son las caras internas de muslos y brazos, así como, desde luego, el sexo.
Es muy recomendable no echar cera sobre lugares con pelo o vello, ya que quitarlo puede convertirse en un suplicio (salvo que busquéis precisamente ese efecto).
Finalmente, llega el momento de desprender la cera de la piel de nuestr@s querid@s sumis@s. Hay multitud de maneras (con las uñas, la boca, un trapo, un cepillo, guantes, etc.). Seguro que, a poco que penséis, se os ocurren maneras morbosas de disfrutar también de ese momento.
Algunas personas, para que resulte más fácil quitar la cera, previamente untan la piel con una loción que contenga aceite.
El Muro