En ocasiones me he puesto a pensar, así, como los locos, ¿Es posible entrar en un mundo sin tener idea de lo que se está haciendo? ¿Comenzar a hacer cosa sin previo conocimiento de qué diablos es? ¿es factible que, después de "vieja" me toque aprender cosas como los niños aprenden a hablar sin darse cuenta, pero de paso con un@ profesor@ que tampoco sabe lo que hace?
Bueno, aunque me de pena admitirlo, con la mayor vergüenza del mundo, pero orgullosa de saber que por fin "esta cosa rara que tengo" tiene un nombre... BDSM; confieso que me enteré por medio de una chica que me comento la existencia de unos libros de literatura erótica que le gustaban y trataban sobre el BDSM, de los cuales estaban a punto de sacar una película... Adivinen cuales eran esos libros... Aunque ese no es el caso, mi intención es contar más o menos como he entrado en este pequeño gran mundo que tanto me ha llenado.
Todo sucedió como causa/efecto de nuestras personalidades (chocantes para algunos, ya que a su parecer ese tipo no merecía a alguien tan dulce sino a una cuaima), por parte de quien en aquel entonces era mi pareja y mía; esa primera nalgada realmente fuerte, esa pelea en la que mis lágrimas le excitaban sobre manera, mi primera petición de azote con una correa para probar, el incremento en mi deseo con cada sensación dolorosa sobre mi cuerpo y la aceleración de la llegada del clímax con cada mordida en mi nuca o mi hombro o con cada tirón de mi cabello; ¿Estamos locos?, no creo poder estar sin este hombre, nadie más podría complacerme, no creo que ningún hombre golpee a su mujer/amante/novia/esposa/rejunte/amiga con beneficios solo por placer, o la humille y haga llorar solo para mejorar su orgasmo y el propio de ella, está bien, los hombres solo piensan en sexo y mientras mas mejor y bla, bla, bla, pero ¿maltratar a la mujer y que a esta le guste? debemos estar locos, pensaba yo, 6 años de relación y 4 de ellos llenos de estas prácticas, a las que se aunaron uno que otro trío. Parece increíble, pero la relación se deterioró en cualquier aspecto imaginable, menos en este, pero fue justo falta de comunicación e información que teníamos lo que llevó a que el amor se acabara.
Luego de que aquella amiga mencionara el BDSM se me prendió el foco (aunque algo tarde porque ya estábamos separados irremediablemente), comencé a investigar, stalkear cuentas en redes sociales (muy discretamente), revisar paginas, ver porno alusivo, incluso historia y vocabulario, mientras más leía, veía y escuchaba, más inmersa e identificada me sentía con este estilo de vida (esta moda como lo llamarían en el mundo vainilla)
Desde mi separación con aquella pareja he tenido otros, presentes en cuerpo (y deseo), sin embargo no han llenado mis expectativas, en algunos he podido leer que una sumisa no tiene derecho a elegir a su Amo, mucho menos a exigir, pero qué sentido tiene tener un Amo que no te merezca, si, está bien, te proporciona placer, pero, ¿te sientes protegida? ¿te sientes amada?, ¿le sirves por adoración o por mera necesidad de flagelación o una azotaina? ¿estás enteramente satisfecha? ¿entregada? si no puedes entregarte, ¿qué sentido tiene?
Estaré esperando al Amo adecuado, aquel que corrija mi sufrimiento y lo llene con el placentero dolor que tanto necesito, esperaré que mi Amo me encuentre, que vea en mí esa pequeña cachorrita que tanto ha esperado para lucirla, para que le haga compañía, para protegerla y azotarla por cada travesura o como premio de su obediencia
El Muro