Encuentro placer y goce de ser sumisa en una relación de pareja (BDSM).
No soy débil o estúpida. Soy una mujer fuerte,
con pensamientos claros y un concepto definido de cómo quiero que sea mi vida.
No sirvo a mi Amo por ser débil sino por mi fuerza y orgullo.
Busco a mi Amo para que me de amor y protección ya que nunca me siento tan llena como cuando El está conmigo.
Sé que el protegerá mi cuerpo, mi alma, y mi mente con su fuerza e inteligencia.
Él lo es todo para mí y yo lo soy todo para Él. Su tacto me despierta y sus pensamientos me liberan.
Solo sirviéndole me siento completamente feliz.
Sus castigos son duros, pero los acepto gustosamente sabiendo que siempre desea lo mejor para mí.
Si desea mi cuerpo, se lo doy, satisfecha, y me da un enorme placer saber que estoy haciéndole feliz.
Sin embargo, el placer carnal es solo una faceta de nuestra relación. El amor, la confianza, el compartir,
también conforman una parte muy importante de nuestra relación.
Mi cuerpo es suyo y si Él dice que es bonito, lo es. No importa cómo me vean los demás,
soy bella a sus ojos, y por eso camino con la cabeza bien alta, porque,
¿quién puede decir que mi Amo no está en lo cierto cuando dice que soy bella?
Si me dice que soy su princesa, lo soy... Si me dice que soy su juguete,
lo soy, su perra, su sirvienta, lo soy… tan sensual, lujuriosa y lasciva como Él lo desea,
y si otros no lo ven, es que están ciegos.
Mi mente es suya, y solo Él la conoce por completo. No tengo secretos para Él,
porque los secretos me apartarían de ser suya por completo. Los secretos pondrían una barrera
entre mi Amo y yo, y yo, no quiero barreras. Sus enseñanzas no son algo que yo busque o imagine,
son algo que ha decidido que yo necesito y yo aprendo de Él.
Mi alma es suya, tan desnuda como puede estarlo mi cuerpo cuando estoy postrada a sus pies.
No hay un solo momento en el que no note su presencia, incluso cuando no está conmigo.
No se me ocurriría jamás enfurecerle ni traicionarle ya que sería un castigo horrible para mí,
peor incluso que cualquier latigazo. El desconcierto de mi alma, cuando lo enfado,
es peor de soportar que la angustia física que siento cuando me golpea con su cinturón.
Pasó mis días sabiendo que la energía y la fuerza que pone en nuestra relación,
es beneficiosa tanto para Él como para mí. Su parte es mucho más dura que la mía,
y le agradezco enormemente que se preocupe por mí y me regale todo su tiempo.
Yo tengo la parte más sencilla: experimentar, sentir, dejarme ir y abandonarme en Él.
Soy su placer y su responsabilidad y así me trata.
Soy una mujer sumisa. Estoy orgullosa de serlo.
Mi sumisión es un regalo que no doy a la ligera sino que solo puedo dárselo a alguien
que lo aprecie por completo y lo recompense. Solo a Él me entrego por completo
porque soy fuerte y orgullosa. En resumen: soy una mujer sumisa.
El Muro