Así como todo sumiso nace con esa necesidad de servir, toda Dominante nace con ese deseo de guiar. Pero tanto la Domina como el sumiso deben aprender que para mejorar, no solo solo basta saber en la técnica o la entrega, si no en tener claridad de su sentir y ser consciente de la fuerza que posee, no solo física, sino en mente y espíritu.