Una relación BDSM no se centra en lo sexual, su pilar fundamental es ese vínculo que se genera a través de la confianza y el respeto. Vínculo que debe fortalecer y fomentar el dominante u amo a través del conocimiento de la personalidad de su sumiso u esclavo. Lo que a su vez genera esa entrega cada vez mayor de su parte ya que sentirá precisamente la confianza de que no pasará nada que vulnere su integridad tanto física o mental.
No hay que olvidar que no existe dominante sin sumiso/a ni amo sin su esclavo/a.
El punto es que aunque pueda parecerle mal para algunos que representan el rol dominante/amo, o vaya en contra de lo que se cree generalmente, en una relación BDSM quien tiene la última palabra es el sumiso. No al contrario.
Uno como dominante llega hasta los límites que establezca el sumiso.
Otra cosa es la relación amo/esclavo, dónde si existe una entrega total del esclavo y aún así es responsabilidad del amo cuidar y no exponer a su esclavo a una situación que pueda realmente causarle daño tanto físico o psicológico.
Al final somos seres humanos con sentimiento y emociones, el amo u dominante también debe saber darle placer a su esclavo o sumiso, debe saber encontrar el equilibrio para que la relación se desarrolle sanamente dentro de los parámetros del BDSM.