Descubri mi fetiche por los pies desde muy jovencito gracias a mi abuela paterna, si bien ya era una persona grande conservaba una buena figura. Por lo general cuando terminabamos de almorzar mi abuela se retiraba a hacer su infaltable siesta y muchas veces para evitar que impidieramos sus siesta con los juegos o gritos de niños junto a mi hermano ella se llevaba a alguno de los dos a dormir tambien. Ella dormia completamente vestida a exepcion de sus pies, los cuales a partir de algun momento me empezaron a llamar la atencion, recuerdo la espera a que se durmiera para poder acercarme a ellos e inocentemente mirarlos o acariciarlos lentamente para no despertarla. Las siestas se terminaron el que dia que se desperto y me descubrio lamiendo la planta de sus pies. Ese fue el descubrimiento y el comienzo de mi amor por los pies de las mujeres.