Cuando empecé en el mundo de BDSM entre con muchísimas ganas de aprender, pero como toda novata, tenía esta ignorancia de cómo se hacían las cosas, que debía hacer o que no, y como debían o no debían tratarme. A toda personas que tenía algún tipo de conversación siempre la aclaraba que era principiante y estaba para aprender y ver si la sumisión era algo que podía hacer.
Empecé a conversar con un dominante, el cual me dijo que me podia enseñar, y yo acepté que me enseñara. Lo primero que hizo fue prohibirme el que hablara con otros dominantes, porque el me estaba enseñando, solo podría hablarle a él; era demasiado exigente, al punto que me pedía cosas que nunca había hecho y cuando expresaba que tenía dificultades en esto, me comentaba que debía hacerlo bien de una vez, que si no, no tenia lo que se necesitaba para ser sumisa; cuando preguntaba sobre algo, porque no entendía o tenía alguna curiosidad me decía que el no estaba para responder preguntas teóricas, que esas debía investigarlas yo, o que era preguntas muy básica y tontas como para que no las supieras, o que sí no entendía no tenia lo que se necesitaba para ser una sumisa, no podía expresar incomodidad porque porque según el yo estaba para servirle a él, y no importaba como me sintiera yo, si no como el se sintiera.
Al final me disculpe y dije que no podía más, me dijo que era una tonta y me arrepentiría.
No permití que esa mala experiencia me nublara estas ganas que tenia para aprender sobre la sumisión, y en este momento estoy aprendiendo de un gran dominante. De hecho esto es una asignación de su parte.
Y a pesar de todo agradezco aquella experiencia, porque ahora estoy clara en cómo no debo ser tratada. Aún estoy en camino de aprender, me falta bastante, pero tengo ansias y entusiasmo de poder aprender todo lo posible sobre la sumisión y como ser una buena sumisa, y es por esta razón que escribo esto, porque se que abran más personas que han llegado aquí para aprender y capaz les ha pasado esto mismo, solo para que sepan que no todos los dominantes son iguales, y que solo falta buscar hasta encontrar al que esté dispuesto a ayudarte y enseñarte, respetándote como sumisa y personas.
De rodillas, sin mirarlo
Hago entrega de mi cuerpo
Desgarrado de dolor
Clama, implora
Ser usado
Soy culpable
Azóteme…
Permita lave mis pecados
Déjeme pagar mi culpa
Imponga su castigo
Desate su furia
Imploro sea implacable
Y haga caso omiso a mis debilidades
Perdóneme, jamás volveré a caer
Estoy lista
A sus pies Señor
- Prisionera del erotismo (seudónimo)