Una de las reglas que debes usar en todas las sesiones BDSM es el uso de una palabra de seguridad con la que tu sumisa podrá detener cualquier cosa que en ese momento estés realizando con ella. Debes elegir una palabra que se recuerde facilmente y fácil de pronunciar. En nuestro caso la palabra de seguridad es mi nombre de pila. Dado que mim nunca me llama con la familiaridad que supone el uso del nombre común, su uso se ha restringido a esta función de seguridad. Cualquier persona convencional podría preguntar: ¿y no es más fácil decir simplemente basta?.
La respuesta tiene que ver con la teatralización que todo rolplaying implica. En nuestro caso, las relaciones BDSM, se supone que ambos se sienten excitados ante el dominio total de la escena por parte de uno y la indefensión absoluta del otro. En dicho contexto, gritar "basta" o "no puedo más, por favor" por parte de la sumisa y no ser atendida en sus requerimientos por parte del Amo puede resultar en una mayor implicación en el juego, fuente adicional de placer y excitación. Sin embargo, una buena dosis de realismo nos permite comprender que se trata de eso, un juego, que en ningún caso debe traspasar los límites físicos y/o psicológicos de la persona sometida. Un uso racional, honesto y sincero de la palabra de seguridad facilita considerablemente la relación, al evitar "malentendidos" (por cierto, forzar al sexo a una pareja habitual es considerado un delito de violación. A veces, los malentendidos pueden resultar dramáticos...)
El uso de la palabra de seguridad obliga a ambos, la persona dominante y la dominada a ser serios el uno con el otro y con la relación:
Si eres DOMINANTE: Detén siempre la escena ante el uso de la palabra de seguridad. No juzgues, castigues ni reprendas en ese momento a tu sumisa. El no uso de la palabra de seguridad por tu sumisa no te exime de tu responsabilidad de tus actos.
Si eres SUMISA: No dejes de usar la palabra de seguridad si te encuentras en el límite. Si no la has usado no tienes derecho después a quejarte a tu Amo de su "abuso". No uses la palabra de seguridad ante cualquier situación simplemente "molesta", "desagradable" o que no te excita.
2.3. ¿Que es una relación BDSM consensuada?
En los tiempos que corren, todos vamos asumiendo que una relación de índole sexual y/o afectiva entre dos personas adultas debe responder a un único criterio: que ambos libremente decidan mantenerla. Es decir, la verdadera libertad implica, y esto no es siempre visto así por todos, la libertad de iniciarla, de finalizarla y de fijar los límites de dicha relación.
RELACIONES CONVENCIONALES:
- Afortunadamente cada vez menos gente piensa que la mujer debe, contra su voluntad, dejar de trabajar para hacerse cargo de sus obligaciones familiares.
- Afortunadamente cada vez hay menos gente que mira como a un apestado al hombre o la mujer que decide poner fin a una historia de pareja (divorcio... separación...) simplemente porque estima que es más conveniente para el/ella.
-Afortunadamente cada vez hay menos gente que cree estar en el derecho de insistir una y otra vez ante la persona amada con independencia de que ella desee o no ser requerida en amores (acoso sexual).
- Afortunadamente cada vez hay menos gente que cree que la mujer está obligada a mantener relaciones sexuales con su legítimo esposo, con independencia de sus propios deseos (débito conyugal)
Pero, desgraciadamente, todavía hay gente que no piensa así. ¿Cuanta responsabilidad tienen la concepción tradicional de la pareja, la institución del matrimonio , y la ideología conservadora de índole religiosa en tales violaciones a la libertad individual?. La buena cultura BDSM al delimitar con precisión el "contrato de entrega" de la sumisa al Amo, al insistir en el caracter consensuado, lúdico, y reversible de la relación, al delimitar las fronteras de la misma, debería ser un buen antídoto transgresor ante la inmoralidad que supone la concepción tradicional de la pareja como forma de dominación real , no mediante rolplaying, del otro a través del chantaje emocional, cuando no de la coerción social.
2.3.1. El pacto de los limites:
Toda relación BDSM comienza por un pacto. La persona dominante y la sumisa deben comunicarse muy detalladamente cuales son sus deseos, que cosas están dispuestas a hacer y cuales no. Y ambas deben respetar dicho pacto. Esto no significa que los límites sean una frontera fija e inamovible. En el curso de la relación pueden ir modificándose paulatinamente.
Un Amo inteligente debe aprender a moldear progresivamente el deseo y la conducta de su sumisa partiendo de su estado inicial original y avanzando hacia sus propios deseos y expectativas (ver el Arte de la Doma). Como punto de partida de una relación BDSM se puede utilizar un cuestionario en el que estén descritas las distintas prácticas BDSM. Puedes descargarte dicho test (preparado por mim en formato Word, recopilando varias fuentes de Internet ) pulsando aquí. Realizar dicho test con total sinceridad por parte de ambos miembros de la pareja es un buen punto de partida para establecer los límites iniciales de la relación y conocerse mejor. Pasado cierto tiempo, si la relación se va consolidando, realizar de nuevo el test puede descubrir hasta que punto los deseos se movieron...
SI ERES AMO: Nunca trates de forzar ninguna práctica que tu sumisa no desee realizar. En caso de duda, mejor abstente.
SI ERES SUMISA: Sé sincera con tu Amo. Se consciente de tus limitaciones. No confundas el deseo con la realidad, los sueños con la vida real.
2.3.2. El contrato de esclavitud:
Desde que Sacher-Masoch iniciara su relación erótica con Fanny Pistor, la firma de un contrato por el que la persona sumisa se entrega como esclavo/a a la persona dominante ha pasado a ser un lugar común de las relaciones BDSM. La redacción y firma del contrato de sumisión es un ritual ineludible de toda pareja sadomasoquista que se precie. Puedes encontrar en internet numerosos modelos de contrato.
Naturalmente hay que aclarar que dicho contrato no tiene validez legal alguna y que nadie debe, basándose en dicho contrato, creerse en la posesión de ningún derecho.Insisto en que la relación BDSM, como cualquier otra, debe empezar y desarrollarse como fruto del mutuo acuerdo y libre consentimiento y finalizar en cuanto uno de los dos miembros lo desee. ¿Cual es, por tanto, la utilidad del contrato de entrega, sumisión y/o esclavitud?. Creo que su función fundamental es meramente lúdica o simbólica. Las personas sumisas necesitan sentirse "propiedad" de sus Amos, para entregarse plenamente y, aunque a nivel meramente simbólico, el contrato puede servir a tal fin. Es decir, tendría la misma utilidad que la alianza en un matrimonio convencional. En cualquier caso, el contrato puede cumplir una misión adicional si se despoja de su estilo literario habitual (que trata de imitar el léxico leguleyo) y se centra en una buena descripción de los límites inicialmente pactados, de las señales o símbolos que indican una plena disponibilidad de la persona sumisa (el llevar el collar, por ejemplo) etc... Mi consejo para los Amos: haz que tu sumisa redacte un muy detallado contrato en donde indique claramente los limites iniciales de la relación, y hazle saber que debe pensarselo muy detenidamente antes de redactarlo y firmarlo. Que el incumplimiento del mismo supondrá una falta grave por su parte y un motivo para finalizar la relación. Que tu, su Amo, te atendrás en todo momento a lo pactado allí y que, de conseguir mejoras en su entrega, siempre podrá añadir apendices que modifiquen o amplien su contrato inicial. Es decir, usa el contrato para hacer reflexionar a tu sumisa acerca de la seriedad que exige una relación BDSM. Juego, si, pero juego serio y con reglas.
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