Dos términos que se parecen aunque tienen sutiles diferencias.
MASOQUISMO
El masoquismo consiste en sentir placer por ser dominado o humillado por otra
persona. Todo comienza en un libro publicado en 1870 llamado La Venus de las
Pieles.
La Venus de las Pieles narra la historia de Severin, un hombre que le pide a su amada, Wanda, que le trate como si fuera su esclavo. La mujer accede a la petición e, incluso, se llega a firmar un contrato donde queda constatado que él sería su esclavo, pudiendo ser maltratado cruelmente sin que jamás pudiera vengarse por ello. Así es como Severin consigue lo que más placer le causa:
“Si es que no puedo gozar plena y enteramente la dicha del
amor, necesito apurar la copa de los sufrimientos y de las torturas, ser
maltratado y engañado por la mujer amada, cuanto más cruelmente, mejor. ¡Es un
verdadero goce!”
Los latigazos y los juegos sexuales mientras uno de los dos está atado son
constantes, por lo que no es difícil imaginar cómo reaccionó la sociedad de
1870 tras la lectura de este libro. La polémica aumentó, además, al decirse que
el autor había escrito el libro de forma autobiográfica, es decir, que aquellas
escenas no eran puramente ficción.
Es a raíz de este libro del que nace, al menos oficialmente, el masoquismo, ya que el término no es más que una transformación del apellido de tan polémico autor austríaco, Leopold von Sacher-Masoch.
Leopold Masoch
SADISMO
El sadismo, por su parte, consiste en sentir placer provocando dolor en otra
persona y, al igual que su “complemento”, el masoquismo, tiene su origen en
otro autor, esta vez francés y del siglo XVIII, el Marqués de Sade. Este
parisino, que casi estuvo más tiempo preso que fuera de una cárcel, se ganó el
rechazo de la sociedad y la iglesia francesa de la época por escribir varias
obras en las que hay actos de violencia sexual desmedida (véase Los 120 días de
sodoma).