Sumisa soy, y sumisa son mis horas de su deseo.
Pues vanas son las horas de mi vida
En que usted no requiere mis servicios.
No me atrevo a llamar lenta la espera
Cuando miro el reloj mientras le aguardo.
Es lo más grande
que hay en mí pues
vivo de su recuerdo.
Sientiendo continuamente
la sombra de lo que para mi es
su preciada presencia
Noto su mano en mi cabeza
la complacencia de su fuerza
estrellada en mi debilidad
me hace sentirme diferente.
Ama mi entrega
es poca,.... lo se...........
pero usted lo es TODO
Mi AMA, DUEÑA y SEÑORA
El Muro