Muchas veces hablamos de lo mal que se ve
una sumisa al terminar su relación D/s, el cambio de collar como de bragas,
yendo de cama en cama o por mejor decirlo de fusta en fusta.
Pero como mi mente no se puede quedar
quieta, y por supuesto mis dedos si no vomitan lo que llevan dentro, no están
en paz hasta plasmarlo, hablemos un poco del cambio continuo de sumisas que
hace el rol Dominante.
Llevo días pensando y analizando, qué nos
diferencia de los cazadores, acosadores o “pseudos” a los que casi quemamos en
la hoguera, cuando nos enteramos que agrede textualmente a alguna conocida.
Somos los primeros en dictar una serie de
estupideces en contra de esos seres que buscan sexo fácil, de acosar a sumisas
inexpertas, de seducir cuando nos damos cuenta que tienen baja autoestima o
están en momento difícil después de un doloroso rompimiento, de intentar
manipular su mente para obtener el todo de sí, de toda la sarta de mentiras que
dicen para poder lograr el control de su alma y cuerpo…
(Donde he visto eso?
Caray, me parece que el nombre del texto
debió ser Autoretrato.)
Porque somos efectivos para juzgar a los
demás, pero pocas veces nos paramos frente a un espejo y decimos “mierda, pero
si somos como dos gotas de agua”
Pero no basta con saberlo, o sí?
Hay alguna forma, tope, regla, protocolo
que permita al ser sumiso poder mostrar su inconformidad, o por el hecho de ser
un Dominante conocido, con camino recorrido o por miedo a “manchar” su
reputación, es que deben guardar silencio?
Desafortunadamente hemos rebasado límites
al grado de llegar al abuso de confianza, muy fácil encontramos personajes que
ocultos detrás de un monitor, pasan horas tras horas, seduciendo sumisas con la
voracidad de una serpiente.
Y claro, no debe ser mal visto o juzgado
porque un nick nos da el poder para hacer lo que queramos, creemos que todo eso
está bien porque como Dominantes podemos hacer lo que deseemos.
De cierta forma esto de tener contacto con
todo tipo de gente en las redes sociales, nos ha convertido en unos auténticos
Don Juanes.
La falta de humildad, el ego agrandado, la
excesiva autoconfianza y la poca empatía al no ponernos en su zapatos nos lleva
al abuso de poder.
En muchas ocasiones he visto críticas para
los sesionistas, por su forma tan libre de actuar, de desenvolverse en este
estilo de vida, pero pocas veces podemos comprender que jamás juegan o dañan a
alguien, tras una o mil mentiras para lograr su placer.
Todo lo contrario del Dominante abusador
que ya tiene una relación D/s, donde jura y perjura que es lo que ha esperado
por largo tiempo, casi otorgando las perlas de la virgen para firmar sus
acuerdos o sellar su compromiso, y en sus momentos de ocio, pasa las horas
buscando una nueva víctima.
Existen pocas cosas en las que todo el
mundo esté de acuerdo en el BDSM, pero afortunadamente una de ellas es la
necesidad de demarcar claramente la diferencia entre una relación BDSM sana y
una relación basada en el abuso y la explotación.
“Mucha gente piensa que ser Dominante es
sencillo y sin complicaciones, puesto que es el que ordena y le obedecen a
ciegas.
Tienden a concluir que son seres con
tiranía en su máxima expresión hasta llegar a pensar que muchos sufren de
sociopatía, situación lamentable por la proliferación de personajes con malas
intenciones y con distorsión de la realidad que se visten de Dominantes para
llevar a cabo actos denigrantes y abusivos en contra de la voluntad de la otra
persona.
Aún con la mala fama que se ha creado de
Dominantes desalmados y despiadados, no todos somos inhumanos.
El ser Dominante no es un rol fácil puesto
que implica el doble de responsabilidad, ya que en nuestras manos han sido
depositadas la confianza y la voluntad del rol sumiso, quien espera con ansías
que su entrega sea valorada por parte nuestra.
A su vez nuestro tiempo, nuestras
enseñanzas, adiestrarlos, cuidarlos es una muestra de nuestra entrega al ser
sumiso.
También somos personas que tenemos temores,
lloramos y sufrimos por engaños, por extorsiones y por malas pasadas por parte
de personas que toman el rol de sumiso para hacer de las suyas.”
Tan bonito que se lee, y tan difícil de
llevar a cabo.!
Personalmente, no me ha sido nada sencillo,
puesto que en el camino que llevo en el
mundo BDSM me he topado con distintas experiencias, tanto dulces como amargas,
de disfrute y de sufrir, porque aún manteniendo el autocontrol y la fortaleza,
algunos dardos con malas intenciones han logrado que medite si estoy haciendo
las cosas tan mal como para hacer un cambio completo en mi comportamiento.
Ser Dominante también implica que no
debemos obviar que somos seres humanos con sentimientos, que sí nos afectan
situaciones que no llevan buen rumbo y que no somos dioses para creer que somos
intocables.
Me parece que ya va siendo tiempo de abrir
los ojos y dejar de ser idiotas, comiendonos todo lo que está a nuestro paso
hasta atragantarnos.
Para considerarse un buen Amo, pienso que
debemos dejar de ver a la sumisa como un par de tetas o un coño húmedo.
Es exquisito Dominar a una mujer, también es exquisito y delirante tener el
Dominio de las decisiones, de las elecciones y la forma de disfrutar de este
estilo de vida, pero si seguimos poniéndonos piedras en el camino, llegará el
momento en que con esas mismas nos apedreen.®
Sátiro Demencia
El Muro