Me interesa cumplir mi fantasía. En ella soy el esclavo de mi pareja, mi AMA, y la sirvo fielmente. No la penetro jamás, pero la satisfago con mi lengua cuando me lo ordena. Vivo en castidad y obediencia, lo que hace que desee lamerle botas, pies, piernas y me someta a sus caprichos. Es en esos momentos de total admiración hacia ella, oliendo con placer sus piernas y pies, masajeándolos o pintándole sus uñas, que me cuenta cómo con otros hombres sí practica sexo, y me obliga a pedirle que por favor tenga citas y encuentros con ellos para que le den el placer que yo no le voy a brindar. De vez en cuando (y de forma espaciada para sostener la obediencia y sometimiento hacia ella) me deja acabar a sus pies mientras me humilla verbalmente. Bajo su mandato aprendo a disfrutar esas eyaculaciones, que son el placer más extremo que puede un humano sentir, y lo agradezco infinitamente.
En alguna oportunidad y bajo su estricto control, hace que la prepare para sus citas y/o las reciba.
Con muchos celos a veces tengo que cocinarles comida y hacer de mozo para ella y su amante. Con resignación quedo a los pies de mi ama mientras come y se besa con él. Luego lavo platos y ordeno la casa mientras practican sexo desenfrenado. En esta fantasía mi AMA incluso me ha llevado al extremo de la humillación, haciendo que le realice sexo oral de rodillas al amante que luego la penetrará, teniendo que lamer después el cuerpo sucio de semen de mi Ama, obligándome a agradecer.
Sin posibilidad de utilizar mi pene inservible, dejando a mi Ama el control total de mis restringidos orgasmos, agradeciendo e incentivando que ella pueda mantener sexo con otros