En esta entrada me gustaría contar con su ayuda, me gustaría
que ayudaran a resolver una duda que me embarga y me explico.
Todos en algunas ocasión hemos usado el sexo (imagino que el
spanking lo entendemos también como sexo, con sus características especiales,
pero sexo al fin y al cabo), como medio para canalizar. Y el ejemplo más claro
de ello, es ese dicho popular, que dice que: “lo mejor de las discusiones, son
las reconciliaciones”. Ejemplo claro de que a través del sexo, canalizamos una
situación incómoda o de malestar.
Dentro de los juegos, un ejemplo evidente sería un tema del
que ya hemos hablado en varias ocasiones, usar el spanking, para resolver una
situación de estrés, el típico mal día que todo ha salido mal y se busca juego
para canalizar ese disconfort. En los dos casos expuestos el sexo además de su
papel principal de actividad gratificante y divertida, cumple un papel de medio
para canalizar una situación incómoda o de malestar, para olvidar y es algo que
creo que todos hemos hecho en más de una ocasión.
Ahora bien, también intuyo que muchas personas, en un
determinado momento, no solo pueden usar el spanking como medio de
canalización, si no también es usado como medio de satisfacción. Ósea como
manera o apoyo para conseguir satisfacer unas necesidades que van más allá, del
deseo sexual y de en un momento determinado olvidar un mal día. Que son
necesidades más profundas y arraigadas, cuyo origen no tiene nada que ver con
el sexo, ni con el spanking y que sin embargo a través de los juegos son
plenamente satisfechas de manera indirecta. Me estoy refiriendo a colmar a
través del spanking, una necesidad de atención, de protección, de sentirse
querid@ o desead@, de ser visible no solo en lo bueno y evidente, sino también
en los defectos y lo que se muestra.
¿Y ustedes que piensan, puede ser el spanking un medio de
satisfacción, de necesidades, mas allá de las estrictamente sexuales? Ahí dejo
la pregunta.
Algunos creen que por tener experiencia en estos juegos se conoce al dedillo los entresijos; pero qué va. Aun a día de hoy me sorprendo con cada uno de ellos porque mi camino de baldosas amarillas tiene una característica: nunca se repite una baldosa. A simple vista parecen iguales pero con
detenimiento se aprecian un sinfín de matices.
Sin duda, la
sensación que más mariposas crea y no siempre se desata igual es la que hace
sentirme poderoso asumiendo el control. Un simple detalle o gesto, puede
cambiar mucho la percepción de un juego y por ello las sensaciones; incluso
dentro de ese gesto, hay un sinfín de detalles que pueden provocar muy
distintas sensaciones, según cómo juguemos. Con ese revoloteo de sensaciones
tan dispares y a la vez armónicas, devoramos nuestra inocencia dejando las
buenas formas en el rincón, consiguiendo que tu cuerpo se abandone a mi antojo,
sintiendo ambos que la mente vuela en una tormenta de emociones.
Incluso repitiendo el
mismo ritual, la postura, el instrumento o el número de azotes, las sensaciones
no se repiten. La incertidumbre conocida, la comodidad incómoda, el goce
doloroso, la ternura violenta, la dominación amorosa, la protección rigurosa,
son algunas de las sensaciones que experimentamos tú y yo a medida que jugamos
y aun conociéndolas nunca se repite ni la forma ni la intensidad de las mismas.
Todo ello hace que ambos no dejemos de sorprendernos y disfrutemos como si del
primer juego se tratase.
La realidad es que un
juego no será dos veces igual, ni en sensaciones sentidas ni en emociones
perseguidas. Haciendo de cada paso en el camino, todo un juego divertido,
sorprendente e inigualable.
Una azotaina siempre tiene un doble objetivo, que se fusiona
durante la misma: dolor y placer o más bien hacer de dolor un placer, pero la
forma en la que se aplica puede variar mucho la supremacía de una sensación
sobre la otra. Si se desea que predomine el placer, la azotaina debe de
aplicarse de forma gradual, dándole la oportunidad a la carne de aceptar su
entrega. Si lo que se pretende es potenciar la sensación de dolor, se trata de
crear una coreografía, para resaltar el dolor y la humillación (dentro de un límite).
Para ello la posición de la azotaina juega un papel
fundamental, si queremos que predomine el placer, una posición cómoda y
relajada, es lo ideal, Cuanto menos se dobla la cintura, el relleno natural de
las nalgas mejor absorbe el impacto, cuanto más se dobla la cintura, la piel y
los músculos quedan más tensos y mayor es la picadura de cada azote. Entonces
si buscamos una azotaina que potencie el placer no ha mejor posición que otk
(sobre las rodillas), ya que permite un vinculación directa y además la
sensación de luchar sin que tener que luchar contra la reacción instintiva de
huida, para así concentrarse en las sensaciones que está sintiendo y
transformarlas en placer. El contacto corporal directo que otorga esa posición
es tranquilizador y relajante, ya no solo la palma de la mano, si no que la
mano libre en la espalda o las piernas debajo provocan un contacto físico
constante, eso lleva a conseguir un disfrute del dolor, permanecer en la cima
del mismo, sin caer al abismo, que queda tapado por una bruma de endorfinas que
difuminan la dualidad entre dolor y placer.
“Si la intención es que domine el dolor, la posición elegida
será con la cintura más doblada, hay muchísimas posiciones con más o menos
grados de inclinación, en este caso no hay sujeción de ningún tipo, salvo la
orden de que debe mantener su posición hasta que se le diga, eso provocara una
lucha entre la reacción de huida y la reafirmación de su presentación y cada
segundo que permanece inmóvil aumenta la sensación de humillación y vergüenza.
En cuanto a mí, el placer de control absoluto ante la escena es inigualable.
Cuando se azota potenciando el placer, los azotes se
empiezan a aplicar de manera suave y progresiva, me gusta la idea de empezar
con la ropa puesta, seguir por encima de la ropa interior, para terminar con la
piel desnuda, haciendo pausas, para acariciar y comunicarse durante las mismas,
esas pausas son fundamentales, para que la próxima tanda se genere una natural
resistencia al dolor y se pueda aumentar el ritmo y la intensidad, conforme
vayamos notando un aumento del dolor, esas caricias se pueden transformar en más
íntimas, estimulando directamente la zona genital, mezclando así el ardor de
los azotes, con el placer de la estimulación sexual, con el objetivo de
mantenerse siempre en esa invisible frontera de dolor y placer, disfrutando de
como la piel va mutando del ligero rosado al brillante escarlata.
Cuando se trata de potenciar la experiencia dolorosa hay una
norma a tener en cuanta, el efecto de un azote, no puede diluirse antes de
recibir el siguiente, tal vez la mejor manera de asegurarse esa sensación, es
usar instrumentos, también hay que insistir en algunas zonas en especial, más
sensibles, como el pliegue de las nalgas con los muslos. También se trata de
aumentar la humillación y la vergüenza y contar los azotes por ejemplo es un
buen sistema, ya que se toma conciencia de cuantos más tiene que soportar y de
alguna manera es consorte de su propio castigo.
Una vez terminados los azotes, también debemos asegurarnos
de una correcta vuelta a la normalidad. Dependiendo de la intensidad del juego,
esa vuelta puede ser de muchas maneras, a veces basta con un abrazo o
simplemente con tiempo de silencio para permitirle que ella sola vuelva al
estadio inicial, otras puede derivar en sexo casi inmediato, en una larga
sesión de caricias con la aplicación de cremas o refrescar la zona, algo que
puede ser un placer en sí mismo. Otras veces se impondrá un periodo de
cuarentena, que alargue psicológicamente el castigo, un tiempo en el rincón, la
prohibición de aliviarse el escozor de ninguna manera, tener que sentarse en
una áspera silla o incluso ser poseída en la misma posición de la azotaina,
haciendo que a cada embiste las pieles choquen, la variedad de finales es muy
amplia y debemos elegir el que mejor se adapte a las sensaciones que queremos
crear.
Lo primero que tengo que decir, es que aunque alguien puede
pensar que yo poco puedo hablar del dolor, salvo si es por empatía, mi rol en
el juego es el de spanker, espero que cuando lea esto cambie de opinión.
El spanking es un juego mental, aunque al acto en si sea
físico. Pero creo que nadie me pondrá en duda que si solo tuviera ese
componente físico no tendría lógica, es cuando se pone la parte física dentro
de un contexto, cuando a través del spanking también le damos salida a nuestras
necesidades, deseos y anhelos, ósea que su influencia va más allá de las
sensaciones físicas.
Mucha gente lo puede ver como un juego de recompensas y castigos y yo me
pregunto ¿exactamente que es recompensa y que castigo?, porque la distinción se
me hace realmente difícil, así que tampoco me sirve, es algo más que pretender
un castigo, para luego obtener una recompensa. Por lo tanto el dolor como
sensación física es una parte del juego más, imprescindible, pero no
definitiva, sin todo los demás no sirve de nada.
El spanking es también un acto erótico y por supuesto
sexual, solo la intuición de un juego es
más que suficiente, para que todos nosotros sintamos excitación sexual y
todavía no he tenido juego real, durante el cual yo y la otra persona no
hayamos tenido una reacción corporal de excitación innegable.
Los humanos somos
seres sensuales, y hay una seria de sentimientos profundamente contradictorios
que se gestionan en las mismas áreas de nuestro cerebro, sentimientos y
sensaciones como el dolor, el placer, la ira, el miedo o la sensación de
confort, podríamos decir que son hermanos de sangre y a poco que conozcamos
como son los juegos, vemos que todos y cada uno de estos sentimientos aparecen
durante un juego, pero es que además somos capaces de hacer algo más, podemos
cambiar el significado de lo que sentimos según la experiencia y es ahí donde
sobrepasamos la línea de lo meramente fisiológica, para adentrarnos en algo más
profundo, la estimulación mental. Sin que se diera esa estimulación mental, lo más
probable es que el acto físico nunca seria erotizado.
¿Y porque cuento todo esto? Pues para intentar explicar mi
experiencia con el dolor, desde la distancia que mi rol tiene con el dolor
físico. Porque esa es la única sensación, que no siento durante un juego, ni
dolor ni placer físico, es todo mental, a diferencia de la parte spankee, que
durante el juego tiene un desahogo físico, el dolor puede ser un eficaz
desahogo físico, el spanker yo en este caso, siento miedo, siento confort,
siento excitación….pero siempre todas esas sensaciones son gestionadas desde la
contención. En un juego toda la fase previa del mismo, sirve para subir la
tensión hasta el punto máximo, hay que generar ese deseo mental del que
hablábamos para llegar a transformar la sensación física, pero el spanker lo
hace desde la dominación y el control, no tiene la válvula de escapa de la
parte física durante un juego y eso puede llegar a ser muy doloroso, no
físicamente, pero si mentalmente, el dolor de la contención, aprieta y aprieta
mucho a veces. Habrá quien piense que los azotes, pueden ser una forma de
evacuar ese exceso de contención, pero se equivoca los azotes, son el máximo
ejercicio de contención, que se puede dar en un juego, excitantes muchísimos
pero nunca puedes permitirte dejarte ir del todo.
Y la prueba de ello es como llegamos a la final de un juego,
ósea a ese momento donde podemos dejar la contención, porque volvemos a estar
en un mismo plano. Solo hay dos finales posibles, en uno urge el desahogo
sexual puro y duro, en el otro un punto de agotamiento placentero, de paz y
comodidad muy visible, como si acabarás de salir de la ducha después de correr
una marathon.
Cada vez tengo más claro, que spanker y spankee somos en
realidad masoquistas, que mientras unos (spankees) expresan su masoquismo a
través del camino recto, otros (spankers) lo expresamos paradójicamente a través
del sadismo.
Para entender esto que en sí parece una extraña contradicción,
solo hay que entender que todos disfrutamos tanto del acto, como de todo el
contexto donde se produce el acto y el contexto puede ser tan doloroso como el
acto en sí.
Pues voy a intentar compartiros lo que siento yo y lo que
ocurre cuando se terminan mis juegos.
Sin duda lo primero que siento es calma. Una calma similar a
la paz después de un orgasmo pero con el añadido que esa paz se dilata en el
tiempo más allá de unos minutos. Puede durar horas e incluso si el juego ha
sido muy intenso, tanto física como emocionalmente, esa paz interior me dura
días. Hay otros juegos que, por la carga pícara y traviesa que han tenido, sigo
guerrera e incluso quiero más.
Cuando se terminan los juegos, a ambos nos inunda una
energía que bien nos hace sucumbir a Morfeo, bien nos excita aún más y nos
lleva a otro tipo de juegos. Necesitamos tanto como deseamos colmar con
caricias, besos y algún que otro mordisco tu piel y la mía. Te inunda el deseo
tanto de frotarte las nalgas contra mi cuerpo como que lo hagas yo con descaro
y alevosía. Pero también hay otras ocasiones en las que buscas cobijarte en mis
brazos, estar junto a mí y nada más.
Eso es lo que ocurre y sientes en los momentos inmediatos a
los juegos. Pero según pasan las horas y los días las sensaciones van
cambiando, te inunda una sensación de seguridad sin igual. Te sientes radiante
y llevas contigo una sonrisa tan especial como las marcas que te acompañan en
las nalgas. Marcas que, unas veces sin querer y otras “sin querer queriendo”,
se rozan con tu ropa, recordándote las travesuras con las que tú y yo
transgredimos.
Me sientes tan segura que eres capaz de “comerte el mundo”. Energía y
optimismo se convierten en tus motores. Una energía que no dudaras en usar para
hacer alguna que otra travesura, buscarte las cosquillas o disfrutar de un juego
mental conmigo mediante una conversación banal.
Te sientes tan bien contigo misma y tan bonita que solo
tienes ganas de ser para mí, y de ser y
de estar conmigo
Todo un juego de sensaciones, que bien podría narrarse así.
Nervios:Es
ese torrente que fluye por tu vientre,
cuando te dicen te voy a azotar, nervios que se transforman en
excitación.
Es la excitación física de saber que dentro de nada vas a
estar en mis rodillas, medio vestida pero sintiéndote más desnuda que sin nada
de ropa, sintiendo mi cuerpo caliente y como mis manos fuertes y firmes te
tocan y te sujetan. Y excitación de pensar que cuando todo termine, nos reconciliaremos
a través de nuestros cuerpos.
Es la excitación mental de saber que ya no tienes el control,
que a partir de ahora, tu mente se bloquea para obedecerte, que te pongo a mi
disposición, que soy yo quien toma las
decisiones sin consultarte, sabes que yo decido
como y cuanto, te excita, es un
extraño placer, como en un baile que me une a ti. Me excita esa sensación de
confianza ciega y mutua, no tenemos muy
a menudo esa oportunidad de confiar a ciegas en alguien.
Sé que te va a doler, pero no te voy a hacer daño.
Miedo: Estas en mis rodillas, tienes el vestido
levantado, tu ropa interior están a mitad de camino de donde deberían, sé
que notas la presión de mi mano apoyada
en tu espalda, como paso mi pierna por encima de las tuyas, te siento indefensa, sin ningún control de la
situación, pequeña y vulnerable, eso da miedo, tu cabeza te dice que luches, que me vayas!, pero ese mismo miedo es a la vez atracción, porque
a la vez sientes que cuido de ti, que nada malo me puede pasar, que todo va
encaminado a sentir y a disfrutar, te siento totalmente comprometida contigo a
pesar del miedo, te siento segura.
Dolor:Los
primeros azotes duelen sobre todo por la sorpresa y la tensión, tu cuerpo esta
tenso, pero a media que van cayendo te
relajas y toda esa excitación hace de anestesia, me relajo y siento, poco a poco voy notando el calor que
sube y reaparece el dolor, esta vez no se diluye, va en aumento, cada nuevo
azote sube un poco más su intensidad y empieza a ser la sensación dominante, lo
que invade todo y tu cabeza empiezas a suplicar en silencio que pare, vuelve la
lucha, quieres poner las manos, gritar, pero no lo haces otra parte de cabeza te pide que aguantes un poco más, que vivas
esa experiencia, las sensaciones son contradictorias de nuevo, la impotencia de
no oponerte, no casa con la excitación que moja tu entrepierna y finalmente
cesan los azotes y solo notas picor, ardor que se irradia por todo tu cuerpo,
necesitas coger aire profundamente, estas agotada.
Necesidad: Después de ese
vacío de tiempo, empiezas a sentir nuevas necesidades que colmar, toda esa
mezcla de sensaciones tensión, nervios y miedo han desaparecido, solo continua
contigo el dolor, pero aparecen de nuevas, te siento pequeña, tierna y muy
vulnerable, siento que necesitas mis
brazos, que te toque, que te que
acaricie, necesitas decir algo pero no te salen las palabras, a veces incluso
tienes ganas de llorar, sabes que tienes
que esperar, a reordenar todas esas sensaciones, que necesitas un poco de
tiempo de soledad sin que me vaya.
Enseguida el dolor y el picor que todo lo invaden, se vuelve un ardor
agradable, tu cuerpo es todo ansia de placer, de experimentación, vuelves a ser
consciente a sentir la excitación, esta vez mucho más lasciva y sexual,
necesitas que te haga mía, sentir otra vez mis
manos, mis dedos y otras cosas
corrompiendo tu cuerpo, volver a sentirte mía de otra manera.
Paz:Es
la palabra que mejor describe, el final de todo este carrusel de sensaciones,
es lo que sienten nuestros cuerpos y mentes después de un juego, una sola palabra:
paz. Después de toda la guerra de sensaciones que acabamos de sentir, todo
termina en paz.
Hablar de BDSM, es hablar de una infinidad de prácticas para realizar en la alcoba, es hablar de un universo tan amplio y diverso que a veces es muy fácil perderse cuando iniciamos. Ya sea que iniciemos por que traemos estos gustos desde pequeños o lo adquiriéramos de mayores, lo más importante al iniciar es aprender y no olvidar el sentido común.
Cuando te inicias en el BDSM la mayoría de las veces nos sentimos raros, pensamos que podemos estar enfermos o que estamos locos. Porque ¿a quién en su “sano juicio” le gustaría que le peguen o, “peor aun”, pegarle a alguien? Todo esto sumado a lo que nos enseña la tv nos confunde y es cuando nos enfrentamos a una etapa de soledad al creernos los únicos bichos raros.
Si tienes la suerte de encontrar información y platicar con gente que ya practica, nos comenzamos a dar cuenta que no estamos solos, que hay muchas personas con gustos parecidos a los nuestros. Entendemos que tener gustos por el BDSM no nos hace enfermos, porque de hecho la práctica del BDSM NO está catalogada como un trastorno psiquiátrico, entonces llega la aceptación de nuestros gustos.
Una vez que nos aceptamos comenzamos con la búsqueda, tanto de una contraparte para “jugar”, como de información para realizar las prácticas correctamente. Es aquí en donde hay que tener mucho cuidado y ser prudentes. Lo primero que hay que aprender es que las prácticas BDSM tienen que ser sensatas, seguras y consensuadas y que es responsabilidad de cada uno cuidarse en todos los sentidos, esto independiente al rol con el que te identifiques.
Hay que aprender también que las prácticas BDSM tienen sus reglas y las reglas en este caso no siempre están para romperse, porque si las rompes literalmente se te puede ir la vida en ello. Si bien es cierto que todas las practicas BDSM conllevan un riesgo asumido, también es verdad que esos riesgos pueden minimizarse si se hace de forma adecuada, por eso es tan importante nutrirse con lecturas y es altamente recomendado asistir a talleres para aprender
Hay que entender que el BDSM no son solo golpes, detrás de todas las relaciones BDSM hay comunicación, confianza, cariño y en muchas ocasiones amor.
Si comienzas la búsqueda de una pareja ocasional o fija, vete despacio. Conoce a la persona antes de sesionar con ella. Platiquen, pregúntense qué quieren, qué buscan, qué pueden ofrecer. Sé sincero: si la persona que estas conociendo quiere una relación de pareja y tu no, es importante decirlo.
Una vez que conozcan qué quieren y que están dispuestos a ofrecer, hay que sentarse y hacer acuerdos reales, olvídense de la fantasía. Y por favor no olvides poner límites. Los límites ayudan a tener una sesión más segura.
Por último: Profundiza, No te quedes con lo primero que leas, pregunta aprende, comprende y disfruta todo el proceso; como en cualquier práctica sexual el objetivo del BDSM siempre debería de ser la búsqueda del placer.
Y algo sumamente importante que no debes de olvidar cuando inicias en el BDSM: es que todo lo que hagas te debe de provocar además de placer, bienestar.
Nunca hagas algo que realmente no deseas ni siquiera por complacer. Se trata de pasarla bien y que te sientas feliz contigo mismo.
(Editado - Adrenaline)
¿Bondage o Shibari o Kinbaku?
Cuerdas y más cuerdas: Recorriendo el vasto mundo del
Bondage como concepto universal de ataduras eróticas, he pasado por el
shibari-kinbaku, platicado con puristas del kinbaku y con liberales
occidentales del Bondage.
Es un mundo tan simple o tan abstracto como se le desea ver
y no todos se consideran practicantes de BDSM; muchos de ellos se autodenominan Rigger, Bondager, Bondagee, Top, Bottom, Nawashi y Dorei,
entre otros.
¿Pero cuál es la diferencia entre Bondage y Kinbaku (omito
la palabra Shibari, ya que ésta sólo significa ataduras en japonés y no hace
referencia a la atadura erótica o de sometimiento y/o predicamento)?
Podría decirse que inicialmente se trata de cultura, ya que
el Kinbaku implica una conexión de dos almas mediante una cuerda. ¿Pero no hay
conexión en occidente? Por supuesto que la hay. ¿Pero en occidente el Bondage
también se usa para sexo, en oriente no? Claro que sí. Las atmósferas y
concepciones de la sexualidad, erotismo y tortura erótica son muy diferentes y,
aunque en todo el mundo se puedan recrear las mismas ataduras, podría decirse
que en el “Bondage oriental” se perfecciona más la técnica, aunque no implica
que sea mejor o peor.
Los puristas del Kinbaku hacen mención que sólo siendo
discípulo de un Nawashi y viviendo años en Japón podrás aprender Kinbaku.
Actualmente los occidentales atan como orientales y los
orientales como occidentales, incluso muchos Nawashis japoneses dicen que hacen
Bondage, lo cual crea aún más confusión.
Si bien la cultura japonesa ha podido mantener sus
tradiciones e historia, otros países por diferentes guerras y conquistas no.
Esto no demerita que otras culturas, como la azteca, maya, inca, indios
americanos, egipcios y otras culturas más, hayan tenido su tradición de sometimiento
con el uso de las cuerdas tal y como se realizaba en el antiguo Japón con los
samuráis.
¿Entonces cómo se llama lo que hacemos con las cuerdas?
Llámalo Bondage, Shibari o Kinbaku; el fin es el mismo.
En la actualidad todo se ha globalizado y muchos Nawashis
hacen ataduras muy estéticas buscando algo más que las típicas escenas del
Bondage oriental, así como muchos Riggers buscan realizar ataduras orientales.
Un gran tabú dentro del BDSM es el referente a la cuestión
de los tributos y la Dominación financiera. Para muchos el que la persona
Dominante controle o reciba el dinero de un sumiso es prostitución, sin embargo
es una realidad que a muchos sumisos les excita que su Dominante controle sus
finanzas y, mientras todo sea consensuado y sensato, esta práctica puede
acoplarse a cualquier relación independientemente si se trata de una relación
Ama-sumiso o Amo-sumisa.
Me parece importante hacer algunas distinciones entre el
tributo como un regalo para quien domina- que sirve como un medio para agradar
al Dominante y rendirte adoración y que al realizar el pago o dar el regalo no
provoca una excitación sexual-, el tributo como pago de un servicio– en este
caso a las Dominas profesionales, que no lleva otro objetivo que pagar el
tiempo, conocimientos y servicios ofrecidos por ellas- y el tributo como parte
de la Dominación Financiera que puede estar incluido en una dinámica mucho más
compleja que un simple pago.
La Dominación financiera tiene como principal base la
excitación del sumiso al ser controlado o “abusado” económicamente por el/la
Dominante.
En la Dominación financiera en mayor o menor grado pueden
presentarse los siguientes comportamientos:
La persona sumisa informa al Dominante cuáles son sus
ingresos y gastos, puede incluir la entrega de estados de cuenta, recibos de
nómina, etc.
El Dominante lleva el control de los gastos y decide en qué
puede o no gastar el sumiso
El sumiso entrega el control de las cuentas financieras al
Dominante, dejando a su consideración en qué gastar el efectivo y cuánto dinero
le corresponda para sobrevivir
El sumiso da una extensión de su tarjeta de crédito a su
Dominante para que pueda hacer uso libremente de ella
La Dominante exige regalos o una pensión-tributo regular al
sumiso y éste lo da porque le excita
El sumiso pone a nombre del Dominante cualquier propiedad o
inmueble
En todos los casos anteriores el sumiso se excita con sus
propios comportamientos y con los del Dominante.
ENCONTRAR PAREJA para el BDSM
Author: Raven Shadowborne ©
Traducio por esclav
Con el advenimiento de Internet, el BDSM ha sido mas conocido por el publico en general.
Esto ha incrementado el numero de gente nueva que ha adoptado este nuevo estilo de vida. También ha incrementado el numero de gente que tiene la fiebre de la sumisión o dominación y realmente quieren experimentar todo ahora, mejor que después. Eso también ha abierto nuevas maneras de encontrar una pareja. Supongo que uno podría decir que el modo de buscar citas se ha elevado a un completo nivel. Mucha gente tiene tanta prisa de irrumpir en esta nueva fiebre que se lanzan a la aventura para arrepentirse luego de quedar con gente antes de conocer a quién se van a encontrar realmente.
Encontrar un compañero no es tan fácil, requiere tiempo y paciencia. He notado el crecimiento de una nueva tendencia, la de gente que establece relaciones de dominación sumisión demasiado rápido poniendo un collar en el cuello del otro solo tras unas pocas semanas de conocerse e incluso días. La gente se precipita dentro de este tipo de relación sin pensar realmente lo que tienen entre manos.
Precipitarse dentro de una relación, e incluso de una actividad meramente física no es una buena idea. Hay mucho más dentro de una relación D/s, de ser dominante o sumiso que el la propia sensación física (eso incluye las relaciones de pareja). Una sesión en la que cualquier persona sumisa se someta a las ordenes y acciones de un dominador , no sólo afecta al sumiso físicamente, sino también mental y emocionantemente. Cuesta mucho poner toda la esperanza para someterse a las ordenes de otro. Es necesaria mucha paz interior para poder relajarse lo suficiente para disfrutar de esas sensaciones físicas. Se necesita mucha esperanza en la relación y autoestima para someterse a otra persona fuera de la mera relación física. Esto se cimentad con el tiempo y el conocimiento de los propios deseos y los de la contraparte, y eso no llega en una noche. Las personas deben darse cuenta de esto y darse el tiempo necesario para entender lo que realmente buscan y encuentran en ellos mismos.
Parece que mucha gente piensa que encontrar una pareja BDSM sigue unas reglas distintas que encontrar otra “normal”, y eso no es completamente cierto. Cuando buscamos una pareja “normal”, empezamos con el proceso de las citas: período de tiempo en que las personas tratan de conocerse mejor todo lo que puede, conversan sobre todo, pasan tiempo juntos. Sexo puede o no entrar dentro de este acercamiento. Encontrar un sumiso o una persona dominante funciona del mismo modo, aunque aquí el período de citas es llamado negociación, pero la mecánica es la misma. Buscas que le gusta al otro y si los gustos son compatibles. Esto, por supuesto, no ocurre en unos pocos días, implica tiempo, y este tiempo en el que se conoce al otro es el que ayuda a decidir si vale la pena o no comenzar o seguir con la intimidad lograda.
En Internet, una persona puede encontrar gente (en chats o webs) que se dedica 24/7 a su relación BDSM y quieren lo mismo para ellas. Ellos suspiran por la intimidad y seguridad que una relación establecida proporciona. También suspiran por las sensaciones físicas que esas sesiones proporcionan a los que las disfrutan y la euforia de los que las cuentan. Lo que siempre se olvida es que esas relaciones son fruto de una inversión de tiempo de sus componentes, no surgen en un suspiro como relación estable, llena de confianza y amor.
Soy a menudo preguntada de cuál es el mejor modo para encontrar tu compañero de juegos.
Mi única respuesta es la de perder tiempo en ello, hablar mucho y aprender todo lo que puedas sobre el otro. De este modo encontrarás tu compañero, tu pareja. No encontrarás compañero que se acople a ti si él o ella no sabe que es lo que realmente buscas. Date el tiempo que necesitas para aprender todo lo que necesitas y te evitaras roturas de corazón y desengaños emocionales. Muévete demasiado rápido y estarás haciendo los preparativos perfectos para un fracaso. Mantén la misma ética que utilizarías para buscar una pareja “normal” al buscar una pareja BDSM, y seguro que encontrarás el perfecto compañero para ti. Por ejemplo, si tú prefirieras no tener sexo en la primera cita con alguien, lo más comprensible sería que no quisieras tener una sesión en el caso de la primera cita D/S. Si lo que preferirías sería empezar como amigos hasta llegar a una relación mucho más intima, haz lo mismo con tu potencial pareja BDSM.
Tómate tu tiempo y después pregúntate si ha valido la pena la paciencia y el esfuerzo